Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 30

Alaya

Al salir del salón me siento mucho más ligera y de cierta forma...extraña, "le dije que lo amaba", sonrío volviendo a recordar el sabor de esas palabras y el gusto de también de haber las escuchado de vuelta.

—Mi señora —un guardia aparece cuando salgo de la mansión para sentir un poco de la brisa fría —los hombres están inquietos por el visitante.

—Lo sé —digo sabiendo que la llegada de Omer ha afectado a mis hombres —reúne a todos en el centro de entrenamiento, hay cosas que tengo que informar —este asiente y se retira. La nieve comienza a caer despacio, empezando a cubrir todo de un espeso blanco —los cambios jamás serán sencillos —susurro.

—Alaya —al mirar atrás me encuentro a Omer y de inmediato noto la marca en su cuello, mis pies se apresuran a su frente y aparto su camisa para ver bien —no es nada.

—¿Qué pasó? —pregunto lo más tranquila posible.

—Solo una charla para dejar claras las cosas —quiero refutar, más que nada porque él está herido, pero sé que mi abuelo no iba a estar tan tranquilo siempre —escuché que iras a hablar con los guardias.

—Tu presencia los altera —explico —ellos al igual que todos saben de la enemistad que hay entre las dos familias.

—¿Quieres que vaya contigo? —niego.

—No, es algo que tengo que hacer sola —peina mis cabellos hacia atrás dejando un beso en mi frente.

—Cuídate —asiento y vuelve adentro. Tomo una bocanada de aire y me encamino hacia donde todos entrenan, en donde inicie todo mi camino y en donde ahora se producirá el cambio que necesito para tener al hombre que deseo y la cabeza del hombre que odio.

Narrador X

Cada hombre se presenta firme en cuanto notan la presencia de su jefa, con la mirada miel resaltando en el blanco ambiente y su cabello rubio en una coleta alta. La vestimenta negra es la siempre utiliza a la hora de entrenar —escúchenme atentos que esto —saca un rollo de vendas de atrás —será una oportunidad única para ustedes —empieza a vendar una de sus manos —todos vieron al invitado que hay en la mansión en estos momentos —todos asienten —bien pues ese hombre es mi pareja —cada guardia se sorprende, otros fruncen el ceño en rabia y otros quedan en blanco —Omer Baruk es a quien he escogido como mi compañero y esposo —Alaya pasa a la otra mano vendándola de igual manera —y como sé que varios no aceptarán de a buenas, lo resolveremos como en viejos tiempos —sonríe mirándolos —un combate, cuerpo a cuerpo —mueve de un lado a otro su cuello para después ponerse en posición —todo aquel que no esté de acuerdo, pase al frente y pelee.

No pasa mucho para que el primer hombre se vaya al frente dando inicio al primer combate. Patadas, llaves, puños y varias caídas, Alaya se sumerge en toda una contienda de golpes en donde recibe varios, pero también los devuelve. Todo lo que ha aprendido sale a flote en cada hombre al que se enfrenta, demostrando por qué ellos la admiran y bajan la cabeza en su presencia, el por qué la apodaron «Zarina» y también por qué no desean que se una a un Baruk.

—¿Por qué señora? ¿Por qué justo con ese asqueroso turco? —ella lo encuella con las piernas llevándolo hasta el suelo.

—Porque ha demostrado estar a mi altura —dice poniéndose de pie —Omer Baruk podrá tener la sangre del hombre causante de muchas de nuestras desgracias, pero es un hombre que se ganó la confianza de la misma Ninfa —muchos se sorprenden por ese dato —y también la mía. Hombre que comparte la misma visión que teníamos con Elena —ve hacia cada guardia —y es el permitir a las nuevas generaciones gobernar tranquilos, sin resentimientos del pasado —el hombre caído se levanta y escupe sangre a la nieve ya acumulada —mis sobrinos y los niños por nacer de ustedes, merecen crecer en un entorno seguro —bufa —bueno hasta cierto punto, porque —levanta las manos a sus costados —esto es la Bratva y nosotros no nos estancamos, sino que avanzamos y conquistamos. Robamos y nos adueñamos de todo lo que deseemos y ahora —lleva su puño al pecho —yo deseo y amo a Omer Baruk —vuelve a golpearse —deseo unir dos organizaciones para dar paso a una alianza poderosa, una en la que ningún ser en esta tierra se atreva a revelarse contra nosotros —la postura de varios cambian —en donde con solo decir de donde pertenecemos bajen la cabeza y tiemblen —besa su puño para después volver a golpearse el pecho —eso es lo que deseo y lo obtendré con quienes estén dispuestos a seguirme, quienes tengan la mente hacia el futuro y no solo se cieguen por el pasado, que no he olvidado y que cobraré.

—¿Él lo sabe? —pregunta uno —¿sabe que queremos la cabeza de su progenitor? —Alaya sonríe asintiendo.

—Le prometí a mi suegro que brindaría la cabeza de mi padre como muestra de mis intenciones con su hija —la voz de Omer llama a todos la atención mientras camina hacia Alaya con las manos en los bolsillos. Lleva solo una camisa igual de negra como su pantalón y cabello, el cabello peinado hacia atrás y la mirada seria donde el jade que porta en los ojos se oscurece a un punto que enciende las alertas de todos —y ahora se los prometo a ustedes —se coloca a su lado y agarra su mano entrelazando sus dedos —amo a esta mujer y sus venganzas son las mías, sus dolores son los míos y sus enemigos —la mira —son los míos, por consiguiente —vuelve a mirarlos —la muerte de mi padre, será lo que elimine por completo cualquier enemistad que hubiera entre los Baruk y los Petrova —aun con resistencias ningún guardia hace un movimiento de que lo acepte.

—Si ustedes se unen, la señora dejaría de ser una Petrova —habla uno de ellos —lo que significaría que nuevamente un Baruk nos quitaría un miembro importante —acusa.

—Eso no será así —acota Omer —porque seré yo quien abandone mi apellido al momento de unirnos en matrimonio —Alaya gira a verlo sorprendida a lo que Omer le sonríe.

Un guardia ya entrado en sus 40 años se adelanta hasta estar frente a la pareja —he sido testigo de cómo los cambios dados por los Petrova han ido mejorando cada vez más nuestra calidad de vida. Como han borrado practicas arcaicas por unas más fáciles de sobrellevar, que nos han permitido encontrar una vida más acompañada y menos solitaria —ante ambos va descendiendo hasta quedar en una rodilla —si esta unión al fin termina una contienda de años, yo acepto seguirlos, милорды —poco a poco cada guardia imita la acción hasta que toda la alta guardia están arrodillados frente a ellos. Alaya agarra más fuerte la mano de Omer mientras ve como sus hombres aceptan este nuevo giro que tomará su organización.

Omer

Después de toda la declaración y aceptación de los voyevikis, nos dirigimos hacia la habitación de Alaya, a la cual aprisiono contra la puerta y trato de respirar con tranquilidad —¿Por qué te dispusiste a pelear con cada guardia sino me aceptaban?

—Es una forma de someterlos —responde —si ninguno puede derribarme, entonces ven que tengo la fortaleza que requieren para ordenar y ejecutar cualquier acción.

—Pudieron haberte matado —gruño.

—No iban a poder hacerlo —responde segura —porque antes de que si quiera se acercaran a hacerlo, yo ya los habría matado —una risa se escapa de mis labios y apoyo la frente en la suya.

—Ay mi Vahşi —beso sus mejillas —harás que deje una colina de cadáveres si sigues presionando mi paciencia —ella se ríe y toma mis manos besando ambas palmas.

—Pues tendré que empezar a cuidarte, ya que la edad te puede jugar en contra.

—Con que mi edad, eh —la alzo estilo princesa y la boto a la cama de forma brusca que rebota en ella —creo que debo recordarte que mi edad nunca va a ser un obstáculo, Vahşi.

—Omer tu espalda —dejo caer la camisa y me coloco encima de ella.

—Ni mi espalda me va a impedir follar a mi mujer —la beso con deseo y pasión. Saco por encima la camiseta manga larga que lleva, aun con los labios lastimados ella responde con la misma intensidad el beso.

Con prisas ambos nos desnudamos y veo como se arrodilla para llevarme por completo dentro de su boca —mierda mujer, harás que me corra pronto.

—No te reprimas y hazlo —me masajea antes de volver a tragarme por completo.

—No, así no —la empujo fuera y la levanto enganchando sus piernas a mi cintura —cada gota ira dentro de ti, donde debe ir —la echo en la cama y ella se abre más para mí, mi punta pasea su húmeda raja, llamando a que entre.

—Omer, por favor —sonrío y chupo una de sus tetas, arremolinando su aureola con la lengua mientras sigo torturándola —Omer —agarra mi cabello con fuerza y me mira —métela, ahora —ordena.

—Como desees —y me entierro con fuerza que ella abre sus labios tan hermosamente que la vista es simplemente erótica —siempre tan ansiosa y estrecha para mi —salgo y vuelvo a entrar con la misma fuerza —dime Vahşi, dime que tanto te gusta que te folle duro.

—Me gusta mucho —pasa la lengua por el largo de mi garganta, llegando a morder mi manzana de adán —me gusta sentir como me estiras y llenas —mis embestidas siguen lentas, pero profundas —como me haces olvidar todo y cada parte de mi desea que la marques como tu mujer —agarro su cabello desde la nuca y la beso acelerando mis movimientos a la vez que me trago sus gemidos.

Siento como la cama se mueve y sé que mis heridas se abrirán, pero me importa una mierda, "la proclame ante todos y es hora de que se hagan a la idea de que es mía". Le doy la vuelta vuelvo a introducirme en ella hasta las pelotas —carajo Omer.

—Sultán —le suelto un azote —cuando estoy dentro de ti soy tu sultán —otro azote —no lo olvides.

—Mi sultán...—lamo su espalda hasta llegar al principio de su cuello y morder ahí, a la vez que acelero mis movimientos que ya nuestros cuerpos se cubren de sudor. Nuestros orgasmos llegan juntos y siento como mi corrida la llena. No me muevo y la giro despacio colocando sus piernas hacia arriba —¿en serio?

—Te lo dije, los anticonceptivos pueden fallar —ella se ríe y se suelta de mi agarre, para tomar mi cuello y atraerme hacia ella.

—Si quieres dejarme preñada, primero conviértete en un Petrova —deja un casto beso en mis labios —solo así, me quitaré el anticonceptivo —le agarro de la quijada.

—Júralo —ella lame mi labio inferior, provocándome.

Yemin ederim, sultanım —escucharla jurar en mi idioma natal es algo exquisito que me hace sonreír de felicidad pura, "no importa lo que pase, esta mujer se convertirá en mi esposa".

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro