CAPÍTULO 18
La cara de Dylan al ver hacia dónde nos dirigíamos era de absoluta incredulidad.
—Me está haciendo perder el tiempo, mi hijo no puede estar aquí dentro —comentó mientras me seguía.
—Puedo equivocarme, pero tengo la corazonada de que lo vamos a ver enseguida —Le tranquilicé—. Ahora le pediré que no le avergüence delante de sus amigos, no será bueno ni para él ni para su relación padre-hijo —exigí señalándolo con el dedo.
Levantó las manos en señal de rendición y entramos en el local. Estaba repleto de gente, apenas se podía caminar, si no empujabas y apartabas a las personas para pasar. Recordé dónde se encontraba el día que había venido con Neira y hacia allí dirigí mis pasos.
En efecto, tal y como me había imaginado allí estaba, con una chica a su lado, riendo ajeno a la preocupación de sus padres...me di cuenta de cómo cambiaba la expresión de Dylan, de la incredulidad a la sorpresa de verlo, pasando de inmediato a una expresión de ira que amenazaba con terminar muy mal la noche.
Alzando la vista hacia sus ojos, oscurecidos por el enfado, llamé su atención empujándolo con suavidad, hasta que conseguí que se concentrara en mí.
—¡Mantén la calma! —grité tratando de hacerme oír por encima de la música— Si te acercas así dirás cosas de las que te puedes arrepentir.
—Él es el que se va a arrepentir, no yo. Te he prometido que no lo pondré en ridículo delante de nadie, pero en casa va a saber que no puede engañarme así y quedar impune.
—Igual le dejó salir su madre —sugerí en un intento de suavizar el momento de tensión, pero su respuesta me dejó sin palabras.
—Su madre ha fallecido, profesora, pensé que constaba en el expediente de mi hijo.
—Lo siento, no he tenido la ocasión de leer todos los expedientes de los alumnos, sólo llevo dos meses en esta escuela, y un par de semanas dando clases.
Un incómodo silencio se instaló entre nosotros mientras decidíamos cómo proceder con Trevor.
—Creo que deberíamos hacer que nos vea pero sin que sepa que le hemos visto nosotros a él —sugerí, intentando encontrar la manera de hacer que Trevor reaccionara y saliera del local.
—Tendría que ir hacia allí y cogerle del cuello para sacarlo a patadas de aquí —murmuró apretando los dientes
—Eso no arreglaría nada, otro día lo volverá a hacer y habrás perdido su confianza.
—Yo ya no puedo confiar en él —murmuró mientras dirigía su mirada hacia Trevor.
Me di cuenta de que estaba sobrepasado y, sabiendo lo que le había ocurrido a la madre de Trevor, comprendí que no sabía cómo manejar la situación. Me armé de valor y le llevé hacia la pista de baile, cerca del arcoíris que separaba los dos ambientes del local.
—Quiero que bailes conmigo, Dylan —Pedí mientras el rubor cubría mis mejillas y mi corazón se aceleraba—. Eres muy alto y destacarás entre la gente. Trevor te verá y saldrá del local. Sólo tendremos que estar atentos para salir detrás suyo.
Dylan me miró sorprendido, pero me tomó de la cintura para bailar muy juntos.
Pequeños pajarillos, aquí está vuestra pequeña racción de Zara. Espero que la disfrutéis y volváis a revolotear por esta historia mañana.
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