CAPÍTULO 37
—Si no me quieres decir nada más, se me hace tarde, no puedo aceptar tu propuesta —afirmé segura de mí misma—. Lo siento, Dylan, buenos días.
Me levanté de la silla y, tras pagar el desayuno, salí del bar sin mirar atrás. Mi mente era un caos, todo se había complicado en cuestión de días. Me preocupaba Trevor, mas no podía ayudarle si no conocía la raíz del problema.
Entré en la sala de profesores y vi a Lara sentada ante los apuntes de sus clases.
—Buenos días, has llegado pronto —comenté al entrar— Vengo de hablar con el padre de Trevor—dije, soltando la bomba ante una Lara somnolienta que despertó de golpe al oírme.
—¿A estas horas? —preguntó extrañada, levantando con brusquedad la vista de los papeles.
— Ayer me llamó a las quinientas, quería pedirme una cita hoy para hablar de su hijo —expliqué gesticulando, indignada por la manera en que había transcurrido la entrevista con aquel hombre tan enigmático—. Para colmo, antes que él me había llamado Mel. Ya no puedo más, necesito perderme en una isla desierta.
—Ayer fue un día horrible —habló Lara, levantándose y acercándose a mi para darme un abrazo— Tranquila, verás que todo se soluciona...¿Qué quería Dylan? Supongo que te ha pedido que encontremos al culpable y lo expulsemos.
—Eso sería lo lógico, ¿no? —murmuré mientras seguíamos abrazadas— pero lo que me ha pedido es que haga de canguro de Trevor por la tarde...
—¡¿Qué dices?! —me interrumpió apartándome de su abrazo para mirarme a los ojos—¿Qué has contestado?
—Le he dejado claro que me tiene que explicar por qué razón Trevor necesita estar acompañado en todo momento —Me aparté de mi compañera mientras gesticulaba— no puede andar con tanto misterio.
Paseaba arriba y abajo en aquella pequeña sala, hablando y explicando lo que me había dicho momentos antes Dylan, no podía dejar mis manos quietas y Lara ma miraba sin decir ni una sola palabra, tan solo me observaba con media sonrisa.
—A ti te gusta ese hombre, ten cuidado, Zara, no sabemos nada de él—murmuró en voz baja como si en realidad él pudiera escucharnos— ¿Y qué te dijo Mel? ¿Intentó que le perdonaras?
—Primero, no me gusta Dylan y segundo, Mel quiso convencerme de que regresara con él —respondí a su pregunta— pero antes de que digas nada no lo logró. Además, hablé después con una amiga mía del pueblo, Neira, que me abrió los ojos. Me di cuenta de que intentaba manipularme para que hiciese lo que él quería.
—Me alegro de que esa chica te abriera los ojos, yo no sabía como hacerlo... Me encantaría conocerla —añadió mientras me miraba con una sonrisa.
—Va a venir este fin de semana. Si quieres podemos quedar las tres y salir a dar una vuelta, cenar y tomar algo. Lo que sea para que me olvide de la pesadilla de Mel, Dylan y Trevor —sugerí de pronto.
—¡Me encantaría! este sábado no he quedado con nadie, podemos vernos a mediodía en tu casa y vamos a comer fuera—exclamó emocionada mientras me explicaba cuántos sitios conocía y dónde podíamos ir. Hasta que tuvimos que comenzar con las clases del miércoles...
Ya hemos visto la reacción de Zara ante la propuesta de Dylan. Pajarillos, ¿creéis que logrará convencerla?
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