Capítulo 15.
Sky
Hoy ha sido un día agotador lleno de problemas que resolver. Las clases y los trabajos en la Universidad se están intensificando. Tengo muchos artículos para leer e investigar y reseñas que escribir. Sin duda alguna ya me siento toda una universitaria, cosa que me encanta, pero en días como hoy me disgusta un poco. Hay noches que duermo poco y me tengo que levantar temprano, las ojeras bajo mis ojos son la muestra de que los trabajos se han intensificado.
Hace días que Peter no me habla, ni siquiera me mira y no entiendo qué mierda pasa con él. La noche que me atacó Lutz se portó tan bien conmigo. Me hizo sentir que entre nosotros las cosas podían ir bien pero es obvio que estaba equivocada. No lo entiendo pero tampoco quiero hacerlo, si él quiere que las cosas sean así no seré yo quien le vaya detrás. Se nota desde lejos que hay atracción entre nosotros, puedo sentirlo cuando está a mi alrededor. En sus miradas hay algo y nada a la vez. Cuando más nos acercamos, retrocedemos el doble en lo que sea que tengamos. No se le puede llamar relación a algo que no ha empezado y que está muy lejos de hacerlo.
Al llegar a casa cierro la puerta tras de mí soltando un gran suspiro. No tengo energía para subir las escaleras así que me arrastro hasta el sofá con los hombros caídos y los ánimos por el suelo. Me dejo caer en él dejando el bolso de cualquier manera en el suelo. Vuelvo a expirar dejando salir todo el aire caliente que tengo en los pulmones. Apoyo mi cabeza en el respaldo del sofá y cierro los ojos intentando relajarme pero es imposible, porque de repente, mi móvil suena y mi corazón se dispara al pensar que puede ser un mensaje de Peter. Cuando leo el nombre de Kristen me acuerdo de que él no tiene mi número sintiéndome muy estúpida.
Deja de pensar en él, cuando él no dedica ni un segundo de su vida en pensar en ti.
Mi conciencia tiene razón, debo girar página con el tema Peter. No pienso arrastrarme por ningún hombre, nunca lo he hecho.
El mensaje de Kristen es un audio así que le doy al play.
-¡Hello Sky! Supongo que ya estás en casa. He ido a tomar algo con Sara, no llegaré muy tarde. Un besito.
Después de oírlo me pellizco el puente de la nariz a la vez que resoplo cerrando los ojos. Noto como la cabeza me palpita y que en cualquier momento empezaré a tener migraña. Dejo caer los brazos sobre el sofá y empieza a invadirme una especie de somnolencia que no tengo intención de evitar. Necesito dormir un poco para poder despejarme y ponerme a tope con los trabajos que nos han pedido. Pero justo en el momento en que voy a caer en coma, el suelo empieza a temblar de forma violenta.
Inmediatamente, abro los ojos muy asustada y veo como los sofás se mueven, las lámparas en el techo bailan y tintinean y las paredes crujen. Me agarro al sofá donde estoy sentada tan fuerte que entierro mis uñas en la tela. Una de las sillas cae de lado y oigo los vidrios de las ventanas y los muebles crujir y bailar de un lado a otro a punto de reventar.
-¡Voy a morir!- Grito con horror -No sabía que Berlín temblaba, de haberlo sabido no vengo aquí, ¡lo juro!- Chillo cagada de miedo.
Recito palabras de ayuda mientras mi corazón late a toda velocidad a punto de salir del pecho en cualquier momento. Cuando caigo de rodillas al suelo un dolor agudo recorre toda mi columna pero rápidamente lo ignoro, ya que, me preocupa más que la casa se me caiga encima en cualquier momento.
-¡Ayuda!- Grito de nuevo desesperada con la esperanza de que alguien me oiga y me ayude.
De repente, todo se detiene y como por arte de magia los muebles y objetos vuelven a su sitio como si no hubiera pasado nada.
-Menos mal...- Suspiro aliviada dejando caer la cabeza en el sofá.
Aturdida me levanto y reviso que todo a mi alrededor esté bien. Inesperadamente, se oye un gran estruendo en la planta de arriba, como si de una bomba se tratara seguida de otro temblor que solo dura unos segundos.
-¿Qué mierda fue eso?- Me pregunto en voz alta.
Mis manos se crispan por la tensión y una fuerte presión se instala en mi pecho. Atenta a cualquier sonido o movimiento, oigo ruidos arriba. Mi sangre se congela de golpe y miro hacia la puerta de entrada esperando a que Kristen aparezca para ayudarme. Pero nada, la puerta no se abre.
Mi curiosidad puede más que el miedo así que, después de hacer varias respiraciones, me armo de valor y empiezo a subir lentamente sin saber que puedo encontrarme arriba. Cuando llego al final de la escalera asomo la cabeza por el oscuro y aterrador pasillo. Oigo otro extraño ruido salir del cuarto de baño. Asustada doy un paso hacia atrás llevándome una mano al pecho.
-Joder... ¿Porqué Kristen nunca está cuando la necesito?- Le pregunto al Universo lamentándome.
Pego un salto junto con un chillido al escuchar de nuevo un sonido de cristales rotos.
-Mierda hay algo en el baño. ¿Será una rata?- Me pregunto en un susurro.
Cojo aire y sin pensarlo dos veces camino hacia el origen de la supuesta rata. Pongo la mano en el picaporte y lo hago girar abriendo lentamente la puerta, despacio, con miedo de que ese bicho sea enorme y agresivo. No obstante, lo primero que veo es mucho desorden, las cosas por el suelo y las losetas cuarteadas. El baño es un completo desastre.
-Que bi...- No termino de hablar quedándome muda al instante.
Viendo frente a mí un chico rubio abrazándose a sí mismo dentro de la ducha.
Mis ojos se abren como platos escaneándolo de arriba abajo mientras él me mira confuso y extrañado.
-¡Ahhhh!- Grito fuerte cogiéndome la cara con las manos.
Presa del pánico salgo corriendo del baño cerrando la puerta de golpe y acto seguido le oigo bramar dentro y como algo cae al suelo rompiéndose.
-¿¡Quién eres tú!?- Le pregunto horrorizada a través de la puerta sosteniéndola con fuerza.
El miedo se ha vuelto apoderar de mí, las manos me tiemblan, las piernas me fallan y un ligero mareo me invade sintiendo que voy a caerme al suelo en cualquier momento.
Después de un par de minutos de silencio, vuelvo a abrir la puerta. Sigue estando en el mismo sitio cubriendo sus partes con una toalla, por suerte mía.
Pero no para la mía...
No parece peligroso, sin embargo, busco algo con qué poder defenderme y sin que se de cuenta, cojo un rollo de papel y se lo tiro a la cabeza quejándose al instante. El chico se friega la frente con la palma de su mano muy ofuscado e intenta ponerse de pie pero resbala con la pastilla de jabón y cae de nuevo al suelo.
-¿¡Quién eres tú y qué haces en mi baño!?- Le pregunto levantando la voz -¡Contesta!- Le ordeno exigente.
Recuerdo las posturas que adopta Kristen cuando me defiende y me coloco en posición de defensa preparada para pelear.
-¿Eres Sky Cooper?- Pregunta con tranquilidad.
Mi boca se abre en forma de O al oírle pronunciar mi nombre sin entender todavía cómo ha llegado hasta aquí mientras él, me mira de arriba a abajo con mucha atención
-¿Có-cómo sabes mi nombre?- Le pregunto balbuceando al mismo tiempo que se ata bien la toalla a su cintura -Yo he preguntado primero- manifiesto con voz decidida.
Y sin previo aviso, se pone de pie, sale de la ducha, se coloca frente a mí y me hace una reverencia. Su inesperado acto me intimida y desvío la mirada avergonzada.
-Mi nombre es Haniel y Padre me ha enviado para cuidar de ti- confiesa con voz suave y serena.
¿Qué clase de broma es esta? Quizás se ha escapado de algún manicomio. Pero, conoce mi nombre...
Mi última reflexión me pone los pelos de punta. Pensar que pueda tratarse de algún tipo de acosador lunático me perturba mucho. Aunque, visto así parece un chico inofensivo.
-¿Qué?- Pregunto de nuevo como si tuviera un problema de comprensión.
-Mi nombre es Haniel y Padre me ha enviado para cuidar de ti- repite con paciencia una vez más.
Ladeo la cabeza parpadeando cómo una idiota sin comprender nada de lo que me está diciendo. Haniel imita mis movimientos entornando los ojos. Por la manera en como me observan sus preciosos ojos turquesa debe pensar que soy tonta
-¿Pa-Padre? ¿Quié-quién es Padre?- Pregunto tartamudeando.
Mi postura defensiva sigue intacta sin moverme en ningún momento, lista para atacar si hiciera falta. Recuerdo algunas técnicas que me ha enseñado Kristen y las repaso mentalmente. Una buena patada en sus partes, salir corriendo y llamar a la poli.
-Mi Padre es el mismo que el tuyo- contesta sin un ápice de duda.
Haniel no se inmuta ni hace ningún gesto que pueda decirme que está bromeando o mintiendo.
-¿Eh? ¿Timothy también es tu padre?- Pregunto confundida.
Sin embargo, Haniel sonríe divertido haciéndome creer que se está burlando de mí y eso no me agrada.
-No, me refiero a nuestro Padre, Dios- confiesa sosegado e imperturbable.
¡Genial, este tío está como una puta cabra!
-Bien- bufo -Tú solo tienes que irte de aquí, vete a tu casa y ponte algo de ropa antes de que llame a la policía- le aconsejo señalándole de arriba abajo.
Haniel se mira de arriba abajo retrocediendo con horror al descubrirse desnudo. Nervioso intenta cubrirse cubre con ambas manos chocando con su espalda a la pared.
-¿A qué esperas?- Le pregunto impaciente
-¿No podrías haberme avisado de que esto iba a pasar?- Pregunta indignado mirando hacia el techo.
-¿Con quién hablas?- Le pregunto mirando también hacia arriba.
-Con nuestro Padre- confiesa suspirando.
-¡Ya basta, esto no es gracioso! Alguien te ha enviado para gastarme una broma pesada ¿verdad?- Exclamo harta -Ahora vete- le ordeno frunciendo el ceño.
Abro aún más la puerta para que se largue de aquí pero parece que no me ha entendido bien porqué no se mueve, solo parpadea negando con la cabeza.
-¿No qué?- Inquiero molesta.
-No me puedo ir, no tengo a donde ir y debo cuidarte. ¿Me puedes prestar algo de ropa?- Pide con voz dulce como si fuera un niño perdido y asustado.
-¿Prestarte ropa?- Le pregunto estupefacta -¿Y yo por qué debería dejarte ropa?- Cuestiono de nuevo cruzándome de brazos irritada.
Haniel se queda en silencio mirándome con ojitos de cordero degollado
-No te conozco de nada, has irrumpido en mi casa, has destrozado mi baño y ahora pretendes que te ayude, claro que sí ahora mismo...- Le recrimino sarcástica -¿Haniel verdad?- Pregunto levantando una ceja.
Sigue apoyado en un rincón asintiendo en silencio a mi pregunta
-Bien Haniel, pues yo creo que eso no va a poder ser- concluyo con voz seca.
-Yo sí que te conozco, Sky Cooper- confiesa clavando sus ojos a los míos rompiendo el silencio
Después de oírle decir eso siento algo muy familiar en él, pero no sé exactamente qué es.
-Tus padres son Timothy y Amelia Cooper. Naciste en Melbourne donde creciste y conociste a tu mejor amiga, Kristen Plum. La cicatriz que tienes en tu rodilla izquierda es porque un día te caíste de la bici hiriéndote también las manos y sé perfectamente como tu padre fue en tu ayuda. Hace poco que habéis llegado a Berlín para estudiar el Grado en Citogenética y como deseabas que te dieran esa beca para poder hacer realidad tu deseo.
-¿Có-cómo sabes eso?- Le pregunto tartamudeando muy nerviosa.
Mi pecho se comprime, mis manos vuelven a temblar y todo lo que hay a mi alrededor se distorsiona pasando a segundo plano. Mi mente se fija únicamente en el joven rubio que está frente a mí.
-Soy un ángel, Sky Cooper. Lo sé todo de ti y no, no soy ningún acosador- aclara cerrando los ojos.
-A ver...- Murmuro impactada -Tú no puedes ser un ángel porque eso solo pasa en las series cómo la de Lucifer, ¿verdad?- Pregunto esperando que me diga que está de coña.
Sin embargo, solo niega con la cabeza mientras se rasca la nuca con nerviosismo
-¿Verdad?- Insisto acercándome a él.
Pero vuelve a negar con la cabeza y sus luceros color añil se mantienen fijos en los míos.
-¿Cómo puedes creer que los fantasmas existen pero no los ángeles?- Pregunta sonriente.
-Yo no creo en los fantasmas- le respondo molesta cruzándome de brazos.
-Desde que eras pequeña crees en ellos Sky, y la noche de la tormenta creíste ver uno en la ventana pero eso no era un fantasma- confiesa seguro.
¿Cómo lo sabe?
-¿Cómo sabes lo de la ventana? Esa noche solo estábamos Kristen y yo- le pregunto abriendo los ojos con curiosidad.
No puedo creer lo que me está diciendo, pero...
Le miro de nuevo más de cerca. Su rostro es impasible aunque su expresión delata que todo lo que le rodea es muy extraño para él y cómo despierta su curiosidad.
-Ya te lo he dicho, Sky Cooper- habla mirándome de nuevo -Lo vi todo esa noche- insiste incómodo.
Me niego a creer ninguna de las palabras que salen de su boca. Es imposible que sea lo que afirma ser. Un ángel por favor... ¡Si no existen!
-¡Sí que existimos, Sky Cooper!- Exclama molesto.
-¡Deja de decirme Sky Cooper!- Le grito irritada -¿No te llamas así?- Me pregunta confundido ladeando la cabeza.
-¡Sí, me llamo así pero nadie te menciona por tu nombre y apellido! A menos que tú no seas normal...- Explico rascándome la barbilla observándolo más detenidamente.
Haniel es un chico alto y delgado, su cabello rubio oscuro y los fanales azules que posee le convierten en un ser precioso. Veo algunas marcas y rasguños frescos en sus brazos y piernas. Sus hombros no son muy anchos pero puedo ver los músculos marcados en ellos al igual que en su torso, seis paletas bien definidas pero sin llegar a ser exageradas.
-¿De dónde vienes y qué haces aquí?- Le pregunto más tranquila -¿Y cómo es que sabes todo eso de mí?- Insisto con voz suave.
Hace rato que he abandonado mi posición de lucha y simplemente estoy de pie frente a él, que si quisiera me mataría en cualquier momento, ya que, me saca una cabeza y media.
Una patada en los testículos y corres perra, corres como si no hubiera un mañana.
-Conozco a todos la habitantes de la tierra, sus nombres, su pasado y su futuro. Lo vemos todo, desde la más pequeña de sus acciones hasta el más grande de sus pecados. Pero tengo prohibido hablar sobre eso. He bajado a la Tierra por que Padre me ha ordenado cuidar de tí- revela endureciendo su expresión.
Me llama mucho la atención lo bien que se expresa Haniel, habla de una manera tan fluida y elegante a la vez...
-¿Cuidar de mí? ¿Estoy en peligro?- Inquiero curiosa, levantando una ceja.
Haniel suelta un suspiro cansado cerrando los ojos durante unos segundos.
-No puedo hablar de eso. No debes saber nada de tu futuro porque si lo supieras podrían alterarse los sucesos y desatar el caos cósmico- advierte masajeándose la sienes.
No sé a qué se refiere y mi rostro de confusión lo expresa claramente.
-¿Qué sucesos?- Sigo preguntando curiosa.
-No puedo hablar de eso...- Repite fatigado.
-Sí, sí...- Bufo con resignación.
Cierro los ojos pellizcando el puente de la nariz mientras reflexiono qué hacer con él
Quizá resulte ser un asesino y me arrepienta en un futuro de la decisión que voy a tomar pero... ¡Qué más da, ya lo he decidido!
-Bien, voy a fingir que te creo y que por alguna extraña razón tú eres un ángel que ha sido enviado para cuidar de mí. La pregunta es ¿porqué estás desnudo?- Cuestiono con vergüenza.
-No lo sé. Creo que el viaje ha tenido algo que ver con que mi ropa desapareciera- contesta encogiéndose de hombros inocente.
-De acuerdo, tu nombre es Haniel- explico gesticulando con las manos.
Haniel asiente feliz con la cabeza acercándose a mí
-Me ha quedado claro que lo sabes todo sobre mí y estás aquí para...- No termino la frase esperando que lo haga por mí.
-Para cuidar de ti- concluye sonriendo.
-¡Sí, ya lo has dicho un millón de veces!- Mascullo irritada.
-No han sido un millón de veces, solo...- Le interrumpo.
-¡Ya sé que no han sido un millón de veces Haniel, solo es una forma de hablar!- Exclamo arrugando la nariz.
Haniel abre la boca y la cierra apretando los labios sin saber qué decir
Adorable... Pero, ¿Qué adorable ni que nada? ¡Aterriza Sky!
-¿Dónde se supone que vas a dormir? ¿Y dónde vas a vivir? Cuando Kristen se entere me matará- formulo las preguntas quedándome sin aire.
-No creo que lo haga, es tu mejor amiga y te quiere. Además, mi padre no me lo ha aclarado pero supongo que debo vivir aquí con vosotras- sentencia con una sonrisa.
-¿¡Aquí!?- Exclamo sorprendida -¿Qué? ¿Por qué? ¡No!- Pregunto negando con la cabeza y agitando las manos con gesto exagerado.
-¿Por qué no?- Pregunta ladeando la cabeza extrañado.
-Porque aquí vivimos Kristen y yo, y tú eres...- Enmudezco buscando las palabras adecuadas
No sé muy bien que decir al respecto, solo me limito a mantener mi postura de defensa sin desviar mis ojos oscuros de los suyos tan claros y angelicales.
-No sé qué es lo que quieres ni qué pretendes pero no te puedes quedar aquí- expreso con tono decidido.
-No tengo donde ir Sky Cooper. Se supone que tú ibas a darme cobijo en tu encantadora morada- revela con voz y expresión triste
¿Morada? ¿Quién coño habla así?
-Lamento que mis palabras sean confusas para ti, pero allá arriba, no acostumbramos a usar ese tipo de vocablos... Y si lo que realmente te preocupa es que sea un estorbo para ti, te aseguro que no lo seré. Pasaré totalmente desapercibido, ni os daréis cuenta de que vivo aquí. Solo necesito quedarme a tu lado para poder cuidar de ti- confiesa suplicándome con la mirada.
-No lo sé Haniel, todo es tan confuso...- Suspiro apoyándome en el marco de la puerta.
-Padre dijo que esto podía pasar, pero que con el tiempo, acabarás confiando en mí- confiesa con una sonrisa.
-Tu Padre quien está en el cielo, Dios del Universo ¿ese Padre?- Pregunto arqueando una ceja.
Cualquiera que me oiga hablar pensará que estoy loca. Hasta yo lo creo...
-Sí, él mismo, el creador del cielo y la tierra, de todo lo visible y lo invisible...- Le interrumpo levantando la mano.
-El Padre de Adán y Eva- concluyo por él.
El rostro de Haniel cambia al oírme. De repente, está muy serio y callado con sus labios apretados formando una línea
-¿Qué?- Le pregunto levantando los hombros.
-A Padre no le gusta hablar de Adán y Eva. Es un tema muy delicado...- Revela suspirando.
-¿Por qué?- Le pregunto de nuevo acercándome a él con mucha curiosidad.
-Porque no le gusta- zanja dando por terminada la conversación.
Pensaba que obtendría más información pero ya veo que no...
-Todavía no sé si creerme lo que cuentas- le confieso torciendo el labio.
-Sabía que esto podía pasar... En fin, no tengo otra alternativa, presta atención- ordena mirándome a los ojos.
-¿Qué vas a hac...?- Me quedo callada al instante.
Haniel deshace el nudo de la toalla que le cubre y antes de que caiga al suelo le doy la espalda para no ver lo que tiene en medio de sus piernas.
Aunque tengo entendido de que los ángeles no tienen aparato sexual...
-No es lo que piensas, Sky Cooper...- Confiesa indulgente.
Le miro de nuevo y veo como cruje su cuello e inesperadamente, veo como un gran par de alas blancas surgen de detrás de su espalda. La impresión es tan inmensa que retrocedo tropezando con mis propios pies cayendo de culo al suelo. Parpadeo una, dos hasta tres veces cerciorándome de que es real.
Son enormes y tan blancas como la nieve virgen, moviéndose lentamente creando una ligera brisa que acaricia mi rostro con delicadeza. Son impresionantes e irreales a la vez, son tan bonitas...
-¡Wow!- Exclamo embobada mirándolas sin pestañear.
-¿Estás bien?- Pregunta frente a mí ofreciéndome su mano.
-Sí, yo... ¡Wow!- Exclamo de nuevo con efusividad.
Haniel solo sonríe dulcemente.
-¿Son de verdad?- Le pregunto cogiéndole de la mano con fuerza para poder ponerme en pie.
-Lo son- sentencia mirándome con un brillo en sus ojos.
Le suelto la mano y empiezo a dar vueltas a su alrededor observándolas don admiración. Las alas son parte de él, salen de dentro de su cuerpo y no puedo evitar acariciarlas. Siento un cosquilleo al tocar las plumas con las yemas de mis dedos y Haniel se ríe
-¿Qué?- Pregunto sonriendo.
-Me haces cosquillas- confiesa mirándome por encima de su hombro.
Inmediatamente, retiro y escondo la mano tras mi espalda sonrojándome.
-Lo siento- murmuro encogiéndome.
-No te preocupes- contesta escondiendo las alas de nuevo -¿Ahora ya me crees?- Pregunta arqueando una ceja.
Asiento con la cabeza en silencio con las mejillas todavía muy coloradas
-No miento Sky, Padre me ha enviado a la Tierra para cuidar de ti- repite serio.
-Está bien Haniel, te creo- confieso sonriéndole
Su sonrisa se ensancha junto con la mía mostrándome los dientes tan blancos y perfectos que tiene. Parece que todo en él es perfecto, tan lleno de paz...
-¿Ahora qué vamos a hacer?- Inquiere pensativo.
-Lo primero será buscarte algo de ropa y después hablar con Kristen- sugiero pensativa cruzándome de brazos sosteniendo con la mano mi barbilla -No sé cómo se lo a tomar... ¡Anda ven conmigo!- Exclamo cogiéndole de la mano.
Lo llevo hasta mi habitación, empujo la puerta y hago que se sienta encima de la cama.
Nos quedamos en silencio y le observo atentamente como mira todo lo que hay en mi pequeño espacio personal. Sigo sin creer que tenga a un maldito ángel sentado en mi habitación. Noto cómo Haniel arrastra lentamente la mirada y aterriza sobre mí. Acto seguido, entorna los ojos.
-Está mal maldecir, Sky Cooper- escupe arrugando la nariz.
¡Mierda no me acordaba de que puede leerme la mente!
-No seas indiscreto y deja mis pensamientos en paz- le sugiero un poco molesta.
No sé cómo le voy a explicar a Kristen todo esto. No creo que entienda nada ni que crea lo que Haniel me ha contado... ¿Dios, porqué me haces esto?
Haniel no aparta ni un segundo sus luceros índigo de mi.
¿Porqué me mira así?
-Nunca había estado tan cerca de un humano. Sois... Muy extraños...- expresa tímido encogiendo los hombros.
Ahora resulta que nosotros somos extraños...
-¿Qué voy a hacer contigo hijo de Dios?- Le pregunto resoplando.
-Por ahora puedes empezar por darme un vaso de agua, por favor...- Me pide sonriendo de oreja a oreja.
-Creía que los ángeles no necesitabais nada para vivir- reconozco rascándome la cabeza.
Haniel se empieza a reír de manera tierna y sutil.
-Somos ángeles Sky, no vampiros- confiesa poniéndose serio.
Al oírle decir eso, los recuerdos de ese estúpido vampiro invaden mi mente. Me niego a seguir perdiendo un solo segundo de mi vida a pensar en él, quiero sacármelo de la cabeza cómo sea
-Tienes que alejarte de él- musita Haniel -Peter Bartholy no es bueno para ti- sentencia con un brillo especial en sus pupilas angelicales.
-Ya lo sé... Sé que es un ser maligno y que puede hacerme daño- admito con voz triste sentándome en la silla de mi escritorio.
-¿Y si ya lo sabes por qué piensas tanto en él?- Pregunta con la mirada dudosa -Es difícil de explicar...- Suspiro encogiendo los hombros
Él no puede entender lo que me pasa, ni siquiera yo lo sé...
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¡Hola! Les dejamos este capítulo y esperamos que les haya gustado.
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