Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14. (+18)

Haniel


La enorme sala blanca de reuniones adornada por un majestuoso hemiciclo de mármol está abarrotada de ángeles sentados cada uno en su sillón. En otras ocasiones he sido testigo de las sentencias que se llevan a cabo en dicha sala. Pero esta vez soy yo el que se encuentra en el centro expuesto ante todas las atenciones y el motivo de la gran decisión a estudiar. Levanto la vista un momento y descubro las miradas llenas de curiosidad y desconcierto de todos los presentes. Los murmullos acerca de mi persona aumentan mi nerviosismo e inevitablemente me estrujo los dedos volviendo mi vista hacia mis pies evitando cualquier contacto visual con mis semejantes. Mis hermanos situados a la parte derecha del hemiciclo también comentan susurrando entre ellos.

Padre está a mi lado observando con detenimiento el bullicio con una sonrisa afable y con su característico temple que siempre me ha fascinado. Algunos arcángeles se le acercan para protestar y hacerle saber su descontento con la cuestión a discutir. No les parece bien que uno de los suyos baje a la tierra y pueda exponerlos a todos. En estos últimos días no he dejado de oírles decir que es muy mala idea mandarme a mí a una misión tan importante como esta y que sería mejor que uno de mis hermanos lo hiciera, ya que, ellos tienen más experiencia en estos temas y yo, solo soy un niño.

—Deja de pensar esas cosas, hijo— me ordena Padre con voz suave

Cuando su reconfortante mano sujeta uno de mis hombros levanto la cabeza encontrándome con sus cariñosos e impasibles luceros. Entonces me sonríe y por inercia también sonrío, aunque por dentro estoy muy nervioso

—Harás un buen trabajo Haniel, nunca dudes de ti mismo— sentencia guiñándome un ojo

—Pero yo...— No termino de decir mi frase y trago saliva cuando le veo fruncir el ceño

No puedo evitar sentirme preocupado y aterrado al oír discusiones y murmullos que dicen que no conseguiré mi misiva y lo último que quiero es defraudar a Padre.

—Pero nada, estoy seguro de que serás capaz de hacerlo y lo harás bien— irrumpe de nuevo Padre con voz serena

Su ceño imperturbable y con sus manos sobre mis hombros dándoles un ligero apretón dispersa todos mis pensamientos negativos. A nuestro alrededor, los murmullos siguen sin cesar sintiéndome aún más nervioso e inquieto aumentando aún más mi inseguridad.

—Está claro que ya sabe lo que va a pasar, ¿verdad?— Le pregunto mirándole a los ojos

Padre se ríe suavemente sin mostrar los dientes

—Usted es el Todopoderoso y nunca se equivoca y mucho menos comete errores— confieso con orgullo

—Eso no es del todo cierto Haniel— contesta apartando las manos de mis hombros llevándoselas tras su espalda

Su postura cambia irguiéndose incómodo por mis palabras

Creo que he cometido una grave equivocación al decir eso...

—Pero no hablemos de cosas tristes ahora— ordena cuadrando su espalda

Padre suspira pesadamente mientras me mira fijamente a los ojos

—¿Estás listo?— Pregunta indulgente

Al oír su pregunta me yergo inflando mi pecho y adoptando la postura de un guardián que está dispuesto a lo que sea y cumplir con lo que Padre me ha ordenado.

—¡Estoy listo!— Exclamo con convicción

—Creo que deberías quitarte la ropa, Haniel— sugiere Gabriel señalando mi atuendo.

Miguel y Gabriel cruzan sus miradas y acto seguido sonríen con burla. A Padre no le agrada su actitud y al oírles reír, se gira mirándoles con dureza y con tan solo un gesto ambos dejan de sonreír inmediatamente

—Solo digo, padre— cede Gabriel un poco más serio ante la mirada cruda de nuestro padre

—¿A qué se refiere con eso?— Le pregunto a Padre bastante alarmado

—A nada— musita mirándome con serenidad

Padre sube sus manos a la altura de mi pecho y las acomoda sobre mi armadura de la misma forma que lo hacía cuando solo era un infante

—Solo ten cuidado de que nadie te vea cuando llegues a la Tierra, por seguridad— me aconseja mirándome a los ojos con ternura

Después de oír su consejo no sigo nada más y solo asiento con la cabeza. Entonces Padre da un paso atrás y vuelve a esconder sus manos tras su espalda sonriendo satisfecho

—Te quiero mucho Haniel, no importa donde estés o lo que estés haciendo, siempre estaré contigo y si estás en apuros uno de tus hermanos irá en tu ayuda— explica con voz segura

Desvío mis ojos hacia mis hermanos que me observan con suficiencia. Sé que ellos estarían encantados de que les llamara porqué no soy capaz de hacer cualquier misión por mi mismo, pero eso no va a suceder.

—Gracias padre, pero espero no tener que recurrir a eso— confieso con voz firme y segura

—Estoy muy orgulloso de ti Haniel, nunca lo olvides— sentencia dándome una palmada en la mejilla, un gesto que no me pasa desapercibido.

¿Por qué sus palabras suenan como si esto fuera una despedida?

—Padre...— Murmuro sin poder terminar la frase

Inesperadamente, mis ojos se cierran en contra de mi voluntad. Es el poder que Padre ejerce sobre mí. Se trata de una energía poderosa, la más fuerte que existe, debilitándome y transportándome junto a ella en un bucle de espiral. Siento como mi cuerpo se expande y se contrae y como mis huesos duelen. Todo da vueltas a mi alrededor sin parar hasta que, de repente, el movimiento cesa encontrándome en un sitio oscuro, frío, hostil y tenebroso.

Kristen

—¿Qué haces aquí?— Pregunta Nemah con tono divertido.

Sara y yo dirigimos a la vez nuestra atención hacia el chico que nos acaba de interrumpir.

¡Es el puto John Nimbus!

—Me has pedido que viniera a buscarte, y aquí me tienes— le confiesa a Nemah con expresión seria.

¡Mierda! ¿Se conocen?

Como si hubiese escuchado mi pregunta mental y percatándose de mi presencia, John clava su dura mirada sobre mí. Quisiera apartar mis ojos de él pero la oscuridad e intensidad con la que me observan hacen que algo tan simple se convierta en algo demasiado complicado. La forma que tiene de mirarme me dice muchas cosas, resentimiento, preguntas, cuentas pendientes y mucho misterio. Al menos podía respirar tranquila, John seguía vivo, aunque no acabo de tener claro de que eso sea algo positivo después de lo que pasó el otro día en ese mugriento callejón. Nemah nos observaba de forma paciente, en silencio, sentada de lado apoyando su brazo sobre el respaldo de su silla, Sara tampoco dice nada y su cara de confusión la hace parecer la chica más inocente de todas.

—Mirad chicas, él es mi hermano John— suelta Nemah señalándole con la cabeza con diversión

—Mucho gusto John, yo soy Sara Becker la mejor amiga de Nemah. Somos tan amigas que no me había contado nunca que tuviera un hermano tan guapo— confiesa Sara guiñándole un ojo a John y con sonrisa pícara

—¿Qué cojones estás diciendo? ¿Te has vuelto loca? ¡Vais a morir aquí y ahora!—

—Si les matas tú también serás un puto asesino y eso no te convierte en alguien mejor que ellos, John...—

Recuerdos de esa noche llegan a mi mente al verle de nuevo de pie frente a mí. La ira de John, el poder que posee, la seguridad que emana de él junto a la manera que tiene de mirarme activan todas mis alarmas. Su exhibición de fuerza me perturbó dejándome varios días sin poder dormir. Dejé al descubierto mi potencial frente a ellos y a estas horas ya lo deben saber todos. Nemah y él son hermanos, ¿lo sabrá ella también? ¿Por eso ha reaccionado de esa manera antes? Espera un momento, antes ha dicho que nos conocíamos. ¡Mierda no me acuerdo!

—Son una familia de brujos Kristen...

La revelación de Drogo irrumpe mis pensamientos provocándome un fuerte escalofrío y como si me hubieran arrojado un cubo de agua fría, me levanto de golpe arrastrando la silla que cae al suelo con un fuerte golpe provocando que todos los que están en el local incluido las chicas y John me miren como si tuviese cinco brazos.

—Perdonad, me están llamando al móvil y tengo que contestar— escupo nerviosa lo primero que se me ocurre señalando y sujetando el aparato con fuerza

Y antes de que puedan replicar nada, recojo todas mis cosas rápidamente y salgo como una bala de ahí.

—¡Espera Kristen!— Oigo a Nemah llamarme desde la mesa antes de que la puerta se cierre

El frío invernal me recibe golpeando bruscamente mi cara, la intensa ventisca levanta la nieve haciéndola volar por todas partes obligándome a ponerme la capucha del abrigo y entrecerrar los ojos para poder ver por donde voy. Estamos en pleno diciembre y no hay casi nadie por la calle que luce colgada de nieve. Ya han anunciado que esta semana bajarían mucho las temperaturas y que haría mal tiempo. Estos últimos días ha estado nevando mucho y Sky y yo no llevamos nada bien el duro clima que hace aquí. Aunque después de lo que acaba de pasar ahí dentro, mi temperatura corporal es más alta que de costumbre. Siento mi cara arder y no tengo claro si es por el frío, por el subidón de encontrarme de nuevo con John o la rabia de haber huido de él como una mísera rata. Creo que ha sido lo más sensato que podía hacer e imagino que no me hubiera atacado en medio de todo el mundo. Tampoco puedo fiarme de Nemah que por alguna extraña razón me conoce. Mis apresurados pasos crujen marcándose en la nieve virgen bajo mis pies dejando un rastro de mi camino mientras la respiración se me acelera por el esfuerzo dibujando un humo blanco y espeso que sale de mi boca sin parar. De pronto, siento algo tras de mí. Los pelos de la nuca se me ponen de punta y acelero todavía más hacia la parada de metro como si fuera mi único objetivo en la vida. Justo al girar la esquina de la calle Mariannenstraße alguien me tira con fuerza del brazo golpeándome contra la fría y helada pared de ladrillos de un edificio que no está iluminado por las luces de la calle. El aire de mis pulmones sale con fuerza a causa del impacto en mi espalda. Acto seguido percibo como presionan mi cuello con el antebrazo dejándome respirar lo justo.

—¿A dónde vas Caperucita?— Pregunta una voz grave pero familiar.

Mi pecho sube y baja acelerado intentando recoger todo el aire posible. La capucha de mi abrigo me impide ver la cara del individuo que me está reteniendo, sin embargo, puedo ver una sonrisa ladina adornada de unos carnosos labios que conozco muy bien. Entonces, la mano que le queda libre a mi atacante retira la capucha de mi abrigo con brusquedad revelando su identidad.

—Jo... John...— Gruño con la voz entrecortada por culpa de la presión en mi cuello —Su-suéltame— exijo haciendo fuerza con mis manos intentando apartar su brazo.

—Sht...— Susurra John posando el dedo índice sobre sus labios apretando todavía más mi cuello con el brazo —¿Huyes de mí?— Pregunta John con diversión.

Sus oscuros ojos se clavan en los míos retándole en silencio.

—¡Contesta joder!— Exclama furioso ejerciendo más presión.

—No-no es-estaba hu-huyendo imbécil— escupo con mucho esfuerzo.

—¿Ah no? Pues no lo parece. La última vez que nos vimos, defendiendo a aquella escoria y enfrentándote a mí fuiste más valiente— confiesa John sonriendo y mirándome con burla.

Siento como la sangre se acumula en mi cabeza y mi ojos empiezan a arder por la presión de su brazo.

—En-enton-tonces sa-brás de que s-soy capaz... Y a-ahora su-suéltame o...— señalo con voz amenazante.

—¿Me amenazas? Yo no soy tu enemigo Kristen— sentencia apartándose de mí.

Cuando John me suelta me encorvo y mi pecho se hincha en busca de aire nuevo que me hace toser causándome dolor en la garganta. Me acerco la mano al cuello y lo masajeo aliviándolo y respirando con esfuerzo.

—¿Qué es lo que quieres de mí?— Le pregunto con la voz ronca incorporándome.

John se queda unos segundos en silencio reflexionando que decir.

—Me gustas mucho Kristen y no quiero que los Bartholy te hagan daño— confiesa volviendo a ser el chico tímido que conocí la primera noche.

—¿Có-cómo?— titubeo atónita.

—Tu no te acuerdas pero hace años nos conocimos. Cuando chocamos la noche que llegaste no me lo podía creer... Eras tú, mi preciosa guerrera— confiesa abrazando mi rostro con sus manos.

La ventisca había aminorado pero seguía haciendo mucho frío. Las manos de John arden y su calor me reconforta de forma extraña como un viejo amigo que solo quiere protegerme de todo. Estoy muy confundida, de hecho, el chico frente a mí me confunde demasiado.

—Lo siento John pero no consigo recordar y tu actitud me desconcierta. El otro día estabas tan...— Antes de terminar la frase me atrae contra su pecho abrazándome.

Su corazón acelerado y su respiración rápida y profunda me confirman que está nervioso.

—Yo nunca te haría daño, si hice lo que hice fue por tu bien. Me importas demasiado Is...— Le interrumpo poniendo mis manos sobre su pecho empujándole con fuerza apartándolo unos metros de mí.

—¡Ni se te ocurra llamarme así! No tengo ni idea de como sabes eso. Además, no vayas de héroe cuando sé perfectamente lo que planea tu padre. ¡Por no mencionar que uno de tus hermanos le hizo daño a Sky!— Exclamo con ira.

Siento que mis mejillas arden, ya no siento el frío, es más, estoy a punto de ebullición. Veo como la imagen de John se esconde tras el humo que se forma mientras hablo por la condensación.

—Kristen... Yo... Todavía no estás preparada para saberlo todo pero no estoy dispuesto a que nadie te toque, ni siquiera Drogo. Pero lo que todavía no entiendo es porqué les defendiste— confiesa apoyando ambas manos a cada lado de mi cuerpo sobre la pared.

—No te sigo John, esa noche estabas dispuesto a todo, te portaste fatal conmigo y ya no quiero ni puedo confiar en ti John. Drogo tenía razón— escupo apartándome de él con la nariz arrugada.

—¡Escúchame maldita sea Kristen! ¡Ya te lo he dicho, si alguien quiere matarte ese voy a ser yo pero será de placer!— Exclama tirándome del brazo y besando suavemente mis labios.

Después de un largo beso que no he podido rehusar, John se separa de mí. Cuando lamo mis húmedos labios siento un sabor extraño en ellos.

—Me vuelves loco Caperucita y solo pienso en volver a follarte contra esa pared— confiesa mordiéndose el labio con lujuria.

—¡No vuelvas a llamarme así!— Exclamo frunciendo el ceño.

De repente, una especie de neblina se forma alrededor de mi cabeza y un pequeño mareo me desestabiliza buscando apoyo en John para no caerme.

—¿Te encuentras bien?— Le escucho preguntar con una sonrisa y voz lejana mientras me sujeta de la cintura

—S-sí...— Murmuro sin tenerlo muy claro.

Mi mente se nubla todavía más y extraños impulsos aparecen despertando en mí un fuerte deseo de volver a sentir a John. Su cercanía y la manera que tiene de mirarme cuando sus ojos llenos de pasión se oscurecen me hace temblar. John se da cuenta y una sonrisa pícara adorna sus gruesos labios separándolos de nuevo para hablar.

—Desde que estuvimos juntos no he dejado de pensar en volver a sentirme dentro de ti— susurra de nuevo cerca de mi oído presionando su cuerpo contra el mío —Te deseo demasiado Kristen...— Confiesa lamiendo el lóbulo de mi oreja estremeciéndome.

Las luces de la ciudad se han deformado convirtiéndose en rayas largas muy cegadoras que me obligan a cerrar los ojos y no sentirme tan mareada. Cuando se acerca de nuevo hacia mí, muerde mi cuello tan fuerte que me hace gemir. Creo que me ha hecho una herida y todo... Pero en este momento no siento dolor, solo placer y no quiero que pare.

—Esto es para que ese idiota sepa de quien eres y no vuelva a acercarse a ti— gruñe apoderándose de mi boca.

—Ah John...— Jadeo buscando aire.

—Te voy a hacer mía Caperucita— confiesa con voz ronca.

Mi cuerpo se aferra al suyo obedeciendo su orden y cogiéndole por el cuello de su abrigo le acerco hacia mí pegando mis labios a los suyos devorándolos con apetito. John responde a mi beso inmediatamente mordiendo mi labio inferior e introduciendo su lengua en mi boca fundiéndose con la mía. Siento como me reclama después de haberlo deseado durante muchos días. Una de sus manos se aferra a mi nuca mientras la otra abraza mi cintura con fuerza profundizando aún más nuestro beso. La manera tan fogosa de besarme y el sabor dulce de su boca me embriagan y siento que estoy flotando entre las nubes. John no deja de chupar, lamer y succionar mis labios anhelando sin cesar los míos. Las manos de John se pasean por todo mi cuerpo dejándome semidesnuda. Un jadeo se me escapa cuando sus ardientes manos se aferran sobre mis pechos desnudos. El contacto del calor de sus manos contrastan con el frío que hace erizando mi piel sintiéndome arropada por él. No me quedo atrás y acaricio su apretado bulto con mi mano pidiéndole más. Me siento eufórica y deseo profundamente que John haga lo que quiera conmigo.

John rompe nuestro beso para que recuperemos el aire que la pasión nos ha arrebatado. Sus labios están muy rojos y su oscura y deseosa mirada parece que me vaya a engullir en cualquier momento. Como si fuera una pluma me levanta del suelo cogiéndome con fuerza del culo. Hambrienta de deseo enrollo mis piernas alrededor de su cadera estrechándole contra mí mientras me aplasta contra la pared restregándome con firmeza su amigo en mi sexo.

—Los gemidos que te voy a provocar van a deshacer la nieve Caperucita— revela mordiéndome el pezón.

—¡Ah!— Gimo aferrándome a sus hombros.

Mi visión se ha vuelto borrosa y cada vez estoy más aturdida aunque el placer que siento por él me invade enloqueciéndome.

—John no es de fiar, solo quiero advertirte. Debes tener mucho cuidado con él—

La voz de Drogo suena dentro de mí mientras los dedos de John se abren camino entre mis piernas rozando mis bragas humedecidas.

—Me encanta que sea yo el culpable de esa humedad— exhala entre calientes jadeos.

Mis gemidos aumentan muriendo en su insaciable boca cuando desliza sus dedos con facilidad en mi vulva.

—Te he hecho un café con leche calentito con un poco de chocolate. El azúcar te irá bien—

Su arrogante imagen vuelve a mi como si fueran flashes de lucidez que intentan hacerme despertar de mi letargo. Pero algo me distrae borrando su precioso rostro de nuevo.

—¡¡Ahhhh!!— Gimo fuerte al sentir el índice y corazón abriéndose paso dentro de mí.

John se apodera de mis pechos lamiéndolos y mordiéndolos con el afán de no dejarme escapar. El placer que siento es demasiado, me aferro con fuerza a su chaqueta dejando caer mi cabeza sobre su hombro totalmente extasiada.

Me gusta mucho pero ¿realmente quiero esto? ¿En medio de la calle como una desesperada?

Ya no soy capaz de ver nada, mi voluntad ha quedado anulada y solo puedo sentir como marca todo mi cuerpo.

—Dijeron que su padre quiere matarte...—

—¿A mi? ¿Y eso porqué?—

—No lo sé Kristen... Estoy en ello. No tengo ni idea de qué coño pretenden pero debes tener mucho cuidado—

El recuerdo de Drogo vuelve testarudo evocando la vez número mil que me advirtió sobre alguien peligroso que ahora mismo no recuerdo. Cada vez estoy más confundida y todo esto ha dejado de ser divertido.

—La próxima vez serás tú quien me pida que te bese como nunca lo han hecho antes—

—¿Dro-drogo?— Cuestiono viéndole frente a mí poseyendo mi cuerpo

—¿Te gusta Caperucita?— Pregunta susurrando en mi oído

Acelera los movimientos con sus dedos que entran y salen de mi interior empapados de mis flujos con rapidez intercalando caricias en mi clítoris con su palma. Drogo es realmente fuerte porqué me sostiene totalmente ya que siento mi cuerpo muy pesado y solo puedo aferrarme a él sin siquiera poder decir nada.

—Vamos, dámelo todo preciosa, no te resistas— murmura lamiendo mis labios

Mis ojos se abren como platos por primera vez después de mucho rato cuando siento un orgasmo tremendo formarse en la parte baja de mi vientre y como lucha por ser liberado.

—Dro-drogo...— Jadeo exhausta.

—Eso es Caperucita gime para tu Drogo— exige mordiendo mi cuello

—¡Aaahhh Drogo!— Grito sin ningún impedimento

Una bola de fuego explota parando el tiempo inundándolo de un tremendo placer que invade todo mi ser haciéndome arquear la espalda. Aprieto con mis dientes su chaqueta y mi respiración se detiene disfrutando de todo el placer que me está haciendo sentir. Todos mis músculos se contraen hasta que poco a poco el éxtasis va disminuyendo dando paso a un sueño horrible e imparable.

El sonido de una cremallera me pone en alerta de nuevo, notando algo más grande rozar mi vulva.

—Muy bien Caperucita vamos a terminar el juego, ahora me toca a mí— confiesa penetrándome de golpe

—¡Aaaah! ¡Para por favor!— Grito fatigada temblando por sus acometidas

—¿Ahora que empieza la diversión? No lo creo— Afirma embistiéndome sin parar.

—Dro-drogo... Para...— Murmuro mientras las lágrimas caen por mi rostro.

De repente, una sombra encapuchada irrumpe en el callejón.

—¡¿QUÉ MIERDA HAS HECHO DESGRACIADO?!— Un grito lleno de ira retumba en medio de la noche.

Mi visión sigue siendo una mierda y solo logro ver a alguien moverse con rapidez y acto seguido, un destello hace desaparecer a mi compañero y en consecuencia caigo al suelo con un golpe seco.

—¡No, Drogo! ¿Qué le has hecho?— Le pregunto a la nada vistiéndome a toda prisa.

Mi vista borrosa es incapaz de vislumbrar quién anda ahí hasta que se arrodilla frente a mí cogiendo mi cara.

—¡Déjame! ¡Drogo!— Grito histérica alargando mi mano hacia donde ha desaparecido mi rubio

—Shhhhht Kristen, ese no es Drogo— revela limpiando mis lágrimas —Además vas muy drogada. ¡Mierda!— Escupe con ira una voz segura y masculina.

—¿Y tú quién eres?— Pregunto con un débil susurro.

—Soy Sirius— confiesa con lo que me parece una sonrisa —Vamos, te llevaré a casa— propone cogiéndome en brazos.

Mi cabeza decide desconectarse y todo empieza a desaparecer a mi alrededor.

—¡Ey Kristen aguanta!— Oigo su voz muy lejana siendo engullida por la oscuridad de la noche.


🍂🍂🍂🍂

¡Hola! Sabemos que hace semanas que no tenían capítulo de esta historia, pero las cosas se nos han complicado un poco y no habíamos podido escribir nada de esta historia. Esperamos que las cosas mejoren y que podamos subir capítulos más seguido, lamentamos el tiempo que desaparecimos de aquí, pero hemos vuelto. Esperamos que el capítulo sea de su agrado y no se les olvide dejar un comentario y un voto.

Instagram:

zenitwattpad

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro