⨟ 07
―Vi a tu madre ésta tarde, y me dijo que Tonet no es de fiar. ―Lo que menos quería Armando, era ocultarle cosas a su mejor amigo, porque de eso se tratan las amistades, de confiar.
Yun dejó de leer el folleto que tenía entre sus dedos, unas personas religiosas le habían dado eso y por curiosidad lo estaba leyendo. ―¿Mi madre? Supongo que fue a reclamarte. Ella prefirió ir a verte a ti antes que a mí, genial, que gran madre tengo.
Armando negó, no quería que el omega se pusiera triste por algo como eso. ―Ella parece extrañarte, solamente que entiéndela, es madre y quería un mejor futuro para ti. No quería que terminaras como ella, supongo...
―Como sea, sobre Tonet... Admito que no es la mejor persona, es un poco extraño y mi gato se siente demasiado amenazado cuando está con él. ―El omega rio, tomando entre sus manos, las manos del alfa. Habían salido a caminar un rato, para despejarse. ―Me enteré que tiene un hermano y que es de mi edad, también es algo especial.
Asintió. ―Debes tener cuidado, no lo has visto hace años y la verdad, es que algo no me termina de cuadrar... ¿Te acuerdas cómo ibas vestido ése día? ―Preguntó, cruzando sus piernas y poniendo sus codos en ellas para recargar su mentón en su mano izquierda.
Estaban sentado en el parque, mirando jugar a los niños y a los perros, el aire era relajante para ambos y la noche era especial también, después de algunas semanas, volvía a ver la noche juntos.
―No, Juanjo ya me había vestido y todo, él es muy metiche.
―Es el mejor hermano, me cae muy bien ¿Sabías que estuve enamorado de él en la secundaria? ¡Es que era tan tierno que no pude resistirme!
Juanjo era un omega, dos años mayor que Yun, les tocó estar en la misma secundaria, pero lamentablemente Armando nunca pudo decirle sus sentimientos porque Yun siempre estaba ahí para interrumpir las varias confesiones que Grúas ya había preparado en su cabeza.
La verdad es que Yun estaba celoso, porque temía que su hermano le robara a su mejor amigo y que al final se quedara solo por siempre, por eso evitaba a toda costa las declaraciones del menor hacia su hermano, ponía excusas y hasta en una ocasión encendió la alarma de incendios con tal de que Armando no dijera lo que sentía. Había sido tan egoísta, pero él quería a Armando solo para él, nunca lo compartiría con su hermano mayor.
Yun hizo una mueca, recordando sus infantiles acciones. ―Sí, bueno, yo siempre interrumpí para que no fueran novios. Juanjo correspondía tus sentimientos... ¡Todo fue por una buena causa! ―Gritó, ruborizándose al instante. ―Ve el lado bueno, no arruinaste tu amistad con él.
¿Cómo debería sentirse Armando? Porque su tigre estaba rugiendo fiestero en su interior, esas palabras que había soltado su mejor amigo fueron como un mar de emociones y una montaña rusa de esperanza, aunque no debía de sacar conclusiones tan rápidas, tenía la gran esperanza de que un día sus sentimientos fueran correspondidos.
Habiendo miles de omegas, vino a enamorarse de uno embarazado. ¿Qué más daba? Era Yun Kalahari, su mejor amigo.
―No me digas que te gustaba, porque eso sería algo... ―Hizo una pausa, bajo la atenta mirada del omega. ―Que hubiera deseado.
―¿Qué? No te escuché nada.
Armando carraspeó, sacudiendo la cabeza en negación y mejor comenzó a jugar con los dedos fríos de Yun. ―Nada, hiciste bien, no sabría cómo hubiera terminado con Juanjo, tal vez me hubiera roto el corazón, era un chico muy vale madres.
―Sin duda lo era, ahora está casado, con dos niños y su esposo es un completo idiota. La vez pasada traía el ojo morado, y aunque dijo que se había caído, sé muy bien que ése patán lo golpeó, nunca imaginé que Raúl sería así...
―Nunca terminamos de conocer a las personas. ―Quería decir que Tonet podrías salir igual, pero prefirió callar, no podía juzgar al chico por un comentario que la señora Kalahari hizo de él. ―Raúl tenía esas vibras de ser un abusador, no me sorprendería que engañe a Juanjo.
―Lo mismo pensé, pero es cosa de mi hermano, mamá le dijo que lo apoyaría pero se negó, apoyo tiene, pero simplemente quiere seguir soportando todo por sus hijos. ―Recargó su mejilla en el hombro derecho del alfa, discretamente oliendo el aroma de Armando. ―Si un día me llego a casar y mi esposo resulta ser así, prométeme que nunca me dejarás ahí y que me sacarías para llevarme contigo y casarnos mientras ese malnacido desearía nunca haberme hecho nada.
Acarició las hebras pelirrojas del menor con amor, riendo por su manera de pensar y maldiciendo en su interior por lo dolido que se sintió al imaginarse a Yun casado y que no fuera él, aunque debía de aceptarlo, nunca había sido buen alfa a la vista del omega. ―Lo prometo, te rescataré y nos casaremos.
―Y tendremos sexo.
Ambos carcajearon, sintiéndose nerviosos. ―Y tendremos sexo.
―¡Una más, una más, solo una más por favor!
Después de su conversación en el parque, decidieron ir a un karaoke. Compraron algunas cervezas para Armando y varios botes de helado para Yun. Querían seguir relajándose, pues las semanas que vendrían serían muy ajetreadas y Yun debía pasar más tiempo con Tonet, aunque eso significara estar gruñendo todo el día por los celotes que le darían.
―Basta melón, me arde la garganta, me siento mareado y estoy a punto de mearme aquí adentro.
―Solo fueron cinco botellas, yo aguanto unas diez... ¡Una más...! ―Hizo una pausa, estaba mareándose por tan solo cantar, vaya... ser un embarazado era horrible si lo pensaba bien. ―¿Por qué me siento mareado? ―Le preguntó, sentándose junto al alfa y vomitando encima de la mesa frente a ellos. ―Ay no puede ser...
Armando hizo una mueca, vomitando también y manchando parte de la ropa de Yun a su paso. Estaban perdidos, pero en defensa de Grúas, él estaba borracho y Yun no.
―¡Que asqueroso, asqueroso, que asco! ―Tomó un par de servilletas para limpiarse su chaqueta, quitando las gotas de vómito.
―¡Tú vomitaste y me hiciste vomitar!
―¡Sólo te pedí una maldita canción y te negaste, me vomitaste y parecía que tus helados tenían marihuana porque me mareé bien cabrón! ―Gritó enojado o al menos fingía estarlo, después de todo había disfrutado la noche, porque habían cantado sus canciones favoritas y habías comido mucho helado. La mejor noche para finalizar el año.
―¿Marihuana? No invitaste, se supone que recibiéramos el año con ganas y terminamos más hundidos que el Titanic... Por cierto, esas cervezas son muy buenas, deberías probarlas. ―Señaló las botellas vacías y el omega viró los ojos. Armando era un idiota cuando se emborrachaba.
―Estoy embarazado pendejo.
―Desembarázate...
Yun suspiró, tratando de no reírse. Se levantó y comenzó a limpiar todo el desastre que hicieron, la persona que limpiaría no merecía encontrar una asquerosidad ahí.
Pronto sintió unos brazos en su cintura, envolviéndolo tan dulcemente y si no fuera por el olor a alcohol que portaba el alfa, ya se hubiera restregado en él. Ignoró eso y siguió limpiando la mesa, escuchando la suave respiración de Armando en su oreja, mandándole escalofríos a su cuerpo y luchando para que su gato no saliera y le maullara con sumisión.
―Aléjate que apestas. ―Se removió en los brazos de Grúas.
Armando rió. ―A mí me gusta como hueles, es dulce pero hogareño.
―Suficiente, ayúdame mejor a limpiar tus suciedades. ―Los brazos que lo envolvían se desvanecieron y casi pide que lo rodee nuevamente. Estaba mal, él ni siquiera debía sentir eso, él no estaba borracho.
―Iré a lavarme la boca mejor, ahorita te vengo a ayudar para que te laves la boca también.
Y se quedó solo, con emociones alborotadas, muchos botes de helado, botellas vacía de cerveza y una canción de Luis Miguel en el fondo.
Debía ordenar sus pensamientos o tal vez no hablar sobre el tema con él mismo, terminaría muy confundido.
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