Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8 - Una pausa.


Zero.

Me gustaría decir que el alcohol y las mujeres han ayudado en algo estos últimos días. Que de alguna forma hundirme en las costumbres que solía tener para menguar el dolor que siento funcionaria. Pero es irrelevante, cada que intento hacerlo termino pensando en ella y es lo que menos quiero. Así que me he limitado estos días a ir a la universidad y enfocarme en el proyecto final.

Me gustaría decir que estos tres días sin ella han sido sencillos pero la verdad es que nada es sencillo en mi vida. De hecho ahora todo lo veo más complicado solo porque ella llego y ya no está. Paso la página del libro que tengo sobre las piernas intentando buscar algo que me ayude con el tema del problema de agua que tiene mi el proyecto sin realmente leer alguna línea.

Mi teléfono vibra una vez más y suspiro al ver los sms entrantes de varias chicas en mi WhatsApp. Giro el mismo sobre la cama y recuesto mi cabeza de la pared mirando el techo de mi habitación. Quisiera levantarme y embriagarme con eso podría olvidar todo pero sé que si lo hago terminare frente a su puerta.

Porque todo últimamente me lleva a Jake. Desvió mis ojos hacia mi muñeca donde el tatuaje que me hice en su honor decora la piel. Irónicamente todos los caminos que conozco ahora mismo me llevan a ella, como el camino en el mapa del tatuaje que llega al corazón.

— ¿Zero estas allí? — la voz de Lili me hace regresar al aquí.

— Si, pasa...— respondo pasando mis manos por mi cabello.

Cuando ingresa se detiene varios metros de mi mirando a su alrededor. Mi habitación está repleta de materiales que he estado usando para hacer la maqueta que debo presentar y todo es un desastre.

— Vaya veo que has estado muy ocupado...— murmura saltando trozos de madera y cartón.

— ¿Qué pasa? — pregunto una vez llega a la cama se deja caer a mi lado.

— ¿Quieres bajar a tocar con nosotros? — Mi cuerpo se tensa — estamos ensayando el tema nuevo y a todos se nos ocurrió que quizás...

— No — la corto antes que pueda continuar y ella simplemente suspira.

— Kyle me dijo que las cosas n van bien con Brooklyn

— Y estoy seguro que también te dijo que no te metieras en esto...— le espeto dejando el libro de lado y poniéndome de pie — no entiendo que maldito empeño tiene todo el mundo de meter su nariz en asuntos que no son de su incumbencia.

— Pues tú me importas y por eso lo hago...

— Lili no pienso discutir contigo y si viniste a eso lárgate...— le espeto tomando la cajetilla de cigarros que esta sobre la mesita de noche y encendiendo uno para tratar de menguar el nivel de stress que acaba de ocasionarme la pelirroja.

— Eres imposible...— me espeta poniéndose en pie.

Deshace el camino hasta la puerta y cierra con fuerza antes de dejarme solo otra vez. Camino hasta el ventanal y permanezco allí mirando el exterior mientras le doy largas caladas a mi cigarrillo cuando el teléfono empieza a sonar una vez más.

Me giro y camino hasta el para pagarlo, pero en cuanto lo giro y veo su foto en la pantalla todo en mi mundo se detiene. Dudo en responder y justo cuando estoy por enviarla al buzón de voz me decido por responderle.

— ¿Qué quieres? — respondo con frialdad.

— Tenemos que hablar...— su voz es como un maravilloso estimulante a mis sentidos y a los latidos de mi corazón.

— No tenemos nada de qué hablar, lo dejaste todo muy claro la última vez que lo hicimos...— suelto cerrando los ojos.

El silencio que le sigue a mis palabras me hace abrir los ojos, quito el teléfono de mi oído para ver si ha finalizado la llamada pero no.

— Zero tenemos más de una semana sin hablar...— comenta en un susurro y mi ceño se frunce.

— ¿Que?

— No nos vemos ni hablamos desde que discutimos en el orfelinato y ya va siendo hora que lo hagamos, no podemos seguir así, te extraño...— mi cuerpo se tensa y parpadeo confuso.

¿De qué mierda está hablando?

— ¿Es una broma, no? — suelto incrédulo.

— ¿Qué?

— Mira Brooklyn no estoy para mierdas, estoy ocupado...— suelto tajante sintiendo que es una maldita broma de su parte fingir que nada paso hace tres días.

— Zero...— su voz suplicante me hace dudar — ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? — pregunta dudosa y frunzo el ceño.

Dudo en responder porque no tiene caso, no es agradable lo que está haciendo ni es la forma de intentar hablarme.

— Hace tres días...— termino respondiendo y el jadeo que escucho del otro lado me hace respirar profundo.

— ¿Qué?

— ¿En serio, a qué coño juegas eh? — le espeto cabreado.

— No lo sé Zero yo...— hace una pausa y niego con la cabeza.

— Déjame en paz Brooklyn...— con eso finalizo la llamada y en cuanto lo hago me hundo en la maldita agonía que significa estar sin ella.

Dejo el teléfono sobre la cama y me dirijo al armario donde tomo una sudadera mi chaqueta de cuero y una gorra, para salir, necesito despejarme y hacer algo por no pensar en ella. Dejo atrás mi habitación y el proyecto para ir directo a lo que he estado tratando de evitar todos estos días.

Desciendo en el elevador hasta el estacionamiento, donde me disputo mentalmente si tomar la motocicleta o el auto y termino cediendo al auto. Una vez dentro enciendo el radio y dejo que la batería y las guitarras ahoguen todo el ruido de mi cabeza. Conduzco perdido en mis pensamientos evitando a toda costa llegar a ella, pero fallando terriblemente porque es inevitable no pensarla, no cuando la extraño tanto.

Detengo el auto frente Madness y desciendo, es temprano por lo que el bar está parcialmente vacío cuando entro. Saludo a los de seguridad con un asentimiento antes de encaminarme hacia la barra donde un par de chicas nuevas y que no había visto jamás me miran con interés.

Me dejo caer en uno de los bancos y de inmediato una de ellas se acerca a mí. Es alta casi de mi estatura, no sé si por tacones o porque realmente lo es, tiene una larga cabellera negra que cae a los costados de su rostro hasta su cintura, tiene unos bonitos ojos azules, labios carnosos y pómulos prominentes. Mis ojos se desvían de su rostro para caer en el pronunciado escote que deja muy a la vista las dos poderosas razones que tiene.

— ¿Te pongo algo? — pregunta inclinándose hacia el frente dándome una buena vista de sus tetas.

— Me pones duro si es eso lo que te refieres...— respondo con una sonrisa pícara y ella ríe coqueta apartando el cabello negro hacia un costado.

— Pues seguro tendré que hacerme cargo, soy una mujer muy responsable...— rio negando con la cabeza.

— Dame una cerveza...— ella me guiña uno de sus ojos y se va por mi pedido.

Mientras lo hace su amiga me dedica una sonrisa sugerente y no puedo evitar reír. En serio las mujeres a veces son tan desesperadas. Cuando la morena deja la cerveza frente a mi espera que la tome para soltarla y de inmediato se muerde el labio inferior dejando en claro lo que quiere.

Pero de momento solo me interesa cargarme unos cuantos grados de alcohol, puede que quizás luego. Así paso las siguientes dos horas de mi vida, bebiendo cervezas y ligando con la morena que no para de insinuarse. Para cuando termina su turno yo sigo estando demasiado sobrio pero con las mismas ganas de sacar a cierta castaña de mi cabeza.

— ¿Debo resolver lo que hice cuando llegaste o lo dejo como esta? — pregunta frente a mí.

— ¿Qué exactamente? — pregunto dando un sorbo a mi cerveza.

Ella se acerca más a mí y coloca una de sus manos muy cerca de mi entrepierna al momento en que inclina su rostro y busca mi oído.

— Habías dicho algo sobre ponerte duro...— sonrió de lado, pero cuando se retira y me permite ver detrás de ella mi sonrisa se esfuma por completo.

— No se que es peor si ver a una zorra regalarse así o verte a ti cayendo en lo mismo una y otra vez...— la voz de Jake suena cargada de rabia y no puedo evitar sentir exactamente lo mismo cuando veo quien la acompaña.

A su lado Sarah, Charley y por supuesto niño bonito Spencer. Sonrió con sorno y humedezco mis labios antes de desviar mi mirada hacia la morena que se ha girado para mirar sorprendida a Jake que la escanea de arriba abajo con reprobación.

— Creo que puedes resolver lo que causaste cuando llegue...— murmuro tomándola de la cintura y tirando de ella para pegarla más a mí.

Jake abre los ojos como platos y respira profundo cerrando sus manos en puños. Mi pecho se contrae con la mirada que me dedica pero ignoro todas las sensaciones que me causa verla después de tantos días y me pongo en pie tambaleándome un poco.

— Calma campeón, creo que este un poco ebrio...— comenta la morena y rio suavemente.

— Estoy bien, es hora de irnos, este lugar de pronto apesta a mierda...— comento caminando con la morena a mi lado.

De camino tropiezo con Jake que se aparta mirándome con ira y sus ojos anegados en lágrimas.

— Eres un imbécil...— el insulto me detiene de golpe y no porque me afecte que me llamen así, estoy acostumbrado a que lo hagan pero que sea el quien lo diga me enfurece.

Libero la cintura de la morena y me giro para enfrentar a Spencer que me mira con autentico odio.

— ¿Qué dijiste? — escupo entre dientes.

— Lo que escuchaste, eres un imbécil...— repite dando un paso en mi dirección.

Pero la fina y delicada mano de Jake sujeta su muñeca y sonríe con sorna.

— Déjalo Spence, no importa...— sus palabras me duelen pero lo dejo estar — es evidente que solo busca una excusa para drenar su estupidez...— con eso se gira y echa andar hacia una mesa lejos de nosotros.

Sin embargo su amiguito no piensa seguir sus pasos porque da uno más en mi dirección.

— Aléjate de ella...— me espeta señalándome con el índice a mi cara. Rio mirando sobre su hombro donde ella se acomoda en una silla y vuelvo a mirarlo.

— Puedes rondarla todo lo que quieras pero sabes ¿qué? — Murmuro acortando aún más la distancia — me ama y no puedes luchar con eso...— sonrió con arrogancia y elevo el rostro admirando como mis palabras lo afectan — así que no vuelvas a decirme que mierda hacer ¿estamos claros? — nuestras miradas se desafían.

— Vamos Zero déjalo ya...— murmura Charley a mi lado tomándome del hombro para apartarme pero me resisto.

— ¿Estamos claros? — Insisto empujando el pecho de Spencer que se mueve hacia atrás, sus manos se cierran en puños y rio — ¿Qué niño bonito no le gusta que lo toquen?

— Hey nos vamos o ¿no? — pregunta la morena a mi lado mirándome con impaciencia.

— Ya te alcanzo...— le espeto.

— Ya lárgate...— me espeta Spencer girándose — no vale la pena perder mi tiempo con alguien tan patético como tu...— esas palabras me hacen hervir la sangre.

¿Quién mierda se cree este imbécil? Doy un paso en su dirección pero Charlie vuelve a detenerme.

— Para Zero, dijiste que se había terminado, déjala en paz...— murmura y mi cuerpo se tensa ante sus palabras.

Sí, eso fue lo que dije, si eso es lo que me he venido repitiendo desde que salí de su departamento pero es que simplemente no puedo, ni quiero. Aunque sé que es lo mejor para ella. Con ese jodido pensamiento me libero del agarre de mi amigo y me giro pasando de largo junto a la morena que me sigue de cerca, justo antes de salir miro sobre mi hombro hacia la mesa donde están Jake y los demás.

Spence la abraza pegándola hacia su cuerpo y besa su frente con cariño mientras ella sonríe con pesar. Maldigo mi existencia y salgo de allí deseando ser él y no yo.

#

Mis manos se arrastran por la espalda cubierta de tatuajes y sudor buscando afianzar mi agarre en el bonito culo de la morena que se mueve sobre mí, cabalgándome. Sus manos sobre mi pecho, sus uñas enterrándose en mi piel y su cabeza echada hacia atrás, su cabello cae en cascadas chocando contra mis manos mientras ella salta sobre mi polla.

Su rostro desciende en busca de mi boca pero evito besarla ganándome una protesta de su parte, sin embargo me levanto de la cama y pierdo mi rostro en su cuello llenando con el olor de su perfume, algo dulce y barato que no se compara en nada al aroma que estoy anhelando oler en su piel.

— Oh dios...— jadea cuando detengo sus movimientos y empiezo a embestirla desde abajo, su rostro una vez más mira el techo de la habitación y yo me concentro en sus pechos.

Los cuales lamo, muerdo y chupo jugueteando con las esferas de los piercing que los decoran, presiono más su culo y me hundo con más fuerza en ella, buscando finalmente liberarme ella grita extasiada y yo gruño una maldición sintiendo como me derramo dentro del preservativo.

Unos segundos después caigo sobre la cama con ella sobre mí, nuestras respiraciones, son un maldito desastre al igual que mi cabeza. Ella empieza a dejar besos sobre mi pecho, siguiendo hacia mi cuello y una vez más busca de alcanzar mi boca pero vuelvo a girar el rostro evitándola. Ella bufa y se baja de encima de mí tendiéndose a mi lado.

Una pierna queda sobre la mía y una de sus manos se desplaza sobre mi abdomen, la uña de su dedo índice siguiendo la línea de uno de los tatuajes, gesto que me recuerda una vez más a Jake y respiro profundo cerrando los ojos.

— La chica que me dijo zorra en el bar...— murmura la morena a mi lado — ¿es tu ex? — sonrió de lado y niego con la cabeza.

— Si ya no vas a follarme, ni darme otra mamada, vístete y vete...— su caricia se detiene y abro los ojos mirándola con burla — ¿Qué, creíste que después de follar un par de veces te convertía en alguna clase de chica especial? — ella se levanta y me mira mal un instante antes de suspirar y negar con la cabeza.

— ¿Sabes? no me sorprende que te traten así, eres un imbécil de verdad pero también sé que actúas de esta forma porque temes que la gente se acerque a ti...— sus palabras y la tranquilidad con la que habla me sorprende.

— ¿Ahora también psicóloga? — me burlo y ella ríe negando con la cabeza.

— Si, de hecho es lo que estudio...— se encoge de hombros, para luego girarse y darme una perfecta vista de los muchos tatuajes que tiene.

Sale de la cama y se inclina tomando su ropa que esta desperdigada por el suelo, la veo vestirse con tranquilidad luego de unos segundos se gira y posa sus ojos en mí, empieza a tejer una clineja en su cabello y sonríe.

— No quiero que pienses que significas mucho para mí, pero si en algún momento consideras la idea de hablar con alguien de todo eso que te atormenta, estoy aquí, sabes dónde trabajo...— deja caer antes de inclinarse sobre la cama y tomar su bolso — gracias por el polvo...— me guiña uno de sus ojos y se gira caminando hacia la puerta.

Sorprendido por su actitud y sus palabras me levanto apoyándome en mis codos y sosteniendo mi peso en ellos.

— Hey...— la llamo, ella se detiene y se gira mirándome con curiosidad — ¿Cómo te llamas? — ella ríe negando con la cabeza y se gira sin responder nada dejándome solo.

Mi ceño se frunce y sonrió sin poder evitarlo porque eso ha sido muy raro. Me dejo caer en la cama y cierro los ojos pasando mis manos por mi rostro, volviendo al bar a unas horas atrás cuando me topé con Jake. Niego con la cabeza odiando tener que pensar una y otra vez en ella. Ya había demasiadas mierdas en mi vida y ahora ella también.

Me pongo en pie y empiezo a recoger mi ropa, para darme una ducha antes de salir del hotel. Miro a mí alrededor sintiéndome extraño, nunca había hecho esto, desde que tengo mi propio espacio siempre he follado en mi cama, pero no se sintió correcto ir allí. No cuando mis sabanas y mi habitación de alguna forma aun huelen a Jake.

Una vez termino de ducharme, tomo las llaves del auto y salgo de la habitación con un enorme vacío en el pecho que me recuerda lo estúpido, lo absurdo y lo imbécil que soy. Son cerca de las 4 de la mañana y el camino hacia el edificio es rápido, para cuando llego al departamento Kyle esta despierta en la cocina listo para salir a hacer ejercicio.

Al verlo me dedica una mira aprensiva pero no dice nada, paso detrás de él y abro el refrigerador buscando leche para desayunar algo antes de subir y cambiarme para ir a la facultad.

— Dije que no iba a meterme otra vez...— murmura y me tenso.

— Entonces no lo hagas...— le espeto sin mirarlo.

— Es que si lo hago, en este punto no es por ti, es por ella...— deja en claro lo que me hace mirarlo sorprendido — nos queda claro que eres una mierda y que no estás dispuesto a salir del maldito agujero que cavas constantemente para hundirte más en él, pero Brooklyn tenia fe en que harías las cosas mejor...

— Mira Kyle...— lo interrumpo...— esta mierda que está pasando aunque te sorprenda no es mi culpa ¿bien?, fue ella quien me echo...— suelto finalmente lo que me ha estado atormentando estos días.

Esta vez ha sido ella quien me alejo y no entiendo porque coño, pero me dejo en claro que no tengo idea de quien es o que vivió. Pero también me deja claro que soy dañino para ella.

— ¿Qué? — pregunta sorprendido.

— Olvídalo, solo no creas que esta vez ha sido mi culpa, pero bien que lo hizo demostró que estaba en lo cierto y que soy una mierda que no la merece...— con eso pasó detrás de él dejando la leche sobre la encimera.

He perdido el apetito y las ganas de todo. Mientras camino siento los pasos de mi mejor amigo seguirme. Kyle siendo Kyle.

— Zero, Brook ha estado actuando extraño...— deja caer y me detengo girándome.

— Si, lo note lo extraño en su vida ahora se llama Spencer, quizás se deba a eso su cambio de actitud que volvió el amor de su vida...— ironizo y vuelvo a girarme.

— No, ha estado actuando extraña y no por Spencer...— me encojo de hombros.

— No es mi problema...— subo los escalones de dos en dos y entro a mi habitación cerrando de un portazo.

Entro directo al cuarto de baño y me deshago de mi ropa quedando en bóxer, me giro y miro mi reflejo en el espejo. Cada maldito rasgo que observo es el reflejo de mi gemelo y mi pecho se contrae como cada vez que me miro en uno de estos objetos. Me inclino hacia el frente mirando mis ojos, esos que durante tanto tiempo significaron problemas y poderes para ambos.

Cierro los ojos y respiro profundo tragando el nudo que se forma en mi garganta pensando en cuanto más tendré que perder antes de sentirme bien. Con Jake creí que lo conseguiría, pero ahora esto. Kyle tiene razón desde que llego Spencer ha estado actuando extraño. Y no creo que solo se deba a que el imbécil sea su ex.

Me giro y salgo a mi habitación para cambiarme, una vez termino de vestirme regreso sobre mis pasos y salgo de mi habitación, luego del apartamento dispuesto a ir a la facultad, fingiendo que todo va bien aunque nada es ni remotamente así.


Brook.

Empujo la puerta de la clínica y suspiro al estar aquí una vez más, camino por el pasillo hacia el stand de las enfermeras para comunicar que he llegado. Hace unos días volví a desmayarme y no tengo idea del porqué. He estado tomando mis medicamentos y todas las vitaminas que debo.

— Buenas tardes, soy Brooklyn Jones, tengo cita con el Dr. Marcos...— la enfermera me sonríe y asiente tecleando y me señala una silla.

— Espera mientras sea tu turno...— asiento y me dirijo hacia una de las sillas.

Una vez allí mi cabeza vuela al día de ayer, a ese encuentro con Zero y esa chica, mi pecho se contrae y respiro profundo he estado obligándome no pensar en por qué no quiero llorar, ni sentirme como una mierda, pero es inevitable porque no comprendo que coño ha pasado. Entiendo que la discusión con Cam lo haya afectado, que dije cosas fuertes.

Pero no entiendo cuando me dijo que todo había quedado claro entre nosotros. No sé de qué me habla. Suspiro y peino mi cabello mirando al frente, es extraño porque no recuerdo haberlo visto después de ese día. De hecho me sorprende que no se haya aparecido cuando desperté en el hospital.

Los minutos pasan y yo permanezco pensando con desesperación que es lo que ha pasado para estar en esta situación, porque no tiene sentido. He tratado de darle su espacio pero el haberlo visto ayer con esa chica y haberlo visto irse con ella. ¿Cómo pudo hacer eso?

— Brooklyn Jones...— alguien dice mi nombre sacándome de mis pensamientos.

Por lo que me pongo en pie y camino hacia un hombre de cabello canoso que me mira con una sonrisa amable en sus labios.

— Soy yo...— el me tiende una de sus manos.

— Mucho gusto, pasa adelante por favor...— me señala el consultorio y entro.

Cuando estoy dentro mis ojos se desvían hacia la camilla del costado y a los distintos cuadros que reposan en las paredes. Todos son diplomas lo que me deja en claro que este hombre ha estudiado muchísimo.

— Bien, que te trae por aquí...— pregunta con una sonrisa.

— Pues, hace unos meses he estado sintiéndome mal y hace unas semanas he estado desmayándome sin más...— respondo con rapidez.

— ¿Algún síntoma antes de desmayarte? — pregunta con curiosidad.

— Pues, dolor de cabeza y mareos...

— Bien, ¿tienes alguna enfermedad importante? — pregunta y niego.

— No, pero hace algunos años estuve recluida por consumo excesivo de alcohol y drogas...— murmuro haciendo que sus ojos me miren con sorpresa — tuve tres sobredosis...— murmuro aun un poco más bajo — y durante un tiempo sufrí de anemia después de eso por lo que ahora tomo suplementos vitamínicos...— el asiente y toma nota.

— ¿Algo más? — pregunta y no puedo si quiera mirarlo a la cara sintiéndome avergonzada.

— Nada más...

— Además del dolor de cabeza y los mareos ¿has sentido alguna otra cosa? — Hace una pausa — visión borrosa, confusión o incapacidad para moverte...— indaga y niego con la cabeza.

— bien, pues haremos algunos exámenes de sangre para verificar como está el conteo de glóbulos rojos, una vez tengamos esos resultados ajustaremos las dosis de las vitaminas y nos veremos en un par de semanas ¿de acuerdo? — con eso asiento y él se pone en pie — por favor siéntate en la camilla para chequearte.

Los siguientes diez minutos el doctor Marcos se dedicó a examinar mi cuerpo, una vez hubo finalizado me entrego varias boletas con los distintos exámenes de laboratorio que tendría que hacerme, estaban los de rutina y algunos más específicos. Cuando salgo del consultorio la enfermera me indica que puedo ir al laboratorio para que me expliquen los pasos para tomar las muestras de sangre.

Una vez termino con todo el proceso informativo, salgo de la clínica necesitando aire para respirar. No me gusta este lugar, me trae recuerdos que no quiero recordar. Camino hacia mi auto y una vez en el asiento frente al volante suspiro y enciendo el auto. Necesito saber sobre que conversación hablaba Zero.

Conduzco hacia el campus segura que lo encontrare allí, ya que por la hora aún debe estar en clases. Cuando llego a la universidad estaciono muy cerca de la facultad de arquitectura, desciendo del auto y camino con prisas entre los estudiantes que van y vienen. Pero me detengo al recordar que no sé exactamente qué clase tiene Zero a esta hora por lo que regreso sobre mis pasos hacia el estacionamiento y busco su auto.

No es muy complicado de encontrar, una vez lo hayo me acerco a él y me recuesto de este, mientras espero me dedico a tratar de calmar mi corazón que late acelerado por la expectativa que siento. Después de lo de ayer no se si podamos si quiera conversar con tranquilidad.

— ¿Qué haces aquí? — su voz me sobresalta y me giro para verlo.

Al hacerlo no puedo evitar detallarlo, lleva un jean negro, camiseta negra y cazadora de cuero negra. Su cabello esta desordenador como si hubiese pasado sus manos muchas veces por él y su expresión fría mi hace dar un paso hacia atrás.

— Necesitamos hablar...— murmuro.

— No tengo nada que hablar contigo, además ayer lo dijiste ¿no? — Me espeta acercándose a mí — no importa ni lo vale, deja de arrastrarte que no te queda...— esas palabras y la forma despectiva en que las dice me hace sentir aún más pequeña.

— Zero necesito saber que paso...— el ríe sin ganas y me ve de arriba abajo.

— ¿Quieres saber que paso? — Asiento, él se inclina sobre mí, el aroma de su perfume me embriaga y cierro los ojos llenándome de él y su cercanía — ¿antes o después de follarla? — mis ojos se abren como platos y me separo de el sin comprender.

— ¿Qué?

— ¿Qué es lo que quieres saber? Porque no me gusta hablar sobre lo que hago con las chicas en la cama...— se encoge de hombros y de inmediato siento mis ojos llenarse de lágrimas.

— ¿Por qué haces esto? — le pregunto.

No responde simplemente mete la mano dentro de uno de los bolsillos de su pantalón y saca una cajetilla con cigarrillos enciende uno y le da una calada, para luego liberar el aire y respirar profundo.

— Porque puedo, quiero y me da la gana...— con eso se gira y abre la puerta de su auto lanza su mochila y luego lo veo sacar una especie de maqueta — ahora hazte un favor y déjame en paz...— con eso se gira y echa andar dejándome atrás.

Sin poder decir nada o si quiera reaccionar, en cuanto las lágrimas empiezan a descender por mis mejillas las limpio con brusquedad y me reprocho estar llorando por él. Cuando es obvio que no lo merece, pero no entiendo que paso. Cuando me giro para irme me mareo una vez más y maldigo por lo bajo sentirme mal de pronto. Miro sobre mi hombro pero Zero ya no está cerca, así que me apoyo en su auto y espero un poco hasta que el malestar pasa.

Cuando me siento mejor regreso a mi auto y salgo de la facultad y los terrenos de la universidad para volver a casa. Sintiéndome terrible, no solo porque Zero una vez más ha vuelto a ser el chico hostil e hiriente que conocí sino que ha subido los muros aún más altos entre ambos.

Conduzco hacia mi departamento pero a mitad de camino me desvió decidida a tomarme una pausa y tratar de organizar mi cabeza y lo que ha pasado. Conduzco hacia las afueras de la ciudad, mientras en la radio empieza a sonar Like I'm gonna lose you de Meghan Trainor y mi pecho se contrae, el nudo en mi garganta crece y empiezo a llorar sin poder contenerlo.

Saber que Zero se ha acostado con otra chica, que nuevamente estamos en dos puntas totalmente opuestas en una isla donde se muy bien que ambos necesitamos estar. Las lágrimas caen sin cesar mientras la canción suena de fondo y mi cabeza jugando en mi contra me lleva a unas semanas atrás cuando canto para mí delante de todas esas personas.

Estaciono el auto al llegar al lugar que quería ver, desciendo de este y salgo corriendo en busca del camino que me lleve a la sima, conforme subo mi respiración se hace más superficial gracias al llanto y las necesidad por respirar. Cuando finalmente llego al borde de el acantilado me detengo a unos pasos del borde y presiono mis manos en puños ahogando mis lágrimas y mis sollozos sin comprender porque todo es tan difícil, tan complicado.

Y sin más grito, dejando salir mi frustración, mi confusión y toda la rabia que ocasiona la actitud de Zero. grito hasta que mi garganta arde y una vez no puedo más me dejo caer sobre mis rodillas y lloro en silencio allí en el mismo lugar donde me pidió que fuera su novia y donde creí que esto duraría muchísimo más que un suspiro.


Nota del autor: holitaaas sorpresa, hoy me ha dado por terminar este capitulo y publicarlo, espero lo haya disfrutado. Dios Zero me desesperas bebe, en serio me duele que hagas estas cosas. Jake de mi vida, estas tan rota que están jodiendo las cosas con Zerito sin querer. 

Estos dos lo tienen tan complicado que sin querer se alejan y se acercan. 

El próximo capitulo se llama destino o casualidad y les dará un poco de ambas cosas. 

Un beso enorme gracias infinitas por el apoyo, les amo y GRACIAS TOTALES.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro