Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5 - Pesadillas.

Seguimos con tu regalo mi solecito, ud quería Zero luego no vayas a odiarme porque te hice llorar vale? porque te amo, te di lo que pediste!!!!

2/3

Brook.

Respiro profundo delante de la puerta de mi departamento, cierro los ojos y trato de olvidarme momentáneamente de lo que acaba de ocurrir con Zero, abro la puerta y justo como imagine Spence se encuentra aquí. Sarah esta junto a el mientras ríen sobre alguna cosa de la que conversan. Al notar mi presencia, mi mejor amiga camina hasta mí y me saluda animadamente.

— Nena ¿cómo estás? Pensé que llegarías un poco más tarde...— deja un beso sobre mi mejilla y se gira para ver a Spence que permanece con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

— Hola Brook...— sonrió y camino hacia el para saludarle.

— ¿Cómo estas Spence? — nos abrazamos con rapidez para luego mirarnos.

Sus ojos me detallan unos instantes y sé que busca alguna señal de malestar o algo. Así ha sido la vida entera, siempre se preocupa y trata de saber que ocurre antes de preguntar.

— ¿Cómo te sientes? — acaricia mi mejilla y sonrió.

— Mejor, no ha vuelto dolerme la cabeza así que supongo que todo en orden...— el asiente y mira sobre mi hombro donde Sarah nos observa con atención — ¿Evans? — pregunta de pronto haciendo que me sienta incomoda.

— Bien...— me limito a responder.

El asiente y luego suspira. Nos miramos un instante y luego de algunos segundos desvió mis ojos y camino a la cocina.

— Estoy cansada comeré algo y dormiré un poco, puedes ponerte cómodo Spence...— comento sin mirarlos.

Sarah sonríe en dirección de mi ex novio y se gira para seguirme, en cuanto entra a la cocina me ve seria.

— ¿En serio va a quedarse aquí? — indaga cruzándose de brazos.

— Solo serán un par de noches...

— Es tu ex Brook...

— ¿Y?

— Y eres novia de Zero ahora, ¿cómo crees que se pondrá cuando sepa que está aquí? — suspiro.

— Le prometí a mama que lo ayudaría y serán solo un par de noches, no tiene si quiera porque molestarse porque paso casi todo el día fuera y Spence estará trabajando, solo vendrá aquí a dormir...— Sarah suspira y niega con la cabeza.

— Esto no terminara bien, Z va a ponerse como loco...

— Iré a dormir...— doy por zanjada la conversación y paso junto a ella sin ánimos de seguir hablando del tema.

Una vez en mi habitación me deshago de mi ropa y me doy una ducha, la verdad no estoy cansada solo no quiero pensar en nada y la mejor forma de hacerlo es durmiendo. Me metro entre las sabanas y me coloco de lado mirando por la ventana. Cierro los ojos y respiro profundamente. No sé cuánto tiempo pasa pero poco a poco me voy quedando dormida.

#

Es de noche y hace muchísimo frio, froto mis manos contra mis brazos tratando de calentarme un poco mientras camino por la acera. El poste de luz de la esquina delante de mí titila haciendo que todo se vuelva más oscuro durante unos segundos antes de volver a iluminar mí alrededor. Respiro profundo y veo como el vaho deja mis labios.

Cruzo la calle trotando para llegar a las puertas del bar donde espero encontrar un poco de calor, algo de beber y un poco de aquello que me ayuda a olvidar. Cuando abro la puerta sonrió de lado al sentir la calidez que hay dentro. El sujeto de la entrada me mira de arriba abajo y eleva una de sus cejas pero no me dice nada cuando paso junto a él. Se ha acostumbrado a verme deambular por aquí.

Camino frotando mis manos hacia la barra, donde hay varios hombres bebiendo, ninguno de ellos me presta atención hasta que hablo.

— Hola Fred...— el dueño del local me dedica una mirada oscura antes de sonreírme con malicia.

— Muñequita...— mi cuerpo se eriza ante el tono lascivo que utiliza — llegas muy pronto hoy...— pasea su vista por algunos de los hombres que están en la barra — ninguno de estos te ayudara...— suspiro con pesar y asiento — pero puede que hoy me sienta generoso...— esas palabras me dan miedo, pero no me muevo.

— ¿Qué? — pregunto fijándome en el hombre.

— Vicent acompaña a la muñequita atrás...— cuando doy un paso hacia el costado un par de brazos me rodean y me sujetan con fuerza.

Mi cuerpo se tensa y mi corazón late desbocado. La respiración pesada de Vincent cae sobre mi cuello y cierro mis ojos. Fred siempre se me ha insinuado pero nunca había hecho algo como esto. Me remuevo cuando uno de sus gorilas me guía hasta la parte de atrás del local. Abre una puerta y entramos a una especie de oficina.

— Espera aquí mocosa y ni se te ocurra robar nada...— me espeta Vincent — Fred es un buen tipo y no le gusta ensuciarse las manos pero yo...— sonríe de lado mostrándome uno de sus dientes de oro y doy un paso atrás.

Vincent se gira y sale de la oficina dejándome sola, estoy nerviosa y ansiosa a partes iguales. Fred siempre me ha ayudado, al menos hasta cierto punto, pudo haberme enviado lejos o denunciarme la primera noche que estuve aquí, pero la verdad no lo hizo y hasta cierto punto me sentí agradecida con el porque me permitió quedarme.

Después de algunos minutos la puerta vuelve abrirse y Fred entra por ella, nuestras miradas se encuentras y sonríe acariciando su bigote.

— Muñeca te he visto ir y venir demasiadas veces y ya he escuchado a varios de mis clientes hablar de lo bien que lo pasan contigo...— doy un paso atrás cuando escucho sus palabras — te daré techo y comida si me das un poco más de lo que le has dado a ellos...— mis ojos se abren como platos y niego con la cabeza.

— Fred por favor...— le pido asustada.

— Vamos muñeca pude haber sido un mal tipo hace tiempo y he sido bueno contigo, pero la curiosidad me está matando, ¿Qué es lo que haces con esa boca niña que todos están tan ansiosos de verte entrar por la puerta? — se acerca a mí y cuerpo golpea la pared.

— No lo hagas...— le pido.

Cada cosa que he hecho desde que escape de casa lo he hecho bajo los efectos del alcohol o estando drogada, nunca he sido muy consciente de todas las cosas que suelo hacer para ganarme un poco de alcohol gratis y drogas. Siempre tonteo con los hombres mientras me brindan bebidas y finalmente termino dándoles lo que buscan como pago por su "ayuda".

Justo ahora estoy en mis cinco sentidos, hambrienta y con el dolor atenazando mis entrañas. Mis ojos se anegan de lágrimas y lo único que deseo en este momento es estar con mi mama. Escuchar a papa cantar mientras prepara la cena y ver a mi hermano...

Pensar en Connor me hace cerrar los ojos y ese gesto es lo único que necesita Fred para terminar de acortar la distancia entre ambos y enterrar su rostro en mi cuello. Mi cuerpo se tensa y mis ojos se cierran con más fuerza cuando su respiración acaricia mi piel. Sus manos van de inmediato a mis pechos y los aprieta con fuerza arrancándome un quejido de dolor.

— No sé qué te ven pero algo haces que tienes a tantos tan desesperados por ti...— comenta en voz baja cerca de mi oído — a no ser que sea solo por esa cara de niña buena...— sale de mi cuello y abro los ojos.

Lagrimas caen de ellos y el ríe divertido, limpiándolas con cuidado.

— Lloras por mí y gimes para ellos...— suena molesto aunque su caricia sigue siendo suave.

— Fred por favor...

— Por favor una mierda, tomare lo que no le has dado a ninguno hasta ahora y me hartare de follarte como quiero y lo mejor de ello es que lo harás en tus cinco sentidos...— mis ojos se abren como platos y niego con la cabeza mientras suelto un sollozo.

— Fred no por favor, no lo hagas...— le pido suplicante.

Mi corazón late desbocado mientras sus manos recorren mi cuerpo tocando y presionando con fuerza.

— Venga muñeca es mucho más placentero cuando no estas ebria o drogada...— cierro los ojos cuando sus mano se mete dentro de mi short y sus dedos se remueven contra mi sexo.

Presiono con más fuerza mis ojos deseando que nada de esto esté pasando, lloro con desesperación incapaz de moverme. Le pido a Dios en silencio que me ayude. Sé que he sido un ser humano terrible sé que no me he portado como debía pero no quiero esto, no quiero que Fred me toque no quiero recordar nada de esto.

Fred se deshace de mi short y mi ropa interior mientras yo sigo llorando incapaz de moverme, de defenderme o de oponerme a sus toques. Cuando me tiene completamente desnuda delante de él, sonríe con lascivia y morbo. El bulto en su pantalón me deja ver lo excitado que esta y la determinación en su mirada me deja saber que no se detendrá.

— ¿Vas a portarte bien verdad? — indaga y no puedo responder.

Entonces camina hacia mí y sostiene mi cuello con fuerza, sus ojos se fijan en los míos y su lengua se desliza por mis labios haciendo que mi estómago se remueva. Fred es un hombre de quizás unos treinta y tantos, no es feo pero tampoco es el ser más agraciado del universo. Y hasta este momento me había parecido incluso agradable.

— Por favor...— suplico en un jadeo quedo cuando su lengua continúa su recorrido hasta mis pechos.

— Justamente quiero escucharte suplicar cuando este rompiendo tu culo...— mis ojos se abren de par en par después de su declaración y empiezo a removerme con fuerza tratando de liberarme.

Pero un fuerte golpe en mi mejilla me hace caer sobre un sofá, el sabor metálico de la sangre inunda mis papilas gustativas y lloro con más fuerza. Cuando Fred se cierne sobre mi cuerpo apresándolo contra el cuero del sofá. Sus manos sujetan las mías hasta acomodarlas debajo de mi vientre. Sus piernas aprisionan las mías y me remuevo con desesperación cuando una de sus manos se apoya en medio de mi espalda y la otra separa una de mis nalgas.

Su mano se pierde entre ellas tocándome con descaro, sollozo mordiendo mi labio porque no quiero gritar, no quiero darle el gusto de escucharme gritar por lo que esta haciéndome. Cuando siento que uno de sus dedos entra en mi ano con brusquedad sin poder evitarlo grito y lloro con fuerza.

—Eso muñeca — jadea — que culo tan rico tienes...— susurra sobre mi oído antes de lamerlo una vez más.

Su dedo se mueve dentro de mí con salvajismo, duele, arde y es horrible, odio esto, odio tanto esto que cierro mis ojos y deseo con cada fibra de mi ser que de alguna forma esto pare. Pero la verdad es que solo acaba de empezar, por pronto escucho el ruido de la bragueta de Fred y a los pocos segundos su duro miembro acomodándose en mi entrada.

Presiono con fuerza los músculos de mi espalda, de mis piernas y de mi ano tratando de evitar la intrusión pero esto lo hace aun peor. Fred escupe sobre el área y pronto siento la humedad de su saliva tratando de lubricarme. Me remuevo intentando evitar lo inevitable y cuando creo que va a detenerse por mi lucha, solo presiona una de sus manos sobre mi cabeza y se afinca contra esta lastimándome.

Me mareo cuando el dolor en mi trasero se hace insoportable y siento como se introduce en ese estrecho lugar desgarrándome. Muerdo mi labio conteniendo el grito que pugna por salir...

— Brook...— la voz de Fred pronuncia mi nombre y lo dejo ir grito con desesperación, de dolor y terror.

— ¡BROOKLYN DESPIERTA! — la voz de alguien me grita mientras me mueve con insistencia.

Abro los ojos y comienzo a golpearle, grito y me remuevo como loca tratando de deshacerme de las manos que intentan sostenerme. Lloro con desesperación cuando unos brazos me rodean y chillo con todas mis fuerzas para que me liberen pero solo se cierran con más fuerza alrededor de mi cuerpo.

— Brook tranquila soy yo Spencer, estas bien hermosa no pasa nada...— la suave voz de Spence me hace callar de golpe y caigo en cuenta que estoy en mi habitación y que es el quien me acuna entre sus brazos.

Mi respiración es un completo desastre, el mareo que me embarga me da ganas de vomitar y de inmediato trato de liberarme, intento hablar pero no lo consigo cuando simplemente vacío el contenido de mi estómago en mi cama y parte del cuerpo de Spencer.

Vomito como si estuviera en una atracción de algún parque de diversiones y cuando ya no tengo nada más que dejar salir, me dejo caer a un costado de la cama, me siento extremadamente exhausta, mi cuerpo tiembla sin control y no soy capaz de ver donde se ha metido Spence pero al cabo de algunos segundos un par de brazos me alzan con cuidado cargándome.

— Me mata verte así Brook...— lo escucho murmurar.

Pronto siento como me dejan con cuidado dentro de algo frio, mi cuerpo se estremece y abro los ojos para encontrarme la mirada preocupada de mi ex. Una de sus manos se eleva intentando limpiar mis lágrimas y me aparto asustada, su mano se detiene en el aire y cierra sus ojos.

— No voy hacerte daño Brook...— murmura — no soy ninguno de esos hombres...— que les mencione hace que mi llanto vuelva y una vez más en mitad de la tina de mi baño me siento rodeando mis piernas con mis brazos sin importarme estar cubierta de vómito y sudor.

Spencer.

Termino de arreglar la cocina y dejar todo arreglado. Preparar la cena como agradecimiento para Sarah y Brook es lo menos que puedo hacer por dejarme quedarme aquí mientras termina de acondicionar mi departamento. Sarah se fue una vez que Brook se fue a su habitación y me dijo que regresaría sobre las siete de la noche para cenar todos juntos.

Hablo sobre pedir una pizza pero me he adelantado y he preparado algo de comer. Respiro profundo y miro a mi alrededor asegurándome de dejar todo como lo encontré. Cuando salgo de la cocina y camino por el pasillo para ir a la habitación donde me han dejado quedarme escucho un sollozo que viene del cuarto que le pertenece a Brook.

Mi ceño se frunce y mis alarmas se encienden, camino hasta la puerta y cuando estoy por abrirla me detengo. No quiero presionarla, tampoco quiero incomodarla, su madre me ha dicho que aunque parezca que está bien los resultados de los exámenes no han salido del todo bien y habrá que hacer más estudios.

— No por favor...— solloza y es lo que necesito para abrir la puerta.

Cuando lo hago la oscuridad dentro es parcial pero me permite ubicar a Brook sobre la cama, las sabanas cubren parcialmente su cuerpo y hay una mancha enorme sobre ellas, camino con rapidez hacia ella cuando se remueve y llora moviéndose con miedo.

Me siento junto a ella y noto la capa de sudor que cubre su cuerpo, la mancha que había visto desde lejos es humedad y asumo que es gracias a lo mismo. Coloco una de mis manos sobre su hombro recordando que su padre me hablo de las pesadillas tan vividas que Brooklyn sufría una vez regreso a casa. Cierro los ojos y suspiro.

— Brook...— la llamo moviéndola con suavidad.

Nunca la había visto tener una de ellas, en realidad me aleje tanto de ella cuando regreso que lo que se lo sé por sus padres y no por ella. Su ceño se contrae y sus ojos se aprietan con fuerza y vuelve a sollozar.

— Fred por favor...— murmura con dolor y mi pecho se contrae.

Ese nombre, ese nombre lo conozco muy bien es uno de los muchos hombres que hicieron de Brooklyn un pedazo de carne al que usar. La muevo con rapidez intentando traerla de regreso. Pero no despierta.

— No lo hagas por favor...— implora y suelta un chillido que me sobresalta y la muevo con más intensidad entonces abre los ojos como platos.

No me ve pero tampoco parece estar despierta realmente de inmediato empieza a luchar conmigo para que la libere. Le hablo y le explico que soy yo y que está bien, pero sigue removiéndose con intensidad. La abrazo con fuerza cuando logro sostener sus brazos y la pego contra mi murmurándole quien soy que no le hace daño.

Deja de moverse y busca mí mirada un instante antes de negar con la cabeza sollozar y sostener su pecho como si le doliera, luego lleva una de sus manos sobre su boca y después sin poder evitarlo vomita sobre la cama y sobre mi cuerpo. Me levanto como si tuviera un resorte e intento hacer algo para evitar que ensucie más su cama pero en cuanto intento tocarla los espasmos causados por las arcadas aumentan y decido no tocarla.

Me hago a un lado sin saber muy bien que hacer, observo mi cuerpo y noto el vómito y como mi estómago se remueve. Me deshago de mi camisa y de mi pantalón quedando solo en bóxer dudo un instante sin saber qué hacer, no quiero quedarme así pero tampoco quiero dejarla sola. Así que simplemente permanezco allí esperando que deje salir todo lo que tiene en el estómago.

Cuando su cuerpo cae de costado sobre la cama, uno de su brazos cae sobre el vómito que cayó sobre esta y respiro profundo al ver el desastre que se hizo. Cierro los ojos y me acerco a ella tratando de contener mi asco y la tomo en brazos. Camino con ella al baño y la dejo en la tina. No ha parado de llorar y no me ha visto ni una sola vez.

Sus brazos rodean sus piernas y se abraza a si misma con fuerza. Me siento impotente y cabreado al ver el resultado de sus propias decisiones. Paso una de mis manos sobre mi cabello y me inclino sobre ella, libero sus rodillas y elevo su rostro para que me vea. Lo único que veo en esos enormes ojos café es temor, derrota y resignación. Sentimientos que me carcomen por dentro porque nunca los había visto en ella.

Con cuidado de no alterarla más, tomo el borde de la camisa negra que lleva y tiro de ella, su cuerpo se tensa de inmediato y me ve suplicante, pero no dice nada.

— Solo quiero ayudarte...— murmuro.

— No...— solloza con voz ronca — no lo hagas...— suspiro y niego con la cabeza ignorando sus palabras.

Cuando creo que va a impedirme quitársela, eleva sus brazos y la saco por su cabeza, desvió mis ojos de su cuerpo al tonar que solo lleva una braga y sus pechos están libres.

— ¿Puedes ducharte tú misma? — pregunto sin reconocer mi voz por lo ronca que esta.

— Si...— susurra.

Me pongo en pie y abro los grifos de agua, tanto la caliente como la fría, la tina empieza a llenarse y me muevo hasta el retrete donde me siento. Brook ha vuelto abrazar sus rodillas con sus brazos y su mirada se encuentra fija en el agua que poco a poco aumenta de volumen con forme se llena el espacio. Cuando esta por la mitad me pongo en pie y las cierro.

Respiro profundo e intento tocarla pero se hace a un lado sin mirarme.

— Lo hare yo sola...— murmura — por favor déjame sola...— respiro profundo y asiento.

Cuando me pongo en pie y le doy la espalda y cierro los ojos tratando de encontrar las palabras adecuadas para poder hacerla sentir mejor.

— Estaré afuera, si necesitas algo solo llámame...— espero alguna respuesta pero el silencio es lo único que recibo.

Cuando salgo del baño veo el desastre que me espera limpiar y cierro los ojos controlando las náuseas. Salgo de la habitación y me pongo un bermudas, regreso y empiezo a quitar las sabanas de la cama, mientras lo hago el olor a vomito invade mis fosas nasales y las arcadas regresan. Respiro profundo tratando de controlar el malestar y término por limpiar el suelo y lo que se ensucio con las mismas sabanas.

Las amontono y saco de la habitación dejándolas junto a la puerta en el pasillo cuando vuelvo sobre la mesa de noche se encuentra el teléfono de Brook y está vibrando, camino hasta él y la imagen de Evans se refleja en la pantalla. Mi cuerpo se tensa al verlo y lo único que siento es ira.

No entiendo como Brook puede estar liada con un sujeto como ese. Es un idiota de primera, además la forma en que la trata me asquea. Tomo el aparato y deslizo mi dedo sobre la pantalla. Espero algunos segundos y lo llevo hasta mi oído.

¿Jake? — la voz de Evans suena amortiguada por algo y además arrastra las palabras.

Esta ebrio.

— ¿Cuándo demonios vas a entender que no deberías estar cerca de Brooklyn? — pregunto con brusquedad.

El silencio que se extiende en la línea me hace sopesar la idea que ha finalizado la llamada pero cuando despego el aparato de mi oído veo que sigue conectada.

— Niño bonito Spencer...— se mofa en tono despectivo — ¿Cuándo vas a entender que Jake no quiere nada contigo eh? — mi cuerpo se tensa con sus palabras y en serio quiero golpearlo.

Este tipo logra hacerme perder los estribos demasiado rápido.

— ¿No quiere nada conmigo dices? — rio con ironía — puede que no queramos nada el uno con el otro pero como en cada oportunidad que he tenido de verla hundida en la mierda desde que te conoce brillas tu ausencia y yo sigo aquí...— el silencio se extiende unos segundos y vuelvo a reír — basuras como tú no tienen cabida en la vida de personas como Brooklyn consíguete un pasatiempo nuevo y déjala en paz, ya ha tenido suficiente mierda como para que también tenga que cargar con la tuya...— no espero que responda y simplemente finalizo la llamada y apago el teléfono.

Por el momento Brook no necesita a ese imbécil jodiendola más de lo que está. Termino de recoger todo y regreso al baño, cuando entro Brook sigue en la misma posición y noto que no se ha duchado aun, así que con lentitud me acerco a ella, tomo la esponja y la unto con jabón antes de empezar a frotarla contra su piel. Su cuerpo se tensa y se eriza conforme lo hago pero trato de ser cuidadoso y respetuoso.

— Hermosa — murmuro colocando mi dedo índice debajo de su quijada.

— No me digas que soy hermosa Spence...— murmura.

— Lo eres Brook, siempre lo has sido...— nuestras miradas se encuentran por un instante y solo consigo ver dolor en esos ojos que me hacían suspirar.

— Solo lo dices por hacerme sentir mejor...— sonrió y niego con la cabeza.

— No, lo digo muy enserio porque nunca he conocido una chica como tú...— limpio una de las lágrimas que cae de su mejilla y beso su frente — déjame terminar de lavarte ¿sí? — no responde nada y por un instante pienso que va a negarse pero luego simplemente se gira y me da la espalda dándome acceso a su piel.

Me dedico a enjabonarla con cuidado, una vez termino de hacerlo lavo su cabello y me aseguro que no quede una pisca de vomito en sus brazos o alguna otra parte de su cuerpo. La ayudo a quitar el jabón y el shampoo para luego levantarme y tomar una toalla. Ella duda un momento antes de ponerse en pie y dejarme ver su cuerpo desnudo.

Trago con fuerza porque aunque cuando fuimos novios no estuvimos nunca sexualmente hablando si tonteamos bastante. Y su cuerpo no es lo que solía ser. Desvió mis ojos y miro al suelo para darle privacidad mientras sale de la tina, la ayudo rodeando su cuerpo con la toalla y luego con otra seco su cabello. Cuando termino nuestras miradas se encuentran una vez más y ella suspira.

— Spence duerme conmigo...— me pide en un susurro cargado de súplica.

— Claro hermosa vamos...— rodeo sus hombros con mis brazos y la guio fuera del baño una vez en la habitación ella camina hacia su armario y saca otra camiseta negra.

Esta es de una banda de rock y estoy casi seguro que no es del idiota de Evans cuando se la coloca se pone un bóxer y camina hacia la cama se mete en ella y me observa seria. Suspiro y camino hasta colocarme a su lado, ella se acuesta de lado y toma una de mis brazos rodeando su cintura, se acurruca cerca de mí y cierra los ojos.

— Duerme...— murmuro.

— Gracias Spence...— susurra.

Beso su frente y la abrazo con fuerza, intentado calmar el sufrimiento que sé que en este momento está escondiendo en su interior. Cierro los ojos y empiezo a tararear la canción que solíamos cantar cada que estábamos juntos, la siento pegarse más a mí y continuo hasta que poco a poco se va relajando y pronto su respiración se hace pausada y profunda.

— Ojala pudiera hacer algo para ayudarte a olvidar todo lo que viviste...— murmuro consciente que no podrá escucharme pero en su subconsciente mis palabras estarán.

Nota del autor: rayos... capitulo demasiado fuerte lo se. Pobre Jake no lo ha tenido fácil tampoco y lo que vivió mientras estuvo fuera de casa fue heavy... Spence, uy ya las veo despotricando contra el, venga que quiere lo mejor para Jake y aunque no nos agrade el que este allí diciendo lo que piensa, sabemos que tiene un poco de razón... Zero no le hace del todo bien a Jake pero bueno aquí Tamy jugando a la abogada del diablo! sigamos leyendo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro