Cap. 9
Todos estamos tensos y no sabemos qué hacer. El anciano, a quien no hemos tenido tiempo de conocer, da un paso adelante y levanta su daga.
—¡Ahora!— dice el señor mayor, Lidia, la cual estaba al lado de Miranda, le coge la mano y sale corriendo. No me lo pienso dos veces y le agarro la otra mano a Miranda.
Salimos todos de la habitación siendo perseguidos por los hombres armados. Entramos en una habitación despistando a los hombres, seguimos a Lidia y al chico de la entrada.
—Vamos, seguirnos. — dice Lidia mientras Damiano viene hacia nosotros, nos subimos en el animal y salimos volando lo más deprisa que podemos.
—¿A dónde nos lleváis? — habla Milo acomodando su coleta.
—A nuestra casa, allí veremos qué hacer. — contesta el chico de la entrada, está sentado al lado de Lidia y mirando al frente.
En ese momento caigo en que tal vez sean hermanos o por lo menos muy cercanos, aunque en ese momento lo único que se me pasa por la cabeza es huir de estas personas que nos pisan los talones.
Llegamos a lo que parece ser su casa. Es pequeña y la madera esta bastante desgastada, pero por dentro se ve acogedora.
—Hola chicos, si que habéis llegado pronto — dice un chico de unos diez años.
—Debéis de iros ahora. — dice el mayor, ignorando lo que ha dicho el pequeño y mirandonos fijamente a los ojos. —Si salís ahora, puede ser que llegueis a la aldea de los delmis, allí buscar a alguien que os pueda ayudar y... — Lidia lo detiene y le coge de la mano obligándole a que le mire.
—¿Qué estas diciendo? — dice Lidia confusa, su voz se quiebra un poco al final de la frase.
— Debes de ir con ellos, Lidia. Es lo que el jefe hubiera querido, además yo tengo que quedarme con Paul. — dice dándole una mochila que seguramente lleve suministros.
—No os voy a dejar aquí solos. — dice la castaña con lágrimas en los ojos, intenta aguantarselas, pero no lo consigue.
—Porfavor.
Un silencio incómodo se instala en la casa, pero Garret decide que es hora de romperlo.
— Siento mucho ser yo quien lo diga. —dice rompiendo la tensión que se había creado —Pero no disponemos de mucho tiempo— y lleva toda la razón, no tenemos tiempo, unos tíos no muy amigables quieren llevarse a Miranda y no creo que sea para nada bueno.
Lidia se ha cerca a su hermano mayor y lo abraza con fuerza, esta vez no se guarda las lágrimas y deja salir todo.
— Te quiero patita...
Una vez fuera de la casa, volvemos a subirnos en Damiano y nos vamos a toda prisa. Nos miramos entre todos sin saber que hacer, pero decidímos no decir nada, pues Lidia parece rota y su mirada está perdida.
Hacemos una parada para que Damiano descanse un rato y así aprovechamos para situarnos.
—A ver — dice Garret para llamar nuestra atención— Ahora mismo unos tios, que no parecen muy majos, buscan a Miranda. Yo voto por pasar la montaña nevada y ya allí buscar a alguien que sepa de magia. — dice Garret, se que es el más inteligente del grupo, pero el hermano de Lidia había dicho algo sobre una aldea. La verdad no sé cuál elegir, las dos me perecen razonables.
— Mira chavalin, deberíamos de hacer los que nos dijo Álex. El sabe de todo esto ¿vale?— le contradice Lidia enfadada por cambiar el plan que nos había dicho su hermano.
— Yo estoy mirando por el grupo.
— Tal vez solo estás mirando por tí o tal vez quieres quedarte con la chica. — le echa en cara a Garret.
—¿Perdona?
—¡Basta! — les calla Miranda— Yo digo que vallamos a la aldea. — dice ahora más relajada acariciando a Chuck.
— Pues yo creo que esta vez estoy con el enano. — dice Milo poniéndose al lado de Garret. —¿y tú Alicia?— me observa con atención esperando mi respuesta.
Me paro a pensar en la opción que eligire, pero caigo en que a todavía hay algo sin resolver.
— Y por qué mejor la niñita de la Creadora nos explica lo de sus poderes. — digo con rencor, estoy muy enfadada con ella no nos ha dicho nada desde lo que pasó en el tren y estoy muy harta de secretos.
Miranda suspira y deja en el suelo a Chuck.
— Vivía en un lugar llamado el paraíso, con mi madre, que ya sabéis quién es. — se toma un minuto para seguir — Descubrí mis poderes un año antes de la muerte de mi madre, es por eso que no sé controlarlos. Y lo más seguro es que los hombres que nos perseguían, sean la causa de su muerte. — termina de hablar y me convence su explicación pero sigue habiendo algo que no me cuadra.
—Y¿por qué el rey te necesita? ¿Por qué te quiere? — le digo con compasión, pienso en que tal vez me he pasado un poco antes.
— Eso, ya no está la Creadora, ya no hay nada que hacer. — dice Milo poniendo mucha atención a la expresión de Miranda.
Ella sólo agacha la cabeza y respira ondo, sus ojos se cristalizan pero consigue guardar sus lágrimas, aunque yo las he notado. Me mira y una mueca entre dolor y pena se refleja en su rostro.
— Todo lo que nos está pasando es porque, ahora... Soy la Creadora...
Dibujito de Miranda con sus poderes.
Se que este capítulo es más corto, pero es que quería dejaros con la intriga. Me gusta haceros sufrir. Jsjsj.
Gracias especialmente a NereaParis15 por su gran apoyo, eres mi ejemplo a seguir 🫶.
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