
Capítulo 4
La pequeña quedó sobre la calle boca abajo, su brazo derecho junto a la cabeza mientras que el izquierdo se encontraba doblado sobre su espalda baja, claramente dislocado, una de sus piernas estaba rota porque la tibia fragmentada se veía a la perfección y sus ojos abiertos miraban a un punto fijo en la nada.
—La maté, l-la ma-maté —repetía una y otra vez mientras que Zoe golpeaba mi pecho con sus puños y Antony me gritaba. Luego él me empujó y perdí el equilibrio, terminé en el suelo con un fuerte dolor de cabeza, poco a poco todo se hizo oscuro.
Desperté de repente con mi respiración agitada, un poco de sudor se encontraba en mi frente y cuello. Algo suave estaba bajo de mí, supuse que estaba sobre una cama. A los pies se encontraba una bola de pelos blanca, yo lo desperté y me miraba con sus verdes ojos, soltó un maullido y se acercó a mí haciendo sonar el cascabel de su collar.
—Nieve —susurré acariciando sus orejitas. Tal vez todo lo que pasó fue un sueño, más bien una pesadilla. Pero supe que no era así cuando moví mi mano izquierda y unas esposas atadas por la cama restringieron mi movimiento.
Miré a mi alrededor con más atención y vi que se trataba de una habitación de hospital. Las paredes blancas, una puerta, una ventana a mi derecha y una cama en donde me encontraba, sólo eso había en el lugar.
—¿Hola? —dije mirando hacia la puerta, esperando que alguien ingrese y me diga lo que está pasando—. ¡¿Hay alguien ahí afuera?! —exclamé desesperado, estaba atado a una cama, no sabía en donde están Zoe o Antony, sólo Nieve estaba a mi lado. La luz de la noche se podía ver por la ventana y las luces prendidas de los demás edificios, al menos sabía que era de noche.
Unos sonidos comenzaron a escucharse del otro lado de la puerta, como si la estuvieran rascando lentamente, el picaporte se movió hacia abajo y la puerta se abrió suavemente produciendo un sonido oxidado. Nieve miró la puerta y todo su pelaje se levantó, claramente estaba molesto mientras soltaba gruñidos, sus orejitas se aplastaron y su cola me movía de un lazo al otro. Yo abrí grande los ojos al ver el hocico de uno de esos perros monstruosos asomarse, primero inspiró un par de veces olfateando el aire y luego comenzó a gruñir mostrando sus colmillos, movió su cabeza para terminar de abrir la puerta y me miró, era la mascota de Antony, con sus azules ojos, los mismos tenían unos círculos rojos al alrededor de los párpados. Pero eso no es lo que me asustó más, sino fue que estaba cubierto de sangre, más su cabeza y patas delanteras, en una esquina de su boca colgaba algo, creo que era un pedazo de carne de alguna de sus víctimas.
Luego de que Anthony golpeara a Lance y lo dejara inconsciente, Zoe propuso llevarlo al hospital junto al cuerpo de la niña. Ya que intentó llamar a la policía, así como una ambulancia pero nadie contestó.
Al llegar al hospital en la camioneta, vieron que los uniformados estaban allí, todos corrían de un lado al otro como los doctores, las enfermeras y personas heridas. Llevaron a Lance en una camilla y les preguntaron sobre él y el cuerpo de la niña. Con lágrimas en mis ojos Zoe les dijo que él la había atropellado. Pero que fue un accidente, luego Antony lo empujó y quedó inconsciente cuando se golpeó la cabeza. Uno de los policías colocó unas esposas en la muñeca izquierda del muchacho para que no escapara y declare cuando despierte.
Cuando todo estaba tranquilo, todos se fueron dejándola sola con el paciente.
—Lo siento —susurró acariciando su cabeza, él se veía tan calmado dormido, sólo paz transmitía su mirada. Zoe apartó un poco de cabello negro de su frente y se incline un poco para darle un beso. Luego dejó a Nieve a su lado, el animalito soltó un bostezo y se acomodó a los pies de la cama para dormir un poco. Cuando salió de allí, Antony vio su estado y la abrazó con fuerza.
—Tranquila, debíamos decir la verdad —murmuró en su oído para luego besar mi cabeza—. Vamos, no comimos nada en todo el día —se separó para frotar un poco los brazos de la castaña.
Ambos caminaron hacia el extremo sur del hospital en donde se encuentra el comedor, en ese momento una mujer se acercó, ella tenía una herida en su brazo y la misma estaba vendada.
—Disculpen, ¿saben en dónde está el comedor? —preguntó, sus ojos estaban un poco brillosos y rojos.
—Si, ahí vamos —asintió Zoe. Entonces ella los acompañó y la castaña pudo notar que comenzó a llorar de nuevo, por lo que se detuvo y colocó una mano en su hombro—. ¿Se encuentra bien?
—Es mi esposo, murió hoy porque... porque... —no pudo terminar la oración porque comenzó a llorar con más fuerza—. N-Nadie me cree, les dije que lo atacó una bestia por proteger a mi hija y a mí. Ella huyó y no se donde está.
—Nosotros si le creemos. —dijo Antony mirándola, la mujer levantó la vista para prestarle atención.
—¿Vieron a la bestia? —preguntó limpiando sus lágrimas. Zoe estaba por responder cuando una enfermera acercó una camilla y lo dejó en el pasillo, sobre ella se encontraba un cuerpo cubierto con una manta blanca, que luego llevarían a la morgue del hospital.
—¿Qué está haciendo? —cuestionó el joven al ver que la mujer levantaba la manta descubriendo el cuerpo de la niña atropellada.
—¡No, Dios no! —exclamó, la mujer tomó el rostro de la pequeña con sus manos temblorosas—. Mi niña, no, no puede estar muerta —comenzó a gritar, haciendo que ambos sientan un gran sentimiento de culpa.
—Señora debemos llevar el cuerpo —habló la misma enfermera intentando mover la camilla pero la mujer se negaba a dejar ir a su hija—. ¡No! ¡Ella no puede morir, es muy pequeña! –comenzó a pelear con los policías que intentaban alejarla del cuerpo.
Unos disparos y gritos desgarradores en el sector de emergencias pusieron fin a la pelea de la destrozada madre.
—El parásito se hace cada vez más fuerte, aún no he podido determinar su origen pero estoy muy consciente de lo que puede hacer cuando controla por completo a un huésped. El cachorro de mis vecinos comenzó a actuar extraño así que lo investigué, estaba siendo controlado por dicho parásito, sólo que nunca pude imaginar lo que sucedió después. Ese mismo cachorro sufrió una horrible mutación genética haciendo que aumente de tamaño, claro que el parásito no actúa de igual manera en todos los huéspedes. Esta es una grabación de mis estudios número 10, soy Darren cambio y fuera.
Apagó la laptop y luego frotó su rostro con ambas manos. Ha pasado una semana desde que todo empezó y esa semana él estuvo encerrado en el Instituto. De esa manera consiguió mucha comida de los almacenes y también herramientas que le servirían para hacer sus estudios. Era consciente que tal vez su familia y amigos ya estaban muertos y le hubiera gustado llorar pero no se lo permitió, porque en esos momentos sólo podía ser fuerte.
—Hora de jugar a las escondidas —dijo y caminó hasta las computadoras que controlan el sistema de seguridad, una parte del Instituto estaba asegurada y es en donde se encuentra. Pero en la otra parte cualquier cosa podía entrar, por eso utilizó las cámaras de seguridad del complejo para ver si esas zonas estaban vacías o no.
—No veo nada. —Tomó su mochila y salió a explorar y ver si había alguien más con vida, ya que no cree que sea el último hombre en la ciudad.
Darren salió a la calle por la puerta principal y cerró la misma con cuidado, aprendió que no debía hacer ningún tipo de sonido para no llamar la atención.
Luego de un largo día recorriendo la ciudad desierta, ya regresaba al Instituto, se tomé la libertad de tomar ropa nueva y más comida, él nunca pensó que se vestiría con la vestimenta de la mejor marca y la más cara desde luego. Pero eso ya no importaba. Cuando se acercaba al edificio pudo notar la puerta abierta.
—Ay no —susurró y negó lentamente porque alguna bestia pudo haber entrado buscando carne fresca.
Darren tomó su arma que consistía en un bat de baseball con clavos a lo largo, ya que conseguir un arma de fuego es peligroso y también el sonido de un disparo sólo traería más problemas. Dando un profundo suspiro abrió la puerta lentamente y entró. Miraba atrás cada dos segundos para asegurarse que nadie lo estuviera siguiendo.
Todavía no había rastros de esos animales, así que fue a su zona segura. Cuando cerró todas las puertas pudo respirar con calma, ya que siempre que salía de ese lugar tenía la sensación que jamás volvería. Para estar seguro Darren revisó las cámaras de seguridad. El vídeo mostró a una persona entrar al complejo unas horas después de que se había marchado, no se ve el rostro de esa persona por tener una capucha en su cabeza, el las cámaras sólo mostró que entró pero jamás salió.
—No —murmuró y cuando estaba por voltear, alguien lo golpeó contra la pared y le colocó su brazo en el pecho para inmovilizarlo.
—¡Darren! —exclamó el encapuchado al verlo.
—Lance —dijo sorprendido luego de que el otro se quitara la capucha. Ambos eran compañeros de instituto, entonces Lance lo soltó para que recupere el aire—. Casi me matas de un susto —gruñó mientras frotaba su pecho.
—No hables de muerte —negó el otro con la cabeza y luego se sentó en el suelo con la espalda recostada por la pared.
—Es lo que más hay en estos días —murmuró Darren.
—¿Cómo terminaste aquí? —le preguntó. Entonces su compañero soltó un suspiro y me sentó en la silla que estaba frente a la mesa de la computadora.
—Bueno, el primer infectado, creo, fue el perro de mi vecino, y-yo vi como... se transformaba. Fue horrible —comentó intentando sacar esa imagen de su cabeza. Pero la secuencia se repetía una y otra vez la última semana.
—No me lo recuerdes, lo vi —dijo Lance mirando a un lado.
—Si alguien me dijera que esto pasaría una semana atrás seguramente me hubiera reído en su cara, sólo pude correr y esconderme, así llegué aquí. —Soltó una risa mientras negaba—. Perros controlados por un parásito que los hace mutar —agregó Darren llamando la atención de Lance.
—¿Sabes por qué pasa esto? —preguntó poniéndose de pie.
—No exactamente —contestó y giró para mostrarle los archivos guardados en el computador.
—El parásito los controla, primero el animal se siente muy débil o cae dormido, ahí es cuando este parásito comenzó con su trabajo, luego en una o dos horas el animal muta convirtiéndose en un capullo, el mismo se rompe y tenemos un perfecto monstruo asesino —le explicó mostrándole una animación que él mismo creó—. Son como los perros de Residen Evil pero sin zombis, estos animales están vivos.
—¿Y de donde salió ese parásito? —Lance arqueó una ceja.
—Es lo que no sé —respondió agachando la mirada—. P-Pero he estado haciendo una especie de antídoto, sólo me faltaría un poco de sangre de esas criaturas.
—Eso no es problema. Aquí tiene mucha. —Lance le mostró su brazo el cual estaba lleno de sangre.
—¿No estás lastimado?
—Para nada —negó mientras Darren tomaba las muestras para llevarlas al laboratorio y también le dio una mano con las sustancias.
—Ya está —dijo, teniendo el compuesto dentro de un tubo de ensayo.
—¿Y ahora qué? —cuestionó su compañero.
—Suicidio, porque hay que probarlo.
En ese momento, se escuchó un maullido en el lugar, Darren miró a Lance y el gatito blanco salió de la cangurera de su ropa.
—¡¿Por qué tienes a esa cosa contigo?! —exclamó dando unos pasos hacia atrás. Por la actitud de su amigo, Lance frunció el ceño y miró al animal.
—No le digas así, es Nieve.
—Esto es grave. No solo los perros mutan puede que los gatos también —dijo tomándose de los cabellos—. Debes deshacerte de él.
....
Darren
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro