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2. Aquel día

"Señorita Eun hee", fue la forma en que Han Seojun comenzó a referirse a ella después del "accidente" en la cafetería. "Señorita Eun hee, buenos días"; "Nos vemos mañana, Señorita Eun hee"; "Señorita Eun hee, ¿me pasas el primer ejercicio del segundo ítem de la guía de matemáticas?". "Pídeselo a Suho", solía responder ella. Hasta que tiempo después notó que Han Seojun y Lee Suho ya no eran íntimos.

La nombradía que el joven Han le concedió a Eun hee, junto con las escuetas respuestas que esta le daba, fueron la única forma de interacción entre ambos después del "accidente" en aquel día. Choi Eun hee sabía que, aunque habían pasado ya tres años desde el evento, el muchacho Han había logrado hacerse de una estrategia para recordarle la vergonzosa escena cada día de su vida. Muchas veces estuvo a punto de devolvérsela con un "Señor Seojun", pero por alguna razón le resonaba inapropiado. Aún así, Choi Eun hee notó que si bien se refería a ella con un nuevo título, Han Seojun ya no la miraba a los ojos. 

O almenos lo evitaba.

Desde aquel día.

Conviene saber que Choi Eun hee no reaccionaba a la presencia de Han Seojun como lo harían los demás, hace un tiempo que el último se había reintegrado a la escuela y junto con ello se habían disparado con un dramatismo irrisorio las hormonas de la gran mayoría de la clase. Sin embargo, Choi Eun hee se mantendría al margen, no esperaría a que fuese el primero en ingresar a la sala para así ganar un par de segundos más contemplándole, tampoco pretendía que el mundo oliera y tuviera un color distinto cuando diese el primer paso dentro del salón y lo primero que viese fuese a Seojun con el brazo torcido durmiendo sobre su mesa. Al contrario, Choi Eun hee solía suspirar con resignación, torcía los labios y continuaba con lo que estuviera haciendo.

Cuando Han Seojun y Lee Suho se pelearon en la cafetería, su reacción fue la misma. Suspirar con resignación, blanquear los ojos y salir de allí con el propósito de librarse del miserable discurso que con toda seguridad el director daría a los espectadores de la pelea. A la joven le daba risa que corriese el rumor de que la pelea había sido causa de un lío amoroso entre Suho, Seojun y la nueva, Lim Jukyung. No había que hacer demasiadas conexiones sinápticas para saber que trás aquellas persianas que difuminaba lo innegable, se mantenía oculto un problema mucho más grave, más delicado y con total seguridad, más doloroso: la muerte de Seyeon.

Cuando Choi Eun hee se enteró una tarde, por su madre que llegó corriendo a su cuarto, agitado el pecho y con llorosos ojos —pues se trata de una mujer sensible—, que uno de sus compañeros de clase se había suicidado y que se trataba de Seyeon, de inmediato le vino el recuerdo de aquel día en que derramó silicona líquida en la cabeza de Seojun. Choi Eun hee por primera vez se arrepintió.

Eun hee nunca le dio las condolencias a Seojun, ni siquiera cuando volvió a reintegrarse y la saludó con un "Señorita Eun hee..." y por milésima vez no la miró a los ojos. Pero lloró, larga y tendidamente, dentro de las cuatro paredes de su pieza después de que su mamá le diera la noticia, recordando aquel día con la silicona en el pelo de Seojun, y luego el rostro de Seyeon, el rostro de Seyeon y la silicona en el pelo de Seojun, la silicona en el pelo de Seojun y el rostro de Seyeon...




—Jukyung, cuéntanos más sobre eso de que estás en un lío amoroso entre Seojun y Suho —Soo ah apremió entusiasmada, mientras las florecillas que caían del padauk se perdían en sus cabellos, y en los de Jukyung, Kang Soo jin y Eun hee recostadas bajo el mítico árbol.

—¡Yo no sé nada! —arguyó—. No es como que les conozca mucho.

—¿Qué creen que les hace así de llamativos? —cuestionó con aire de cotilleo Soo jin—. Ya sabes, a esos dos.

Las cuatro mujeres giraron simultáneamente hacia las figuras de los jóvenes ahora bien separaditos y dispersados en el patio delantero de la escuela.

—Pues que son guapos. Y además, ambos tienen ese temple de chicos fríos enojados con el mundo —respondió Soo ah.

—Un blanco fácil para las chicas sensibles y románticas —dijo Soo jin—. ¿Cómo los describirías tú, Eun hee?— Kang Soo jin se dirigió a Choi Eun hee, que hasta el momento se había mantenido un tanto ajena a la conversación, concentrada en su lápiz y libreta.

—Sí, ¿qué piensas de ellos, Eun hee? Me gustaría saber tu opinión, una opinión objetiva, de alguien objetivo. Como no te llevas mucho con ninguno... —apoyó Soo ah.

Choi Eun hee bajó sus manos, con la libreta y en lápiz en cada una de ellas, y las hizo descansar en su regazo. Pensó unos segundos. La explicación de Soo ah no le parecía para nada razonable. Creía que la mayoría de los estudiantes que perdían los estribos por los susodichos poco y nada sabían de ellos —al igual que ella—, y lo que sabían era con toda seguridad obra de la larga lengua de la comunidad escolar.

Eun hee dirigió su mirada a la figura de Seojun, que en el extremo sur le daba un coscorrón a Kim Chorong y luego se acomodaba la corbata y se sacudía las briznas de polvo de la camisa. Sus ojos dieron un largo paseo hasta el norte, donde se encontró con que Suho estaba sentado solo en una banca contemplando el vacío, parecía que luchaba consigo mismo, con el viento que le golpeaba las sienes y con su gelidez que le entumecía las articulaciones.

Soo jin se aburrió de tanta espera.

—Puedes empezar diciendo que son..¿inteligentes?, ...¿misteriosos?...

—Incapacitados emocionales —terminó, ácidamente.

—¡Ah! Choi Eun hee —reclamó Soo ah.

—¿¡Qué!? Pregúntenle a Jukyung, ¡tampoco ha dicho mucho!

—¡No más conmigo! Por favor.

—Nunca nos hablas de chicos, Eun hee... — murmuró Soo ah, abatida.

—O chicas...—continuó Soo jin.

Choi Eun hee suspiró.

—Hay cosas más entretenidas que el amor.

—¡Eso seguro que es cierto! —Jukyung apoyó con ojos titilantes.

—¿Qué? ¿como los poemas esos que escribes? —Soo jin elevó una ceja. Su comentario, en realidad, no tenía malicia. Era una pregunta auténtica.

—Quizás.

Choi Eun hee elevó los hombros y se paró con la excusa de que debía devolver una tarea de literatura. No le gustaba que las conversaciones tomaran otro rumbo y se enfocaran en ella.

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