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Capítulo 7: Lujuria.


Al momento de que la arena dejó de fluir en ella, sintió la caída, sin embargo, era suave, en comparación de la primera caída, en el limbo. Pudo sentir algo esponjoso, o más bien suave, debajo de sus caderas. Era un colchón. Además de eso, notó que tenía ropa. Su cuerpo había cambiado demasiado. Había vuelto a la normalidad.

-No-no-no-no ¡No puede ser! – Gritó Zuleima de felicidad.

-No te confíes Zuleima – Dijo la misma voz espectral.

- ¿Qué? – Dijo Zuleima sorprendida, aunque más que nada decepcionada de seguir escuchando la voz.

-Este sitio es peligroso en todos los sentidos, para ti y para cualquiera.

- ¿Quieres decir que no estoy...?

-No – Dijo la voz, rompiendo las ilusiones de Zuleima – No te encuentras en el mundo humano de regreso. Es solo una ilusión, que debes de romper.

- ¿Y como se supone que lo haré?

-Eso será algo que tendrás que descubrir tu misma.

Zuleima, con su cuerpo humano de nueva cuenta, aunque fuera una ilusión, fue hacia el baño. Se metió por la misma habitación que recuerda que era el baño y simplemente se lavó las manos y limpió su rostro con agua. Todo se sentía tan real, hasta que miró su reflejo. Gritó del susto al verse en él. Era ella, como había llegado al infierno.

- ¿Ves tu reflejo? – Dijo la voz.

- ¿Ese ser horrible soy yo?

-El espejo jamás miente.

-Mierda...

Siguiendo, investigando en la casa, bajó por las escaleras hacia el comedor, esperando encontrarse a su padre, o tal vez a su madre.

Sin encontrar nada, simplemente se sentó en la sala, mirando el televisor, en el cual estaba "Misterio a la orden". Zuleima reía con las tonterías que hacían los protagonistas y los casos que resolvían, pensando un poco.

- ¿Un perro que habla? Que gracioso... – Dijo con cierto sarcasmo.

Apagando el televisor, fue hacia la cocina y se encontró con una bolsa de papel color café y con su mochila. Ese al parecer era su desayuno, y la mochila era la misma que llevaba a la escuela.

-Bueno... si tengo que pasar un infierno en la escuela... me parece bien.

Tomando su almuerzo, y con su mochila en su espalda, salió de su casa y se encaminó hacia la escuela, no sin antes escuchar que le llamaron dos voces familiares.

-Zuly – Gritó una chica alegre.

-Hola Zuleima – Dijo otra voz, un poco más tranquila.

Se dio la vuelta y allí estaban; Lia y Keldy.

- ¡Hola! – Dijo Zuleima corriendo hacia ellas y dándoles un enorme abrazo.

-Ho oye – Dijo Lia - ¿Por qué tan amable hoy?

-Es que las había extrañado mucho.

-Pero si solo ha pasado un día.

-Un día... ¿Un día? – Preguntó Zuleima asombrada.

-Si... intentamos buscarte y tu novio dijo que te pedía una disculpa por todo, que te tenía una sorpresa.

-Espera... ¿Mi novio?

-Si – Dijo Keldy – Solamente que está algo ocupado.

-Oh – Dijo Zuleima un poco apagada, aunque con el mismo animo - ¿Qué importa? Lo que me importa es que están aquí.

-Si si si – Dijo Lia - ¿Sabes? Ya casi es tu cumpleaños y queríamos hacerte algo especial...

Lia, tomando su mochila, sacó de ella varias botellas de licor.

- ¿Es cerveza?

-No solo cerveza – Respondió Lia a Zuleima.

Las tras chicas empezaron a reírse.

-Tienes que soportar Zuleima – Dijo la voz espectral – Esto no es real.

- ¿Por qué no vamos ahora? – Dijo Zuleima, ignorando la voz.

- ¿A los campos de futbol? O vamos al bosque... ¿Qué te parece?

-Suena genial – Dijo Zuleima.

***

Pasada la tarde, Zuleima había dejado de preocuparse por lo que había vivido, se convenció de que todo había sido un sueño y al parecer era siempre lo mismo. Aunque sigue sin explicarse como es que la voz espectral seguía hablando con ella. Asumió que era solo su cabeza, o se había vuelto loca; ignorando la voz por completo.

Las tres chicas planearon quedarse en un bosque alejado de todo el vecindario. Con cervezas y platicas, se quedaron allí, antes de probarlas.

-Vamos Keldy – Dijo Lia en medio del bosque con una fogata en el centro – Saca una cerveza para la cumpleañera.

-No gracias – Dijo Zuleima.

- ¿Por qué no? No las conseguimos en vano.

-Estoy bien, en verdad...

- ¿Te sientes mal?

-Algo así...

-Fue por lo de tu madre, ¿no es cierto?

-Si...

-Tranquila. Lo de tu madre fue algo horrible... pero debes de tratar de ver lo bueno de todo ¿Sí? Anda, toma una cerveza – Lia le pasó una cerveza a Zuleima, la cual iba a abrirla, hasta que pensó.

- ¿Cómo sabes lo que ocurrió con mi madre?

-Tu padre me contó.

- ¿Mi papá?

-Si – Dijo Lia acercándose más a Zuleima.

-Ese viejo bastardo...

-No te alteres Zuleima – Dijo Lia poniendo su mano en el muslo de Zuleima – Todo estará bien.

Lentamente Lia acercó sus labios con los de Zuleima, cosa que ella evitó.

- ¡Ey! – Dijo Zuleima riendo – Oye, yo no soy de... esas...

-Pero puedes intentarlo – Dijo Lia, obligando a Zuleima a besarla. Ambos labios se acercaron, a la par que la lengua de Lia trataba de entrar en la boca de Zuleima.

-Oye... sabía que la cerveza te haría mal... – Antes de terminar, Lia se abalanzó sobre Zuleima, tirándola en el suelo, repleto de hojas, sosteniendo sus manos, poniendo su entrepierna en la boca de Zuleima.

-Anda Zuleima – Dijo Lia - ¿No tienes curiosidad?

Zuleima movió la cabeza de lado a lado, intentando forcejear. Al mismo tiempo, Keldy se estaba acercando lentamente. Con gritos ahogados, Zuleima le pedía a Keldy que le ayudara, cosa que fue todo lo contrario, con Keldy levantando la camisa de Zuleima y tentando su abdomen. Allí, Zuleima gritó, siendo ahogada por Lia, quien movía lentamente su entrepierna sobre el rostro de Zuleima.

En el momento que Zuleima sintió como Keldy le quitaba el pantalón, Zuleima tomó fuerzas y empujó a Lia, quien se quitó de forma forzosa. Levantándose su pantalón y acomodando su ropa. Zuleima se alejó de ellas.

- ¿Qué mierda les pasa? – Gritó furiosa, tomando una botella vacía de cerveza – Esta porquería les está haciendo da...

Antes de terminar, miró su reflejo, ayudado por la fogata, dándose cuenta que seguía con la misma apariencia que tenía en el espejo de su casa. No obstante, lo más aterrador eran los reflejos de Keldy y Lia. Ambas no eran lo que había visto.

Tanto Keldy como Lia eran lo que era llamado súcubos, ambas de un cuerpo de tono rojizo, rostros malignos, figuras voluptuosas y con magnificas alas de murciélago en sus espaldas.

- ¿Qué está pasando? – Dijo Zuleima asustada.

-Esta es una fantasía, Zuleima. Este es un sitio repleto de ellas. Si quieres escapar debes de romper tu reflejo.

- ¿Para qué?

-Rómpelo para ver tu realidad.

Tomando la botella de cerveza, la lanzó contra el suelo.

La botella, al romperse, produjo una onda expansiva de colores mixtos, que borró todo el bosque, el cielo oscuro azul y la fogata, convirtiéndolo todo en un enorme caos, de cielo rojizo, cuerpos rocosos de toda índole y con gritos de placer en toda la extensión. Junto a ello, una terrible lluvia cubría toda la comarca, adornada con orgasmos y chillidos de dolor.

Dejándose de cubrir de la onda expansiva, Zuleima pudo mirarse de nuevo, viéndose en lo que ahora era "su nueva normalidad", con una coraza pegada en su cuerpo y un rostro deforme.

-El segundo circulo es sobre la lujuria, el placer y los deseos más profundos. Los que se encuentran aquí vivieron sin pensar antes que actuar. Aquí, sin dudarlo, se encuentran los peores pecadores; ninguno de ellos tenía un autocontrol de sus elecciones.

-Cariño – Dijo una voz seductora pero infernal detrás de Zuleima, haciendo que diera la vuelta - ¿No quieres pasar un buen rato con nosotras?

Zuleima se encontró con dos súcubos de piel rojiza, que parecían escamas de reptil, maños horrorosas, rostros deformes, sin cabello, alas de murciélago con agujeros y quemadas, que caminaban lentamente hacia ella, moviendo sus caderas y sacando el pecho.

- ¿Qué son ustedes?

-La pregunta no es que somos, corazón – Respondió una de las súcubos a Zuleima – Si no, que podemos hacer.

De la vagina de las dos criaturas, surgieron tentáculos, los cuales intentaron tomar a Zuleima, con velocidad.

Sin titubear, Zuleima cortó los tentáculos con sus garras afiladas.

- ¡Estúpida perra! – Gritó uno de los dos demonios, tras un quejido de ultratumba que expresaba dolor - ¡Date por muerta!

El súcubo con los tentáculos destrozados, voló hacia ella, con odio en su mirada, buscando atacar a Zuleima. Sin embargo ya tenía experiencia con los ángeles, por lo que cuando el demonio estaba a nada de atacarla con sus garras y su boca de dientes filosos, Zuleima la tomó por el pecho y la estampó contra el suelo, levantando una enorme nube de humo.

-Eres una perra – Dijo el demonio, intentando sacar un ultimo tentáculo, siendo Zuleima quien la detuvo, pisando su vagina con fuerza.

-Shhhh – Dijo Zuleima – Esto será rápido. No atrases lo inevitable.

Zuleima tomó una de sus garras, metiéndola en la boca del demonio, con fuerza, y con un movimiento, similar al cambio de velocidades en un auto, arrancó la mandíbula del demonio.

Tras ello, Zuleima dejó que la criatura se rindiera. Levantándose, le dio libertad al súcubo, quien, asustada y adolorida, veía que su mandíbula se había desprendido de su rostro. Mirando con odio y temor a Zuleima, la criatura trataba de cubrir su boca.

-No tienes por qué preocuparte amor – Dijo el súcubo que no había sido imprudente con Zuleima y no la había intentado atacar con sus tentáculos.

-Es cierto... – Zuleima caminó alrededor de la criatura, afligida por su situación. En un momento, habiéndose quedado atrás de la criatura, Zuleima acarició su espalda y de un golpe precoz, le arrancó los huesos de sus alas, haciendo que el súcubo gritara de sufrimiento y se arrodillara. Mirando donde estaba varada, vio que atrás de ellas había un barranco. Allí, tomando a la criatura por el maxilar superior, Zuleima arrastró al súcubo hasta el barranco, dejando caer los huesos de sus alas y tomándola a ella para lanzarla.

El súcubo gritó, al mirar el fondo del barranco, siendo un portal de llamas, repleto de cuerpos carbonizados. Zuleima notó la petición de la misericordia en los quejidos del súcubo, la cual le pareció patética y con fuerza, tiró a la súcubo al barranco, escuchando su grito, hasta caer en la lava, donde ya no hubo ruido alguno.

-Me impresionas Zuleima – Dijo el otro súcubo.

- ¿Por qué no me atacaste al igual que ella?

-No te ataqué porque eres valiosa... parcialmente hablando... además no me sería conveniente hacerlo. Mi hermano era solo una indefensa maquina precoz de impulsos humanos. Si tu lo matabas, era evidente que a mí también.

-Oh – Dijo Zuleima, mientras veía todo a su alrededor - ¿Qué clase de sitio es este?

-Es Lujuria – Dijo el súcubo.

- ¿Lujuria? – Preguntó Zuleima.

-Si... es el segundo circulo de todo el complejo. Aquí solo veras hombres, mujeres, niños y ancianos siendo sodomizados por sus peores y más sórdidas fantasías... por la eternidad.

- ¿Eso no es algo bueno?

- ¿En qué sentido?

-Verá. Si usted le da lo que quiere a los lujuriosos, claro que lo disfrutarán.

-Ellos llegan a un punto que se fastidian de ello, buscando escapar, sin darse cuenta de que no pueden hacerlo.

-Vaya...

-Ven – Dijo la súcubo, levantando algunas piedras planas con su mano – Acompáñame. Súbete a la piedra.

- ¿A dónde vamos?

-Tienes que ver a Nora – Dijo la súcubo.

- ¿Quién es Nora?

-No te preocupes por ello.

-No, debo saberlo.

-No... solo acompáñanos.

- ¿Por qué lo haría?

-Porque ella quiere y necesita conocerte. Tienes un potencial que no he visto en nadie por décadas.

- ¿Potencial? – Preguntó Zuleima.

-He dicho demasiado – Dijo la súcubo tras una pausa prolongada.

-Espera – Dijo Zuleima, antes de que la súcubo subiera a la piedra – Deja que te acompañe.

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