Capítulo 4.
Kristen
Mi primera clase ha sido muy contundente y fructífera así que mi estómago reclama lo que merece, un buen desayuno para continuar este día trepidante. Hay bastante cola esperando ser atendida por el personal de la cafetería y mientras medito que voy a pedir, mi móvil empieza a sonar.
Mi madre me acaba de mandar un mensaje preguntando si estoy viva, "si tú supieras...".
La imagen de esos chicos vuelve a mi mente sin titubear y todo el vello de mi cuerpo se pone de punta como si hubieran sido llamados a formar. Cojo aire unos segundos y toda mi tensión es expulsada con un gran bufido dejándome sin aire en los pulmones. Mis ojos vuelven a centrarse en la pantalla del móvil y dejando atrás toda sensación escalofriante formulo el mensaje que le voy a enviar a mi madre.
"Hola mamá, estamos bien ya hemos empezado las clases y de momento no ha habido contratiempos. Cuando llegue a casa hacemos videollamada un beso"
Cuando termino de escribir vuelvo a separar mis ojos del teléfono encontrándose con los de Sky que se encuentra frente a mí sonriendo.
—¿Y bien, cómo ha ido tu primera clase? —Me pregunta curiosa.
Me tomo unos segundos para meditar mi respuesta y enmedio de todo el ruido que cada vez va aumentando con cada alumno que entra en la cafetería, le contesto.
–Intensa... ¿Y a ti? –Pregunto acuciosa.
Sky tampoco parece muy segura de cuál va a ser su respuesta, hasta que finalmente añade.
—Interesante a la par que extraña... —Deja ir con un suspiro y fijando su mirada en un punto elevado del aire.
—¿Por qué? ¿Ha pasado algo que quieras contarme? —Le pregunto extrañada
—No, es solo que hay gente muy rara en esta Universidad o solo soy yo que no encajo...—Contesta afligida.
Sin pensarlo dos veces le cojo fuerte de las manos y como si estuviéramos en una pista de baile hago que Sky dé una vuelta sobre sí misma.
—¡Malos rollos fuera, eres estupenda mírate! —Río mientras hago que de otra vuelta pero esta vez hacia el otro lado.
Sky al fin sonríe, la gente nos mira, pero no nos importa por qué las australianas somos así y hemos venido aquí a disfrutar de la vida lo máximo que podamos.
Le suelto las manos, pongo mi brazo encima de sus hombros y me dirijo a ella de nuevo mientras miro sus mejillas coloradas.
—Vas a cambiar de opinión cuando te presente a Sara, una chica que hace conmigo Biología Celular e Histología, he quedado con ella para almorzar con nosotras. La cara de Sky cambia de inmediato y vuelve a asomar la curiosidad que la caracteriza.
—¿Ah sí? ¿Dónde está? —Pregunta inquieta moviendo sus ojos por toda la cafetería.
—Ha ido a la biblioteca a por unos libros que necesitamos para un trabajo en pareja que tenemos que entregar la semana que viene —Le respondo pausadamente y con tranquilidad a ver si le contagio mi estado zen.
Antes de que Sky pueda replicar veo a Sara entrar por la puerta.
—¡Mira es ella! —Le confieso a Sky mientras hago señas con mi mano para que Sara nos vea.
Me ve, sonríe y se acerca a paso ligero hacia nosotras.
—¡Hola chicas! Ya tengo todo lo que necesitamos para nuestro primer trabajo. —Explica con alegría.
—¡Que bien! —Exclamo —. Sara, ella es Sky mi compañera de viaje, Sky ella es Sara.
—Es un placer Sky —Contesta Sara a lo que Sky responde —. El placer es mío.
Sara con actitud pensativa se dirige a Sky de nuevo.
–¿Sabes? Eres la segunda australiana que conozco hoy, ¡es mi día de suerte! —Estalla con risa fuerte. Sky y yo nos miramos y reímos también.
Durante el almuerzo Sara, una chica de pelo rubio, ojos azul turquesa con tez pálida y algunas pecas dispersadas por su rostro, nos estuvo explicando que esta Universidad está muy solicitada y que todo el mundo que quiera tener una buena formación se decide por esta facultad. Sin embargo su nivel es muy alto y no es fácil seguir el ritmo, pero sales muy preparada al mundo laboral.
Nosotras le contamos a Sara cómo es vivir en nuestra ciudad. Melbourne tiene un clima oceánico moderado y es bien conocido por sus cambiantes condiciones climáticas.
—La frase "cuatro estaciones en un día" es parte de la cultura popular —Explico nostálgica
—De ahí que los melbournianos aseguremos que si no nos gusta el tiempo que hace solo hay que esperar diez minutos para que cambie —Cuenta Sky riéndose.
—¡Uau, me encantaría verlo! —Exclama Sara sorprendida
—Si quieres cuando terminemos el curso podrías venirte de vacaciones —Propone Sky —. ¡Sería genial chicas! —Declara Sara sonriente
Seguimos hablando sentadas en una misma mesa desayunando durante el descanso entre clases cuando reconozco una sola cara entre todas las demás. El chico rubio de anoche acababa de entrar por la puerta de la cafetería con una seguridad aplastante y hablando con otro chico. No puedo dejar de seguirle con mi mirada. ¿Qué hace él aquí? Una losa se instala en medio de mi estómago dificultando la respiración, un sudor frío me invade mientras él se sirve un café sin dejar de hablar con su acompañante.
—¿Kristen, estás bien? —Pregunta Sky interrumpiendo en la escena. Obvio su pregunta y sin dejar de mirarle le pregunto a Sara.
—¿Sabes quien es ese chico que hay ahí? —Señalo con los ojos detrás de ella.
Sara se gira, le localiza y rápidamente deja de mirar.
—A ese ni mirarlo —Dice seria
—¿Por qué? —Pregunto muy inquieta.
—Tiene sus fans sobretodo entre las chicas por su aire despreocupado, misterioso y agresivo pero... —Hace una pausa —. No os aconsejo que os acerquéis ni les digáis nada, ni a su grupo de secuaces y mucho menos a su hermano Peter —Sentencia Sara.
—¿Su hermano es el chico que le acompaña? —Insisto pero Sara me mira con el ceño fruncido.
—Kristen...—Gruñe.
—Es mejor saberlo para no tener problemas —Susurro.
—No, él es Franz Koch, su presencia tampoco nos conviene...—Opina Sara con voz contundente.
Les busco de nuevo por la cafetería hasta que me cruzo con unos ojos muy familiares, un azul perturbador con mirada penetrante me cautivan, un escalofrío me recorre de arriba a bajo y sin poder dejar de mirarlos me dirijo a Sara.
—Aún no me has dicho como se llama el chico rubio de ojos azules —Sin dejar de mirarme me dedica media sonrisa mientras yo le observo de arriba abajo.
—Drogo —Responde Sara mirándole junto con Sky —. Drogo Bartholy —Concluye.
Franz llama la atención de Drogo y aprovechamos para irnos sigilosamente y con los pelos de punta. Cuando llegamos al final del pasillo Sara y yo nos despedimos de Sky y nos dirigimos hacia nuestra siguiente clase: Histología. Antes de entrar me quedo en la puerta y le digo a Sara que se adelante que luego la sigo. Cojo el papelito de John y le envío un mensaje.
"Hallo John! Encontré tu nota y sería genial que me enseñaras Berlín, cuando te vaya bien nos vemos, K".
Las clases habían terminado, el día seguía nublado y empezaba a refrescar rápidamente. Sky y yo acabábamos de encontrarnos en las escaleras de la entrada de la Universidad cuando su voz llamó mi atención.
—¡Hola Kristen! —Saludo a John con una sonrisa amable.
—¡Hola John! —Exclamo sorprendida —. ¿Qué haces aquí? —Pregunto aún más sorprendida.
—Vi tu mensaje y pensé que hoy sería un buen día para pasear —Resuelve John con mirada segura y con sus manos en los bolsillos.
—¿Y cómo sabías que estudiaba aquí? —Le pregunto a John intrigada.
—Vine a traerle unos libros a mi hermana que estudia aquí y te he visto por casualidad —Responde John despreocupado —Miro a Sky dudosa.
—Ve Kristen, nos vemos en casa —Ordena Sky como si hubiera leído mi mente.
—¿Estás segura? —Le pregunto preocupada.
—Pasadlo bien
—Nos abrazamos y se va abandonando la plaza.
—¿Hace poco que vives aquí? —Pregunta John -Cuando le miro sus ojos oscuros mis mejillas enrojecen.
—Llegamos hace unos días —Contesto algo tímida. John se da cuenta y vuelve a sonreír.
—Si acabas de llegar eso significa que, ¿aún no has visto nada de Berlín verdad? —Me pregunta John con cara de emoción.
—No— Respondo cogiendo uno de mis mechones y moviéndolo entre mis dedos.
—Entonces ¿te parece bien que te haga un tour por los sitios más emblemáticos de la ciudad? —Pregunta de nuevo con mirada afable.
—¡Sería genial! —Sonrío encantada.
Empezamos a andar y John se dispuso a hablar.
—Nuestra Universidad está situada en la plaza Unter den Linden y aquí estudiaron personas tan importantes como Karl Marx y Albert Einstein —Cuando John dice eso, de repente, me siento muy orgullosa de poder hacer lo mismo.
John continúa explicando.
—En la misma manzana donde está tu Universidad hay un edificio que antes era una ópera, la preferida de Hitler al parecer... Dicha ópera fue bombardeada ni más ni menos que tres veces! Y restaurada otras tres... Y en ninguna ocasión consiguieron lo que se proponían, matar al Führer. Ahora mismo la están restaurando.
Escuchaba asombrada sin decir nada. John prosigue.
—Otra de las cosas curiosas que se pueden encontrar es un monumento a la quema de libros que se realizó justo delante de la facultad, y en honor a tal aberración pusieron esto Representan estanterías vacías que podrían haber sido llenadas con los libros que fueron quemados.
—¡Oh! —Exclamé asombrada. Seguimos andando y pasamos por delante de dos grandes iglesias sospechosamente parecidas... Cuando nos encontramos delante John comienza una nueva historia llena de curiosidades.
—Bien, esta es la iglesia Franzosische Friedrichstadtkirche y a su lado otra exactamente igual, pues resulta que, los alemanes construyeron esta iglesia como un regalo para los franceses, y más tarde los alemanes construyeron otra igual al lado pero con la pequeña diferencia de que la segunda mide 10 cm más de alto que la de los franceses, típico orgullo alemán que todos conocemos...—Suelta una carcajada sonora.
—¡Qué interesante John, cuántas cosas sabes! —Le sonrío encantada.
—He crecido aquí, es mi ciudad Kristen —Vuelve a mirarme con una sonrisa adorable —. ¡Sigamos! —Ordena mientras sigue andando.
Llegamos a un sitio llamado "Check point Charlie" y John me cuenta que a partir de 1945 sólo una parte de Alemania recibió una segunda oportunidad democrática: la occidental, y en febrero de 1945 se reunieron en la ciudad de Yalta (Crimea) Churchill, Roosevelt y Stalin. Los vencedores dividieron el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación: la oriental fue controlada por la URSS, y la occidental por Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. La ciudad de Berlín, situada dentro de la zona de ocupación soviética, reproducía el mismo esquema de división.
—Justo en este sitio se dividían las dos Alemanias y en una ocasión americanos y rusos estuvieron un día entero apuntándose con los tanques a punto de estallar una tercera Guerra Mundial. Fue un punto de inflexión muy tenso —Narra John con expresión seria —. Y la foto del chico que hay expuesta en ese poste es el último que hizo la guardia cuando cayó el muro de Berlín en 1989.
Termina John muy concentrado en el tema.
—¡Vamos Kristen! —Exclama John —. Aún hay un par de sitios que os quiero enseñar antes de terminar el día —. Añade
Llegamos a un espacio lleno de monolitos en una plaza enorme. -Delante tuyo tienes el memorial del Holocausto, un monumento enorme lleno de monolitos que representa el concepto del Holocausto creando un efecto claustrofóbico porque tal y como te vas adentrando en él, se van haciendo más altos y tu vas bajando.
Hay bastante gente visitando el Memorial y todo está en silencio, nadie dice nada, es un sitio sagrado que infunde respeto y honor.
Por último, cuando la noche ya ha caído sobre la ciudad, dejamos el Memorial y visitamos la puerta de Brandeburgo, el emblema de la capital Alemana.
Lo último que me explica John es que Napoleón quiso expropiar la puerta entera y llevársela a Francia pero como no era posible se llevó solo la estatua "Victoria". Cuando Alemania venció a los franceses la devolvieron a su sitio y le cambiaron el nombre a la plaza que hay delante del monumento a "Paris Platz", plaza de París, simbolizando la "Victoria" mirando hacia "París".
Después de esta tarde tan apasionante John me lleva a una cafetería y nos tomamos un café moca.
—¿Te ha gustado el tour? —Pregunta curioso.
—Sí, me encanta que Berlín tenga tanta historia —Contesto contenta mientras hago girar mi taza —. John no se mucho de ti, ¿dónde estudias? —Pregunto inocente pero el rostro de John cambia a serio.
—Kristen, deberíais volver a Melbourne y no volver jamás —Sentencia John muy directo.
—¿Cómo? —Pregunto atónita.
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¡Hola! Un poco tarde pero les dejamos este capítulo. De verdad esperamos que la historia les esté gustando, se vienen cosas buenas 👏🏻
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