— ¡Hola, Zayn Malik!

Era lunes por la tarde, y Vera volvió de la escuela con los nuevos deberes del moreno.

—Hola, Vera Theriot.

Ella sonrió—. Toma, son tus nuevos deberes. Y estoy molesta contigo.

Zayn se atragantó—. ¿Qué he hecho? Si no me puedo mover de acá.

—No me dijiste que dibujabas tan bonito.

La respiración de Zayn se controló.

—Lo siento. Y no deberías revisar los cuadernos de las personas.

—Pamplinas, —le respondió—. Me gustó el que tienes detrás de tu cuaderno de Literatura.

El sonrió porque era su favorito.

—Quiero tatuármelo en la mano cuando sea mayor.

Los ojos de Vera brillaron—. Yo también quiero un tatuaje y quiero que me dibujes.

Zayn se encogió de hombros con fingido desinterés (pésimo) —Necesito una foto de ti.

Ella se encogió de hombros—. Sácala. Las cámaras me adoran.

En silencio, Zayn estuvo de acuerdo con eso y sacó su celular. Le apretó el botón de la cámara y la levantó hacia dónde ella estaba.

Ella posó exagerando su gesto de pato hacia él—. Un beso para ti.

Claro que no sería su nuevo fondo de pantalla.