Llegó la pizza y nos pusimos a cenar, pero antes de que acabáramos llamaron a la puerta y resultó ser Dylan.

—Siento interrumpir la cena —comentó al ver la mesa puesta.

—No pasa nada, ¿quieres cenar con nosotros? —sugerí sorprendiéndome a mi misma.

Trevor nos miraba a los dos, alternando la cara de sorpresa con la expresión de disgusto típica de adolescente.

—No me gustaría molestar —Se excusó, mientras su hijo ponía los ojos en blanco.

Una sonrisa se dibujó en mi cara al ver el gesto de Trevor y, sin pensar y dejándome llevar por el momento, insistí.

-—No es molestia, me he excedido con la cantidad y no podremos acabarlo todo nosotros solos —Señalé la silla frente a mí—. Puedes sentarte y ayudarnos.

—¡Vamos, papá! no seas aguafiestas —añadió el chico.

Acorralado, tuvo que sentarse frente a mí. En ese momento me di cuenta de que no había sido muy buena idea.

La visión de aquel hombre, que alteraba mi tranquilidad, me impedía ser yo misma. Empezamos a comer pero yo tenía la mente en otro sitio. Mi pensamiento y mi vista vagaban entre los ojos y la boca de Dylan. ¿Cómo sería besarnos ahora? No, no podíamos hacerlo delante de su hijo.

—¿Como ha ido el día? —inquirió en voz alta, al parecer por segunda o tercera vez, sin que yo lo hubiese escuchado.

—Eh! Bien, cansado pero bien —repuse mirando mis manos, mientras el rubor cubría mis mejillas.

—No creía que ser profesor pudiera resultar tan cansado —añadió Dylan, observándome con fijeza al mismo tiempo que mordía su porción de pizza.

Me centré de nuevo en su boca, perdiendo el hilo de la conversación. Pero por suerte, antes de que se hiciera notorio recordé de qué hablábamos.

—Lidiar con veinte o más adolescentes en clase es agotador. Debes mantener el perfil alto para ganar su respeto. No es fácil.

—Lo supongo —admitió poco convencido.

—Lo haces bien, Zara —interrumpió Trevor.

Lo miré agradecida, y le ofrecí una sonrisa.

—Intento estar al día con las nuevas tendencias educativas, pero es difícil implementar todo lo aprendido en institutos públicos. Los medios son escasos y hay poca implicación de los directivos.

—A veces no es necesario tanta «novedad». Yo estudié con métodos arcaicos y aquí estoy.

—Es cierto, yo también estudié así. Pero los nuevos métodos preparan a los alumnos a enfrentarse a la sociedad de forma global.

Trevor seguía la conversación absorto, sin intervenir. Nos miraba a uno y a otro, sonriendo como si tuviera un secreto entre sus manos que nosotros desconocíamos.

La conversación se alargó en el tiempo y acabamos la cena tarde. Se marcharon y me quedé con ganas de haber alargado la velada. Conforme había transcurrido la noche me había ido sintiendo cada vez más cómoda con ellos.

Los días siguientes, el patron se repetía, Dylan llegaba y cenaba con nosotros, después ambos se iban y me quedaba sola. De Mel no supe nada, estaba empezando a creer que se había dado por vencido. Volvía a tener más seguridad en mí misma.
Pero el lunes siguiente todo cambió...

¿

Qué ocurrirá el lunes? Pronto lo sabréis...