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15. Zelkova

https://youtu.be/iq_1LQX7IT0

"¿Estás ebria?", preguntó Seojun, una vez que la joven Choi Eun hee llegó dando saltitos a su lado y lo saludó con un beso en la mejilla —todavía, sin embargo, siendo cuidadosa con su brazo enyesado—. Su aliento le acarició el rostro y sonrió quedamente cuando ella respondió con un "no" muy poco convincente. Han Seojun se sonrojó al ver que el viento nocturno removía los pliegues de su falda, acariciándole los muslos cubiertos por la tela negra, lisa y delgada de las pantis."¿No tienes frío?" preguntó él. Choi Eun hee negó con un movimiento de cabeza. El joven Han suspiró, cerró sus ojos y se mordió el labio inferior, a sabiendas de que esa noche tendría que contenerse a niveles astronómicos.

En el crepúsculo de ese día sábado, la joven Choi había quedado de reunirse con Choi soo ah y Lim Jukyung en casa de Kang Soo jin. La idea era preparar guiso de Kimchi para la cena y luego mirar En la playa sola de noche de Hong Sang soo, todo esto mientras bebían, por vez primera, unos cuantos vasos de soju. Sin embargo, la inocente inexpertis de las mujeres en materia de alcohol resultó en una condición de embriaguez colectiva, en la que la preparación de la cena y el disfrute del filme pasaron a segundo plano.

En medio de semejante suceso, el celular de Choi Eun hee tintineó, con ese sonido regular y cansino de lo que no implica ninguna novedad, pensó en un comienzo. Eun hee nunca supo cómo Han Seojun se las arregló para conseguir su número. Sin embargo, llegados a este punto, poco le importó, y ni siquiera se lo preguntó después de leer el primer mensaje que llegó de su parte.

Señorita Eun hee, soy Han Seojun 😋.

Eun hee demoró en contestar. Ciertamente, le era engorroso procesar lo que estaba pasando. Miró a su alrededor: al igual que sus amigas, yacía sobre un colchón en el suelo y su cabeza reposaba en una almohada mientras intentaba entender el argumento de la película. De pronto, las cosas comenzaron a tomar cierto aura de irrealidad que le provocó un plácido redolor en el estómago. Su celular volvió a vibrar.

¿Señorita Eun hee? 😶‍🌫️

Han Seojun .

Respondió sucinta, al fin.

Su entrecejo se frunció. Intentó pensar en las razones detrás del mensaje de Han Seojun, pero pronto desistió, lo cierto es que se sentía más ligerita que nunca.

Quiero verte.

Vamos a vernos.

No vas a tener que moverte, te espero fuera de la casa de Kang Soo jin😊.

Tampoco te voy a quitar mucho tiempo, solo quiero estar contigo un rato .

Aquellos mensajes recibidos poco después de que Choi Eun hee le contara su noche, desencadenaron en ella un creciente calor en el centro del estómago, que terminó de consumirse lánguidamente en su pecho. Le gustaba ese lado de Han Seojun, ese lado resuelto y osado, implícitamente dominante, que ella consintió con dulzura ese anochecer. Y podríamos tener el descaro de echarle la culpa al alcohol en su cuerpo o a la luna creciente plasmada en el cielo, sin embargo no hay necesidad de ahondar en la razón que llevó a Choi Eun hee a aceptar ir al encuentro fugaz sin mucha porfía de por medio.

Choi Eun hee terminó saliendo de la casa de Kang Soo jin con la excusa de que anhelaba respirar el aire fresco de la noche, que eso le ayudaría a disminuir su nivel de embriaguez, que volvería en apenas unos minutos y que siguieran viendo la película sin ella.

Y ahora se encontraba allí, fuera de la propiedad Kang, sentada junto a Han Seojun bajo un zelkova, observando la grandeza de aquel árbol de monumental tronco y frondosas hojas. La luz de la luna se colaba por entre sus ramas y follaje. Olía a humedad y a ensueño, y Eun hee se imaginó un dosel de árboles hecho de luz de luna, hecho de fantasía.

—¿Por qué querías verme? —preguntó sin mirarlo, con una sonrisa persistente en su rostro mientras descansaba ambas manos en sus rodillas.

Han Seojun tardó unos segundos en responder; notó que ella tenía las mejillas rojitas, y pensó que la adoraba.

—Te adoro, Choi Eun hee.

Ella le miró y él evitó sus ojos, estaba ligeramente avergonzado. La escuchó soltar un resuello y solo la volteó a ver, de hito en hito, cuando sintió que su mano fría le acariciaba el cuello. Han Seojun vio que sus ojos brillaban a la luz de la luna, que tomaban una forma especial, semejantes a los ojos de un gato que, posado sobre un tejado, maúlla con sus pupilas clavadas en el satélite plateado.

—¿Viniste aquí para decirme eso? —susurró sonriente, con sus labios tan cerca que Han Seojun tuvo que saborearse para evitar comerle la boca. Su respiración a esa hora de la noche, y a oscuras, le produjo una abrumadora sensación de urgencia por ella.

—No, vine aquí porque quería verte. No importa el tiempo que fuera, entiendo que estés ocupada. Pero te lo digo igual, porque así lo siento. Así es como me siento ahora cuando pienso en ti.

—¿Y hasta cuándo me vas a adorar?, ¿hasta que te vayas y ya no me veas más?, ¿o hasta que termine la noche?

Han Seojun la observó, había una ligera nota de dolor en sus ojos que no supo entender.

—Me temo que no te adoraré solo hasta esta noche, señorita Eun hee.

Ella soltó una risita suave y acercó su boca al cuello expuesto de Han Seojun. Movió sus labios y usó su lengua para dibujar minúsculos círculos en su piel.

Han Seojun tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para detenerla.

—¿Qué?, ¿no te gusta?

El joven suspiró, cerró sus ojos y le contestó despacio.

—Señorita Eun hee, ni te imaginas las ganas que tengo de dejar que me beses donde quieras, o de las ganas que tengo de comerte la boca entera. Pero estás ebria. Entonces, o mañana no te acuerdas de nada o te arrepientes de todo. No puedo hacerte... no puedo dejar que nos dañemos así.

Choi Eun hee se alejó y se silenció por unos segundos.

—No estoy tan borracha...

Han Seojun sonrió, le abrazó por la espalda y le besó tiernamente la frente. Cuando la miró de nuevo, notó que tenía una expresión pesarosa y ojos lagrimosos.

—¿Qué tienes?

—¡No es justo! ¡No es justo! Nunca puedo hacer nada contigo, siempre pasa algo. Es odioso, ¡muy odioso y triste! Eres como... eres como un rayo de luna en el mar.

— ¿Como un rayo de luna en el mar? Al menos suena bonito, así que supongo que no es tan malo ser un rayo de luna en el mar. Pero explícame —apremió.

— Cuando estoy en la playa y trato de alcanzar los rayos de luz de luna sobre el mar, siempre se escapan o desaparecen, o se mueven y no puedo atraparlos. Son imposibles de tocar...Y ahora, ahora quería tanto besarte. Y no me dejas. Es odioso...

—Oye, Choi Eun hee —llamó, acariciándole las mejillas y mirándole profundamente a los ojos—. Puedes besarme cuando no estés ebria.

Eun hee le miró cálida. Su berrinche había menguado abruptamente.

—¿De verdad?

Han Seojun asintió.

—Tú solo tienes que buscarme, y entonces puedes besarme todo lo que quieras.

Choi Eun hee murmuró una débil afirmación.

—De todas formas, me alegra que te hayan dado el alta.

El joven Han río ante el brusco cambio de tema.

—Sí, bueno, la Sra. Choi fue bien amable. Después de ese día que fuiste al hospital, me pasó diciendo que enviabas saludos.

—Pues mintió.

Seojun carcajeó.

—No me sorprendería que lo haya hecho de pura buena persona que es.

Un silencio cómodo se situó entre ambos, únicamente irrumpido por el estridular de las cigarras.

—Tengo que irme, las niñas han de estar preocupadas por mí —informó Choi Eun hee, irguiéndose. Han Seojun la siguió de cerca.

—¿Qué están haciendo ustedes además de alcoholizarse?

—Vemos una película, En la playa sola de noche. Aunque no he estado entendiendo mucho nada.

—Difícil en el estado en el que estás.

—¡Oye! No estoy tan ebria, ya te dije.

—Podríamos terminar de verla juntos, para que puedas entenderla mejor.

—¿De verdad?, ¿eso te gustaría? —preguntó ella, extrañada de que Seojun le estuviera diciendo que quería que pasaran más tiempo juntos.

—Mucho.

—Bueno, a mí también.

Han Seojun sonrió, le tomó el rostro con su mano no enyesada y le acarició el pómulo izquierdo. Choi Eun hee suspiró y encogió los hombros, pensó que nunca se había sentido más sumisa y dócil con él, así como con casi todo esa noche. Aquella Eun hee era una Eun hee diferente, razonó, despojada de inseguridades, miedos y carencias emocionales y domésticas.

—Te voy a extrañar esta noche —confesó él.

Había sido embestido por una necesidad irracional de ser honesto con Choi Eun hee después de verse suspendido en un péndulo que vociferaba que si no era lo hacía, la imagen de Choi Eun hee se disiparía como un recuerdo venerado pero ajeno, evanescente en el fluir del tiempo.

Choi Eun hee acarició con sus palmas el pecho de Han Seojun y se despidió de él con un lento beso en la mejilla. Antes de dejarla ir, Han Seojun la miró severamente, sus ojos penetraron en los de ella con agudeza, se mordió el labio inferior y apretó con su mano libre el lado izquierdo de la cadera de Choi Eun hee. Fue un agarre sólido y apremiante. Ella soltó un gemido y se apresuró hacia la casa de Kang Soo jin. Su pecho se sentía lleno y su vientre cálido.

Han Seojun estaba nervioso pero feliz. La promesa de mirar una película juntos guardaba el deseo implícito de ir un poco más allá, un poco más allá de las risitas y miradas enigmáticas, un poco más allá del sexo sin amor. Iba a pasar tiempo de calidad con ella y a Han Seojun le temblaron los dedos de la mano de solo pensarlo. Ojalá que recuerde, pensó, todavía observando el fantasma de la joven Eun hee en la entrada de la propiedad de Kang Soo jin, con sus ojos brillantes por el reflejo de la luna y con el aroma a humedad y a ensueño del zelkova todavía impregnado en su ropa.



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No es un capítulo muy emocionante, pero es importante porque delimita un antes y un después en la forma de relacionarse de Seojun y Eun hee. 

Espero lo hayas disfrutado, recuerda jamás irte sin votar y comentar 🍵💕

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