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CAPITULO 1

Moscú - Rusia

Alaya

El humo, el sudor en mi piel, el olor a alcohol y cigarros a mi alrededor no me perturba ni me molesta. El sabor del whisky barre mi garganta como un elixir que me alegra haber encontrado ya que ayuda a relajarme en múltiples ocasiones.

Sentada en un lounge privado del primer piso de este club el cual pertenece a mi familia, veo como jóvenes se estrujan y divierten, noto con claridad como chicas reciben pastillas que le prometen felicidad por minutos mientras que hombres que les doblan la edad están sentados en la barra observando a su próxima presa.

Termino mi trago y bajo para juntarme con la gente común, aunque mi objetivo no es un baile erótico, ni palabras de coquetería que se enfocan en mi belleza, lo que deseo se encuentra debajo de este club, un lugar que solo admite a ciertas personas pertenecientes a mi mundo. Después de despegar varias cabezas de cuerpos y clavarlos en una línea fronteriza ha agarrotado mi cuerpo que lo único que busca es la liberación que me brinda el sexo.

Varios hombres se me atraviesan, pero yo solo los paso brindándoles una sonrisa coqueta, "si supieran que la mujer a la que coquetean hace nada estaba manchada de sangre".

El guardia me brinda acceso y bajo las escaleras iluminadas de luz roja hasta llegar a la cortina donde apenas correrla el olor a sexo te inunda las fosas nasales. Jadeos, golpes, peticiones de ir más duro o de no parar. Este submundo es uno de los beneficios de pertenecer a la mafia, agarro el lazo que sostiene mi vestido plateado y lo desato dejándome solo con unas minis bragas de color negro y tacones del mismo color de 13cm.

Aquí si bien tienes la ventaja del anonimato, no me arriesgo jamás cuando se trata de mostrar mi identidad, por eso la peluca castaña larga y las lentillas azules me brindan un camuflaje en el que no tengo ningún peso sobre mis hombros. Un hombre moreno con un cuerpo de buen ver desnudo se acerca, al estar cara a cara sus nudillos acarician mi mejilla.

—¿Sola y sin collar? ¿Acaso deseas que todos aquí te usen gatita? —sonrío cuando salto a sus brazos rodeando mis piernas en sus caderas.

—¿Te animas a ser el primero en usarme? —la sonrisa blanca que me brinda es lo único que se necesita antes de que su mano vaya a mi nuca y se apodere de mis labios de forma hambrienta y posesiva.

No necesitamos palabras con él ya que no es la primera vez que nos enrollamos, ninguno sabe el nombre del otro y así es mejor, es un trato sin palabras que, si ambos nos encontramos aquí, somos del otro por el resto de la noche —esta vez alguien quiere unirse —dice mientras baja hacia mi coño.

—¿Sabrá darme lo que necesito? —él sonríe y su lengua invade mi canal.

—No te preocupes, sabe lo que hace —su pulgar juega con mi clítoris mientras que mis manos van a mis tetas jugando con ellas.

—Si significa más placer para mí, no veo porque no —deja un momento de complacerme cuando con la mano llama a alguien que siento en mi espalda.

Mi piel se enchina cuando su piel toca la mía, al girar a verlo noto que lleva un antifaz el cual cubre sus ojos, dejando solo a la vista sus labios que están cubiertos con una barba cuidada. Sus manos se sienten callosas al tacto con mi piel que no evito estremecerme al momento que reemplaza mis manos por las suyas en mis tetas.

Sus labios junto con su barba cosquillean mi piel y no evito arquear mi espalda cuando el moreno introduce dos dedos en mi canal y el enmascarado muerde mi cuello —no paren —el enmascarado toma mi mandíbula de forma firme y sin más invade mi boca en un beso que bien podría considerarlo el mejor hasta ahora y más por como su lengua domina la mía, mis uñas rascan su nuca y me encuentro en que el hombre tiene el cabello largo ya que está sujeto en un moño —esto estorba —lo deshago y boto a un lado la liga, al ver como los mechones negros caen no evito sonreír —mejor —vuelvo a besarlo y es cuando el hombre me hace girar acomodándome en su regazo, donde siento muy bien su polla erecta topando mi estómago.

—Dile que se vaya —susurra.

—¿Qué? —mi mano va a su polla, pero el me agarra la muñeca deteniéndome.

—Si quieres que te folle, dile que se vaya —frunzo el ceño por su demanda. Mi primera reacción seria mandarlo a la mierda, pero nunca está mal innovar un poco. Miro sobre mi hombro viendo al moreno colocarse un condón.

—Esta noche lo quiero solo a él —el moreno me mira y sé que quiere refutar, mas no lo hace y se aleja. Al volver a verlo no llego a formular palabras que de nuevo el enmascarado me besa, siento como sus dos manos se enredan en el cabello de la peluca, "una suerte de que sea de buena calidad".

Me froto en toda su longitud impregnándolo con mi humedad que no espero mucho cuando sus manos van a mis caderas levantándome para después introducirse por completo dentro mío que sus bolas golpean mi piel —mierda, eres grande —este sonríe y es la primera vez que diría que una sonrisa es bella.

—Pues gracias, tu coño también se siente una maravilla —empiezo a moverme impulsándome con mis pies, mientras que el agarra mis tetas con ambas manos para después chuparlas estimulándome —mierda mujer, ¿Cómo es que eres tan estrecha? —esta vez la que sonríe soy yo y tomo un puñado de su cabello jalando su rostro hacia arriba.

—Disfruta lo máximo que puedas, enmascarado, porque coños como el mío —tomo su labio inferior con los dientes —no encontraras jamás —este me tumba de espaldas y coloca mis piernas en sus hombros antes de darme un empollón que me hace agarrar con fuerza las sábanas a mis costados.

—Seguiré tu consejo entonces Vahşi.

Tiempo después.

Santorini – Grecia.

El zumbido de mi teléfono me saca de la pequeña siesta que estaba teniendo y con desgano contesto—¿ya llegaste?

—Calma Ninfa, que estoy a nada tocar suelo griego —me estiro descontracturando mi cuerpo, "mierda necesito una buena follada para liberar estrés" —espero que valga la pena, porque este viaje no ha sido nada corto.

—Todo dependerá de cómo se comporte nuestro comprador —bufo, "si es así, solo significa más estrés". La azafata me indica que ya estamos próximo a aterrizar.

—Nos vemos que ya estoy aterrizando —cuelgo —veamos que tal eres en persona, Omer Baruk.

Un sol brillante me recibe junto a un aire fresco. Santorini siempre goza de buen clima y gente amable, "por suerte es zona neutral, sería una pena que se manchara de sangre un paisaje así de bonito".

Subo a mi jeep y mis dos hijos suben a la parte trasera —bien, los quiero quietos y cerca del vehículo hasta que regrese, ¿entendieron? —Nero y Tora ladran y sonrío —buenos chicos.

Como era de esperar el jeep llama algo de atención, pero no le presto importancia. Toda la vida llamé la atención, de buena o mala forma, así que ya estoy acostumbrada. Llego al restaurante y bajo, abro la puerta de atrás donde mis pequeños dóbérmanes igual bajan, tomo el maletín que contiene a mi otro hijo y cierro el vehículo —bien, quietos y atentos —ambos se sientan con las orejas paradas, les doy una última caricia y me encamino hacia la mesa donde veo a Elena sentada frete al que imagino es nuestro comprador interesado.

—Lamento la demora —me disculpo al llegar hasta ellos — pero como sabrán, llegar desde Moscú hasta Grecia no es un camino nada corto —al ver hacia el hombre una molestia me invade más decido ignorarla. Omer Baruk se me queda viendo fijamente sin decir palabra alguna cosa que me incomoda —¿se quedó sin habla señor Baruk? —cuestiono mientras tomo asiento.

—Disculpe —se espabila a la vez que se saca sus lentes mostrando ese verde característico que lo identifica como un Baruk. Sin lugar a dudas el turco es de buen ver; cabello negro peinado hacia atrás en un moño bajo, barba bien cuidada, piel tostada por el sol y unos ojos muy llamativos, es una combinación que estoy segura atrae a muchas, pero no sé porque poder ver su rostro sin nada de por medio hace que mi molestia solo aumente, "¿Por qué siento como si ya lo hubiera tenido cerca antes?".

Extiende su mano a modo que la tome y él pueda besarla, pero decido cortarle la acción al tomar su mano y dar un simple apretón. Es cuando siento la piel de sus palmas que mi memoria trae devuelta una noche especifica donde acepté probar a alguien nuevo, donde experimente los mejores orgasmos y mi cuerpo obtuvo un placer muy exquisito en manos de un hombre enmascarado al cual no he vuelto a topar desde esa noche, "mi suerte no puede ser así de mierda".

No puede ser que Omer Baruk sea el enmascarado de esa noche, porque de ser así, significa que me acosté con el hijo del hombre que más odia a mi padre y viceversa.









Bienvenidas a Zarina, donde conocerán como los amores prohibidos por mas que se intenten evitar, no se pueden detener y que muchas mentiras no nacen del odio sino del amor mas puro. Esta historia esta entrelazada con NINFA, si bien pueden leerla de forma independiente, lo mejor es ir por orden así entenderán todos los detalles que se desarrollan.

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