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Extra: La boda

A Dongmin le gustaba mucho cuando Moonbin jadeaba sobre él, con sus manos agarrándolo de la cintura, y el placer terminaba de recorrer su cuerpo.

-Dios, Dongmin -murmuró Moonbin, jadeando -, por dios, ¿estás ya satisfecho?

-No - se rió el omega, soltando un maullido bajo por el esperma llenándolo. No es como si se preocupara de quedar embarazado otra vez, pues ambos se habían operado, después del nacimiento de Jaewook, para no tener más hijos -, más, más...

Moonbin gimió, cansado y agotado. Era increíble, pero a pesar de sus celos, Dongmin seguía actuando como un cachorrito necesitado de atención y mimos. Aun con treinta y siete años, sus celos seguían fuertes y salvajes. Moonbin ya no tenía las fuerzas para manejarlo.

Para su propia fortuna, el omega pareció quedar satisfecho por el momento. Mientras se acomodaba para dormir a su lado, prendió la televisión y puso una película con la que entretenerse hasta caer dormido.

-... boda...- escuchó que murmuró Dongmin, y Moonbin le dirigió una mirada antes de voltearse a la película, una historia de humor romántico en donde los protagonistas se estaban casando -, boda...

-¿Pasa algo, bebé? -le preguntó, bajando el volumen de la televisión.

Dongmin lo miró con sus ojos brillando. Parecía un poco risueño, probablemente por el orgasmo, y a Moonbin se le hacía muy bonito con esa expresión.

-Boda, boda -repitió, cantarín-, una boda para mí...

-¿Dongminie? - Moonbin parpadeó, desconcertado -. Mi bebé, ¿quieres una boda?

-¡Sí! -Dongmin se rió, antes de bostezar -. Boda para los dos...

Moonbin no preguntó más, pues Dongmin lo abrazó y cerró sus ojos para dormir, usándolo como su peluche personal, como hacía siempre en las noches. A Dongmin le gustaba mucho eso, abrazarlo con fuerza y acurrucarse a su lado, y Moonbin jamás ponía reparos para eso.

Volvió su vista a la televisión, pensativo, mientras comenzaba a acariciar el cabello del omega y oía sus ruiditos de gusto.

Volvió su vista a la televisión, pensativo, mientras comenzaba a acariciar el cabello del omega y oía sus ruiditos de gusto.

La verdad sea dicha... Cuando ellos retomaron su vida juntos, en mitad del embarazo de los trillizos, Moonbin le preguntó a Dongmin si quería casarse con él en una ceremonia sobria en el Registro Civil. El omega lo pensó un momento antes de negarse, diciendo que no era necesario un matrimonio entre ellos, pues consideraba que todo lo que vivieron juntos era más significativo que una boda. Moonbin jamás volvió a preguntar y Dongmin no sacó ese tema a colación otra vez.

Sin embargo, no pudo evitarlo, y pensó también en ese dulce y alegre omega que conoció. Lo ilusionado que parecía por tener una boda, como se hizo cargo de los preparativos y la forma en que organizó todo. Por supuesto, esos planes se vieron arruinados por todo lo que ocurrió después, pero... ¿pero no era injusto que Dongmin nunca hubiera tenido su boda soñada?

Una boda íntima, con sus más cercanos, en el estanque Anapji. Cuando se lo propuso ese día de años atrás, Dongmin casi se puso a llorar de la felicidad. Tal vez...

Decidió pedirle ayuda a Taeyong cuando el celo pasó y todo volvió a la normalidad. Su hijo mayor estaba en la universidad a esas alturas, ya no vivía con ellos, pero seguía pasándose de vez en cuando. Los trillizos acababan de cumplir, además, los cuatro años unos meses atrás, mientras que Jaewook tenía ya un año y medio.

El fin de semana, Taeyong fue a comer con ellos. Youngho y Doyoung no pudieron ir, pues el alfa se encontraba trabajando, mientras que el omega se hallaba preparando su trabajo de tesis.

Aprovechando que Dongmin se encontraba acostando a Jaewook, mientras los trillizos jugaban en el patio, Moonbin le preguntó a Taeyong.

-¿Qué opinas de una boda?

Taeyong se atragantó con su bebida.

-¿Papá? -farfulló - Oh, no me digas que quieres casarme con los chicos, eso es...

-Claro que no, no seas idiota - bufó Moonbin, rodando los ojos -. Que me case con tu mamá. ¿Crees que eso le pondría feliz?

Taeyong parpadeó un momento, todavía algo desorientado con las palabras de su padre.

-Pensé que ustedes estaban bien con lo que tenían - dijo, rascando su nuca.

-Yo también lo pensé - contestó Moonbin, encogiéndose de hombros -, pero mientras más lo recuerdo, se viene a mi mente lo feliz que se veía Dongmin con tener una boda. Él... - bajó su voz un momento - sé que no te gusta que hablemos de su antiguo alfa, pero tu madre no pudo decidir nada en ese momento, Taeyongie. Y Dongmin siempre fue muy romántico, en el fondo.

-¿De qué hablan?

Los dos se sobresaltaron cuando escucharon al omega, saliendo por el ventanal que daba al patio trasero. Venía con una sonrisa satisfecha por haber hecho dormir sin problema a su hijo menor, y se volteó a ver a los trillizos. Minjeong y Haerin estaban en el sube y baja, mientras Gyuvin se columpiaba.

-Mamá, ¿puedes creer que el otro día encontré a Doyoung llorando mientras veía un programa de bodas? - contestó Taeyong -. Dijo que quería una boda así de grande...

Moonbin bebió de su cerveza. Dongmin miró a Taeyong con reprobación.

-No seas malo con Dodo - le regañó -, una boda es muy especial para los omegas.

-¿De verdad? -dijo Taeyong, todavía sin lucir convencido.

-Claro - los ojos de Dongmin brillaron -. Cuando era más joven, me habría gustado tener una boda grande, ¿cómo se llamaba ese lugar, Bin?

-El estanque Anapji - respondió Moonbin, tranquilo.

-¡Ah, sí! Una marca es importante, pero una boda...- una sonrisa bailó en sus labios - Una boda es formalizarlo todo, y más si Dodo puede planificarlo, que fuera a su propio gusto. Cuando me casé con Sanggie...- Moonbin y Taeyong gruñeron ante la mención de ese alfa, pero Dongmin lo ignoró - Ni siquiera me dejó escoger mi traje. Fue tan triste...

Se interrumpió a sí mismo cuando vio a Gyuvin caerse del columpio. Casi de forma inmediata corrió hacia él, escuchando el llanto del cachorro y tomándolo en brazos para consolarlo. Minjeong y Haerin también corrieron hacia él, y abrazaron a Dongmin por las piernas.

-Dale la boda - dijo Taeyong, antes de ponerse de pie para ir donde sus hermanos.

Moonbin lo decidió. Le daría una gran boda a Dongmin.

.

.

Aunque, cuando llegó el día de hacerlo, comenzó a sudar de los nervios.

¿Y qué tal si Dongmin lo rechazaba? Moonbin no iba a terminar con él o algo así, ¡pero le rompería un poco el corazón! Las últimas semanas se estuvo ilusionando demasiado con la posibilidad de casarse con Dongmin, y fue como retrocediera casi veinte años atrás, cuando le conoció y se lo propuso. Con la manera en que decidieron organizar todo, ir a probarse los trajes, elegir la comida, a los invitados, y la noche de bodas...

Moonbin decidió que coincidiría con el día en que también se lo propuso por primera vez a Dongmin. Lo recordaba con mucha claridad: era el uno de abril, con la llegada de la primavera. Decidieron, unos años atrás, que ese día sería su aniversario también, por lo mismo, no fue extraño que salieran a cenar a un restaurante a orillas del mar. Era uno de los favoritos de Dongmin.

La velada transcurrió con calma, con Dongmin sin sospechar nada. El omega se veía deslumbrante esa noche, sin poder borrar la sonrisa de su rostro y cuando llegó el postre, Moonbin decidió ser valiente.

Por último, si lo rechazaba, no sería en público. Moonbin reservó una mesa privada, separada del resto.

-Dongminie - le dijo, llamando su atención del helado que se comía -. Necesito preguntarte algo serio.

-Oh - el omega parpadeó, antes de poner una expresión de reprobación -. No me digas que quieres más hijos.

-¿Qué? - tartamudeó Moonbin, sorprendido - ¿Por qué crees eso?

-¿Crees que no te conozco? - atacó Dongmin - ¡Has estado más callado que de costumbre y te comportas muy raro!

-Claro que no quiero otro niño - bufó Moonbin -. Suficiente tengo con los cachorros, que ya me quitan tu atención.

Dongmin sonrió ante el descaro de Moonbin. Luego del nacimiento de Jaewook, decidieron operarse para evitar un nuevo embarazo. Querían seguir disfrutando de su vida sexual sin la necesidad de preocuparse de un nuevo niño.

-Entonces, ¿qué pasa?

Moonbin titubeó un momento.

-Te acuerdas...- comenzó, tratando de agarrar valentía - Dongminie ¿qué estamos celebrando hoy?

-¡El habernos conocido, claro! -Dongmin se rió - ¿Qué sería de mi vida sin ti, Bin?

Sin poder evitarlo, se relajó al escuchar esa pregunta dulce realizada por el omega. Si Dongmin rechazaba o no la boda, daba lo mismo. Ellos se amaban y eso era suficiente para los dos.

-Pero más específicamente, hace diecinueve años...

-¡Me pediste matrimonio! - contestó Dongmin, comiendo más de su helado -. Lo hiciste en la pista de hielo, mientras Taeyongie jugaba y... Bin, ¿qué haces?

A medida que su pareja hablaba, Moonbin se levantó de la mesa y se arrodilló en el suelo, sacando una cajita pequeña y abriéndola ante Dongmin, que enmudeció.

-Lee Dongmin - le dijo, tranquilo y amoroso -, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

Dongmin se atoró con el helado. Pobrecito. Casi se quedó sin marido antes de tiempo.

-¿Ca... sar... me...? - farfulló Dongmin, todavía algo trapicado - ¿De qué... de qué hablas?

-Una boda para los dos - dijo, y fue como si viera a Dongmin otra vez diciéndole eso, soñador -. Una boda para ti - Moonbin le agarró la mano, dándole un beso en los nudillos - ¿Quieres casarte conmigo?

Dongmin miró para todos lados, como si estuviera pensando que era una broma de Moonbin. Casi esperaba que Taeyong cayera de la lámpara de araña colgada en el techo, gritando "¡sorpresa!". Sin embargo, pasados unos segundos, eso no ocurrió y volvió a mirar a su alfa, que esperaba una respuesta con dulce paciencia.

-¿Estás hablando en serio? - preguntó, y su voz salió un poco ahogada.

-Claro - Moonbin no soltó su mano -, pero si no quieres...

Dongmin ni siquiera lo pensó.

-¡Sí, sí quiero! - gritó, y Moonbin también se sobresaltó ante sus palabras -. Sí, sí...

-Dongminie, ¿de verdad...?

Ya sin poder resistirlo un poco más, Dongmin se puso a llorar, recién comprendiendo lo que acababa de pasar. Fue como cuando se enteró de que estaba embarazado de los trillizos, una sorpresa tan grande que el shock inicial le impidió reaccionar bien. Sin embargo, ahora entendiendo esas palabras, fue como si una llave en su interior girara y diera paso a un llanto de alegría y sorpresa.

-¡Sí, claro que sí! -repitió, y lo abrazó - Sí, sí, ¡siempre sí!

Moonbin le devolvió el abrazo, tan sorprendido y conmovido, pero sonriendo también por las palabras de su pareja. De su futuro esposo.

Moon Dongmin. Qué bonito sonaba eso.

.

.

Decidieron fijar la boda para el mismo día en que iban a casarse la primera vez, el 13 de junio, en los últimos días de la primavera. Cuando Moonbin le contó a Hoseok que reservó el estanque Anapji, lo hizo llorar otra vez como un bebé.

-Es que no puedo creerlo - le dijo Dongmin, sonando su nariz-, no puedo creer lo feliz que soy en este momento, Bin...

-Te haré mil veces más feliz -le prometió Moonbin, dándole un suave beso en los labios -, un millón de veces más feliz, mi bonito y precioso Dongminie.

Eso le provocó más llanto.

Taeyong no tardó en enterarse y felicitarlo, preguntando si podía ser el padrino. Sin embargo, al enterarse de que eso significaría pagar muchas cosas, decidió no hacerlo. Finalmente, le preguntaron a Sanha si quería serlo, y el beta aceptó con mucho gusto.

Decidieron que Jaewook llevaría el anillo, mientras que los trillizos serían los niños de las flores.

-¿Y qué haré yo? -reclamó Taeyong, a punto de hacer una pataleta.

-Llevar a tu mamá al altar, por supuesto - bufó Moonbin, rodando los ojos. Taeyong gritó de la emoción -. Así, me lo entregarás por completo a mí y ya no te pertenecerá ni un poco.

Taeyong pegó el grito al cielo. Dongmin regañó a Moonbin. Moonbin no se veía ni un poco arrepentido de sus palabras.

-¿Qué opinas de que las invitaciones sean de color coral? -le preguntó Dongmin en una de las noches, acostados en la cama.

El alfa miró al menor. Dongmin, tan entusiasmado por la boda, parecía tener otra vez veinte años y se emocionaba por cualquier cosa que le llamara la atención. En un inicio, pensó que harían algo pequeño, nada demasiado llamativo, pero Dongmin se iba animando más y más, y Moonbin no tenía corazón para decirle que no a algo.

Le gustaba ver el rostro sonriente e iluminado de su omega. Y si para tenerlo así de hermoso significaba hacer una boda un poco más grande, pues no importaba.

-¿Qué tal negras y con letras doradas? - dijo Moonbin.

-¿Negras? - Dongmin lo pensó un momento - Oh, está bien. Te dejaré elegir esto a ti.

-¿Y qué más podré elegir?

-¡Nada! - el menor se rió - No, ¡quiero que la boda sea colorida! Con flores de colores pasteles y un enorme sol brillando sobre nosotros y... y...

Dongmin no pudo continuar, porque de pronto los labios de Moonbin se posaron en su cuello, comenzando a besarlo.

-Está bien - le gruñó el alfa-, pero quiero algo a cambio.

-¿Y qué le gustaría, doctor Moon? - se burló Dongmin, echando a un lado la revista y dejándose envolver por el aroma de su alfa.

-Comerme la boquita de fresa del futuro señor Moon -contestó Moonbin, y Dongmin se rió.

Luego, vino escoger los trajes de novios. Decidieron irse por los clásicos, sin demasiada pomposidad: Moonbin iría de negro y Dongmin de blanco.

-¿Puedo llevar un velo? - preguntó el omega.

-Claro que sí - aceptó Moonbin -. Te verás precioso con una corona de flores sobre tus cabellos, bebé.

El halago provocó, sorpresivamente, el rubor de Dongmin. Moonbin parecía atónito por ese gesto, pero el menor sólo le dio un beso en la mejilla.

-Te amo -le aseguró, suspirando por la felicidad.

-Yo te amo más - contestó el alfa.

El día de la boda hizo un precioso cielo despejado de nubes, por lo que se instaló un gran toldo blanco para cubrir al público, mientras que la boda se realizaría en uno de los pabellones cercanos al agua. Eran cerca de cincuenta invitados, entre los que estaban no sólo los amigos de Dongmin de China, sino también sus viejos compañeros de la escuela nocturna que iban a ir a la primera boda, con quienes se reencontró cuando se instaló en Corea. Moonbin, por otro lado, invitó también a muchos de sus amigos en la clínica en la que trabajaba.

Yujin se encontraba ayudando a su papá para la boda, arreglándole el corbatín.

-¿Estás muy nervioso, papá? - preguntó su hija, que tenía casi dieciocho y se encontraba en su último año escolar.

-No te imaginas cuánto - farfulló el hombre, limpiándose el sudor de su frente -. ¿Y si Dongmin me deja planteado, cariño? ¿Si no llega?

-¡Papá! - Yujin se rió - De cualquier otro omega lo podría esperar, ¡pero menos del tío Dongmin! Sería un verdadero idiota si te dejara luego de todo lo que han pasado.

Moonbin también se rió, sacudiendo su cabeza mientras veía a su hija, deslumbrante ante él. Con el pasar de los años, Yujin se convirtió en una omega muy atractiva, así que espantaba a cualquier pretendiente que se le acercara.

-¿Estás feliz con esto? - le preguntó, poniéndose serio - Sé que el tema de Hyewon es difícil para ti, cariño.

Yujin puso una expresión un poco triste.

-Durante mucho tiempo, cuando era más pequeña, deseé que marcaras a mamá y tuvieran una vida matrimonial típica - concedió la chica -, pero sé que nunca la amaste. Mamá cometió errores imperdonables contigo que no sólo arruinaron la vida de tío Dongmin, sino que también te hicieron muy miserable a ti, papá - ella le besó la mejilla -. Estoy muy feliz de que hayas encontrado a tío Dongmin y tengan este bonito momento para ustedes. Te mereces toda la felicidad del mundo, papá.

Esas palabras casi le hicieron llorar por la emoción, porque a pesar de no compartir sangre con Yujin, ella era su hija y nunca admitiría lo contrario. Era su pequeña niña que le hizo feliz dentro de todo su dolor.

Mientras eso ocurría, Taeyong estaba con Dongmin, que parecía a punto de tener una crisis frente al espejo.

-"Sí, acepto" - farfulló, haciendo un mohín. - Taeyong, esto no va a funcionar.

-Mamá - dijo el chico con paciencia -, es sencillo, no debes complicarte demasiado.

-¡Pero estoy muy nervioso! - lloriqueó Dongmin, y Doyoung apareció con el velo -. ¿No me veré muy ridículo con eso? Ya estoy un poco viejo y...

-¡Qué dice, tío Dongminie! - dijo Doyoung -. Se verá más que perfecto con esto.

El mayor dejó que el omega le acomodara la bonita corona de flores en la cabeza antes de dejar caer el velo sobre su rostro. Taeyong, en su traje azul, sonrió con entusiasmo.

-¡Oh, mamá, no llores! - gritó Taeyong, alarmado - Papá sabrá que estás llorando ¡y se enfadará conmigo!

Dongmin soltó una risa rota, dejándose caer en la silla mientras sollozaba. Doyoung le dio un empujón a Taeyong para que fuera a consolarlo, saliendo de allí con rapidez, y Taeyong abrazó a su mamá.

-Estoy tan... tan feliz, Yongie - hipó Dongmin, sorbiendo por su nariz -. Yo nunca... nunca creí que iba a... a volver a casarme y esto...

-Por fin papá hizo algo bien - bufó Taeyong, arrancándole una risa a Dongmin.

-Es sólo que... que creo que este es uno de los días más felices de mi vida y... y no quiero que termine jamás...

-¿Cuál es el día más feliz de tu vida, mamá?

-Cuando te tuve a ti - confesó Dongmin, y ahora Taeyong casi se puso a llorar -. Tú fuiste la primera gran felicidad que tuve dentro de mi vida.

Taeyong lo abrazó, tratando de aguantar las lágrimas, y dejó que Dongmin llorara unos minutos más.

Una vez logró calmarse lo suficiente, Taeyong le dio un beso en las mejillas.

-Vamos, mamá - le dijo -, vamos a hacer que este día sea más feliz para ti.

Casi estuvo a punto de llorar otra vez, pero logró controlarse lo suficiente para no hacerlo. No quería ir a su boda con los ojos hinchados y la nariz colorada.

Moonbin, ya en el altar, no podía más con los nervios. Sanha y él estaban medio discutiendo, pues Moonbin le estaba prohibiendo decir chistes cuando diera su discurso, mientras que Sanha bufaba, diciendo que no podía obligarlo.

A punto estaba el alfa de darle un golpe cuando Youngho apareció.

-¡Ahí viene el noviooooooo! - dijo, saltando en su lugar.

De forma inmediata, la pequeña orquesta comenzó a tocar la marcha nupcial. Sanha le dio un último regaño a Moonbin, volviendo a su lugar junto a Minhyuk, y en ese momento aparecieron Minjeong y Gyuvin con sus canastitos, lanzando flores por todo el camino. Detrás de ellos, varios pasos más atrás, iba Haerin al lado de Jaewook, con el pequeño niño llevando un cojín con ambos anillos.

Moonbin le dio un beso a cada uno cuando llegaron al altar, con su corazón latiendo a mil. Los cuatro niños le abrazaron con fuerza, viéndose muy felices y emocionados. Cuando abrazó por último a Jaewook y lo dejó en el suelo, levantó la vista.

Y, en ese momento, fue cuando Dongmin apareció del brazo de Taeyong. Los ojos de Moonbin fueron enseguida a su omega, suavizándose por la emoción. A pesar de haberlo visto antes con el traje, nada lo preparó para el momento en el que su omega entró al lugar con ese bonito y deslumbrante traje blanco, con una corona de flores en su cabeza y por la que caía un velo que ocultaba su rostro. En sus manos, llevaba un bonito ramo.

A su lado, Taeyong iba elegante con un traje negro, y todas las miradas estaban puestas en ellos. Sabía, sin necesidad de mirarlo a la cara, que Dongmin iba con una gran sonrisa en su rostro, esa preciosa sonrisa que lo volvía loco. Cada vez que Dongmin le sonreía de esa forma, sabía que todo valió la pena.

Pronto, el omega llegó hacia ellos. Taeyong le dirigió una mirada de advertencia a su papá, como diciéndole  «no te creas, mami sigue siendo mía», y Moonbin quería sacarle la lengua por su atrevimiento. Sin embargo, sabía que Dongmin le golpearía si hacía eso, y no quería arruinar ese momento íntimo entre ellos.

Agarró las manos de Dongmin, que no dejó de sostener el ramo, y el juez comenzó a parlotear sobre lo bonito del matrimonio. Ninguno de los dos era religioso, pero decidieron contratar a un juez del registro civil que era católico. No querían una boda tan corta, a pesar de todo.

Moonbin podía percibir, a través del velo, los ojos lagrimosos de Dongmin. Sabía que su omega, a pesar de todo, era particularmente sensible, en especial con las cosas referidas a su pasado. A ese pasado juvenil que fue un infierno para él, siendo echado de casa, teniendo que mendigar y siendo tomado a la fuerza por un alfa que se encaprichó con él. Moonbin sabía que no podía borrar ese pasado, pero quería reemplazar todas esas cosas malas por buenos recuerdos. Cambiar esa boda horrible que recibió, por la que él mereció en todo momento.

Entonces, llegó el momento que los dos tanto estaban esperando. El momento de sus votos.

-Yo, Moon Bin - habló el alfa, dándole un suave apretón a las manos de Dongmin -, te recibo a ti, Lee Dongmin, como mi bonito y tierno esposo el omega - se rió, recibiendo la alianza en su dedo -, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte... - el alfa le sonrió con cariño -, y ni siquiera la muerte podrá separarnos, mi amor.

Pudo escucharlo sorber por su nariz en clara señal de que estaba llorando, y Moonbin sólo quería besarlo, besarlo hasta hacerlo reír, hasta que todo el dolor que Dongmin sintió alguna vez desapareciera para siempre.

-Yo, Lee Dongmin... - tartamudeó el menor, con la voz temblorosa -, te acepto a ti, Moon Bin, como mi amado y perfecto marido, para velar y protegerte de hoy y hasta siempre, para bien y para mal, en la riqueza y la pobreza, en la salud y la enfermedad - el omega volvió a sorber por su nariz, poniendo el anillo en el dedo de Moonbin -, para amarte y cuidarte, y nunca nos vamos a separar, ni siquiera cuando la muerte llegue.

El juez les pidió firmar las actas de matrimonio, y una vez hecho, volvieron a mirarse.

-Pueden besarse - anunció el beta.

Moonbin levantó el velo de Dongmin, observando el bonito rostro lloroso de su esposo, y ambos se dieron un beso dulce y tierno, lleno de todo el amor que sentían por el otro. Se dieron uno tras otro, hasta que Taeyong rabió, y sólo recién ahí se separaron entre risas.

El alfa no se dio cuenta hasta entonces, pero estaba también un poco lloroso, y no sentía vergüenza alguna.

-¡Que vivan los novios! - gritó Minhyuk.

El resto del público gritó también, y ambos se agarraron de las manos antes de salir por el pasillo. La gente les comenzó a lanzar arroz y flores, y ellos no podían dejar de reír, tan felices por ese momento que construyeron.

Decidieron hacer la fiesta de bodas en ese mismo lugar, en un salón de eventos que estaba habilitado allí. Bailaron el vals inicial, antes de que Taeyong apareciera y quisiera bailar con Dongmin. El omega abrazó a su hijo con todo el amor del mundo.

-Mamá - dijo el chico-, te ves tan feliz...

-Soy feliz - aceptó Dongmin, besándole la mejilla -, tan feliz como no se lo imaginan.

Taeyong le dio un fuerte abrazo, sintiéndose tranquilo por eso. Si bien se la pasaba discutiendo con su papá por la atención de Dongmin, él sabía que Moonbin amaba a su mamá con todo el amor del mundo. No debía preocuparse de que fuera a resultar dañado, eso era lo más seguro que tenía claro.

Después vinieron los discursos. Sanha hizo uno lleno de chistes de padres, que casi terminan con el pobre beta recibiendo un tenedor en su cabeza por parte de Moonbin. YuQi hizo uno a favor de Dongmin, recalcando todos sus atractivos y prometiendo que, si Moonbin lo hacía llorar, lo mataría.

Al final, partieron el bonito pastel que Sanha les regaló, y después volvieron a bailar. Para la medianoche, ambos ya se sentían embriagados no sólo por el alcohol, sino también por el amor y las miraditas que se lanzaron durante la fiesta. A pesar de la edad, su apetito sexual no parecía disminuir ni un poco, y los dos lo disfrutaban a más no poder.

-Deben irse pronto también -le decía Dongmin a Taeyong, mientras Moonbin le esperaba para que se marcharan -, los cachorros ya están cansaditos...

Una mentirita. El único que estaba durmiendo era Jaewook, acostado entre dos sillas y con un abrigo encima, con Yujin vigilándolo. Los trillizos estaban corriendo entre las personas, jugando con otros niños y llenos de energía.

-No te preocupes, mamá — le decía Taeyong.

-¿Nos podemos ir? -gritó Moonbin. — Taeyong, deja de hacer que Dongmin pierda el tiempo contigo, ¡ya no es tuyo!

Dongmin se rió ante esas palabras y Taeyong se le colgó, gritando de forma escandalosa.

Al final, Doyoung tuvo que aparecer para llevarse a Taeyong a la fuerza, evitando que Moonbin cometiera un crimen de odio. No tardaron en subir al auto, dándose un nuevo beso en el interior.

El alfa condujo hacia un hotel. Pasarían la noche allí, y luego, en la mañana, partirían hacia Grecia como luna de miel.

Llegaron en menos de veinte minutos. Ya, a esas alturas, a penas podían conservar la postura, y entre salvajes y calientes besos entraron al hotel. Moonbin recibió las llaves, sintiendo los besos de Dongmin en su cuello, y en el ascensor volvieron a comerse la boca. Cuando entraron a la habitación, las ropas no tardaron en caer al suelo.

Moonbin gruñó al ver el bonito encaje en la piel de Dongmin, y la ropa interior del pobre omega fue destrozada casi con los dientes del alfa. Entre risas y gemidos, el menor se abrió de piernas, ya listo y húmedo para recibir a su pareja. A su esposo.

Moonbin se enterró dentro de él con facilidad, gimiendo guturalmente. Dongmin le agarró la mano izquierda, dándole un apretón, y el alfa observó los anillos brillando en sus dedos.

Era la segunda imagen más bonita de toda la boda. La primera, era Dongmin ante él, en ese instante, todo sudoroso y con la piel ruborizada, sus ojos llorosos y la boca entreabierta en un jadeo sonoro.

-¿Sabes? -gruñó Moonbin, agarrando a Dongmin de las caderas y comenzando a embestirlo. — Necesito renovar mi colección.

Los ojos del omega revolotearon, perdido en el placer, apenas consciente de las palabras de Moonbin.

-¿Re-renovar? -gimió Dongmin, recibiendo un nuevo empuje contra su próstata.

-Sí, mi colección de porno casero contigo -masculló Moonbin, y Dongmin rió de forma escandalosa, antes de chillar por las penetradas.

El orgasmo no tardó en llegar en ellos, casi de forma coordinada. Sus cuerpos se conocían demasiado bien a esas alturas, sabiendo cómo presionar en los lugares necesarios para que el éxtasis los alcanzara.

Moonbin no se salió enseguida. Se quedó en su interior, dándole suaves besos en el rostro a Dongmin, que recibió esos cariños con una enorme sonrisa en su rostro.

-Te amo, te amo -repetía el omega, abrazando al alfa.

-Te amo más, Moon Dongmin -susurró Moonbin.

Sí, sonaba más que bonito. Y lo mejor de todo, es que sería para toda la vida. Ambos se asegurarían de que así fuera.

















Yo como siempre haciendo todo de último, una disculpa por la tardanza jaja

Feliz año nuevo! Les deseo lo mejor en sus vidas y que sus metas se cumplan, no tengo palabras para agradecerles todo, me han motivado demasiado...

Mientras revisaba notificaciones sobre la actualización anterior, pude darme cuenta de que reconozco a casi todos los usuarios que votan y comentan, que han apoyado mis historias y mi cuenta en general, y no puedo estar más que agradecida, de alguna forma me siento cercana a ustedes y de verdad no puede expresar el cariño que les tengo.

Feliz año a ustedes, que han seguido aquí, sé que este año fue difícil como fandom, pero qué reconfortante fue haber recibido su apoyo así como espero yo haber sido de ayuda, jamás olvidaré los mensajes y comentarios que recibí y el lazo que comparto con todxs.

Les quiero mucho, feliz 2024 💗

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