Capítulo 8. One Way or Another
Unas calles más allá de Soundway, el chófer privado de Evans nos ha recogido para llevarnos hasta el local más exclusivo de Las Artes, para no desentonar con nuestras pintas elegantes. Debo decir que está bastante bien esto de tener un miembro de la realeza en el grupo. Así sin más nos hemos escabullido en mitad del caos del lugar del crimen sin dejar rastro de nuestra presencia.
Y ahora nos encontramos en una mesa en el lateral del bar, tomando unos cócteles como si fuéramos unas amigas ricas que han quedado para tomar algo y poner verdes a sus exnovios después de pasar una agotadora tarde de compras. Creo que hasta podría gustarme esta vida.
—Ha sido increíble —dice Venus—. He hecho un hechizo para disfrazarnos de trabajadoras de la limpieza y así hemos podido colarnos detrás del escenario.
El rey vampiro sonríe al ver el entusiasmo con el que la bruja narra su hazaña. Bebo un trago de mi bebida de color roja como la sangre, lo que me recuerda lo que acabo de hacer y casi hace que me atragante. Intento disimular tapándome la boca con un papel, mientras frunzo el ceño y asiento prestando atención a la conversación.
—Había mucha gente, pero hemos conseguido pasar desapercibidas —añade Summer—. Nadie, absolutamente nadie, ha sospechado de nosotras. ¡Ni siquiera nos han mirado!
Gia le pone una mano en el hombro, para cortarla dejándose llevar por el entusiasmo. Nunca creí que vería a la gorgona tan exaltada ante ningún acontecimiento. Está claro que no las conozco lo suficiente. Ni ellas a mí.
—Nos hemos puesto junto al escenario cuando hemos visto a Kiara desfilar hacia el centro. Un segundo después ha caído redonda al suelo.
Summer frunce el ceño con la mirada perdida en algún punto de la mesa. Está visiblemente disgustada. Y yo tengo la culpa, pero ellas no lo saben. No tengo claro si ellas hubieran estado dispuestas a llegar tan lejos por conseguir esta tiara.
—Ha sido horrible —susurra.
Por un momento se hace el silencio que acompaña los pensamientos de Summer. Todas estamos pensando en lo mismo. Gia se encoge de hombros restándole importancia al asunto, pues al final nos han beneficiado.
—Sí, pero hemos sabido aprovechar la confusión para hacernos con la tiara.
Venus asiente repetidamente intentando creer que no ha sido nuestra culpa lo que ha ocurrido, que no tenemos nada que ver.
—Me he acercado con otro chico como si fuera a socorrer a Kiara, y he me la he guardado —susurra, y por su tono sé que se siente culpable por no haber ayudado a la modelo de verdad.
—Todos estaban tan preocupados por ella, que ni siquiera se han dado cuenta de que faltaba la tiara, ¿no es gracioso? —añade riéndose Summer, intentando rebajar la tensión que se ha creado repentinamente en el ambiente.
Evans sonríe impresionado, dedicándole una mirada de admiración a Venus. Parece que lo que tienen estos dos es real porque la mira con devoción.
—Habéis hecho un gran trabajo, sin duda —dice el rey vampiro—. Pero ¿cómo habéis conseguido escapar?
—Hechizo de invisibilidad —dice Venus encogiéndose de hombros y sonriendo.
—¡Nadie nos ha visto salir! ¡Ni estar ahí! —añade la loba con una risita.
—Ha valido la pena —suspira Gia con una sonrisa de triunfo.
Alzan sus copas para realizar un rápido brindis por nuestro triunfo. Pero sé que la historia no ha acabado aquí. Gia me vuelve a observar con una ceja enarcada, es como si me estuviera analizando con la mirada, como si pudiera ver dentro de mí. Quizás pueda hacerlo.
—¿Qué? —suelto intentando no ponerme nerviosa, haciendo ver que no me importa lo más mínimo que esté intentando intimidarme.
—¿Seguro que no has tenido nada que ver? Es un poco extraño. Nos has dicho que tú te encargabas de la distracción. Y eso ha sido toda la distracción.
Se me seca la garganta, pero debo mantener la calma. Doy un trago de mi bebida con naturalidad. Me paso la lengua por los labios cazando el resto de líquido que ha quedado en ellos, mientras me apoyo en la mesa para aproximarme a Gia, que está justo enfrente de mí.
—Verás, las sirenas somos poderosas, es cierto. Pero ¿cómo iba a hacer algo así? Es imposible, Gia. Iba a usar un canto hipotónico, pero ha sucedido todo eso y no ha hecho falta. Todo el mundo estaba histérico. No sé qué ha podido pasar, pero yo no he sido. Supongo que esa Kiara tendría muchos enemigos.
Doy otro trago terminando mi alegato apoyando el brazo en el respaldo de mi asiento. Lo cierto es que después de lo que sucedió en el barco me sorprende que tengan conciencia, aunque supongo que la cosa cambia cuando se trata de un criminal o una inocente.
—Yo la creo —dice Venus dándome un apretón en la mano—. Confío en ti.
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Le sonrío agradeciendo su apoyo. En ese momento la puerta del se abre para dejar pasar a mi peor pesadilla, acompañado de una mujer altísima y delgadísima, que pasea su mirada por el local como si fuera todo suyo. La sonrisa se queda congelada en mi rostro mientras veo cómo se contonea con su estrechísimo vestido rojo hasta la mesa que hay libre justo enfrente de la nuestra.
—Oh no —murmuro para mí bajando la cabeza intentando pasar desapercibida—. Otra vez tú no.
Mis compañeras me miran extrañadas y se giran para ver qué es lo que sucede. Debería haber mantenido mi boca cerrada.
—¡No miréis! —susurro.
Se vuelven de nuevo hacia a mí para observarme con el ceño fruncido.
—¿Qué ocurre? —pregunta Venus.
—Sí, ¿quiénes son? —añade Summer con curiosidad.
Pongo los ojos en blanco y suspiro exhalando todo el aire que había en mis pulmones. Observo a la mujer que lo acompaña. La sonrisa maliciosa con la que mira todo lo que la rodea me da un pinchazo en el corazón. No me da buena espina.
—Oh, vamos —exclama exasperada Gia—. Desembucha ya.
—Ese es el cabrón que me partió el corazón. Jugó conmigo y por él estoy ahora aquí. Y esa pues no sé, será su verdadera novia. Pegan bastante la verdad, los dos tienen pinta de que te van a joder vivo. ¿No creéis?
Gia se gira, esta vez disimuladamente para observarlos. Mientras los demás esperan a que siga hablando. Pero no voy a contar nada más. No me apetece regodearme en el dolor que sentí. Ya lo tengo superado.
—¿Quién es? —murmura Evans mirando a la pareja haciendo como que se apoya en su mano.
—Eric Van-Derhüsen —respondo en un susurro apenas audible—. Forma parte de uno de los grupos criminales del Barón. Lo tiene en una alta estima. Creo que son familia.
Lo que no entiendo es cómo logró escapar del barco. Acabamos con todos. ¿Estaba acaso escondido como un cobarde?
—De hecho, es su hijo —responde Gia.
—¿Qué? —exclamo.
Jamás lo hubiera imaginado. Y si es así, ¿por qué no es el heredero de sus negocios su propio hijo? Parece que al final me ocultó más cosas de las que creía.
—Sí —responde Gia encogiéndose de hombros—. Pero el Barón es muy celoso de su intimidad. Y tanto él como Eric quieren lo mejor para el negocio familiar.
Me quedo pensativa, rememorando algunas de las conversaciones que tuve con él. Jamás me presentó a su familia. No hablamos de ello, suponía que él no quería hablarme de su familia porque sabía que la mía estaba muerta. Pero el Barón es directamente responsable de la muerte de toda mi especie, y quizás hoy yo esté aquí buscando venganza.
Ahora que lo pienso, él siempre estaba mencionando que quería dar sus propios golpes, que quería ir por libre. De hecho, hicimos algunos pequeños robos juntos. Quizás por eso no quiere heredar el imperio de su padre. Y no me sorprende que vaya en contra de su propia familia, si algo sé de Eric Van-Derhüsen es que no le debe lealtad a nadie más que a sí mismo.
—¿Qué hacéis vosotras aquí? —pregunto para cambiar de tema.
No quiero hablar más de él. Mis compañeras deben captarlo porque se miran entre ellas para ver quién es la primera en decir algo. A veces me caen bien estas tres mujeres.
—¿Celebrar nuestra victoria? —pregunta Summer confusa alzando su copa.
Sacudo la cabeza poniendo los ojos en blanco.
—¿Qué os trajo al barco? —aclaro.
—Yo la verdad, estoy aquí solo por Evans —responde Venus—. Conocí a estas dos en el mercado de especias de la Gold Mile la semana pasada. Nos tomamos unas cervezas y me dijeron que necesitaban una bruja para un trabajo.
—Era otro trabajo —añade Gia—. No era ningún robo ni nada por el estilo. Necesitábamos un hechizo para salir de un lío. Y no fue una casualidad que la buscáramos. Sabíamos que era muy poderosa.
Venus asiente mientras escucha a Gia. No sé cómo no le da miedo que esas dos la estuvieran vigilando, sabiendo de lo que son capaces de hacer.
—Me propusieron ir al barco y yo rechacé la propuesta. Tengo una buena vida.
Evans le pasa un brazo por los hombros sonriente.
—Hasta que me conoció. Veréis desde que volví de mi—hace comillas con los dedos para referirse al término— "descanso", he notado que la calidad de la sangre ha bajado. Cada vez que la tomo vomito. Así que ahora solo puedo consumir vegetales o frutas rojos.
Eso hace que se me escape una risa. Eso sí que no me lo esperaba. Aunque nadie me acompaña.
—Vaya —digo.
—Sí, sí, ya sé que es muy gracioso —añade—. Antes sobrevivíamos gracias a la sangre de todas las personas que lograban escapar de la justicia. Pero los criminales que quedan en la calle son de poca monta, su sangre está contaminada por la droga y en definitiva no me sirve.
—Vaya, eso sí que no me lo esperaba —digo—. ¿Un vampiro con conciencia?
Evans se encoge de hombros.
—Muy graciosa. Todos la tenemos. Pero sí, pretendo encontrar a los mayores criminales de la ciudad para alimentarme de ellos. Y vosotras me estáis ayudando.
Lanza una mirada furtiva a Eric y a su acompañante que no se me escapa. Ojalá se alimente de ellos hasta dejarlos secos.
—O sea que vosotros estáis aquí por alimento y vosotras por dinero, ¿no es así?
Gia asiente orgullosa de sus motivaciones.
—Así es. Y eso nos lleva al siguiente robo. Debemos robar el banco más importante de la ciudad. Allí se esconde la gargantilla que va a juego con la tiara —sentencia.
Antes de que podamos continuar la conversación, mi corazón se detiene al ver a Eric deslizarse hasta nuestra mesa, seguido de su impecable acompañante. Se detiene junto a mí con una sonrisa burlona, analizando a todo el grupo. Su sola presencia cerca de mí hace que mi sangre arda.
—Vaya, vaya, pero ¿qué tenemos por aquí? —dice la chica sonriendo con malicia.
Las chicas la miran con cara de asco, pero procedemos a ignorarla. Me giro para sostenerle la mirada a Eric, en otro de nuestros desafíos en el que tengo que salir vencedora.
—Te veo muy bien acompañada —dice sonriendo, intentando romper la tensión.
Le devuelvo la sonrisa, pero la mía está cargada de ironía y todo el veneno que me dejó dentro cuando se largó.
—Así es, Eric. ¿Qué te trae por aquí? —respondo bruscamente.
Eric se encoge de hombros antes de cruzarse los brazos en el pecho con aire desenfadado.
—Solo pasaba a saludar. Esta es Ámbar, ¿os conocéis?
La rodea con sus brazos y siento una punzada en el pecho. ¿Esto es necesario? Porque tengo ganas de hacer estallar sus cabezas en miles de pedazos. Aprieto los dientes y sonrío forzadamente.
—Es un placer, Ámbar —contesto intentando no morderme la lengua para no envenenarme—. ¿Queréis uniros a nuestra pequeña fiesta?
Las chicas me miran como si me hubiera vuelto loca, pero al instante comprenden que es lo que intento hacer. No puedes quedar por debajo de alguien que te ha hecho daño y encima vuelve para regodearse en tu dolor. Así que Gia se mueve para dejar espacio para que se sienten, pero ellos declinan nuestra invitación con la mano. No esperaba menos.
—Oh no, no será necesario —contesta ella—. ¿No os habéis enterado de lo que ha pasado?
—¿El qué? —contesta Summer súbitamente como si no tuviera ni idea de lo que estaba hablando.
—Qué raro... parece que venís de Soundway —contesta analizando nuestras vestimentas con desdén.
Las cuatro la observamos entornando los ojos. Parece que cada vez el aire se hace más pesado con la presencia de esta persona. Me roba la energía.
Eric le pone una mano en el hombro para que no siga hablando.
—La modelo Kiera Ferrati ha muerto esta tarde en un desfile en el que llevaba una tiara de gran valor.
—Qué conveniente, ¿no? —añade Ámbar con los ojos ardientes.
—Oh, eso es horrible —dice Venus fingiendo pesar—. ¿Cómo ha sucedido?
Eric se encoge de hombros y me mira directamente a los ojos. Parece como si me estuviera acusando directamente a mí.
—Parece que le han estallado los tímpanos —responde.
Las chicas ahogan una exclamación y fingen murmurar como si estuvieran disgustadas ante la noticia. Mientras tanto le mantengo la mirada fija a Eric sin pestañear.
—¡Seguro que esto trae consecuencias! —canturrea con alegría Ámbar.
No me extrañaría verla disfrutar con el sufrimiento de otros. Pero sé que tras sus palabras se esconde una advertencia. ¿Acaso ellos también iban tras la tiara?
—Ha sido un placer, chicas. Nos veremos por ahí —dice Eric con una sonrisa antes de girarse.
Antes de que ninguna de las cuatro nos demos cuenta de lo que acaba de pasar ya han desaparecido.
—¿Qué ha sido eso? —dice Summer—. No soporto a esa tía. ¿De qué va?
Gia resopla poniendo los ojos en blanco.
—Es una gorgona. De las más estúpidas, os lo aseguro —responde como si estuviera muy cansada.
—¿Tú crees? —pregunto.
—Lo hemos notado —añade Venus—. En fin, Yellow, no debes dejar que te molesten. Debemos estar por encima de esto.
Me da la mano intentando de infundirme fuerzas. Pero no las necesito, porque nada de esto me afecta.
—¿De quién estábamos hablando? No sé ya se me ha olvidado.
Todas se echan a reír ante mi tontería. Todas menos Gia. La observo y veo que está mirando fijamente a un chico que hay sentado en la barra, pero no es una mirada de que le guste y quiera ir a hablar con él. No. Es algo raro.
Choco mi hombro con el suyo para llamar su atención y se vuelve para mirarme como si acabara de romper un hechizo.
—¿Qué pasa? —pregunto frunciendo el ceño—. ¿Lo conoces?
Señalo con la cabeza al chico. Gia pone cara de sorpresa al darse cuenta que se había quedado un rato embelesada mirando fijamente a ese chico.
—Oh, no. No sé. Solo es que me resulta familiar... Como si lo conociera de toda la vida. Pero no lo he visto en mi vida.
Summer se gira para ver de quién estamos hablando. Evans y Summer intercambian una mirada cómplice como si entendieran muy bien de lo que habla Gia.
—Debes acercarte a hablar con él —dice Venus levantándose para coger a Gia casi en volandas y llevarla hasta la barra.
Venus inmediatamente vuelve para reunirse con nosotros y observar la escena desde lejos. Así que supongo que todos los planes que teníamos para hoy han terminado en este bar, entre amigas que se reúnen para criticar a sus exnovios y tomar algo después de una agotadora tarde de robos y asesinatos. Creo que podría acostumbrarme a vivir esta vida.
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