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⨟ 08

Yun después de haberse dado su buena dosis de helado, llegó a casa con Armando pegado tras su espalda y besando su nuca. Podría decirse que no estaba mentalmente preparado por un alfa mimoso, pues su omega estuvo haciendo un berrinche gigantesco para darle cariñitos a Grúas, pero en definitiva tuvo que tener bastante dominio para que eso no pasara.

Seguía pensando en lo sucedido, recuerda bien lo que el alfa le dijo y si fuese por su omega, su amistad con él se hubiera acabado y él no creía vivir feliz sin su mejor amigo.

Recapitulemos un poco.

Nadie dijo nada durante el camino a casa, nadie habló en el camino sobre el vómito o las canciones melancólicas que puso Yun. No necesitaron palabras cuando se encontraban abrazados, con un Yun temblando, no por el frío, si no por lo agradable que se sentía ser tratado con amor.

Cuando llegaron a casa, antes de que el omega abriera la puerta, Armando lo giró sin mucha fuerza y lo recargó en la puerta. Podía sentir el sabor a menta proveniente de los labios de Armando y sintió desfallecer, era un locura siquiera pensar en besarlo, por Dios, había vomitado y aunque se hubiera lavado la boca no quitaba ese hecho.

―Apestas. ―Protestó, queriendo parecer serio cuando en realidad en su mirada se notaba el brillo anhelante del mayor, esperanzado por lo que vendría después, aunque realmente no sabía lo que esperaba. ―S-solo entremos, hace algo de frío y no quiero enfermarme.

Armando solamente se le quedó mirando, y una sonrisa se dibujó en sus labios. ―¿Sabías que la luz de la luna hace una danza con tu piel? Yunnie, eres tan hermoso, no sé cómo es que no me di cuenta antes.

¿Qué diablos había sido eso? ¿Danza... Luna? En definitiva había sonado lindo pero a la vez no, se suponía que Armando no estaba tan ebrio, y aunque en realidad no lo estaba, era la única oportunidad que Grúas tenía para declararle sus sentimientos, el alcohol le hizo ser valiente en ese instante y no importaba si su mejor amigo no sentía lo mismo, solo quería sacar ese sentimiento que guardó por años y que fingió no ser así. Tal vez el saber que Min estaba embarazado fue el empujoncito demasiado tarde que necesitaba.

―Dios, estás muy borracho, entremos a casa para que te des un baño y dejes de decir tantas mamadas. ―Hizo el vil intento de alejarlo, pero en realidad no quería que el alfa se alejara ni un centímetro. Su gato maullaba emocionado, quería más contacto pero desgraciadamente su humano era bastante testarudo como para darse cuenta que ellos dos no eran mejores amigos, ellos eran destinados.

―Eso suena excitante, digo, las mamadas, no el baño.

No pudo evitar sonrojarse, Armando borracho era bastante descarado y él una pobre víctima a punto de explotar de la vergüenza. Debería parar todo eso, no estaba seguro si su corazón soportaría otra ola de feromonas por parte del alfa y otras insinuaciones más.

El alfa lo tomó de las mejillas y le sonrió, en ese momento Yun se sintió tan expuesto, temía que el alfa escuchara los fuerte y rápido latidos de su corazón enamorado. Sabía que lo que vendría no sería ninguna broma, al menos no para él. Había deseado después de aquella semana, sentir nuevamente los labios del menor enrollándose con los suyos, pero eso era mucho pedir, sobre todo porque no quería romper la relación amistosa que tenía con él, no quería que por una noche de locuras todo se fuera a la mierda y tuviera que estar llevando sus problemas él solo.

Tenía tanto miedo de aceptar que su corazón latía desenfrenadamente por una persona especial, la cual jamás tendría en su vida como algo amoroso y al pensarlo más a detalle, dolía mucho saberlo.

―Puede que mañana lo olvide, no olvides recordármelo si eso pasa. ―Comenzó. ―¿Cuántas veces he deseado poder tener así? Tan lindo y sonrojado, apunto de declararte algo que puede que me arrepienta en toda mi vida, pero valdrá la pena si a quien le digo es a ti. ―No quería llorar, por supuesto que no. ¿Por qué Armando era tan lindo? ―Oculté por mucho tiempo lo que sentía por un omega... ―Tal vez se ilusionó muy pronto, y dolió saber que otra persona en la vida de Armando no era él. ―Por miedo al rechazo, sobre todo porque yo no estoy entre sus ideales. Era doloroso ver cómo coqueteaba con otros y conmigo era diferente, porque solo soy su amigo. Y ahora, que estoy tratando de no ser un cobarde, resulta que se me fueron las ganas de decirle, sobre todo porque tiene un regalo dentro de él que no fue hecho por mí y que no es para mí. Ojalá pudiera besarlo y demostrarle que lo amo más que a mí, pero no puedo, no sé cómo reaccione y no sé si me vuelva a hablar después de eso.

Armando hablaba más consigo que con Yun y por eso el omega malinterpretó sus palabras, imaginando a un omega que no era él y sintió celos por no poder ser más que un omega embarazado, sin chiste y sin gracia. Hubiese deseado que el niño en su vientre fuera de Armando, pero lamentablemente era de un alfa que le desagradaba su olor por completo e intimidaba a su omega. La vida era muy injusta cuando del amor se trataba.

―¿Quién es? ―Preguntó, no apartando su mirada de los ojos marrones del alfa, quería ser fuerte y no verse débil ante la respuesta de Armando, debía superar cualquier pensamiento sobre su amigo para no sufrir como justo en ese momento. ―Ha de ser un lindo omega.

―Lo es, tanto que me es difícil concentrarme cuando está sentado junto a mí o cuando sonríe, su sonrisa es hermosa y me cautiva demasiado. ―Su pecho se estrujó, se supone que no debería sentirse así, debería estar feliz por el alfa.

―¿Quién es? ―Volvió a preguntar, aunque le quemara el alma la respuesta, su duda era más grande.

―Sería como una declaración si lo digo y no estoy preparado para mi cursi discurso. ―Se carcajeó Grúas, quien parecía estar más atento en el movimiento de labios de Yun que en lo que decía. ―¿Puedo besarte?

Yun se confundió ¿Acaso estaba jugando con él? ¿No sabía de la montaña de emociones que causaba en él? ―Deja de jugar y mejor mañana me cuentas sobre ese omega, seguro se ganó la lotería.

―Yo me gané la lotería con él.

Y nuevamente sintió espinas clavadas en su corazón por un amor que, según él, no era correspondido.

Ignoró nuevamente las punzadas que sintió y siguió preparando el desayuno, ésta vez quiso atreverse a preparar hot cakes y la verdad es que no salieron tan mal. Debería auto felicitarse por un logro, pero en lugar de eso, mantenía un rostro afligido y melancólico.

No debería sentirse así, porque era una nueva mañana, había aprendido a hacer un desayuno y había conseguido un trabajo como ayudante en una biblioteca. No se sentía feliz y eso estaba mal y tan solo por esa razón iría con Tonet aunque odiara su olor y pasar tiempo con él para olvidar la noche anterior y todo lo relacionado con Armando.

No debía aferrarse a algo que nunca fue de él y que tal vez nunca lo sería.

El alfa estaba bastante confundido, el omega no le había mirado como siempre, en cambio solo le dijo "aquí está el desayuno, me quedé de ver con Tonet y no creo regresar ésta noche" y la verdad es que sonaba demasiado molesto.

¿Hizo algo malo? Tal vez le vomitó encima... ¡O se comió todo los botes de helado! Aunque eso último no lo recordaba.

Cuando terminó su desayuno, llamó al celular de su amigo pero sus llamas eran rechazadas, tal vez estaba bastante ocupado y no quería realmente saber en qué clase de ocupación estaba. Su tigre se sentía desesperado, sabía que aquellas palabras que dijo el omega antes de irse, significaban una cosa.

Él tendría sexo con Tonet.

Y en cierta parte le molestaba, pero no tenía derecho de molestarse porque solo eran amigos, porque era la vida privada de su mejor amigo y porque ya era un adulto, no un niño del cuál debía cuidar. Si resultaba con otro cachorro en la panza sería culpa suya, aunque eso sería algo imposible.

―Si él se fue, entonces yo iré con Juanjo para hacerle compañía, y no, no es venganza. ―No era malo hablar con uno mismo después de todo. ―Y cuando regrese y quiera llamarme, le haré lo mismo, y repito, no es venganza solo es una necesidad.

De todos modos tenía muchas ganas de ver a su amigo y saber si estaba bien, Raúl era un abusador y estar con Juanjo unas horas sería beneficiario para el omega. Y si podía, se atrevería a llevarse al omega a su departamento unos días, aunque parecieran sardinas enlatadas en su pequeño hogar.

Tal vez le dejaría una nota a Yun, después de todo el omega sí le dijo dónde estaría y lo que menos quería, era preocupar a un omega embarazado.

"Iré a casa de tu hermano, Dios quiera y pueda traerlo a casa. Ya quería verlo hace mucho porque mi alfa lo extraña mucho:(.

Espero hayas desfrutado el sexo con Tonet, espero hayan usado condón o posiblemente tendrás otro feto en tu pancita"

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