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Capítulo 7 - Rotos en más de un sentido


Spencer.

He sido parte de la vida de Brooklyn desde que tenía ocho años, crecí a su lado y siempre fue la niña que me gusto. La molestaba en el colegio cuando empezamos a estudiar juntos y solo para verla molesta conmigo y luego tener una excusa para regalarle chocolates y pedirle disculpas. Cuando llegamos a la adolescencia ya no era solo una niña hermosa, era una chica preciosa.

Brook era la chica más inteligente de la clase, una de las más populares y la chica más dulce que había conocido hasta el momento, pero también tenía un carácter regio y ligado a una timidez que a veces me desconcertaba. Cuando le pedí que fuera mi novia teníamos 13 años y cuando me dijo que si, fue uno de los días más felices de mi vida.

Ser novio de la chica lista, popular y más hermosa nunca fue algo tan importante para mí como lo era para todo el mundo o nuestras familias. Yo solo la quería a ella y ya está, sin importarme todo lo demás. Nuestra primera vez fue demasiado prematura, ambos éramos unos tontos inexpertos pero fue perfecto para ambos.

Brook era la mayor parte del tiempo una chica jovial, divertida y dulce hasta que su hermanito, Connor tenía alguna de esas recaídas gracias a su enfermedad. Cuando esto ocurría Brook se olvidaba del mundo entero y solo tenía cabeza para él. Cosa que me encantaba porque me decía cuán importante eran las personas que amaba para ella.

El verano en que Connor tuvo su última recaída supe que detrás de esa luz, de esa hermosura y toda esa dulzura había mucha oscuridad, una que creció y evoluciono hasta convertir a mi hermosa y dulce novia en alguien irreconocible. Alguien que huyo de todo y todos, dejando detrás de si aún más dolor del que había causado la muerte de su hermano.

Brook no solo destrozo a sus padres cuando desapareció, también me destrozo a mí. Me volví loco buscándola, pase dos noches sin dormir con Sarah, Jack, su padre y los míos paseando por todo el pueblo. Nunca imaginamos que había tomado un bus y había viajado para alejarse más y más de nosotros. Fueron casi seis meses en que no perdí la esperanza de encontrarla tal y como era. Hasta que alguien llamo a su padre y le dijo que habían visto a una chica como ella en el vecino pueblo cerca de la estación de trenes y fuimos por ella.

No esperaba ver lo que encontré, creo que ninguno lo esperaba. La chica dulce, hermosa y llena de luz que conocíamos no existía en su lugar estaba una chica destrozada, consumida por el alcohol, las drogas y el abuso de las personas a su alrededor. Verla a la cara esa noche me destrozo de una forma muy extraña. La decepción que sentí fue enorme pero fue aun peor cuando la escuche decirnos que nos largáramos.

Que no teníamos nada que hacer allí, que todos teníamos una vida y que ella ya no pertenecía a ella. Su padre se rompió delante de ella y lloro como un niño pidiéndole volver y ni eso basto para hacerla entrar en razón. De hecho se dio la vuelta y se alejó. Su padre y yo decidimos quedarnos en el pueblo esa noche.

No nos daríamos por vencidos, íbamos a luchar por ella, aunque ya o estaba seguro si lucharía del mismo modo en que lo habría intentado seis meses antes. Al día siguiente la buscamos, intentamos dar con ella y no fue hasta casi las diez de la noche en que dimos con ella en la entrada de un bar con un sujeto que fácilmente le doblaba la edad recargado sobre ella.

La besaba como si su vida se resumiera en ello y ella le devolvía el beso de la misma forma. Su padre casi mato al sujeto a golpes y ella solo lo miro sin decir o hacer nada. En ese momento lucia aun peor de lo que la había visto el día anterior. Llevaba un ojo morado, un corte en el labio y la mirada perdida.

Esa no era Brooklyn, no era mi chica, mi dulce, inteligente y hermosa novia. Cuando me acerque a ella me miro de arriba abajo con cierto desprecio y las palabras que dijo se repiten en mi cabeza una y otra vez desde entonces.

"Si volviste por mi espero que estés dispuesto a pagar por un pase o alcohol de lo contrario piérdete Spence no valgo más que eso"

Algo en mi pecho se agrieto y me dolieron tanto sus palabras y verla así de destrozada que lo único que logre sentir en ese momento fue repudio e ira. Mientras todos estábamos desesperados por hallarla ella estaba autodestruyéndose y aunque seguíamos allí intentando llegar a ella, se daba el lujo de herirnos y hacernos mierda, cuando lo único que queríamos era sacarla de allí.

Y hacerlo no fue nada fácil. Sus padres lucharon con una fuerte adicción a las drogas, con un severo alcoholismo y con sus desesperados intentos por refugiarse en el sexo. La dulce chica había desaparecido por completo y con ella nuestra relación. No podía acercarme a ella sin recordar sus palabras por lo que me aleje.

No sabía cómo lidiar con ella ni con lo que me hacía sentir esta nueva Brooklyn, pero si sabía que seguía queriéndola, pero a esa otra Brook. No a esta nueva faceta que solo daba dolores de cabeza a sus padres y hería a todos sin importarle nada. Una tarde intente acercarme, intente llegar a ella, fui a visitarla a su casa y para mi sorpresa la encontré en el jardín trasero hablando con Sarah en lo que solía ser el lugar en que solíamos reunirnos todos.

Un árbol, con un par de columpios, allí estaba sentada cada una. Me acerque a ellas sin que lo notaran y me detuve cuando Sarah menciono a un chico del que nunca había oído hablar. Un tal Niko.

— ¿Si consigo a Niko crees que podrías intentarlo? — la súplica en su voz era evidente.

Sarah extrañaba a su mejor amiga como ningún otro de sus amigos, se conocían desde el kínder y habían hecho todo juntas desde el minuto uno. Brook rio sin ganas y la miro como si fuera un bicho raro.

— Aunque es mi amor platónico y ningún chico se le compare, ¿en serio crees que ese adonis se fijaría en esto? — el desdén y el tono frio con que se refería a si misma me dolió, pero más lo hicieron esas palabras "ningún chico se le comparaba a ese tal Niko" ni siquiera yo, el tonto chico que estaba para ella siempre y que se creía especial.

— ¿Pero si lo consigo lo harías? — insistió Sarah y la respuesta de Brook fue como otro puñal clavándose en mi pecho.

— Si Niko apareciera en este instante frente a mí, si creo que lo intentaría pero le pediría que me sacara de este lugar y me llevara lejos con el...— no escuche más, simplemente gire y salí de allí preguntándome quién demonios era ese tal Niko que me había robado a mi novia sin siquiera estar presente.

Doy un sorbo a mi cerveza y la dejo sobre la encimera mientras sonrió sin ganas. Jodidas ironías de la vida. Niko tuvo la oportunidad que yo no tuve sin si quiera estar presente y ahora su gemelo estaba allí adueñándose de la Brook que había resurgido de entre las cenizas como un fénix.

En cuanto vi sus ojos el día que llegue aquí supe que había algo que no estaba bien, ese brillo dulce y cálido con el que había partido del pueblo no estaba en su mirada y odie eso en el instante en que supe que se debía a un chico. Un chico que enseguida supe que estaba llenándola de problemas en vez de flores y momentos únicos.

Odie al bastardo sin conocerlo y lo odie aún más cuando lo vi en la fiesta y todavía más cuando supe de quien era hermano. Me pareció todo tan irónico y enfermizo que supe de inmediato que sino hacia algo pronto volveríamos a perder a Brook y es algo que no estoy dispuesto a hacer. No hice mucho cuando cayó en ese agujero, era un pobre chico de 15 años que no sabía como lidiar con esa montaña de problemas en que se había convertido mi novia.

Pero ahora era muy diferente y no estoy dispuesto a dejar que ese idiota la haga pedazos. Dejo la cerveza sobre la encimera y camino al refrigerador para tomar otra, en el mismo instante en que la puerta del departamento se abre y escucho el taconeo de los zapatos de Sarah, pronto está uniéndose a mí en la cocina. En cuanto ve las latas de cerveza sobre la encimera me mira con ambas cejas levantas.

No soy de beber, pero necesitaba un trago después de ver al imbécil de Zero desvestirse y meterse en la cama con ella.

— ¿Eh, sucede algo? — pregunta dejando su bolso junto a las latas vacía y mirándome con atención.

— Es obvio ¿no te parece? — Sarah cruza sus brazos y suspira.

— A ver Spence no seas odioso y dime que pasa...

— Zero está en la habitación de Brook...— suelto sin más y sus ojos se abren como platos y se gira con rapidez — tranquila no pasa nada, están durmiendo...— su ceño se frunce y se gira lentamente para verme con el ceño fruncido.

— ¿Que? — sonrió sin ganas tomo una lata de cerveza y se la tiendo.

La recibe arrugando el gesto pero la destapa y le da un sorbo antes de verme expectante.

— Vino hace algunas horas...— le explico dando un sorbo — ebrio hasta la mierda, discutimos un poco y luego se metió en su cama y se durmió — Sarah abre su boca para decir algo pero no logra articular palabra.

— Espera...— mira sobre su hombro y ríe nerviosa — ¿Evans está en el cuarto de Brooklyn y tú sigues aquí...— hace una pausa mirándome de arriba abajo y continua — intacto? — eso me hace fruncir el ceño porque justamente como sospechaba el idiota es más violento de lo que creí.

— No tan intacto...— aclaro — te he dicho que discutimos...— ella eleva una de sus cejas y mira mi rostro — si me golpeo si es lo que quieres saber...— agrega y sus ojos se cierran de golpe y respira profundo.

— ¿Brook como esta? — pregunta desviando la conversación.

— No sé qué paso temprano pero llego mal y luego se durmió y tuvo una de esas pesadillas que la joden...

— Mierda...— susurra y pasa sus manos por su rostro.

— ¿Qué?

— Creo que complique todo, le avise a Z que estabas aquí para que luego Brook no fuera a tener problemas, debí imaginar que iba a venir aquí...— rio negando porque allí está la misma Sarah imprudente de toda la vida.

— No sé si lo complicaste todo, pero agradezco el haber estado aquí...— su ceño se frunce y me ve sin comprender — el tipo estaba hasta el culo de alcohol, ¿Qué crees que pudo haber pasado si hubiese estado sola aquí? — pregunto después de dar un sorbo.

— Espera, ¿Qué estas insinuando?

— El tipo es una mierda Sarah y es evidente que es violento, ¿Cómo puedes estar tranquila sabiendo que sale con él? — le reprocho.

— No, no Zero sería incapaz de ponerle una mano encima a Brook...— soltó de inmediato y reí, en serio reí con ganas ante la inocencia de Sarah.

— ¿Alguna vez has visto a algún hombre medirse cuando va hasta el culo de alcohol? — le echó en cara y su ceño se frunce y no responde — exacto, nada te asegura que en una de sus muchas borracheras no termine lastimando a Brook y no hablo de daño emocional que ese ya sabemos que le ha causado, hablo de daño físico Sarah...— la duda se dibuja en su rostro y sus ojos se cierran.

Sarah no es la chica más lista del universo, de hecho es bastante tonta a veces y eso la hace pensar poco en las cosas o pensarlas a profundidad.

— Spence no creo que Zero...— inicia dudosa y vuelvo a reír.

— Mira Sarah no estoy dispuesto a correr el riesgo ¿de acuerdo? — la corto antes que pueda continuar — Brook ya paso por demasiada mierda como para que venga ese imbécil y la hunda una vez mas no solo en lo que supero sino que también lo hunda en la suya...— le aclaro — no voy a permitirlo...— termino de beber mi cerveza y aprieto la lata con la determinación de ayudar a Brook como no lo hice en el pasado.

Esta vez no dejare que se hunda, no sin antes puedo evitarlo.


Brook.

Me remuevo entre las sabanas pegándome más a ese cálido cuerpo que esta junto a mí, el aroma de su perfume entremezclado con el olor a cigarrillo me hace sonreír como tonta y me pego más a su pecho suspirando. De pronto el recuerdo de nuestra discusión llega a mi cabeza junto a una fuerte puntada que me hace jadear y me siento de golpe sosteniendo mi cabeza.

— ¿Jake? — Su ronca y somnolienta voz me hace girar y ese par de orbes de distintos colores me miran con preocupación — ¿estás bien? — asiento sin mirarlo tratando de contener y soportar el dolor que me hace cerrar los ojos

— Si...— murmuro, una de sus manos me acaricia la espalda y me giro para verlo confundida — ¿Qué haces aquí? — pregunto sin poder evitarlo.

Y de pronto el recuerdo de Spencer aquí me invade y el nerviosismo se hace presente. Salgo de la cama de golpe y lo miro preocupada. El que Zero este aquí al mismo tiempo que Spencer no es bueno.

— ¿Qué pasa? — pregunta rascando su nuca aun medio dormido.

— ¿Quién te abrió, como entraste? — pregunto mirando hacia la puerta preocupada.

Cuando vuelvo a poner mis ojos otra vez en él, su expresión fría me recibe y me congelo en el acto, sus ojos me miran acusatorios y me siento hacer pequeña cuando suspira y cierra sus ojos, sus manos empuñándose con fuerza.

— El niño bonito...— suelta entre dientes, la puntada en mi cabeza se intensifica y hago una mueca de dolor.

Zero se levanta de inmediato y toma mis mejillas entre sus manos, escrutando mi rostro con preocupación.

— ¿Que pasa Jake? — sus ojos se desplazan por mi rostro y puedo ver que realmente esta preocupado.

— Me duele la cabeza...— murmuro cerrando los ojos.

— ¿Brook? — me llama y el que utilice mi nombre me hace mirarlo.

Su expresión ya no es solo de preocupación, en sus ojos veo miedo.

— ¿Segura que es solo eso? — asiento ligeramente y el permanece mirándome con atención.

Para luego liberar mis mejillas y tirar de mi cuerpo hacia el para estrecharme en un abrazo cálido, fuerte, lleno de demasiadas emociones que me hacen un nudo en la garganta. Mi brazos rodean su cintura y le correspondo cerrando mis ojos y sintiéndome de esa perfecta forma que solo soy capaz cuando estoy con él. Aun no entiendo cómo es que con Zero puedo pasar de sentirme maravillosamente bien a querer matarlo.

— Ven...— susurra liberándome y guiándome de regreso a cama — ¿quieres una pastilla? — niego con la cabeza porque me he tomado una no hace muchas horas y no puedo abusar de ellas.

Cuando volvemos a mi cama, me acomodo sobre su pecho y empiezo con esa costumbre tan mía de trazar las líneas de sus tatuajes. Primero el que esta sobre su pecho y luego el des costado, lo siento reír suavemente y me detengo buscando su rostro.

— Cosquillas...— murmura y sonrió.

Una de sus manos empieza acariciar mi brazo y desciendo mis ojos para leer las letras sobre sus nudillos. Niko se lee claramente sobre ellos y suspiro pensando en su gemelo y toda la mierda por la que ha tenido que pasar Zero desde que murió. Coloco mis dedos sobre los suyos acariciando las letras y su cuerpo se tensa ligeramente.

— ¿Puedo preguntarte algo? — murmuro.

— Lo harás de todos modos así que solo hazlo...— responde con cierta brusquedad.

Trago el nudo de emociones en mi garganta y respiro profundo sin saber muy bien como reaccionara.

— ¿Por qué crees que soy una niña buena? — la pregunta sale de mis labios en un murmullo inseguro.

Su cuerpo se remueve debajo de mí y lo siento mirarme con intensidad.

— Porque lo eres...— responde — solo hay que verte para saberlo — mi cuerpo se tensa y busco su mirada.

— ¿Mi apariencia te dice que soy una niña buena? — me siento de golpe alejándome de el — ¿asumes que soy buena solo porque luzco como una buena persona, en serio? — no quiero sonar dura pero lo hago de igual forma.

En este momento las sensaciones y emociones en mi pecho están entremezcladas y no sé muy bien porque estoy hablando de esto con Zero.

— ¿Te molesta? — pregunta elevando una de sus cejas.

— No soy una niña y mucho menos buena...— bufo exasperada y desvió mis ojos de él.

— Sé muy bien que no eres una niña, pero si eres buena...— rio sin ganas y niego con la cabeza.

— No sabes una mierda de mi Zero...— antes de poder evitarlo ya lo he dicho y el silencio que se extiende entre ambos me hace cerrar los ojos.

No debí decir esas cosas, si Zero no sabe nada de mi es porque no me he abierto lo suficiente a él, aunque tampoco él ha tenido mucho interés en saber. Y el caer en cuenta me hace sentir mal. Inevitablemente pienso en esa cita con Kyle y en la forma en que se interesó por saber de mí y mi vida, como intento conocerme un poco más.

Zero no sigue levantando muros entre ambos y esos muros solo son el reflejo de los míos. No es que me oculte mucho, si el desea saber le contare, pero no es que vaya abrirme como un libro sin más para que sepa sobre mi vida. Cuando ni si quiera se lo suficiente sobre la suya.

— No, no es una mierda sobre ti...— suelta con frialdad — tampoco es que me importe mucho lo que fuiste...— esas palabras son como un balde de agua fría y duelen como la mierda — no puedes cambiarlo y yo no soy quien para hablar cosas de las cuales no quieres hacerlo...— hace una pausa y giro mi rostro para verlo — yo sí sé que no debo meterme en tus asuntos y lo respeto...— eso es un reproche y me duele.

— ¿Estás diciéndome que soy una metiche? — Suelto llenándome de ira — ¿ósea querer saber de ti está mal?

— No quieres saber de mí, quieres saber de Niko y lo que paso con el...— me espeta de pronto poniéndose en pie — ¿crees que soy estúpido? — me espeta entre dientes.

— ¿Qué? — pregunto sin poder creerlo.

— Oh vamos no te hagas, cada jodido intento que has tenido por tener esta conversación, dime ¿Cuántas veces has preguntado, por mi banda favorita, o si tengo algún color o algo estúpido como eso? — mis ojos se abren como platos y siento como van llenando se lagrimas — siempre es sobre Niko o lo que paso...— me echa en cara y tenso mis puños sobre las sabanas.

— ¡Pues porque creo que eso es más importante que tu jodida banda de rock favorita Zero! — suelto con ira.

Sus labios dibujan esa sonrisa malvada que me eriza la piel y que es la clara advertencia que esta por soltar algo hiriente, algo que va a dolerme.

— ¿En serio? — La ironía en su tono me alerta y ya odio mi estupidez y mis ganas de arruinar un poco la comodidad en la que desperté — bueno si vamos hablar de cosas importantes hagámoslo — humedece sus labios y muerde su labio inferior — niño bonito Spencer, ¿Qué hacía aquí? — Pregunta elevando una de sus cejas — ¿qué hace tu ex novio aquí Jake? — el énfasis que hace en el Jake me duele porque suena justamente a las muchas veces en que me llamo así a modo de burla — ¿Y porque mierda tengo que enterarme que se quedara aquí por medio de otros eh? — ríe negando con su cabeza — y te quejas si miro a otras chicas...— suelta exasperado mirando hacia otro lado.

— ¿Disculpa? — me pongo en pie.

— Lo que escuchaste, si tú metes aquí a tu ex ¿Por qué demonios tengo que contenerme y dejar pasar a otras chicas eh? — esas palabras son como un camión de rocas que me dejan en el lugar estática viéndolo incrédula de lo que acaba de decir.

— ¿Has estado conteniéndote por estar con otras? — pregunto dudando aun que realmente lo haya dicho o que lo haya dicho en serio.

Su sonrisa arrogante y altanera es la respuesta a mi pregunta y luego como para que duela un poco más asiente.

— Si, creí que si lo hacía, esto — dice señalándonos a ambos — funcionaria mejor...— habla en pasado y me duele — pero ya veo que te gusta eso del drama y toda la maldita estupidez de los celos y las escenitas...— da un paso en mi dirección y odio que esté haciendo esto.

Pero más me odio a mí por haber iniciado la conversación.

— El puto problema aquí es que a mí no me van...— con eso me dedica una mirada fría y empieza a recoger su ropa que está en el suelo.

Empieza a vestirse y yo siento que me ahogo.

— No te pedí que tuviéramos esto Zero...— suelto dolida con su actitud y sus palabras.

Sin comprender porque de pronto me estoy comportando de este modo. De pronto de la nada la mirada acusatoria de Spencer llega a mi cabeza y con ella el recuerdo de esas manos tocándome o de esas muchas bocas besándome. El asco que invade el cuerpo y la sensación de vacío crece en mi pecho.

— No, no lo hiciste y fue idiota de mi parte creer que podríamos tenerlo...— con eso termina de colocarse la franela se gira y echa andar hacia la puerta.

Cuando alcanza el pomo de la puerta mi cuerpo se tensa, mi garganta duele, me cuesta respirar y mis ojos pican.

— Fue estúpido creer que dos personas tan diferentes podríamos tener algo...— lo noto tensar su mano sobre el pomo y sus nudillos se tornan blancos — no nos conocemos Brooklyn — mi nombre suena tan impersonal en sus labios — y creo que es mejor que permanezcamos de ese modo...— abre la puerta y sale como un suspiro de mi habitación dejándome completamente sola y sintiéndome vacía, pequeña, sucia y asqueada de mi misma.

Cierro los ojos y siento las lágrimas correr al mismo tiempo que escucho el portazo que me hace sobresaltarme y justo después caigo sobre mis rodillas hecha un mar de lágrimas. Lloro por lo que dije, por lo que él dijo y porque tiene razón al decir que no nos conocemos. Pero el que no conozca los hechos no quiere decir que no conozca lo que siente o lo entienda y lo que más duele es eso.

Que lo entiendo demasiado bien y me estoy muriendo porque acabo de alejarlo justo como él hace y como solía hacer con todos hace un tiempo. No quiero caer en eso otra vez, no quiero alejarlos o quiero caer en eso, no puedo. Me pongo en pie y camino hacia la puerta sintiendo un ligero mareo cuando la alcanzo que me detiene por unos segundos.

Pero lo ignoro y salgo de mi habitación, sintiéndome cada vez peor, no puedo dejar de llorar y las ganas de gritarle a Zero para que vuelva y me escuche me sobrepasan, la vista se me nubla y no sé si son por las lágrimas o algo mas pero de pronto todo me da vueltas y siento mis piernas aflojarse, un golpe fuerte contra mis rodillas y un fuerte dolor en mi cabeza antes que todo se vuelva negro.


#


Despierto desorientada y con una ligera puntada en mi cabeza que me hace apretar los ojos antes de abrirlos lentamente. El techo que veo es blanco, con luces blancas y que evidentemente no son las de mi habitación. Parpadeo adaptándome a la luz y giro el rostro a la derecha donde Sarah duerme profundamente en un sillón.

Escaneo la habitación y es obvio que estamos en un cuarto de hospital —otra vez— en el sillón frente a la cama, Spencer también se encuentra profundamente dormido. Continuo el recorrido por las paredes hasta alcanzar la ventana del costado, afuera esta oscuro por lo que asumo que es de madrugada.

Suspiro y me remuevo entre las sabanas, sintiendo como duelen mis rodillas y recuerdo que me he vuelto a desmayar. Paso mis manos por mi rostro y trato de volver a dormir pero no lo consigo. Sigo despierta después de un buen rato de contar ovejas y cerrar mis ojos para quedarme dormida.

El tintineo de la campana de un teléfono me hace mirar hacia el sofá donde Spencer se remueve y despierta, lleva una de sus manos hasta su pantalón y antes de mirar la pantalla de su teléfono posa sus ojos en los míos, al verme despierta se pone en pie de inmediato y camina hasta quedar cerca de mí. Me regala una sonrisa cálida y luego suspira.

— Hola...— me saluda.

— Hola...— desvió mis ojos hacia Sarah que también se remueve y murmura algo antes de seguir durmiendo.

— ¿Cómo te sientes? — pregunta después de unos segundos en silencio.

— Me duele un poco la cabeza y las rodillas...— respondo y el asiente.

— ¿Quieres que llame una de las enfermeras? — murmura y niego con rapidez.

— No, está bien, tranquilo...

— ¿Segura? — asiento.

Spence me ve con intensidad antes de inclinarse y besar mi frete con calidez.

— Nos asustaste...— comenta mirado a Sarah.

— Lo siento — me disculpo, sintiéndome culpable por preocuparlos.

— Intenta dormir un poco más, por la mañana seguro te darán de alta...— asiento y me coloco de lado evitando mirar sus ojos.

Veo su sombra caminar hacia el sofá pero antes apaga las luces y todo queda en penumbras y yo solo puedo permanecer en silencio aguardando que de alguna forma el sueño llegue a mí y me haga sentir mejor de lo que estoy sintiéndome al haber despertado.

Las horas pasan y yo no logro consiliar el sueño por lo que pase todo el rato pensando en la discusión que tuve con Zero y como quedo Cam de destrozada por lo que dijo. Tengo que ir a verla y saber como esta, la pobre no tiene culpa y quiero que entienda que si le importa a Zero pero que es muy duro para el aceptarlo.

Suspiro girándome y encontrado mi teléfono sobre la mesita que esta cerca de la cama, me estiro un poco y lo tomo para revisar la hora. Son casi las 5 de la mañana. Entro al WhatsApp y busco el contacto de Zero, su última conexión fue hace un par de horas.

Dudosa de si debo o no escribirle ahora me quedo mirando la foto de su perfil, que es una imagen de él, lleva una gorra, cazadora de cuero negro y una camiseta blanca debajo. Sonrió al ver su expresión de pocos amigos.

Brook: Hola Zero, disculpa la hora...

Tecleo pero miro las palabras y pongo los ojos en blanco, porque debo pedirle disculpas. Borro el mensaje y cierro la app dejando el teléfono de lado. No tiene caso escribirle ahora mismo. Ya lo hare más tarde. Finalmente después de un rato mis parpados empiezan a pesar y con esos orbes de distintos colores en mi mente me quedo dormida.


Nota del autor: hola mis bellezas, hace un tiempo que no actualizaba a Zero (lo se lo tengo en el olvido) pero aquí llegue con este capitulo que nos muestra un poco mas de lo que vivió Brook, de lo que otros vivieron cerca de ella. 

Fue demasiado duro lo que paso no? preguntare algo que ya conozco la respuesta pero digamos que me gusta ver el mundo arder. 

Spencer, que piensan de el? las leo...

Besos y abrazos, gracias infinitas por leernos, por estar aquí y soportarnos, les amo!

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