CAPITULO 7
Omer
Cuando lo último que traje esta empacado me giro hacia la puerta para salir, pero esta es abierta y veo a Dilara entrar —¿necesitas algo Dilara? —ella ve mi maleta y de nuevo hacia mí.
—¿Vuelves a Alemania?
—Si, hay cosas que necesitan mi atención —respondo, veo que ella tiene las mejillas sonrojadas y su mirada no se eleva —¿te encuentras bien? Estas algo roja — cuando al fin sus ojos se enfocan en mí, ella despacio camina en mi dirección mientras suelta el cordón de su vestido atado en el cuello. Al caer queda en un conjunto de lencería blanco bastante atractivo.
—Pensé en mostrarte de lo que te niegas a probar y que —queda callada un momento — puedo satisfacer cada cosa que desees —sin decir nada camino y veo como su respiración es entrecortada por el nerviosismo. Una piel blanca y cabellos tal oro, un cuerpo delgado que bien es atrayente y que destila mucha inocencia.
El dorso de mi mano recorre la piel de su cuello y ella lo inclina brindándome total acceso a el, un acto de completa sumisión —¿estás segura de poder satisfacer cada cosa que deseo Dilara? —susurro a su oído suavemente que su piel se enchina.
—Si Omer —cierra los ojos cuando voy bajando por la división de sus pechos —te daré lo que desees —al abrir sus ojos me muestra ese deseo por mi toque, "seria perfecta para algunos juegos, pero...".
Me muevo detrás de ella y le coloco mi saco en sus hombros —abandona la idea de casarte conmigo —se voltea con la molestia marcando su rostro —no te negare que eres hermosa y que te follaría hasta llenarte por completo —mis palabras la hacen sonrojar, aunque su ceño sigue fruncido —pero meterte la polla significa también ponerte un anillo y eso no lo voy a hacer.
—¿Por qué? —pregunta mientras agarra con fuerza mi saco —¿Por qué te rehúsas tanto a la idea del matrimonio conmigo? —al volver a acercarme a ella, en su distracción tomo su garganta de forma firme que veo como el miedo aparece en su mirada.
—Porque jamás cedería a cualquier deseo de mi padre —rozo mi nariz con la de ella —y tu significas eso —la empujo que termina cayendo en la cama —busca a otro que esté dispuesto a cumplirle los caprichos de grandeza a tu padre —tomo mi maleta y me dirijo a la puerta.
—¡Así te niegues, seré yo la única con la que podrás estar si deseas seguir en la maffiya Omer! —grita y me detengo con la puerta a medio abrir —este matrimonio pasará y ese capricho de grandeza de mi padre lo terminarás cumpliendo tu —al mirarla no sé cómo lo estoy haciendo que el color de su rostro desaparece y sin decirle una palabra salgo de mi habitación.
Bajo tan rápido que en segundos llego a la puerta de la oficina de mi padre que este baja los documentos que estaba leyendo, mis manos chocan en su escritorio y ambos nos retamos con la mirada —deja de empujar a Dilara en mi camino o te juro que no me molestara hacerle preparar un funeral a Suleiman.
—Cometerías traición y te echarías a la maffiya a tu espalda —dice —sin mencionar que nos pondrías a todos una puta liana en el pecho, ¿eso es lo que quieres? ¿Qué tu madre termine envuelta en tus estupideces?
—El que parece que está buscando eso eres tú —me coloco erguido —aceptaré cualquier demanda tuya, excepto el casarme con Dilara —mi padre se apoya en el respaldar y toma su puro.
—No entiendo tu rechazo, la muchacha es linda, fértil y de un linaje muy influyente que te daría unos hijos fuertes —acota —¿Cuál es el punto de rechazarla?
—No tengo planes de casarme con alguien que tu escojas —este endurece la mandíbula.
—Pues te aguantas, porque el líder soy yo —se levanta y apoya ambas manos en el escritorio —y yo dicto con quien se casa cada miembro de esta organización, eso te incluye y también a tu hermano.
—No por mucho y no sabes lo que disfrutare cuando ese poder ya no esté en tus manos —tomo mi maleta y me encamino a la puerta alejándome de su maldita mentalidad arcaica.
Al ya estar en el auto de camino al aeropuerto veo por el retrovisor como los perros de mi padre comienzan a seguirme —sí que eres insoportable —acelero hasta el punto de perderlos.
Al llegar al avión privado, veo como los vehículos que me seguían recién llegan —lentos.
—Señor pasajero se le pide que mantenga su culo pegado al asiento sino quiere terminar con contusiones en su hueca cabeza —me rio por las ocurrencias de Joseph.
—Solo pilotea que para eso te traje —ordeno y el avión comienza a moverse. Después de ese almuerzo del infierno planee con Joseph que viniera a buscarme e ir a Rusia.
"En unos días se celebrará su cumpleaños y por nada del mundo me lo pienso perder". Los Petrova realizaran una recepción por el cumpleaños número 26 de la Zarina y según los reportes es un evento cerrado y muy exclusivo que la familia realiza cada año al cual pocos empresarios llegan a tener la oportunidad de entrar.
Joseph llega a la cabina y se tira en uno de los asientos —¿no deberías estar atento a los controles?
—El piloto automático es un sistema bien armado y saltará a la mínima falla —coloca los pies encima de la mesa —deja de ser nena y descansa, que el vuelo no es para nada corto —niego y miro mi teléfono para leer algunos correos con respecto al trabajo.
Aterrizamos en una zona muy alejada de la ciudad a modo de que los Petrova no perciban nuestra llegada. Como era de esperarse el viento frio azota como en ningún otro país —maldito país helado —se queja Joseph.
—¿Un soldado quejándose del clima? —pregunto a modo de molestarlo.
—Cállate —suelta bajando rápidamente y yo solo me rio. Un auto nos espera para llevarnos a la ciudad —¿Cuál es el plan?
—Según los pequeños topos, Alaya va a los clubes todas las noches a modo de supervisión —explico —esta noche toca THE HELL.
—Que original —bufa y mira a la ventana. Yo leo el informe que me enviaron sobre el lugar y su funcionamiento diario, una idea se me planta en la cabeza, que, si sale bien, obtendré un exquisito placer.
Alaya
Mi moto se detiene en la entrada de mi club, la fila al igual que siempre es larga y las personas que la conforman van de distintas edades, "algunas no tan legales". El guardia me saluda con una inclinación de cabeza y yo entro sin formarme. Las voces de quejas aparecen, pero que ignoro ya que siempre sucede.
Como es costumbre mi apariencia esta oculta debido a mi empleo para la gente común, "sería un escándalo que la empresaria de seguridad visite un club con semejante fama". La música y las luces de colores llenan el lugar. Las personas saltan, menean y cantan enfrascados en su supuesta felicidad. Llego a la barra y me pido un whisky.
—¿Molesto si acompaño? —el trago se vuelve pesado para tragar cuando a mi derecha se sienta Omer Baruk, "sí que tiene huevos para venir a la boca del lobo".
—Para nada —contesto. Su mirada oscura recorre mi apariencia disfrazada y una sonrisa pícara se forma en su rostro.
—Me gusta más la versión original —agarra mi trago y toma un sorbo del mismo.
—Esa versión no es una a la que este habilitado para ver.
—Oh, ¿en serio? —su mano vuelva a mi cintura y nos acerca —pues yo creo que estoy más que habilitado para ver esa versión en todo su esplendor —esta vez la que sonríe soy yo.
—Una noche de follar no te da derecho a nada —mis manos recorren su pecho hasta llegar a su cuello. Mis uñas llegan a donde tiene agarrado su cabello y lo tomo con fuerza bajando su rostro al mío —si fuera así, estarías al final de la lista Baruk —este gruñe y una de sus manos agarra igual con fuerza una de mis nalgas.
—Entonces solo tengo que asegurarme de volverme el único de la lista —sus labios se sellan con los míos y caigo.
Mi cuerpo reacciona al suyo de una forma que no debería, su sabor y forma de besarme es una que no había llegado a probar y que me nubla todo pensamiento coherente, "reacciona Alaya, recuerda que es un medio para obtener información".
Con ese pensamiento empiezo a controlar todo mi cuerpo y me coloco en papel —¿tanto me deseas Sultán?
—No preguntes lo obvio —lleva mi mano hasta su entrepierna la cual esta semi dura.
—Bien, si logras atraparme seré tuya —este frunce el ceño y yo lo golpeo en la boca del estómago logrando que me suelte y me escabullo en la multitud, "veremos hasta qué punto te atreves a llegar por tenerme Omer" —que comience el juego.
Omer
"Sigo diciendo, esa mujer sabe golpear". Cuando me repongo ella ya se ha mezclado con la multitud, "si en esas estamos". Camino hasta poder llegar al borde y mi mirada comienza a buscarla.
Esta con la misma peluca que la primera vez que nos conocimos, solo que ahora sus ojos están cubiertos por lentillas negras. El pantalón de cuero negro junto con el mini top del mismo color que apenas y le cubre la tetas es en lo que me enfoco, pero con la cantidad de personas es difícil.
—¡Todos listos para los siete minutos en el cielo! —anuncia el animador, "¿siete minutos en el cielo?" miro hacia arriba—por solo siete minutos todo el lugar estará sumergido en la oscuridad, donde cada uno podrá conseguir lo que más desea o ser quienes desee —una cabellera castaña entra en mi visión y la sigo —recuerden que está prohibido actos vandálicos y de ser encontrados serán llevados a la policía —cuando gira un poco el rostro veo que no me he equivocado, así que para que no note mi presencia uso a los demás para que no me note —¡empieza el conteo! —ella mira a su alrededor tratando de buscarme mientras que continua caminando —¡5! ¡4! ¡3! —con fluidez me acerco por su espalda —¡2! —mi brazo envuelve su cintura y mi mano tapa su boca.
—Uno —susurro y la oscuridad nos envuelve.
Alaya
Solo fueron segundos que lo perdí de vista, segundos en los que el aprovechó y me atrapó. Siento sus labios por toda la columna de mi cuello, beso tras beso hasta que llega a una de mis tetas, que sin importarle que hay gente a nuestro alrededor baja mi top comenzando a chuparla. Mi cuerpo de forma inconsciente se acomoda para que tenga una mejor posición.
—Omer —lo llamo, pero el lugar aún está envuelto en música junto con sonidos de besos y pieles chocando. Hace lo mismo con la otra cuando sus manos desabrochan mi pantalón logrando meterse en mis bragas —Omer —tomo su cabeza alejándolo, pero no espera que sus labios encuentran los míos volviéndome a besar.
Mis brazos envuelven su cuello y me alza guiando mis piernas alrededor de sus caderas —dime a donde voy para poder follarte —susurra mientras que sus manos me aprietan, "carajo el hombre sabe cómo encenderme". Debería complicársela, usar estos minutos en el cielo para joderlo y mostrarle que es difícil conseguirme, pero mi deseo por sentirlo también es grande que cedo.
—Retrocede 30 pasos, al final encontraras la pared —sin rechistar obedece. Nos chocamos varias veces, pero la mínima luz que hay debido a los neones colocados en el contorno del lugar lo ayudan hasta llegar donde le indiqué.
Mi espalda toca la pared y el no pierde tiempo que se prende de mis tetas salvajemente a la vez que su mano llega a tocar mi núcleo —ya mojada —susurra —mojada y ansiosa.
—Tú lo provocaste —veo su sonrisa antes de arrodillarse para después agarrar la cintura de mis pantalones y bajarlas de un tirón. Sin vergüenza su lengua encuentra mi raja la cual lame tal helado, "es como ese día", no se limita ni va despacio. Este hombre posee y come como un hambriento, uno que solo estará satisfecho conmigo.
—Extrañaba este coño —mete dos dedos profundamente que mi espalda se arquea —y extrañaba esos quejidos —los abre como tijeras dentro mío que mis caderas se mueven buscando más de esa fricción — mi Vahşi —recuerdo investigar el significado de esa palabra. Lo tomo por el cabello y lo levanto hasta que quede a mi altura.
—Esta salvaje quiere tu polla Sultán —lamo su labio inferior —así que deja de jugar y muéstrame al hombre de esa noche —este sonríe que de forma rápida se introduce en mí, "¿en qué momento se sacó la polla?", no importa, el condenado está bien dotado que sin moverse ya me siento demasiado llena.
—¿Eso era lo que querías? ¿tenerme dentro sin nada? —sale y vuelve a entrar —pues bien, cumpliré tu deseo —una de sus manos toma mis muñecas y las coloca arriba de mi cabeza —será tu regalo anticipado mi Vahşi — sus estocadas son profundas y certeras, al aumentar la velocidad mis gemidos también aumentan. Puedo sentir su lengua en mis pezones erguidos y mis ojos se cierran del éxtasis —di que quieres mi semen dentro —toma mi garganta con fuerza que me corta un poco la respiración —dilo Alaya —mi cabeza ya no razona, no reacciona a que el hombre prácticamente está restringiendo mi entrada de aire, solo quiere que este momento no termine, que se prolongue.
—Termina dentro mío Omer —digo —es una orden —una sonrisa enorme y de dientes blancos aparece en sus labios y si ya de por si iba rápido, ahora más que lo siento en mi matriz.
Mi cuerpo estalla al llegar a mi orgasmo que puedo ver cositas volando en mi visión, mi cuerpo tiembla y recibe con gusto toda la carga que expulsa Omer dentro mío, nuestros pechos suben y bajan con prisa, como si hubiéramos corrido una maratón —¡bien señores, inicia el conteo para volver a la realidad! —anuncia el animador —¡5! ¡4! ¡3!
—La próxima vez no solo serán siete minutos —dice en mi oído, yo lo miro y solo atino a sonreír.
—¿Tan seguro estas de que habrá una tercera vez? —su mirada oscura se llena de deseo y determinación y siento sus labios en mi cuello succionando hasta un punto de dolor, "no me digas..." lo aparto y este se ríe —eres un imbécil.
—Pues este imbécil acaba de marcarte y créeme mi Vahşi —toca el chupón que me ha dejado en el cuello —esto solo es el comienzo —las luces comienzan a encenderse que de forma rápida me acomodo el top y el pantalón.
Al volver a mirar al frente Omer ya se ha ido, "menudo cavernícola me eche encima".
Dilara Aponte en la imagen de arriba ;)
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