Perdimos casi todas las clases de aquella mañana, pero a la salida ya estaba Trevor esperándome para venir conmigo. 

—Gracias por acompañarme, Lara, nos vemos mañana —Me despedí, dirigiendo la mirada a los alrededores por si veía a alguien sospechoso. 

Ahora tenía doble preocupación, por un lado estaba Mel y por otro el padre biológico de Trevor que también podía estar merodeando... ¿Cómo había llegado a esta situación? Yo era una chica sencilla, a la que no le gustaba estar sola y que tenía una pareja estable. Ahora mi vida era un caos. Me había convertido en la canguro de un adolescente perseguido, mi ex me acosaba y ya no podía ni dormir tranquila.

—Hasta mañana, si quieres os acompaño a los dos hasta tu casa —Se ofreció— me he dado cuenta de que estás nerviosa.

—No hace falta, en serio. Creo que la policía ya le habrá avisado de la denuncia y ahora se comportará —justifiqué— Ahora me meteré en casa y ya no saldremos en toda la tarde.

—Como quieras, pero si lo ves pululando por los alrededores de tu casa me avisas y llego en diez minutos —afirmó— Por cierto, antes quería preguntarte por Neira, ¿cuándo volverá por aquí? —inquirió, recordándome que  le había mandado saludos desde el pueblo.

—Todavía no me ha dicho nada, pero no creo que tarde en venir cuando le cuente lo sucedido. Ayer hablé con ella y me envió saludos para ti.

Trevor tenía cara de fastidio mientras Lara y yo charlábamos así que, muy a mi pesar, tuve que despedirme de ella y nos dirigimos a la parada del metro. El chico estaba en silencio, pero me daba cuenta de que algo lo tenía preocupado.

—¿Qué ocurre, Trevor? —indagué con tacto— pareces preocupado.

—He escuchado vuestra conversación, Zara, veo que tu exnovio se está pasando de la raya—espetó de pronto—. Si has tenido que denunciarle es porque hizo algo grave. Me preocupa —aseveró mientras se miraba las manos nervioso.

—Mi problema con esa persona no te afectará a ti, no te preocupes —Intenté tranquilizarlo, sin lograrlo.

—No estoy preocupado por mí sino por vosotros, mi padre y tú—afirmó, demostrando una madurez que no esperaba que tuviera.

—Ya lo he denunciado, no podrá acercarse a nosotros —Le aseguré, aunque yo misma tenía dudas—. Pero confío en que tu padre sabe defenderse en caso de que a Mel se le crucen los cables.

—Eso no me preocupa, él sabe defenderse pero si te pasara algo a ti sufriría mucho —explicó, dejándome desconcertada.

¿Se preocupaba ese hombre por mí? Lo dudaba, nunca me lo había planteado pero estaba segura de que, aparte de Trevor, no le preocupaba nadie más. Sin embargo yo sí tenía miedo por él.

Llegamos a casa sin contratiempos, cerré la puerta con llave y sólo entonces respiré tranquila. Repetimos la misma rutina que el día anterior, comimos y tras fregar los platos me dediqué a preparar mis clases. La tarde transcurrió sin contratiempos, empezaba a gustarme tener a alguien en casa que me hiciera compañía. Mas sobre las siete de la tarde llamaron al timbre de la puerta de casa...