CAPÍTULO 13
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, un rayo me partió en dos y mi corazón se rompió en mil pedazos. No me vieron, no dije nada y salí con el mismo sigilo que había entrado, dejando a Mel con aquella otra mujer, que no llegué a ver ni me interesaba conocer. El nudo en mi garganta amenazaba con ahogarme, el dolor en el pecho era tan intenso que casi no podía andar. No pensé, pero mis pasos me llevaron a casa de Neira por instinto.
Era temprano todavía cuando toqué el timbre de su casa, pidiendo que me dejara pasar con una voz apenas audible.
-¿Eres tú, Zara? -preguntó al no entender mis palabras .
Al escucharla, el dique de mis emociones se rompió y las lágrimas y los sollozos incontrolables escaparon de mi garganta. No pude contestarle y Neira se asustó y bajó a buscarme a la calle. Me encontró sentada en el escalón de la entrada, abrazada a mí misma con el corazón destrozado. Despacio, me ayudó a ponerme en pie y me llevó hasta su casa.
Sentadas las dos en el sofá, después de estar un rato abrazadas y con un café en mis manos, le conté lo que había visto en casa de Mel.
-Los he visto a los dos en la cama, abrazados y desnudos. No había ninguna duda de que habían pasado la noche juntos, Neira, me ha estado engañando -explicaba con las lágrimas rodando por mis mejillas.
-Tienes que ser fuerte y enfrentarlos a los dos, decirles lo que has visto y romper con Mel. Él no merece a alguien como tú.
-No voy a ser capaz de mirarlo a la cara, no quiero volver a verlo nunca más. Me voy a mi casa, hablaré con él cuando esté más fuerte. Ahora no puedo -afirmé decidida a marcharme de inmediato en el primer tren.
Neira consiguió que me calmara un poco y, tras meditarlo, cambié de opinión para decidirme a hablar con Mel cara a cara, para romper nuestra relación de manera definitiva.
Eran las dos de la tarde cuando volví a su casa, esta vez acompañada por mi amiga. toqué al timbre y me abrió sorprendido. Escuché revuelo en el interior, imaginaba que era aquella mujer que todavía estaba allí.
-¿Qué haces aquí Zara? -interrogó sin mirarme a los ojos.
Su mirada esquiva y sus gestos nerviosos delataron que estaba ocultando algo, pero yo no estaba sorprendida y ya esperaba su reacción, así que sin más preámbulos le hablé alto y claro tragándome el nudo de dolor de mi garganta.
-Vengo a decirte que lo nuestro se ha acabado, sé que me engañas, no hace falta que me lo niegues, os he visto. No me llames, no me busques y olvídate de mí. Espero que encuentres en ella lo que no has obtenido de mí.
Sin dejarle decir nada me di la vuelta y salí de aquel lugar sin mirar atrás. Las lágrimas corrían por mis mejillas de nuevo, pero mi corazón estaba más ligero. Neira me acompañó a la estación y volví a mi casa, más sola que nunca.
¡Un capítulo muy fuerte! ¿Qué pensáis de Zara? ¿Creéis que ha actuado como debía? ¿Habríais reaccionado como ella? Espero vuestros comentarios pajarillos...
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