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El aroma que conocía perfectamente lo envolvía de manera tan cálida que ronroneó, dejando que sus pequeñas y peludas orejas puntiagudas se asomaran por encima de su cabello, en señal de sentirse protegido entre los brazos que lo aprisionaban contra el pecho de su alfa.

Su abultado vientre ya no le permitía moverse bien, era tan cansado moverse unos cuántos centímetros sin que no le dolieran los pies y la espalda. Estaba a nada de cumplir los nueve meses de embarazo y eso le emocionaba más que a nada, porque sabía que en poco tiempo tendría entre sus brazos a dos pequeñas niñas.

Su alfa siempre era tan atento con él, cuando llegaba de su trabajo, lo primero que hacía era abrazarlo y llenarlo de besos, luego le daba un buen masaje en los pies y hablaba como un niño pequeño a sus dos cachorritas, sabiendo que ellas lo escuchaban y hasta daban pataditas por la emoción de reconocer la voz de su padre.

El cuerpo detrás del omega se removió y escuchó balbuceos que lo hicieron sonreír ante lo tierno que Armando podía ser. ―¿Melón? ―Preguntó, susurrando por si el alfa aún no despertaba.

La nariz de Grúas se escabulló hasta el cuello de Yun, inhalando la dulce fragancia de olores que su omega dejaba salir. ―Me encanta la combinación de tu aroma con el mío. ―Comenzó dejar pequeños besitos por la extensión del pálido cuello. ―Cuando llego del taller todo estresado, tu aroma me calma en todos los sentidos, siempre fue así. ―La risita que suelta Yun también lo hace sonreír. ―Te amo Yun, por favor créelo.

―Eres muy cursi~ ―Ronroneó, cerrando sus gatunos ojos por las miles de sensaciones que Armando todavía le hacía sentir, como cuando iban en la secundaria. ―Me gusta que seas así, me haces sentir especial y amado. ―Declaró, sintiendo como sus mejillas regordetas se sentían calientes por el fuerte sonrojo que lo asaltó. ―También te amo, lo sabes.

―Lo sé.

Unas manos traviesas se colaron adentro de su pantalón de dormir, tocando sus piernas y amasándolas, al parecer su alfa había despertado un poco excitado y a la verdad eso no le molestaba en lo absoluto.

El ginecólogo le había dicho que podía tener relaciones sexuales cuando él quisiera, simplemente era cuidar a sus bebés y no hacerlo si él sentía que algo no iba bien con sus pequeñas. Así que estaba bien si su alfa quería algo esa mañana, él también quería ser tomado.

―¿Está bien si lo hacemos? ―Armando siempre iba a pedir la autorización de su omega, él jamás haría algo que Yun no quisiera. ―Yo puedo esperar, solo di- ―El movimiento que el pelirrojo hizo con sus caderas sobre su pene, le dio el permiso que su jaguar estaba esperando.

Yun gimió quedito ante las caricias que su alfa le proporcionaba. ―Más acción y menos charla, llegarás tarde si no te apresuras. ―Avisó, escuchando una carcajada por parte del mayor.

―Serías un experto en bajar la calentura, omega. ―Yun rió, llevando su mano derecha hacia atrás, buscando a tientas la dura erección que se frotaba descaradamente en su trasero.

Y volvieron a unirse como todos esos meses estuvieron haciendo, renovando la marca que los enlazaba como pareja.

―Estoy seguro que Armando te pedirá matrimonio, lo juro. ―Juanjo, quien se encontraba nuevamente en el departamento de su hermano, estaba seguro que no faltaba mucho para que su hermano contrajera matrimonio.

Yun negó, ruborizándose. ―Vamos a esperar hasta que las bebés nazcan, eso me dijo...

―¿Y no quieres casarte ahora? ―El omega mayor parecía más emocionado que Yun, le ilusionaba estar en una boda de la cual estaba seguro que no tendría ningún divorcio, al menos no como él.

―S-sí quiero, pero Armando está muy ocupado como para pensar en los arreglos de una boda, suficiente tiene con un omega embarazado. ―Su voz salió un poco triste, todo era culpa de sus hormonas, lo ponía tan sentimental. ―Y no creo que quiera tener la foto de la boda en donde salga con una barrigota. ―Se lamentó, haciendo reír a su hermano.

―Estoy seguro que no, a los alfas les enorgullece que portemos a su descendencia, créeme, lo que menos piensan es en nuestra barriga, si no en lo que llevamos dentro. ―Comenzó. ―Ahora yo estoy embarazado y la reacción que tuvo Gustabo fue la mejor, se puso a llorar y a decir que no merecía a alguien como yo. ―La sonrisa en el rostro de Juanjo estaba llena de amor, Yun lo notó. ―Incluso de lo emocionado compró mucha ropa para niño y niña, alegando que era mejor prevenir.

―Armando y yo ya tenemos lista la habitación de las pequeñas, él se esmeró para que todo estuviera en orden y no faltara nada, sentí bonito que quisiera a las cachorras que llevo dentro, será un buen papá, estoy seguro. ―La ilusión brilló en los orbes del pelirrojo, su mirada siendo la reveladora de su anhelante futuro.

Juanjo sonrió. ―Nunca creí llegar a verte embarazado y siendo omega de Armando, siempre pensé que terminarían con otra persona para luego serles infiel y andar entre ustedes dos al darse cuenta que se amaron desde siempre pero que nunca se dieron cuenta de eso, así todo bien loco pensé que pasaría...

―Ves muchas películas. ―Se burló el menor. ―Yo ni siquiera planeaba embarazarme, pero no me arrepiento, esto me unió a Armando y estoy feliz con eso.

Se encogió de hombros. ―Deberíamos casarnos el mismo día, digo, sería genial que los hermanos Kalahari tengan su boda la misma fecha, seríamos tendencia.

―No somos ni famosos Juanjo.

―Igual deberíamos, no se sabe si nos volveríamos virales o algo así.

―Nadie querrá ver a dos omegas embarazados y casándose el mismo día, eso ni yo lo vería.

―Deberíamos hacerlo.

De pronto Yun abrió los ojos, luciendo asustado y Juanjo creyó que solo estaba jugando, así que ignoró la cara graciosa de su hermano. ―C-creo que deberíamos ir a un hospital.

―Nah, eso no estaba en mis planes.

―¡Se me rompió la fuente, Juanjo, las bebés ya van a nacer! ―Más que asustado, ya estaba emocionado, por fin se quitaría dos cargas de encima, literal.

Juanjo entró en pánico, tomando su celular haciéndole creer a Yun que llamaría a una ambulancia. ―¡ARMANDO GRÚAS, TU OMEGA YA VA A PARIR!

―Idiota. ―Susurró Yun, llamando él mismo a una ambulancia.

este es el final c:

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