CAPITULO 33
Omer
Despacio me siento en la cama viendo tranquilamente a mi mujer dormir, "es en este tiempo en el que noto a ella bajar totalmente la guardia". Las sábanas solo le cubren la parte media de su cuerpo dejando sus brazos y piernas al descubierto, al verla bajo la luz mañanera puedo notar ciertas cicatrices en sus miembros, marcas que demuestran sus múltiples esfuerzos para abrirse espacio en un lugar que por derecho de nacimiento le pertenece, mas que por reglas fue privada de ello.
—¿Por qué eres tan madrugador? —refunfuña revolviéndose que sonrío de verla actuar tan relajada conmigo.
—Hay cosas que necesito terminar de alistar antes de que mañana partamos a Turquía —ella abre sus ojos, y no sé si es por la luz diurna o por mis fuertes sentimientos hacia ella, que percibo brillo en sus ojos miel, un brillo que antes no había visto.
—¿Por qué me miras así?
—¿Así como? —coloco un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—Así como si no fuera real —me rio y bajo a besarla. Ella lo acepta envolviendo sus brazos en mi cuello, la puerta se abre y risitas infantiles embargan el ambiente.
—¡Tío Omer, deja de babear a la tía Alaya! —dice Izaac subiéndose a la cama apartándome de Alaya para acostarse en su pecho.
—Tío Ome —Dominik me extiende sus brazos y yo lo alzo colocándolo en mi regazo.
—¿A qué se debe esta visita matutina demonios? —pregunta Alaya sentándose acomodando mejor a Izaac.
—El tío Omer nos llevara de paseo —dice Izaac y noto como la preocupación se filtra en los rasgos de Alaya, así que respondo antes de que pueda oponerse.
—No te preocupes, no iremos lejos y volveremos rápido —le digo acariciando su mejilla —quiero darle unos regalos antes de que nos vayamos.
—Déjanos por favor, tía —Izaac le suplica juntando sus manitas y haciendo un puchero que sé que Alaya no podrá resistirse. Esta lo besa en la frente y asiente —¡siii! —Dominik también se agita emocionado y salta a la cama abrazándola.
—No se separarán de su tío por ningún motivo, ¿entendieron?
—Sip, mi Zarina —responden al unísono colocando su pequeño puño en su pecho imitando a los guardias, su acción nos hace reír.
—Bien vayamos partiendo demonios —los bajo y dejo un casto beso en los labios de mi mujer —sigue descansando.
—Tengan cuidado, por favor —asiento y agarro a los pequeños saliendo de nuestra habitación, "no puedo irme de Rusia sin antes cambiar ese detalle que marcará toda una diferencia".
Alaya
Después de la despedida de Omer con mis sobrinos pude dormir unas dos horas más antes de ya dignarme a salir y preparar todo para mi viaje a Turquía. Según el plan de Omer, aparte de retomar el mando, va a mostrar los distintos gráficos de las ganancias que ha tenido trabajando con Elena y conmigo todo este tiempo; transporte, mercancías, nuevos negocios para blanquear dinero como también negocios lícitos de camufle.
Ahora que Italia no tiene cabeza que lo guie, dará la idea que apoderarnos de ese territorio para mayor beneficio y no dejar terreno libre para que los asiáticos tengan pisada en Europa o que otra familia enemiga intente ganar poder con terreno sin dueño, "necesito cuidar del patrimonio de mi ahijada a como dé lugar".
Hasta que Alexandra sea lo suficientemente mayor para enterarse de su origen, mi deber es cuidar lo que por derecho le pertenece, aparte de eliminar los obstáculos que podrían perjudicar su futuro, "sé que los demonios cuando lleguen al poder cuidaran también de ella", sonrío por el pensamiento ya que en este tiempo han preguntado por la pequeña siempre que la recuerdan.
—Mi señora —levanto la vista de la carta de Marco viendo a uno de mis guardias — el jefe de los Romanov ha llegado.
—Hazlo pasar —guardo los distintos papeles que tengo en el escritorio a tiempo para recibir a Demyan Romanov —gracias por acudir.
—Sería un insulto no presentarme cuando el pakhan lo solicita —sonrío y le indico el sillón para que tome asiento.
—Se que tu familia es la encargada de todo lo relacionado con la información que manejamos, que cualquier dato que desee tú lo consigues, así se trate de nuestra propia gente —tomo una calada de mi puro.
—Es correcto —suelto el humo y lo dejo reposar en el cenicero.
—Bien, me ahorrare entonces la introducción —saco una carpeta y se la paso —necesito que esta información vaya cambiando cada 6 meses —el lee lo que hay dentro —si ocurre algún acercamiento o matanza, pares dos meses y vuelvas a difundirla por otra parte del mundo.
—¿De quién exactamente tengo que estar pendiente? —pregunta aun leyendo.
—Danilo Bernardi y David Pierelli —le entrego la memoria que me dio el jefe de la sociedad de asesinos cuando solicité sus servicios para rescatar a Omer —en ella encontrarás cada movimiento que han hecho hasta el momento, lo que han insertado en el mercado y a quien se lo han vendido.
—¿Debo detenerlos en caso que se acerquen demasiado?
—No —respondo —solo deja que se muevan como deseen. Arma muy bien la tetra para que no te descubran —tomo una calada —después de todo, si pudiste meter un espía en cada familia de la Bratva, esto no te resultará difícil —veo como todo su cuerpo se paraliza. Sus ojos negros como la noche me miran y veo que está analizando cada movimiento y expresión mía.
—¿Cómo lo supo? —cierra la carpeta y cruzo mis piernas a la vez que entrelazo mis dedos.
—El trabajar entre los hombres que cada día cuidan mi espalda y la de mi familia te hace aprender muchas cosas de ellos —digo —y se quién es el hombre al que metiste dentro de mi circulo y el cómo lo reclutaste —el no cambia de una postura de alerta — así que Romanov —agarro mi puro —¿podrás con el encargo o debo encontrar a alguien más? —doy una calada viendo como este examina mis movimientos. Una sonrisa ladina aparece en sus labios a la vez que se apoya en el respaldar.
Los Romanov son una de las familias más antiguas aquí en la Bratva, pero a diferencia de los Ivanov, estos siempre fueron fieles a mi familia, tanto a mi padre como a mi hermano —puedo ver porque es temida entre sus hombres y por qué también la defienden con garras y sangre —pasa una de sus manos peinando su barba, que es menos abundante que la de mi padre —y el cómo ha puesto a sus pies al heredero de la maffiya —entrecierro mis ojos cuando menciona a Omer —un dato que la verdad me ha tenido bastante intrigado, dígame —apoya los codos en mi escritorio —¿Cómo es que Iván ha permitido que un asqueroso turco de apellido Baruk estuviera bajo su techo?
—Porque ya no es un Baruk —responde mi padre entrando en la habitación mientras cierra la puerta tras de sí. Demyan lo sigue con la mirada hasta que se encuentra a mi lado —Omer Petrova es ahora parte de mi familia, así que ten cuidado como hablas de el —Demyan Romanov se queda mirando a mi padre de forma seria. A pesar de rondar ya los 45 años, el hombre se conserva bastante bien y hasta en la vestimenta destila el ser poder que ostenta.
—¿Cómo es eso que ahora es un Petrova? Es un hombre, si la Zarina se ha unido a él, es ella quien debería perder el apellido —indaga.
—Un Petrova jamás renuncia a su apellido, Demyan —dice mi padre —quien nace como Petrova, muere como uno —se cruza de brazos mostrándose más ancho e imponente —siempre ha sido así y lo seguirá siendo —ambos se quedan callados varios segundos hasta que el señor Romanov agarra la carpeta y la memoria a la vez que se pone de pie.
—Su orden será cumplida al pie de la letra, mi Zarina —me mira —los Romanov siempre estaremos al servicio de la familia principal, no importa que —hace una reverencia y sale con todo lo que necesita para jugar con Danilo y el paradero del supuesto hijo de Elena.
—¿Confías en que cumplirá con lo que deseas?
—Sabe de la estadía de Omer aquí, pero sin embargo no ha abierto la boca con las otras familias —lo miro —los Romanov saben bien que aun con toda la información que obtengan, una batalla entre nosotros solo significaría perdidas —miro la puerta —son más objetivos que cualquier otra familia dentro de la Bratva.
—¿Por eso le diste esa misión?
—En parte y también porque tiene una cuenta con David Pierelli —mi padre frunce el ceño —el idiota se atrevió a quitarle una empresa en una puja de acciones —hago caer la ceniza sabiendo como Demyan Romanov jugará muy placenteramente con esos dos —solo le di una oportunidad para cobrársela a la vez que cumple con mi orden —suelto de forma inocente y mi padre sonríe.
—Siempre jugando con las circunstancias —me encojo de hombros —bien, ahora que ya no hay intrusos, te deje un vestido en tu cuarto, necesito que lo uses para la cena —frunzo mi ceño.
—¿Un vestido? ¿para qué?
—Tu solo hazme caso, ¿entendido? —sin entenderlo bien del todo acepto y vuelve a salir de mi oficina dejándome confundida y algo nerviosa.
Me veo en el espejo contemplando el vestido de cuello alto con corpiño corazón, el cual es como una segunda piel, tiene una especie de mangas de tul que se hacen más largas en la altura de la espalda cayendo como una cola. A pesar que en su gran mayoría es de color blanco, hay partes en donde el rojo se mezcla dando un toque de sensualidad a todo el aire delicado del diseño. Mi puerta se abre y mis sobrinos aparecen de ternos, con todo su cabello peinado hacia atrás.
—Pero que elegantes —ellos sonríen y yo les doy una vuelta a cada uno —¿en dónde dejaron a mis demonios revoltosos?
—Hay que apurarnos, todos nos esperan hermana —dice Izaac impaciente. Cuando quiero corregirlo, ambos toman mis manos y me arrastran fuera de mi habitación. Sin ganas de discutir me dejo guiar hasta llegar al patio trasero, mas lo que veo no es lo que esperaba.
Una alfombra de pétalos blancos y rojos se extiende hasta llegar a lo que parece un altar, hay luces pequeñas colgando junto con lo que identifico como farolas. Una parte de los guardias cubres los costados del camino hecho de pétalos, trajeados y mirándome muy fijamente, "¿Qué es todo esto?" —hemana —veo hacia Dominik que me extiende un chal de piel igual blanca que combina con el vestido. Lo tomo y él sonríe corriendo al frente en donde veo a Omer igual trajeado esperándome, "no puede ser...esto es...".
—No quiso irse sin antes convertirte en su esposa —mi padre, "no", mi abuelo aparece de un costado y toma mis manos besándolas —y yo tampoco quería hacerlo sin antes cumplir uno de mis mayores sueños.
—¿Mayores sueños? —pregunto muy bajo y el asiente acariciando mi rostro.
—Llevar una hija mía al altar —mis ojos pican que siento una lagrima bajar por mi mejilla. Pocas veces el viste un traje completo, pero esta vez sí lo usa; camisa blanca, chaleco, saco y pantalones totalmente oscuros con una corbata roja —¿vamos? —me ofrece su brazo y yo apoyo mi mano en él. Con cada paso mi mente evoca recuerdos de como todo esto dio inicio, como el hombre que ahora espera por mi junto a un altar se filtró en mi vida, en mis pensamientos, pero sobre todo en mi alma, una que creí que ya había perdido cuando me quitaron a mi padre.
Ahora sé que aún existe y es gracia a este hombre, que podrá haber nacido en una familia enemiga, pero que jamás me trató como una —si bien ahora te la esté entregando, no quiere decir que te la dejaré por completo. Siempre será mi sangre y mi carne, por consiguiente, siempre la protegeré —sonrío e igual Omer al tomar mi mano —dáñala y te mato.
—Papá —este me mira y toma mi nuca dejando un beso en mi frente prolongado antes de retroceder. Al ver hacia Omer me doy cuenta de algo —te cortaste el cabello...—este asiente y lleva mi mano hacia su cabello donde no evito acariciarlo, recorriendo mis uñas por su piel.
—Un cambio para mi nueva vida —dice —igual aun podrás peinarlo o jalarlo cuando te complazca —me sonrojo a la vez que el padre carraspea haciendo notar su presencia y da comienzo a la ceremonia. No soy alguien religioso ni nada por el estilo, pero sé que Omer si, así que cuando el padre da instrucciones de bajar la cabeza y orar, obedezco.
No estaba en mis planes ni siquiera una boda, al menos no en un futuro cercano. Cuando Omer salió esta mañana no imaginé que haya sido para preparar todo esto, aunque debí presentirlo al ver el diseño del vestido —los anillos, por favor —mis dos sobrinos aparecen con diferentes argollas. Omer toma la primera y noto que es la de compromiso.
—Se que no hice una propuesta común o como se espera, pero —desliza el anillo que es una argolla con incrustaciones rojas por el medio, llevando en el centro una piedra preciosa cuadrada blanca —desde que te recuperé ese día en el avión, te dije que jamás volvería a soltarte — toma la siguiente argolla, que es parecida a la primera, pero sin la piedra preciosa del centro que al estar juntas ambos anillos se unen como imán entre ellos —ahora ante alá y los hombres, te tomo como mi mujer y compañera hasta que me llamen del infierno y deje este plano—su juramento me calienta el pecho y tomo la única argolla destinada a él.
—Si bien nada de nuestra relación empezó como debería —voy deslizando el anillo por su dedo —y que ambos hemos perdido mucho en el camino —veo como nuestros anillos hacen juego —sé que somos el complemento del otro de una forma que muy pocos sabrán, pero que nosotros disfrutaremos hasta que soltemos nuestro último aliento —lo miro y por primera vez en mi vida, deslumbro un futuro mucho más cálido y menos solitario, uno en donde me veo dando vida y ya no solo quitándola.
—Puedes besar a la novia —dicta el cura y Omer me jala llevándome hacia atrás sacándome una risa de felicidad y yo acaricio su mejilla.
—Ahora eres completamente mía —acaricia su nariz con la mía.
—No Omer —agarro su corbata acercándolo aún más —ahora tú eres completamente mío —lo beso sin tapujos y como nos gusta —bienvenido a la familia, Omer Petrova —este sonríe volviendo a besarme en medio de los aplausos de los demonios, mi abuelo y guardias que presencia la unión no solo de dos personas sino de dos organizaciones poderosas listas para dominar el mundo, "este es nuestro comienzo".
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