CAPITULO 21
Omer
Al llegar a la enfermería, Deniz está terminando de curar a Amelia —mandé a uno de los guardias por Celdric —me informa mi hermano, Alaya se acerca a Amelia y le toma el mentón alzando su cabeza un poco viendo las marcas en el cuello que dejo mi padre al ahorcarla.
—¿Por qué no te defendiste? —Amelia desvía alejándose del agarre de Alaya.
—Cuando te muestran a la muerte como una forma de castigo —su voz es baja, casi un susurro —haces lo imposible para no ganártela —Alaya me mira y puedo ver como la rabia cobra vida dentro de ella.
La puerta vuelve abrirse y un Celdric sudoroso entra y lo primero que enfoca es a su hermana —¿Qué mierda? —Alaya se aleja dándole espacio y Celdric la revisa encontrándose con las marcas —esto es tu culpa —es rápido el movimiento cuando encuella a Deniz —¡tu provocaste que la lastimaran!
—¡Celdric basta! —lo agarro por el cuello alejándolo de mi hermano mientras que Amelia se pone en frente de Deniz conteniéndolo —el no tuvo la culpa de nada.
—¡Claro que sí! —forcejea en mis brazos —¡él sabe bien el odio que nos tiene tu padre y como solo espera una buena excusa para matarnos!
—Aquí nadie va a matar a nadie —interrumpe Alaya —Emir Baruk ya no autoridad en la maffiya —Celdric sigue forcejeando hasta que lo suelto. Me mira ofuscado para después plantarse delante a Alaya.
—Una aparecida no sabe nada del funcionamiento de aquí —su comentario me molesta, pero Alaya me detiene al levantar la mano.
—Esta aparecida sabe mucho más que tú, niño bonito —de forma rápida Celdric termina en el suelo con la cara al suelo y el brazo doblado en su espalda —ahora, te vas a mantener quieto y en silencio, ¿entendido?
—Quítame a tu mujer de encima Omer antes de que la lastime —reclama, pero Alaya transforma su brazalete en una navaja y la coloca cerca de su mejilla.
—Responde a la orden que di —me impresiona como ha controlado a Celdric, a pesar de que le saca varios centímetros de altura ni hablar de la fuerza. Aun así, Alaya no cede.
—Suéltalo Ayse —pide mi hermano y Alaya cede. Celdric se para y mi hermano se coloca en su delante.
—Escucha con atención, Celdric —la voz de mi hermano suena más grave de lo normal —así te hierva la sangre, Amelia es mía, mi pareja, mi futura esposa y madre de mis hijos —cada palabra es como acido para el mellizo de Amelia, ella camina hasta quedar a su lado y entrelaza sus dedos en muestra de que ella lo apoya. Celdric los ve con cara de pocos amigos.
—Si le pasa algo será completamente tu culpa —sentencia y se aleja para caer sentado en una de las sillas que hay —¿para qué me llamaron? —me miro con Alaya y sabemos que llegó la verdadera parte dura de la noche.
—Joseph encontró el porqué de la enemistad de mi padre con los italianos y rusos —mis tres hermanos se sorprenden ante mis palabras —y tiene que ver con su tía —los rostros de Amelia y Celdric se transforman, "hay desprecio puro en sus facciones" —ella huyo de aquí porque estaba comprometida con nuestro padre —Amelia suelta la mano de mi hermano comenzando a negar.
—No puede ser...mi tía no...
—Así que esa es la gran traición que cometió y por qué de que nos condenaran de por vida —dice Celdric con odio.
—La traición no fue huir del matrimonio —habla Alaya —sino haberse casado con Iván Petrova —ambos hermanos giran a verla con una mezcla de emociones reflejadas en sus rostros.
—Ósea que mientras nuestros padres vivían aquí un infierno, ella se daba la gran vida en Rusia —el desprecio se puede notar en cada palabra de Celdric —después de todo ella si fue una puta, que abandonó a su familia y no le importo si estaban vivos o muertos.
—Eso no es así —arremete Alaya —Ayse Topal jamás olvidó a su familia, pero Emir cerró las posibilidades de poder ayudarlos sin empezar una nueva contienda que dejara inocentes muertos de por medio —Celdric solo bufa levantándose de donde estaba sentado para ir hacia la ventana —sé que les costara creerlo, pero ella jamás supo de su existencia. Emir le hizo creer que su hermana y cuñado estaban muertos.
—¿Cómo? —pregunta Amelia de forma cautelosa.
—Envió sus cabezas en una caja, junto a unas fotos de sus cuerpos crucificados en la plaza de Estambul.
—Mis padres no murieron decapitados —refuta Amelia acercándose a ella—su sangre no podía ser derramada ya que sería blasfemia que sangre de las familias pilares cayera al suelo.
—Lo sé, Omer me conto.
—¿Y cómo es que tú sabes esos detalles? —cuestiona Celdric.
—Deniz —llamo a mi hermano —cierra la puerta con llave —el asiente y de forma rápida cumple mi orden —también las cortinas —no le toma mucho tiempo tener todo el cuarto cerrado —lo que van a ver ahora, lo tienen que callar no importa que pase —los mellizos fruncen el ceño, pero noto como mi hermano no cuestiona y solo asiente, "él lo sabe". Al mirar hacia Alaya ella se quita la peluca para después sacarse las lentillas.
Un sonido de sorpresa sale de los labios de Amelia, mientras que su hermano solo abre los ojos en demasía descruzando sus brazos—¿contesta esto tu pregunta?
—Tu eres...—Alaya sonríe y lleva un dedo a sus labios.
—Las paredes siempre tienen oídos —Celdric calla a lo que me mira.
—Estás loco, más que estos dos —sonrío mientras me acerco a Alaya rodeando su cintura con mi brazo.
—Si quiero causar un cambio, debo ser un loco Celdric —Amelia no dice nada, solo se queda mirando fijamente a Alaya.
—¿Tienes alguna duda? —le pregunta a lo que Amelia lanza.
—¿Cómo murió? —Alaya frunce el ceño —mi tía, ¿Cómo murió? —el cuerpo de Alaya se tensa por la pregunta.
—Murió en el parto de sus gemelos —su rostro empieza a mostrar rastros de tristeza, Deniz se acerca apegándola hacia su frente.
—Mamá siempre pensaba en ella y rezaba a alá para que viviera bien y plena —al mirar hacia su mellizo vuelve a desviar la mirada dando a entender que odia tocar el tema—al parecer ninguna hermana pudo llevar una maternidad plena y tranquila — Alaya se quita el brazalete y toma su mano.
—Esto lo hizo quien era tu primo—la desliza por la muñeca de Amelia a la vez que una sonrisa melancólica se posa en sus labios —me la dio cuando pude ganar mi primera pelea con los guardias —Amelia la mira confundida —siempre fui menospreciada al igual que ustedes por mi origen, vivía en constante amenaza de muerte ya que representaba el fallo o la debilidad, como algunos decían, de mi padre —es un brazalete dorado sencillo, pero por lo que vi, tiene un mecanismo que lo convierte en una filosa navaja —pero eso no me impidió imponerme ante todos —Amelia la mira —hacerlos estar de rodillas ante la bastarda que tanto despreciaban —noto como las palabras de Alaya le llegan —y eso deberían hacer ustedes, nunca bajar la cabeza, por nada ni por nadie —Alaya mira a Celdric —sean orgullosos de su sangre y demuestren porque los Topal —sonríe volviendo ver a Amelia —son parte de las familias pilares de la maffiya —"si, esta mujer fue enviada por el mismo infierno para mí", pienso cuando me ve y guiña el ojo demostrándome el por qué la deseo como lo hago.
Narrador X
Las luces y los cuerpos desnudos reciben a Emir en el bar de segunda donde entra, una de las camareras lo guía a una mesa y sin demora le colocan una botella de licor junto a un vaso y una cubeta de hielos. Dos guardias cuidan su espalda y este se sirve el trago para empinárselo de un solo movimiento a la vez que su memoria trae ese rostro que ni con el paso del tiempo pudo bórraselo de la cabeza.
La cabellera castaña, los ojos color miel, la sonrisa angelical y el cuerpo delicado como una rosa, a pesar de los años aún recuerda la primera vez que probo un beso de sus labios, el cómo le sabían dulce como un néctar. Recuerda bien que su motivación a toda esa revolución que comenzó fue por ella, para que no estuviera jamás por debajo de él sino a su lado, como la reina que estaba destinada a ser, "menudo idiota fui", piensa cuando un hombre se sienta a su costado sin siquiera mirarlo, sino que se queda viendo a la mujer en el escenario que va bailando en el tubo con un mínimo de ropa.
—Danilo ha mostrado signos de despertar —Emir rellena su vaso a la vez que el hombre deja un sobre en la mesa —el pago que pediste —este lo agarra y saca las tres pequeñas bolsas de plástico con diferentes sustancias; una inyección, un polvo y unas pastillas redondas blancas pequeñas.
—¿Para qué sirven las tres?
—La inyección dejara inmóvil al individuo, pero consciente de lo que pase a su alrededor, el polvo es para envenenar, hará que sus vasos sanguíneos comiencen a explotar generando un desangramiento interno masivo y las pastillas son estimuladores.
—¿Estimuladores? —este asiente con una sonrisa perversa sin mirarlo.
—Por si deseas doblegar a alguien difícil de domar —explica —tres drogas que no están en el mercado —lo mira —siendo el primero en conseguirlas—Emir vuelve a guardarlas en el sobre y se levanta.
—Espero que esta vez tu jefe no falle, David Pierelli —este sonríe alzando el vaso de licor en su dirección, a lo que este le lanza la llave —en ese almacén encontraras las armas que pediste junto con el dinero en efectivo —Emir sale junto a sus guardias sabiendo que, dentro de meses, la sangre del primer imbécil que lo traicionó correrá, "que la caída de los Bernardi comience".
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro