Salimos de nuestro escondite y volvimos rápido sobre nuestros pasos. Su casa estaba en dirección contraria, pero era de suponer que nuestro perseguidor lo supiera y, cuando se diera cuenta de que le habíamos despistado, se dirigiera hacia allí. Así pues nos apresuramos para no volver a encontrarlo en nuestro camino. Tras diez minutos caminando rápido llegamos a la portería de su casa y dudé si subir al apartamento o despedirme en la puerta.
Me decanté por subir con él para asegurarme de que no hubiera nadie esperándole arriba.

-Gracias, profe -murmuró Trevor cuando lo seguí hasta el ascensor- . Sé que te he estropeado la tarde.

-No te preocupes, ahora que entiendo cual es el problema puedo tomar la decisión sobre la propuesta de tu padre con más fundamentos y sabiendo los riesgos que corro.

-Es aquí -comentó mientras salíamos del ascensor y me señalaba una puerta.

Ya iba a dar la vuelta para volver a casa cuando me fijé en la expresión de Trevor, tenía miedo. Decidí entrar con él, para asegurarme de que no había nadie dentro. Abrió la puerta y entramos los dos. inspeccionamos juntos todas las habitaciones, en total había tres habitaciones y un baño, una cocina enorme y un balcón. La decoración era sobria, se notaba que la había escogido un hombre. Las ventanas disponían de unas cortinas blancas, lisas y tupidas que cumplían su función pero no eran nada estéticas. Los muebles eran funcionales, de calidad. Tras el tour por la casa decidí marcharme a mi casa.

-Tengo que irme, Trevor, ¿estarás bien?-pregunté mirándolo a los ojos para saber si me mentía-. Cierra la puerta con llave y no dejes entrar a nadie -advertí dirigiéndome a la salida.

-Tranquila, profe, sé lo que tengo que hacer, además mi padre no tardará en volver -comentó acompañándome a la puerta.

Le miré a los ojos, para estar segura de que estaba bien y poder irme tranquila. Pero su expresión me indicaba que estaba mucho mejor que antes, más seguro. Así que abrimos la puerta y, en el momento en que iba a salir, me lo encontré de cara. Era Dylan, ocupaba toda la puerta con su cuerpo, me miraba sorprendido alternando con miradas escrutadoras a su hijo.

En aquellos momentos me quedé tan sorprendida que el habla parecía haber dejado de ser una de mis cualidades básicas. La sorpresa había paralizado mi corazón y tenía la respiración contenida. No sabía qué decirle, cómo justificar mi presencia allí sin comprometer a Trevor. Él me miraba también sorprendido y asustado. Así que pronuncié las primeras palabras que vinieron a mi mente sin medir las consecuencias.

-Venía a decirte que acepto tu oferta de trabajo -espeté, arrepintiéndome de inmediato, pero sin saber cómo escapar de mi propia trampa.

-Está bien, ¿qué le ha hecho cambiar de opinión? -inquirió él, mirándome a los ojos sin pestañear.

-El dinero -declaré impulsiva.

-Genial, empezará el lunes, saldrá del instituto con Trevor y lo traerá aquí, también puede llevarlo a su casa, eso lo dejo a vuestra elección, pero deberá avisarme para que vaya a buscarlo allí -explicó apartándose de la entrada y dejándome salir al pasillo.

¡Pajarillos, un nuevo capítulo y nuevas perspectivas para esta historia! ¿ Qué sucederá?