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» Odia los ojitos de perro...

Odia los ojitos de perro... En serio, los detesta.

( Edad, 10 años )

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-Por favor.

-No.

-¡Pero antes dijiste que sí!

-Y ahora digo que no.

Respondió tranquilamente, pasando la página de su periodico

-Pero papá, necesitamos una mascota.

-Tenemos a Lanni Field, con eso basta.

-¡No es lo mismo, Lanni no sabe ladrar ni dar la pata!

-¿No has intentado enseñarle?

-¡Oigan!

Protestó el menor

-Yugo.

Se escuchó desde la cocina, seguramente Lucas

-Si no podemos quedarnos con Parvus, entonces déjanos ver una maratón de Goldie P-...

-No.

-¡Pero papá! ¡Esto es injusto!

-Hmmp tengo una idea. Hoy los dos se irán a la cama temprano y no cenaremos cerdo al horno.

Ambos niños se paralizaron, odservando al adulto con miradas de horror. Mientras que a este solo le hacía gracia

-Bien, entonces me parece que tenemos un trato. Así que a bañarse.

Ordenó tranquilamente, Yugo dobló su periódico dispuesto a levantarse e ir a la cocina con la última palabra. Hasta que unos dedos pequeños jalaron de su abrigo, haciendo que volteara con el ceño fruncido

Oh, gran error

-¿De verdad Parvus no puede quedarse?

-Para la cena, si.

-¡Papá!

-¿Qué?

Lucas suspiró, asomándose por el mesón de la cocina

-No podemos conservarlo, él debe extrañar a su familia.

Intentó razonar con ella pero la pequeña negó

-No podemos devolverlo con su familia.

Refutó

-Los vendieron a todos como premios en la feria. Si no lo rescatábamos iba a terminar en una parrilla bañado en salsa BBQ.

Murmuró, mientras Lanni cubría inocentemente las orejas del cerdito

-Hmm, no suena mal.

-Por favor, papá.

Suplicó por ultima vez, haciendo ojitos. Yugo la miró severamente y como padre responsable le dió la misma mirada que a sus otros hijos cuando intentaron convencerlo

-No. Y es mi última palabra.

-Está bien.

Sin embargo aquella respuesta no estaba en sus planes

-¿Qué?

La pequeña agachó la cabeza, intentando no mirarlo mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Provocando que Yugo apretara los dientes

-Entiendo que es por mi propio bien. Y que tu solo haces lo correcto, sin ser egoista con mi felicidad. Agradezco eso papá

Lanni apretó el cerdito en su pecho con una mirada triste mientras que detrás de él un divertido Lucas veía sudar frío a su compañero cuando la niña dió la vuelta

-Vamos, Lanni. Es hora de buscarle a Parvus el hogar que nosotros no podemos darle.

Murmuró, acercándose al castaño para tomar al cerdito entre sus brazos

-Lo siento pequeño, lo intentamos.

Yugo odservó con molestia como el otro mocoso también se puso triste y ambos comenzaron a caminar hacia la puerta. Muy despacio

"Al diablo, es buena..." pensó

El adulto intercambió miradas con su compañero, quien se encogió de hombros divertido, desde el mesón de la cocina. Entonces volvió a la pecosa, quien lo miró con súplica una última vez

-Asegúrense de dejarselo al carnicero.

Sonrió victorioso, esperando que la niña se molestara y abriera la puerta. Hasta que pudo ver fugazmente como su boca tembló y la pequeña se dió la espalda para que no la viera

Pero sus manos temblaron, por lo que pudo adivinar que estaba por llorar de verdad. Tn abrió la puerta y Yugo sintió un escalofrío avismal recorrer toda su columna vertebral

"Maldita sea."

Lucas se sorprendió al verlo caminar hacia ella, los dos pequeños se disponían a salir, hasta que Yugo la cerró detrás de ella. Ambos niños levantaron la mirada confusos

Mientras que el adulto se congeló, preparándose mentalmente para el arrepentimiento una vez que dijera...

-Entonces... ¿Cómo es que se va a llamar la bestia?

Masculló, entre dientes

En ese momento el aura pesada que emanaba de él hizo que el pequeño Field se quisiera orinar encima. Mientras que a su compañera le brillaron los ojos

↷𖡎...

-Sigo sin asimiar que en la mañana les dí permiso de ir a la feria y volvieron con un cerdo a casa.

Murmuró derrotado, mientras el pelirrojo lo veía con diversión

-La próxima te toca a ti.

Masculló, tomando la cafetera para servirse una taza. Mientras le daba la espalda

Lucas rió

-Pero si a Oliver, Niguel y Violet los rechazaste sin chistar.

Objetó, Yugo gruñó

-Primero, ellos querían un perro, no un cerdo.

-Aún así, que no se siga que no insistieron hasta el cansancio.

Lucas se recostó en el umbral, de brazos cruzados

-Sigo preguntándome... ¿Qué te hizo cambiar de opinión esta vez, Yugo?

Este apretó los dientes, bebiendo de su taza en silencio

"Esa mocosa..."

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Extra:

-¿A dónde vas?

-A buscar en google qué come un cerdo.

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