CAPÍTULO 36
Por fin pude dormirme tras dar cientos de vueltas en mi cama, pero cuando sonó la alarma mi cuerpo pedía a gritos más descanso. No tenía opción, esa mañana me vería con el padre de Trevor. Me duché y tomé un café antes de salir de casa. Llegué antes de la hora, pero él ya estaba allí.
—Buenos días —Saludé al verle —has llegado muy pronto.
—Sí, estoy preocupado y apenas he podido dormir— Con un ademán señaló la silla ante él—por favor...
Tomé asiento frente a sus ojos azules y me dispuse a escuchar lo que tenía que decirme, con el corazón acelerado y la sensación de estar ante el director de la escuela.
—Seré breve, ¿quiere desayunar? —inquirió mientras sacaba una hoja de su cartera.
—Gracias —respondí— un café solo y un Donut —pedí, mirando a un Gabi sorprendido por esa reunión improvisada.
Gabi acudió a mi llamada de inmediato y me trajo lo que había pedido. Cuando nos quedamos de nuevo a solas, empezó a explicarme sus intenciones.
—Quiero que cuides de Trevor por las tardes —soltó a bocajarro, tomándome por sorpresa.
—Trevor es lo bastante mayor como para no necesitar canguro—objeté mientras bebía mi café despacio.
—La situación es complicada, no puedo explicarte las razones, pero Trevor no puede quedarse solo en ningún momento. La experiencia vivida ayer ha despertado mis alarmas, no puedo descuidar su seguridad —espetó, dejándome en fuera de juego, sin saber qué pensar.
—No es bueno sobreprotegerlo de esa forma —traté de explicar—. El instituto tomará medidas para que esto no se vuelva a repetir, pero la continua vigilancia no solucionará el problema de Trevor.
—No se trata de un problema de bullying extremo, no es eso lo que me preocupa. El problema es que no puedo estar seguro de que se encuentre a salvo cuando esté fuera del instituto.
—No sé a qué te refieres, ¿Acaso lo acosan también en la calle? —pregunté, ya perdida en sus explicaciones y sin entender nada— ¿Por eso lo vienes a buscar a la salida?
Le miré a los ojos olvidando mi café por un momento, tratando de comprender la situación por la que estaba pasando. Solo se me ocurría que, quizás, el caso de acoso viniese del anterior centro donde había estudiado Trevor, de ahí el cambio de instituto. Pero algo no me acababa de cuadrar. Estaba perdida, necesitaba una explicación más clara de la situación ya que me estaba ocultando datos que no me permitían comprender el problema en su globalidad, ni la necesidad de que le hiciese de canguro a un chico de quince años.
—Necesito que me cuentes lo que ocurre de manera clara, sin esconder nada —dije mirando sus iris azules— Si no sé a lo que me enfrento no podré aceptar hacerme cargo del chico.
Dylan me observó con atención, estudiando si podía contarme más. Se notaba a leguas que me ocultaba algo importante que no quería compartir, pero yo no estaba dispuesta a aceptar un cargo sin conocer con exactitud a lo que me enfrentaba.
— No te lo puedo contar todo ahora... quizás más adelante.
¿Aceptará Zara su propuesta? Mañana veremos, pajarillos...
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