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13. descorazonar

—Según me cuentas, no te molesta que te traten de "puta" —Komako, la anciana psicóloga de Eun hee, quiso ratificar.

—No, no me molesta —Choi Eun hee se encogió de hombros, con expresión inocente—. De todas formas, es una profesión como cualquier otra. El tema es que la usan con fines despectivos, por eso Kang Soo jin se pone rabiosa con eso, sí. Y sobre todo le molesta que otros intenten ofenderme, por eso el incidente en los baños de la escuela.

La anciana Komako meneó la cabeza risueñamente.

—Kang Soo jin, la joven que dijiste que era lo más parecido a una hermana que tenías.

Choi Eun hee sonrió en respuesta, y recordó el suceso de aquella fría mañana de lunes.

La joven Eun hee nunca creyó que entrar a los baños del colegio podría resultar en un suceso memorable. Ese día, Kang Soo jin había llegado a la escuela con un engorroso problema, algo sobre una erupción cutánea gigante en el muslo derecho, de un dolor apenas soportable. Con ánimo de ayudar, Choi Eun hee se había encerrado con ella en unos de los cubículos del baño, sin contar con que desde allí escucharían a dos estudiantes comentando el último hecho noticioso: "¿Supiste lo de Choi Eun hee la semana pasada? según escuché, se acostó con el papacito de Han Seojun. ¿Te puedes imaginar? ¿Cómo es que se metió con ella? ni siquiera estaban de novios", "Y tan tranquilita que se veía. Es una puta cualquiera, meterse con..."

Choi Eun hee no alcanzó a darse cuenta cuando Kang Soo jin salió hecha una bala del cubículo, azotando la puerta y con las medias a medio subir y un grano gigante decorándole la pierna. Todo un espectáculo. "¿¡Y qué hay de malo en ser una puta!? ¡De seguro tienes muchas ganas de serlo, eh! ¡Envidiosa de mierda! ¡Perra! había gritado Kang Soo jin, antes de poner en práctica sus dotes en artes marciales y lanzar patadas y manotazos a las susodichas que, gritando y con marcas de zapato en el rostro y en su blanco uniforme, terminaron corriendo espantadas a la puerta. Choi Eun hee había mirado la escena con ojos saltones y aguantándose la risa, y aunque el incidente les había costado un par de horas más en la escuela, razón por la cual Eun hee llegaría tarde a su terapia, ambas estuvieron de acuerdo en que había merecido la pena.

—¿Qué hay de Seojun?

—¿Eh?

—El joven del que me contaste.

—Pues nada.

—¿Nada? ¿No hay nada que sientas por él?

Choi Eun hee reflexionó.

—Cuando lo veo, después de lo que pasó con el asunto de la libreta y todo eso, siento una presión en el pecho.

—¿Una presión?

—Sí, no sé. Antes sentía una extraña emoción al verle, sobre todo después de conversar un poco más con él. Pienso que quizás hasta me gustaba. Igual es confuso, porque a él le gusta Lim Jukyung, que es del grupo, y eso está más que bien. Pero después de lo que pasó, siento una presión rara —en este punto, la mirada de Eun hee decayó—. Como cuando papá llega a casa y el rostro de mamá decae instantáneamente. Es como si el aire se densificara en su presencia.

Hablándolo, a la joven Eun hee se le aguaron los ojos.

Komako habló despacio y cuidadosamente.

—Choi Eun hee, ¿sabes que tu forma de relacionarte con los chicos puede ser muy distinta a la forma que tienen tus padres de relacionarse, cierto?

Eun hee calló por unos segundos.

—Sí —respondió, a tientas.

En el rostro de la anciana Komako se dibujó apenas una sonrisa.

Cuando finalizó su terapia y salió del hospital, Choi Eun hee pensó en sus últimas conversaciones con la terapeuta. Lo cierto es que desde hacía un tiempo sentía que había perdido los estribos. La mujer impasible que era se había quedado unos pasos atrás, y la joven Eun hee sentía que la había perdido completamente. Decidida a traerla de vuelta, intentó pensar en los hechos que la volvieron más sensible y efusiva: ¡qué era eso de exponer tajantemente sus intimidades en un arrebato de cólera! ¡Qué era eso de verse vulnerable ante el actuar impredecible de un hombre...! Nunca antes se había dejado vulnerar por uno, y le dolía la certeza de haber descuidado ese poder.

—¡Oye! Choi Eun hee — llamó Kang Jenam con su sonrisa característica, estacionando su bicicleta en la vereda.

A esa hora de la tarde, una brisa fresca removía los árboles y el sol se escondía dócilmente entre los edificios de Seúl, como empujado por los nubarrones que se esparcían en el cielo. Un suave tono anaranjado cubría la ciudad.

—Kang Jenam —Eun hee saludó amablemente—. No pensé verte por aquí, la ciudad es grande.

Mientras bajaba de su bici, Kang Jenam sonrió y sus ojos se achinaron. El anaranjado del crepúsculo se reflejaba en su piercing snack bites. Eun hee pensó que era curioso, Kang Jenam podía llevar piercings y tatuajes, andar siempre de negro y aún así, su sonrisa y sus ojos de cervatillo le dotaban de una ternura mansa, que vedaba cualquier posible nota de rebeldía o frialdad en su apariencia.

—Es que me gusta salir a recorrer las calles más tranquilas de Seúl a esta hora de la tarde, sobre todo en invierno. Toman un color más intenso.

—Sí, es cierto, es bien bonito.

Choi Eun hee comenzó a caminar.

Kang Jenam la siguió.

—¿Y tú?

—Vengo del hospital.

—¿Pasó algo? ¿O fuiste a ver a la sra. Choi?

—Nada de eso, solo mi sesión semanal con la psicóloga.

—Nunca me contaste de eso —comentó él, sin querer que su comentario tomase la forma de una queja.

—Está bien, no es algo que ande contando por ahí.

Caminaron un rato en cómodo silencio. Eun hee vio que Jenam reflexionaba.

—Hace bastante frío —comentó él.

—Ha de ser muy terrible para ti el invierno.

—¿Por qué lo dices?

—No puedes mostrar tus tatuajes, especialmente los de tu brazo.

El joven bufó sonriente y detuvo su caminar.

—Oye, Choi Eun hee.

—¿Sí?

—Vamos a tomar algo, conozco una cafetería muy buena.

Choi Eun hee se silenció.

—No traje dinero.

—Te estoy invitando.

Terminó aceptando. Kang Jenam se subió a su bicicleta y palpó el cuadro, invitándola a sentarse. Choi Eun hee sonrió y se arrellanó cómodamente entre el manubrio y el torso cálido de Jenam. No era la primera vez que lo hacía.

Para Choi Eun hee, Kang Jenam era menos que un amigo pero más que un simple conocido. Como primo directo de Kang Soo jin, se conocían hace años, y Choi Eun hee le había visto varias veces en casa de su amiga cuando hacían reuniones familiares los domingos. También, era de los pocos primos a los que Kang Soo jin les tenía verdadero afecto, así que habían calzado brevemente en algunas salidas con ella. Kang Jenam siempre trataba muy amablemente a Choi Eun hee, solía ser muy considerado y cuando la pillaba saliendo de la escuela, siempre le ofrecía llevarla a casa en su característica bicicleta. Kang Soo jin le había dicho que él tenía una especie de crush con ella, pero a Choi Eun hee no le gustaba confundir la amabilidad con el interés romántico. Independiente de eso, a Choi Eun hee le agradaba la presencia calma y risueña de Jenam, y se contentaba con eso. Mas, era la primera vez que la invitaba a tomar algo.



Cuando Han Seojun vio llegar a Choi Eun hee esa noche a la cafetería en compañía del sujeto con ojos de cervatillo que había visto fuera de la escuela hace unos días y advirtió que él miraba a su Eun hee con cierto afecto, Han Seojun supo lo que era la angustia. 

Al darse cuenta de que tenía que atenderlos, Han Seojun se arrepintió de haber convencido a Lim Jukyung de que fuese a hablar con Lee Suho. Cierta parte de él no soportó que Choi Eun hee actuase de forma tan polite y le agradeciera el pedido como si fuese un trabajador más. Hubiese preferido que le ignorara, o que le insultara diciéndole que parecía un alien con esa gorra ridícula que debía usar; cualquier cosa con tal de que no se comportara como si nunca hubiesen follado rico..., muy rico.

O besado hasta el enrojecimiento.

O como si no le importara. 

Viéndolos sentados en un rincón del café, el joven Seojun sintió envidia del sujeto con ojos de cervatillo, por hacer que Choi Eun hee sonriera cálidamente, por poder comprarle el café más rico del local y por quitarle una mancha de pastel de chocolate que se le había quedado en el labio inferior. 

Y aunque quiso evitar imaginar lo que harían después, no pudo suprimir el dolor de saber que no era él quien estaba compartiendo la brisa de aquel frío y oscuro atardecer en Seúl con ella. Con su querida señorita Eun hee.

—¿No es esa Choi Eun hee? —Lim Jukyung preguntó apenas llegó, llevándose la diestra a la boca—. Está con un hombre...Quizás sea un amigo...O quizás sea un interés amoroso de esos que no le gusta hablar —continuó, estupefacta.

Han Seojun la miró. Nunca se había detenido a pensar en lo ingenua e infantil que podía llegar a ser Lim Jukyung. Ni enterada estaba de las habladurías que los involucraban a su amiga y a él. En todo caso, Seojun lo agradecía, al menos así se ahorraba preguntas y comentarios descorazonadores en su horario de trabajo.

—Han Seojun, ¿de verdad es esa Choi Eun hee?—Lim Jukyung miraba a hurtadillas, ahora con una sonrisa y cierta emoción en la voz.

—Es ella —Han Seojun resopló, miró su reflejo en el vidrio del horno y tiró la gorra ridícula que le hacía parecer un alien en el mesón.

Ella y el sujeto con ojos de cervatillo bajo las refulgentes luces de la ciudad, pensó.



Han Seojun nunca se enteraría de que en vez de regodiarse con Kang Jenam, Choi Eun hee había decidido esperar a que Lim Jukyung terminara su turno para verla, porque le había visto alicaída y porque intuia que la causa era algún redolor en su corazón. Cuando Lim Jukyung llegó y Choi Eun hee le confió que no hacía falta ser clarividente para saber lo que pasaba entre ella y Lee Suho, Lim Jukyung lloraría en su hombro y terminaría llamando a Lee Suho un "desconsiderado".

En medio de ello e inundada del aroma a vainilla que expedía una pastelería cercana, Choi Eun hee quiso sentirse agradecida por no estar involucrada en sendos dilemas amorosos, de no ser porque el primer copo de nieve de esa noche cayó sobre su cabeza y le impidió concluir su pensamiento. 

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Adivina en quién me inspiré para el personaje de Kang Jenam.

Pista: es un súper idol.

Aclaro las suposiciones en el próximo cap ;).

No olvides votar y comentar si quieres que siga con la historia. Recuerda, ¡escribir fics toma bastante tiempo y energía! 💗🧅



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