⨟ 06
―Armando, lo buscan.
Cabe mencionar que el alfa no esperaba visitas, hace poco había terminado su turno y ahora se encontraba tratando de relajarse, siendo interrumpido por una mujer; lo supo por el aroma que ésta desprendía.
Se levantó de prisa de su asiento, arreglando su overol manchado de grasa. ―Señora Kalahari. ―Sabía que estaba en problemas, él siempre se sintió intimidado por aquella alfa, le hacía sacudir su cuerpo con nerviosismo y lo hacía balbucear como un niño pequeño cuando está siendo regañado.
La señora parecía estar demasiado molesta para su gusto, sabía que sería interrogado por culpa de Yun, pero estaba dispuesto a ser muerto por la penetrante mirada de la alfa con tal de proteger a su mejor amigo.
―Armando, no tienes porque estar tan nervioso, solo quiero hablar de mi hijo. ―La alfa caminó con elegancia el espacio que la separaba del asiento enfrente de Armando. ―Estoy preocupada, sé que está viviendo contigo porque lo estuve vigilando. ―Armando se puso más nervioso. ―Y antes de que pienses otra cosa, déjame aclarar que mi preocupación es sincera y quiero lo mejor para Yun, solo que fue desagradable enterarme que estaba embarazado y ni siquiera sabía quién era el padre.
Grúas se sentó nuevamente, moviendo sus manos sudadas por el nerviosismo y sonriendo algo incómodo por el rumbo que tomaría la charla. ―Yunnie está bien, no tiene porque preocuparse.
―Le pedí que abortara y se negó ¿Puedes creerlo? ―Kalahari negó furiosa. ―Ese bebé no debería nacer sin un padre y que cuando crezca se entere que su padre le abrió las piernas al primero que le habló bonito, sería una vergüenza para el niño y para la familia también.
¿Debería contestar a eso? Su tigre gruñía furioso, era tan asqueroso que esa mujer se expresara así de su propio hijo, quién tendría el bebé sería Yun, no ella.
Tenía que defender a su omega -no tan suyo- de aquella bruja, como solía llamarla de pequeño, cuando la conoció por primera vez y lo hizo llorar por varias horas cuando lo miró tan feo, él había sido un niño sensible a cualquier gesto que le pareciera amenazante.
―No parece ser su madre.
La señora creyó escuchar mal. ―¿Disculpa?
Armando suspiró antes de hablar nuevamente, su cuerpo temblaba. ―Que no merece ser la madre de Yun ¿Qué tiene de malo tener sexo? Sí, entiendo que estuvo mal no protegerse, pero eso no lo hace menos, no tiene derecho a menospreciarlo por eso, si bien se hará cargo, él quería un bebé y usted como su madre debería apoyarlo.
―No apoyaré a un cualquiera, así como quiso tener sexo sin necesidad de mi ayuda, que él solo se haga cargo del error que cometió, ya es un adulto Armando. ―Se levantó, acomodándose el bolso Channel que traía colgado del brazo. ―Tiene 25 años ¿Cómo pudo no usar condón? ¡Es un jodido adulto!
―Entiendo su punto señora Kalahari, pero él la necesita, el padre del niño se hará cargo. No puede obligarlo a abortar, es su decisión y no puede intervenir en lo que él quiere, yo lo apoyo porque como su amigo no importa cómo pasó, es mi obligación apoyarlo.
―Si tú lo dices, solo vine a decirte que no me acercaré a mi hijo por ahora, estoy molesta y no quiero herirlo más de lo que ya lo hice. ―Caminó hasta la salida, procurando no hacer tanto ruido con sus tacones. ―Les conseguí un departamento, yo pondré la mitad del dinero y ustedes verán cómo poner la otra. ― Le entregó un sobre amarillo y el alfa lo miró confundido. ―Ese es el primer pago, no le digas a Yun, es capaz de regresármelo, cualquier cosa, vienes a mí y yo te ayudo. Cuida bien de él y no dejes que ese tal padre del niño, se acerque mucho a él.
Armando frunció su entrecejo. ―¿Por qué? Después de todo él ayudará a Yun.
―Tonet no es quien dice ser, es peligroso para mi hijo y el bebé, solo te advierto, deberías hacer lo mismo con Yun.
¿Debería creerle? La alfa era demasiado mentirosa cuando se trataba de proteger al hijo mayor de los Kalahari.
Escuchó la puerta abrirse y a su gato menear la cola de un lado a otro con lentitud y coquetería, ash odiaba a su omega con el alma, por reaccionar de manera diferente cuando de Armando se trataba.
Estaba preparando ramen instantáneo, no siempre los omegas deberían saber cocinar, ni tejer u otras cosas que describían ser "omegas", él no sabía hacer nada de eso, solo sabía lo básico y el ramen era lo mejor que le quedaba delicioso. Yun no necesitaba saber cocinar cuando podía comprar comida instantánea o pedir a domicilio.
Aunque sabía hacer los quehaceres, que no supiera cocinar no significaba que fuese un omega asqueroso, la limpieza era esencial para cualquier hogar.
―¡Ya llegué! ―Se oyó la voz del alfa y pronto el aroma de limón, pino y jazmín llegaron a sus fosas nasales, mareándolo un poco. ―Dime que no comeremos ramen de nuevo.
―Lo siento, pero es justo lo que meterás a tu boca. ―Yun recibió los brazos de Armando en su cintura, envolviéndolo mientras revolvía los condimentos con las pasta. Se sintió protegido y mostró su cuello con sumisión. Segundos después se dio cuenta de lo que hizo y balbuceó una respuesta. ―S-siento eso, ya sabes, mi gato es muy entregado a ti. ―Eso había sonado como una declaración. ―¡Me refiero a que está muy sensible!
―Tranquilo, sé muy bien lo que quisiste decir. ―El alfa escondió su rostro entre el hombro y cuello del menor, inhalando la dulce fragancia de leche, almendras y mandarina. ―Te tengo una buena noticia, conseguí un departamento.
Yun se giró, feliz de la nueva noticia, pero cayendo en cuenta que las rentas eran demasiado elevadas y el sueldo de Armando no alcanzaba para eso. ―¿Cuánto pagaremos?
―Pensé que estarías feliz y me besarías como ayer por ésta sorpresa. ―Bromeó, y al instante las mejillas de ambos se tornaron rosadas. ―No importa, puedo pagarlo, no es necesario que trabajes, quédate haciéndome ramen todos los días, seré feliz con eso.
―El beso tú lo pediste, no me trates de apenar con eso. ―Yun colocó sus brazos en los hombros de Armando, en un abrazo. ―Y estoy embarazado, no inválido. Si puedo trabajar ¿Por qué no? Cuando no pueda entonces te harás cargo de mí, por lo mientras debes soportar que te ayude con el pago.
Grúas levantó sus hombros, restándole importancia y apagando el fuego de la estufa, antes de que Yun pudiera quemarse. ―¿Sabes? Creo que una checadita a la estufa no vendría mal, no olvides que dejaste algo ahí.
―Lo siento alfa, me perdí en tus lindos labios que lo olvidé por completo.
―Idiota.
No habían hablado del beso, porque habían surgido más sentimientos después de eso y no querían enfrentar lo que sea que estaba pasando con ambos, porque sus miedos eran grandes y ellos eran terriblemente cobardes.
sisi, doble actualización porque el lunes y martes tengo examen de mate
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