Capítulo 10. Los secretos de una bruja son los mejores guardados
Cada día que pasa los sueños se vuelven más intensos y reales. Me cuesta diferenciar si he vivido cómo esas criaturas me arrancaban las entrañas o solo ha sido una pesadilla de la que cada día me cuesta más despertar.
Las chicas se han mudado a mi casa estos días para tratar de tranquilizarme cuando me despierto entre gritos bañada en sudor. En mi salón se ha creado un nuevo grupo de estudio, en el que tratamos de averiguar cómo salir del Purgatorium con vida. Así que todo esto ha retrasado nuestros planes y no sé cómo le sentará al Barón. Aunque si ha esperado toda una vida para elegir un heredero, creo que puede esperar unos días más.
—Me preocupa que mi entrada al Purgatorium esté más cerca de lo que creemos —manifiesto rompiendo el silencio.
Todas levantan la mirada de sus libros para observarme con seriedad. Están tan preocupadas como yo. Aunque nos conocemos desde hace muy poco, hemos establecido un vínculo muy fuerte entre nosotras. Es algo que nunca he tenido. No puedo pedirles que se arriesguen por mí, así que entenderé perfectamente que si no encontramos la forma de escapar prefieran seguir sin mí.
Giran la mirada hacia Venus, que es la que sabe más de estos temas. Pertenece a una antiquísima familia de brujas, como bien sabéis, así que no existen secretos de ninguna clase para ella.
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Carraspea y se recoloca un poco en el asiento. Echa un vistazo al libro, despreocupada y vuelve a mirarnos.
—Chicas, estoy cerca de encontrar la solución. Ahora mismo estaba leyendo una cosa súper interesante.
—¿Qué es? —se interesa Gia enarcando una ceja.
—Bueno, obviamente nosotras no podremos acompañar a Yellow desde el principio. Tendremos que ingeniárnoslas para colarnos. He pensado que podemos comprar unas entradas para el espectáculo. Podríamos pedírselas al Barón, estoy segura de que es aficionado a esas cosas.
No sé cómo es el Purgatorium exactamente porque nunca he estado allí, pero según tengo entendido se compone de dos partes: una donde se encuentran las celdas con los prisioneros, y otra con un grandísimo anfiteatro en la que tiene lugar el juicio por tus crímenes. Esto es en realidad una pelea con otro ser mágico, convertida en un espectáculo. Si vives, bien por ti, quizás logres salir algún día del Purgatorium, y si mueres pues hasta ahí has llegado. Y a ese espectáculo acuden cientos de personas de toda la ciudad. Es algo así como las luchas de gladiadores en la antigua Roma. La estética es la misma, de hecho. Si vences, tendrás que seguir peleando.
Además, todos los criminales tienen una hora asignada para su juicio, así que sí o sí, tienes que pelear. Eso sí, si sobrevives hasta la hora de tu juicio, porque tus enemigos harán todo lo que esté en su mano por matarte en las celdas, antes de que tengas una oportunidad. Así que hay que ser bien espabilado y no confiar en absolutamente nadie.
—Y si mis cálculos son correctos —añade Venus pasando las páginas del libro hasta que da con la información que necesita—, vendrán a por Yellow en la próxima luna llena, lo que nos da un día más.
Trago saliva al escuchar sus palabras. Confío en Venus. Sé que es lista y que no se equivoca cuando dice que nos queda un día para que me llamen a pagar por mis pecados.
—¿No podemos tener más tiempo? —dice Summer—. A ver conozco a un montón de criminales que están sueltos. Habrá una forma de saltarse todo esto, o al menos retrasarlo.
—Ya lo estamos retrasando, Summer. Puedes librarte de la cárcel si te da igual volverte loco, pero cada vez esos sueños se volverán más intensos y al final suplicará que la matemos o que la encierren allí.
Summer se muerde el labio pensativa. No parece muy convencida. Yo también opino igual. Hay gente por ahí suelta que ha obrado mil veces peor que yo. Está bien, he matado a una inocente, he sobrepasado mis límites, pero ¿qué hay de gente como El Barón?
—Sé que estáis pensando que hay criminales mucho peores —comienza Evans, que ha estado sentado en una esquina sin intervenir en todo el tiempo—, pero esto es como todo. Tienen sus trucos para librarse. Hasta el más tonto. Pero os sorprenderá la cantidad de gente que hay allí encerrada. Ese lugar es el mismísimo infierno en la tierra.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta Summer con curiosidad— ¿Acaso tú has ido?
Evans sacude la cabeza riéndose ante la ingenuidad de la loba. Acerca la silla a la mesa y nos dedica una amplia sonrisa, a pesar de que el ambiente no incita a la alegría, más bien es lo contrario.
—He acudido a veces a alimentarme —nos informa—. Ya sabéis, por mi problema con la sangre. Ahí están los peores criminales, los que a pesar de sus trucos no han podido escapar de las consecuencias. Y ahí, sus almas no hacen más que corromperse hasta pudrirse. Sorprendentemente su sangre es de lo más nutritiva.
Nos quedamos mirándolo perplejas como si fuera un extraterrestre. De verdad que a estos vampiros no hay quién los entienda.
—Y si has entrado, ¿cómo has salido? —me aventuro a preguntar.
El vampiro me dedica una de sus radiantes sonrisas al tiempo que se encoge de hombros, como si fuera lo más fácil.
—Ventajas de ser el rey vampiro —dice riéndose—. En realidad, a nosotros los vampiros nos permiten acudir a alimentarnos de vez en cuando. Así que podemos entrar y salir a nuestro antojo, aunque el Purgatorium sabe a quién debe dejar entrar y salir, y a quién no.
Summer da un golpe en la mesa entusiasmada, como si la respuesta estuviera ahí.
—¡Podemos acompañarte! Nos hacemos pasar por vampiras con un hechizo y ya está. Pan comido —exclama.
—¿Y cómo sacamos a Yellow, genio? —le espeta Gia.
Venus se aclara la garganta reclamando la atención del grupo. Vuelve a pasar las páginas del antiguo libro encuadernado de piel, que sostiene entre las manos. Ese ejemplar debe de tener siglos.
—Si me permitís, decía que estaba descubriendo algo —dice.
—¡Claro que sí! —le dice Evans girándose y dándole un beso en la mejilla.
Venus le dedica una sonrisa mientras se ruboriza un poco, pero enseguida se recompone y vuelve a su libro.
—Según he descubierto, en algún punto del Purgatorium hay escondidas tres puertas —explica observándonos con seriedad—. Cada una lleva a un lugar: una te lleva al lugar donde desearías estar, otra a donde deberías estar y la tercera al lugar donde jamás deberías ir. Pero el truco está en que son cambiantes según la voluntad de la cárcel. Es decir, aunque tú quieras escoger la puerta que lleva hacia donde deberías estar, si la cárcel quiere que escojas la puerta de dónde jamás deberías ir, esta será la que cruces.
Nos quedamos en silencio escuchando la explicación de la bruja. Si eso es así no veo posibilidad alguna de escapar de la prisión. Voy a morir allí, tengo que asumirlo. Jamás debería haber asesinado a Kiara Ferrati. Ha sido el peor error de mi vida y he de pagar por ello.
—Entonces, ¿cómo vamos a escapar? —se atreve a preguntar Summer.
Venus se encoge de hombros, pero sonríe. A pesar de las adversidades, siempre encuentra la manera de sacar algo positivo. Creo que en eso se parece bastante a Evans, por algo son destinos.
—Lo primero que tenemos que hacer es sobrevivir hasta llegar a Yellow, y Yellow tiene que sobrevivir hasta que la encontremos. Después tenemos que sobrevivir hasta encontrar las puertas, y una vez allí, la única forma que hay de salir es hacer creer al Purgatorium que eres digno de salir. No debemos escoger ninguna puerta en concreto, eso no es lo importante.
—Lo importante es pagar el precio —comprendo.
Venus asiente e intercambia una mirada de comprensión conmigo.
—Lo importante es pagar el precio —susurra al mismo tiempo.
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