09
Jamás podría olvidar las tardes como esas.
En especial esa.
La piel dorada de Yeonjun se sentía suave bajo mi tacto, acariciaba su pecho porque sabía que amaba que lo hiciera. Nuestras piernas desnudas descansaban entrelazadas. Él me tenía abrazado de la cintura con un brazo, mientras que con el otro, había tomado un encendedor y un cigarrillo de su mesita de noche, el cual prendió hábilmente aún sosteniéndome.
Se lo llevó a los labios y caló profundo, cerrando los ojos, haciéndome quedar embelesado por lo bien que se veía siempre que hacía eso.
Mi novio era muy bonito.
Los momentos post sexo siempre fueron mis favoritos. Toda la piel y toda la intimidad después de la entrega absoluta de confianza, era lo mejor para mí.
Me sentía amado, y me gustaba asegurarme de que Yeonjun se sintiera igual.
Yeonjun expulsó gradualmente el humo en lo que acariciaba mi desnuda cintura con sus nudillos. Cada mínimo toque suyo siempre me hizo delirar.
Me ofreció del cigarrillo en su mano, acepté calando también. Me miraba con una sonrisa.
Si le preguntas a algunos la mejor combinación, muchos te dirán café con leche, otros, fresas con chocolate.
¿La mía? Yeonjun en la cama con un cigarrillo de pila.
Jugando con el humo y riendo tontamente, terminamos el cigarrillo entre los dos.
Eso siempre significaba en nuestro idioma, hora de levantarse.
Yeonjun me dio un pico, seguidamente dándole dos palmaditas traviesas a mi culo antes de soltarme, removerse para que dejara de "aplastarlo" y por fin sentarse.
Me quedé mirando sonriente su espalda desnuda, sintiéndome feliz, incluso más feliz ese día porque había sido un día mágico.
Yeonjun empezó a vestirse, y cuando ya tenía el pantalón puesto, volteó a verme. Yo no me había movido un centímetro, de hecho, escondí la mitad del rostro en la almohada, y con el único ojo que podía abrir, me encargué de no perderme del espectáculo que me daban los músculos de su espalda.
Se giró y sonrió.
——Soobin vamos, vístete ——dijo entre risas.
Yo me quejé con un gruñido de pereza, estirándome cómodamente entre las tibias sábanas.
No quería irme, quería que nos quedaríamos así para siempre.
——¿Podemos quedarnos? Son las cinco, recién va a atardecer. ——Lo miré coquetamente palmeando dos veces donde había estado su cuerpo minutos antes.
Yeonjun rió de vuelta y me dio la espalda de nuevo, negando con la cabeza empezó a calzarse sus botas negras.
——Levanta tu bonito trasero. Todavía te tengo una sorpresa más.
——¿Otra? ——Con la sorpresa y los escalofríos a flor de piel, eso sí que me hizo levantarme.
Se giró por sobre su hombro y suavemente dijo:
——No se cumple un año juntos todos los días, ¿verdad?
Me quedé sin palabras. Intentaba decir algo, pero todo yo era un caos.
El amor es solo una palabra hasta que alguien le da sentido.
——P-Pero y la cena romántica, e-el desayuno, las rosas, y-
Yeonjun se acercó y acomodó para mirarme a los ojos, sonriendo tan lindo como siempre. Puso su índice en sus labios pidiéndome silencio.
——Choi Soobin, si el día tuviera más de 24 horas, te habría llevado hasta la luna si eso fuera posible. Déjame consentirte como es debido. Es una fecha especial, mi amor. Sé que eres todo un antirromántico y un aguafiestas todo el tiempo, y que yo soy el tipo cool aquí ——Me reí porque era cierto ——, pero te prometo que será lo último por hoy.
Lo miré con una desconfianza fingida, esperando que no notara mi conmoción.
——Bien ——suspiré ——. Tú ganas. Vamos.
Logró que me pusiera de pie, terminamos de vestirnos entre bromas y picos, y luego de unos quince minutos, por fin nos metimos en su auto.
Listo, y a su vez, para nada preparado para la supuesta sorpresa.
A veces solíamos pasear en su auto, solo porque sí, con la radio a todo volumen. Era mejor que sus ideas locas de hacerlo en moto o subir a un globo aerostático.
Dios me ampare.
Al principio no le veía el punto a dar vueltas, gastando gasolina en vano, pero con cada salida, fui dándome cuenta del porqué le gustaba tanto.
El sentimiento de libertad que me daba el sacar mi cabeza por la ventana y dejar que el viento golpeara mi rostro mientras Yeonjun y yo cantábamos la canción que sonaba en la radio a todo pulmón... Eso no me lo daría nada más en el mundo, y lo sabía.
Condujo en silencio disfrutando de la música por unos quince minutos. Cuando le pregunté si el lugar estaba muy lejos, me dijo que la verdad sí, así que me quedó esperar tranquilo y emocionado. Yeonjun siempre me sorprendía sin importar la fecha o cómo, él siempre traía algo nuevo a nuestra vida.
Compartíamos miradas graciosas cada vez que los dos nos poníamos a cantar algunos versos de la canción.
Hasta que "Iris" volvió a sonar.
Inmediatamente recordándome a aquella noche en mi habitación, que a pesar de no haber sido la primera, última, o la mejor que hayamos tenido juntos. Significó mucho para mí.
Porque ese fue el primer momento en el que me di cuenta de que Yeonjun no solamente me gustaba, sino que yo estaba empezando a amar a ese principito arrogante.
Amar.
Le subí el volumen un poco más.
Estaba lo suficientemente bajo como para poder oírnos sin gritar.
——¿Recuerdas está canción?
Yeonjun me miró con curiosidad.
——Claro que sí, es de mis favoritas ——rió ——. Lo sabes, siempre la pongo.
——De las mías también. A pesar de ser tan antigua, siempre suena en la radio, me parece curioso ——Yeonjun se quedó en silencio mirando la carretera, por lo que seguí hablando ——. Me recuerda a ti.
——¿En serio?
——Me recuerda esa noche que subiste a mi cuarto por primera vez. Aunque no creo que lo recuerdes, estabas muy ebrio ——me burlé.
——¡Hey! ——Palmeó mi muslo ——. Para tu información, cada momento que paso contigo se queda grabado en mi memoria como si fuese un tatuaje. Claro que me acuerdo de todo; de cómo bailamos y de cómo descubrí que me tocó el novio más tierno y considerado que la fábrica de novios me pudo dar.
——Wow, realmente lo recuerdas.
Yeonjun me guiñó.
——Todo, corazón ——presumió con altivez ——. Y si esta canción te recuerda aquella noche, quiero que cada vez que la escuches, recuerdes esta también y todas las que vayamos a compartir juntos desde ahora.
——De acuerdo ——asentí sonriente ——. Pero en serio dudo que recuerdes todo. Estoy seguro de que olvidaste lo de mi cumpleaños.
——¡Oh vamos! ¡Eso no cuenta! Estaba tan ebrio que dormí toda la noche cuando me llevaste a casa.
——Eso no es todo, corazón.
——Yah... De verdad eres un amargado. Nunca me puedes dejar ganar, ¿huh?
Sin poder resistirme, entrelacé mi brazo con el suyo, dejándole un beso casto en la mejilla.
——Maneja concentrado, que te salen arrugas.
——Incluso así me vería guapo.
Le volteé los ojos haciendo que riera, yo disfrutando de más su expresión tan contenta. Le subí un poco más el volumen.
Cantamos "Iris" juntos a todo pulmón, riendo y mirándonos a los ojos en ciertas frases. Parecía que estaba viviendo una película, se sentía hermoso.
Al terminar la última frase, ya habíamos llegado.
Yeonjun estacionó el carro, e inmediatamente, supe donde estábamos. Había ido a ese lugar con Heejin antes.
Una enorme sonrisa se formó en mi rostro.
Era un mirador hermoso, una cima
rocosa donde fácilmente podrías sentarte a tener un picnic con alguien.
La vista era asombrosa, sacada de película, irreal. Te daba una perspectiva totalmente diferente del cielo.
Lo miré emocionado, y cuando lo hice, vi que Yeonjun estaba sacando de su maletera un cooler, y de este, una botella de Riccadonna junto a dos copas.
Las agitó un poquito y con una sonrisa coqueta de medio lado, me dijo.
——Falta el último brindis, ¿no es así?
Con una sonrisa estúpida en mi rostro, di dos pasos hacia él, quedando cerca, muy cerca.
Le recibí la copa, la miré sintiendo un torbellino en el corazón y le devolví la mirada a Yeonjun.
——¿Cuándo preparaste todo esto?
Yeonjun destapó el champán y empezó sirviendo mi copa. El licor rosado se llevó toda mi atención.
——Tienes a un novio hábil.
Era cierto, siempre fuiste muy hábil.
Quería decirle muchas cosas. Dios. Pero nada nunca salía. Odiaba que nunca nada saliera de mis labios. ¿Por qué no podía soltarme con las palabras? ¿Por qué no podía decirle lo que sentía, lo agradecido que estaba? ¿Por qué no tenía el don de la palabra justo como él? No entendía por qué abrir la boca se me hacía tan difícil.
Nos paramos cerca del abismo, pero no al punto de que llegara a ser peligroso.
"Fire on fire" se escuchó desde el auto de Yeonjun, a unos pasos detrás de nosotros, las puertas abiertas acentuaban el sonido limpio.
Bebí de mi champán en silencio mirando la espectacular vista, que por esa noche, Yeonjun me había regalado.
——¿Love shot? ——preguntó.
Yeonjun podía ser adorable.
Entre risitas, entrecruzamos brazos y tomamos todo el licor restante en nuestras copas de un solo sorbo.
Dulce, embriagante... Perfecto.
——Quédate quieto ——dijo de pronto.
Sin entender, lo hice.
Se posicionó detrás de mí, y sentí sus manos tomarme los brazos con ligereza.
——Cierra los ojos ——me susurró por detrás, Su cálido aliento dándole escalofríos a todo mi sensible cuerpo.
Obedecí, y expectante, los cerré.
Por un momento creí que saldría con sus bromas y me empujaría, haciéndome asustar por la altura. Pero cuando sentí algo helado y delgado contra la piel de mi cuello, abrí los ojos sin perder un segundo, y bajando la cabeza, descubrí su último regalo.
Un collar.
Mis dedos viajaron hacia el dije que tenía, lo acariciaron con encanto. Tan pesado y... Hermoso.
Un collar con una placa colgante, metálica y rectangular.
Esta tenía grabada algo, pero para mi mala suerte, no podía entenderlo, pues eran caracteres chinos.
"缘份" era exactamente lo que estaba grabado en ella.
La acaricié y me giré hacia él.
Yo lo veía a él y él veía la placa con amor, tristeza y hasta miedo. Era una expresión confusa de leer.
Su sonrisa tierna ladina decía una cosa, pero esos ojos que yo conocía a la perfección, decían otra.
Cada cosa que Yeonjun hacía, me volvía más loco. Cada detalle y cada mínima cosa.
Fui un hombre perdido y tonto que cayó en las redes del amor.
Quise llorar de nuevo, ¿por qué?
——¿Qué significa? ——le pregunté con la voz ya rota.
Solo entonces, me vió a los ojos, y vi como estos brillaron más. Pero no fue por la razón que yo creía.
——Significa "te amo".
Mi garganta escocía por retener el llanto que tenía acumulado. No entendía que diablos me pasaba. No tenía sentido que me sintiera triste, pero algo en todo aquello, me hacía querer llorar.
Solté un primer sollozo, mas no pude ver la cara sorprendida de Yeonjun, pues ya me había abalanzado a sus brazos.
——Yo también te amo, mi amor ——susurré en su cuello.
Sentí al cuerpo de Yeonjun tensarse, pero un segundo después, ya me estaba abrazando con la misma fuerza, sus manos sosteniendo mi espalda.
——E-Es la primera vez que me lo dices.
No.
No había forma.
Incrédulo, me separé de él sosteniéndolo de los hombros.
——No es cierto.
——Lo es ——Asintió viéndose igual de conmocionado que yo.
——Claro que no.
——Lo es, bebé. De verdad lo es.
Se veía tan feliz...
¿Cómo era posible que nunca lo haya hecho?
Jamás me había dado cuenta de que no había pronunciado esas palabras antes.
Y pensar que mi Junnie había esperado por ellas tan pacientemente, sin decir nada, tan solo esperando día tras día, con la inseguridad latente de mis sentimientos por él... Todo eso me hizo doler el corazón.
Cada vez los ojos de Yeonjun brillaban más.
——¿Estás llora-
——Shh... ——Me calló y no permitió que lo viera a la cara, pues acunó mi cabeza y me atrajo en un abrazo, casi asfixiándome en sus brazos ——. Te amo, Soobin.
Esas palabras tomaron un nuevo significado para mí.
Entendí su miedo, su alivio.
Yo me encargaría de que no volviera dudar.
También lo apreté en mis brazos, queriendo borrar cada inseguridad o temor, así como él lo hizo conmigo con el tiempo, día tras día, beso tras beso y palabra por palabra.
Yo me encargaría de curarlo de la misma forma.
——Yo te amo más, Junnie...
Estaba preocupado por Yeonjun.
Quiero decir, el alcohol y los cigarrillos tenían su gracia, pero Yeonjun abusaba a veces. Y no me gustaba verlo de esa forma.
Cuando subimos al techo de mi casa, estuve feliz. Toda esa felicidad se fue cuando vi como sacó de algún sitio cerca de su pantalón, una botella de whisky.
Mi sonrisa se borró y él se quedó mirando la ciudad. Había mucho viento esa tarde, y bueno, todas las tardes, porque a él le encantaba.
——Eso es de mi madre ——Me refería a la botella ——. ¿Cuándo sacaste eso?
——Ni lo notará ——me respondió sin molestarse en mirarme. Estaba claramente tenso e irritado. Lo podía notar en su voz y en la dureza de su expresión.
——¿Sigues nervioso? ——inferí acercándome ——Ya terminó todo, Junnie. Mi madre te adoró.
Y obviamente lo iba a hacer. Por favor, mi novio era el príncipe de la nación.
¿Qué señora no podría amarlo? Incluso recordaba a mi madre queriendo comprar una colonia desesperadamente solo porque él estaba promocionándola. Jesús...
——No sigo nervioso ——declaró y prosiguió a beber del pico como si muriera de sed, seguida una mueca.
Reí levemente y ya cuando estuve lo suficientemente cerca, lo abracé por la espalda apoyando mi barbilla en su hombro.
——Claro, y lo que estás tomando es suavecito, ¿no?
——Lo es.
——Amor, ya deja eso.
——Yo estoy bien, ¿sí? No tienes que cuidarme como si estuviera chiquito. ——Se removió un poco.
——Puedo sentirte tenso. No me mientas. Has estado así desde hace días que te dije que conocerías a mi mamá. Ella te amó, te ha adorado siempre, y te lo dije incluso cuando me caías de la patada. No veo el problema, Junnie.
——Es que no hay un problema, Soobin ——Sin hacer que rompa el abrazo, se giró poquito y me vio con burla ——. Tú estás viendo cosas donde no las hay.
——Ajá, sí, Yeonjun. Tú nunca me dices Soobin si es que estamos bien. ¿Entonces por qué no confías en tu lindo novio justo como tú me dices?
——Lo hago, amor, de verdad.
Pero dijo eso volviéndose a girar hacia delante, claramente no deseaba verme.
——¿Puedo decirte lo que creo sin que te enojes?
——No prometo nada. ——Bebió de nuevo, y lo solté, disconforme con su actitud huraña.
——¿Tienes miedo de un futuro conmigo?
Yeonjun estaba por tomar otro sorbo, pero mis palabras fueron como un botón de pausa, se giró hacia mí, esta vez más atento.
——¿Qué?
——Lo he pensado, lo he analizado mucho. Y... Llegué a esa conclusión ——inicié, tratando de no mostrar lo turbado que me tenía la idea ——. Siempre que te hablaba sobre mamá, conocerla, a mi familia... Tú te ponías extraño o cambiabas de tema creyendo que yo no lo notaría. Pero sí lo hice, y no solamente con eso: el otro día que te pregunté que haríamos cuando nos graduemos, tú volviste a cambiar de tema, y... Siempre lo has hecho, cada que te mencionaba viajes o planes a futuro. Entonces... ¿S-Soy alguien pasajero para ti?
La expresión agria de Yeonjun se quedó congelada en su rostro.
Yo estaba asustado. La verdad habían sido varias noches de insomnio creyendo que Yeonjun en algún momento se aburriría de esto que teníamos y me dejaría. Jamás me sentí lo suficientemente bueno para él, y esos pensamientos persistían cada vez que Yeonjun evitaba hablar de un futuro conmigo.
Porque yo había creado miles de escenarios en mi cabeza con él, pero... No era recíproco.
Y como era mi primera vez entregándole mi corazón a alguien, no sabía si estaba pidiendo o esperando demasiado.
Solamente podía cuestionarme.
——¿Qué? ¡No! ——Yeonjun ahora se veía molesto ——¿Cómo puedes pensar algo así? ¡Por supuesto que no te veo cómo alguien pasajero! ¿Qué cosas dices?
——Entonces, ¿por qué huyes a planear un futuro conmigo? N-Ni siquiera tiene que ser un plan como tal. Imaginarlo porque sí, e-es lindo. ——Tuve que bajar la cabeza porque no soporté su mirada compasiva.
Escuché sus pasos, luego el sonido de la botella contra alguna superficie y por último sentí sus manos en mis mejillas, obligándome a mirarlo.
——Me molesta muchísimo que después de todo, sigas pensando así.
——Lo siento...
Yeonjun negó con la cabeza y luego bufó, me soltó con delicadeza.
——Bien... ——Se volvió a alejar, girándose y tomando la botella de nuevo, dando un nuevo sorbo ——No me gusta hablar del futuro porque me parece estúpido. Solo eso.
——¿Estúpido?
——Sí, quiero decir. No sabemos si vaya a llegar ——Me miró a los ojos.
——Sí, pero e-
Dio otro sorbo más.
——Suficiente por hoy, deberíamos bajar. Hace frío.
——No, espera. No hemos terminado de hab-
Se puso ansioso, lo noté. Iba a tomar de nuevo, pero sorpresa, alguien se había tomado ya toda la botella.
——Mierda, necesito otra.
——Yeonjun...
——Solo una más. Ven, amor.
——Yeo-
Pero él ya había bajado, dejándome solo.
Sí hacía frío, porque había algo calando mis huesos, y de verdad quiero pensar que era el frío.
No volvimos a hablar del futuro.
Decidí vivir el presente justo como él me dijo, y la verdad, creo que hacerlo fue la mejor decisión.
El tiempo pasó literalmente volando. Es gracioso. Pero será más "gracioso" después, se los prometo.
Tan solo faltaban cuatro meses para que pudiéramos celebrar nuestro segundo aniversario.
Traigo a colación esta noche, porque sin duda alguna, es de mis favoritas.
Yeonjun me había arrastrado a uno de sus eventos/ fiestas de famositos donde conocí gente y la pasamos bien en general, bailando y charlando con varias personas. No obstante, nos fuimos relativamente temprano (antes de medianoche) porque Yeonjun quería hacer algo.
Yeonjun - ebrio - idea.
No podía salir nada bueno, pero no es como que yo haya estado en perfectas condiciones tampoco como para juzgar mejor la situación.
Mi confianza en Yeonjun podría ser valorada con un 150 sobre 100, para que se den cuenta de lo jodida que estaba la situación, pero sobre todo, yo.
Yeonjun balbuceaba, reía de todo y también caminaba con torpeza. Yo, por mi lado, estaba mareado. No había tomado demasiado, pero el alcohol y yo jamás fuimos buenos amigos, por ello traté de medirme, pero aún así terminé mal, mejor que Yeonjun, pero mal.
Como si fuera lo más normal del mundo, al salir, al parecer su auto ya estaba esperándonos afuera, Yeonjun le dio una dirección a su chófer, y este solo manejó en silencio hasta llegar.
Sí, así, sin preguntar o sin velar por la seguridad del príncipe de la nación, quien claramente, estaba en fatales condiciones.
Yo no noté nada por supuesto, estaba más ocupado viendo que mi novio no se sacara la mierda al bajar del auto.
Parpadeé y estábamos solos de nuevo.
Al frente de mis ojos había un local.
Pero no uno cualquiera, oh no, estamos hablando de Choi Yeonjun, señores.
Mi precioso novio (borracho) me había llevado a un estudio de tatuajes.
Yo podía estar borracho también, pero todavía pensaba con claridad, eso creo.
Yeonjun entró torpe, y no me quedo más opción que entrar con él.
El lugar me dejó fascinado: Luces neones, adornos extravagantes, las paredes fluorescentes...
Pude notar que era un bar/ estudio de tatuajes.
Era la primera vez que veía el lugar.
Me distraje un momento viendo a los brazos totalmente tatuados de un señor gordo con chaleco de cuero. Para cuándo volteé, Yeonjun ya estaba echado de panza en una clase de camilla negra, sin camisa.
Mis ojos se salieron de sus orbes naturales.
Una chica de cabello azul con varios piercings y tatuajes en la cara, se puso unos guantes negros mientras sostenía una cosa metálica gigante con una aguja en ella.
——Amigo ——Ella se dirigió hacia mí ——. Me dijo que quiere que su novio elija uno.
El alcohol había llegado a su punto máximo. Me sentía gracioso.
Me reí.
——¿Qué?
>
Muchas risas e imágenes borrosas y dispersas después, Yeonjun y yo posábamos sin camiseta frente a un espejo de cuerpo completo de dicho local.
De alguna forma, que en verdad no recuerdo exactamente cómo, yo terminé con el tatuaje de un sol pequeño en la espalda, cerca del hombro, y Yeonjun, exactamente en el mismo lugar tenía uno de un barquito.
Al parecer habíamos elegido uno para el otro y esa había sido la historia.
Ustedes no calculan el amor y la confianza que le debe tener una persona a alguien para que, de pensar que los tatuajes son abominables pasara a terminar haciéndose uno totalmente ebrio.
Yeonjun me había cambiado de tantas maneras... Que era aterrador.
De alguna forma ya no era Soobin.
De esa noche, recuerdo un par de cosas, como al señor panzón de brazos tatuados hacernos conversación.
Creo que fueron horas en el local, porque tanto como Yeonjun y yo, ya nos sentíamos y veíamos mejor, o por lo menos esa fue mi percepción.
Agradecimos, Yeonjun pagó. Y de manera menos caótica que cuando ingresamos, salimos del lugar.
Que justamente, estaba frente a una playa.
Yeonjun todavía era torpe al caminar, se balanceaba bastante, pero aún así me tomó la mano y cruzamos la calle. Gracias a Dios nadie nos atropelló al hacerlo.
Pisamos arena. La playa estaba vacía, todo estaba oscuro, pero gracias a la luna y a la poca iluminación que ofrecían los postes de luz a unos cuantos metros de nosotros, podía verse la transición de la arena a mar.
Me había quedado maravillado mirando al mar en frente, la manera en la que las olas rompían y creaban una bonita sinfonía con cada movimiento.
Yeonjun se me había adelantado, y tambaleándose corrió con dirección al mar.
Cuando ocupó mi campo de visión, toda esa tranquilidad que sentí al ver la bonita escena, se fue siendo remplazada por un gran susto.
——¡Y-Yeonjun, ni se te ocurra meterte!
Siguió avanzado. También me iba a echar a correr para detenerlo, pero resultaba que no tenía la intención de meterse.
Lo vi arrojar sus zapatos y medias como si fuera un frisbee a sus costados. Rió cuando casi se cae por hacer todo eso parado.
El sonido de su risa, fundido con el sonido de las olas... Lo pensé en ese mismo momento, y fui consciente de lo feliz que era, incluso en mi borrachera.
Con los pies descalzos y el pantalón de mezclilla remangado hasta la pantorrilla, Yeonjun empezó a caminar por la orilla, mojando sus pies, y sonriendo, de vez en cuando riendo mientras intentaba mantener el equilibrio. Yo, a unos metros de distancia, tan solo podía verlo fascinado.
——¡Binnie, ven!
Si no hubiera estado en estado ebriedad, primero, jamás hubiera aceptado o siquiera considerado el tatuaje, después, probablemente le hubiera dicho que ir a la playa en ese estado era una pésima idea, por lo que ni siquiera hubiéramos tocado arena, pero suponiendo que hubiéramos llegado de alguna forma u otra a la playa, tampoco hubiera permitido que se mojara por la hora, porque podía resfriarse, etc...
Bueno, claramente el Soobin divertido e irresponsable, no pensaba de la misma forma.
Así que, sin pensar dos carajos de las consecuencias de la noche, me reí, me quité las zapatillas y las medias, igual que él, tirándolas por ahí. Fui a hacerle compañía.
Cuando mi pie tocó el agua, chillé de frío.
——¡Está helada!
Yeonjun en vez de darme la razón, prefirió patear agua hacia mi dirección, jugando como si fuera un niño pequeño.
Me hubiera molestado si hubiese estado el Soobin normal.
Pero este se lo devolvió, recordándome a mi niñez, cuando yo hacía lo mismo con mis padres.
Huíamos del otro mientras intentábamos mojarnos más allá de los pies.
Yo fui el que paró el juego, porque por Yeonjun, nos hubiéramos metido a nadar con todo y ropa.
Tomándolo por sorpresa, lo cargué de espaldas a lo que él respondió removiéndose y gritando en mi hombro, pero no lo dejé ganar, como siempre.
Yo podía ser muy flaco, pero era fuerte, en lo que cabía.
Corrí con él en mis brazos hasta donde estaban nuestras zapatillas y, por la cuestionable estabilidad que tenía debido al alcohol, no pude depositarlo bonito en el suelo, sino más bien lo solté desde arriba, yo cayéndome encima de él.
Fue una caída desbaratosa, pero nadie salió herido. Yeonjun rió de nuevo y su risa era el sonido más contagioso para mí.
Me tomó por sorpresa que en vez de intentar levantarse para seguir creando caos, aprovechara la posición comprometedora en la habíamos terminado, para abrazarme
Ronroneó como un gatito y se apoyó en mí, luego supe que también su energía había sido drenada, pues cambió su posición, y pasó a echarse sobre mis piernas, usando a mis muslos como almohada, lo que me permito sentarme.
Lo vi removerse en mis piernas hasta que quedara cómodo, juntó sus manos y apoyó en estas su mejilla que ya descansaba en mi regazo.
Ya sentado, empecé a propiciarle caricias en la cabeza con una sonrisa estúpida en mi rostro, mimándolo como si de verdad fuese un gatito.
Mientras lo veía, no podía creer que fuera de verdad tan bonito, y... mío.
Yeonjun tenía sueño, estaba por caer dormido pues no había dicho nada desde que cerró los ojitos y se quedó estático sobre mis piernas. Su respiración era tranquila. Yo tan solo lo observaba sin pensar.
No sé cuántos minutos más pasaron o cuánto tiempo estuvimos así. Los dos solos en la playa, yo dándole caricias y apreciándolo mientras él dormía.
Solo estaba esa sensación de felicidad.
Hasta que no estuvo más.
¿Por qué me dolía el pecho de repente? ¿Por qué había un nudo en mi garganta?
¿Por qué estaba llorando?
Asustado y desconcertado, palpé mis mejillas y las sentí húmedas, recorrí el camino hasta mis ojos, y sentí a estos húmedos.
¿Por qué estaba llorando?
Se supone que me sentía feliz.
De pronto mi corazón dolió mucho y no entendí porqué.
Al parecer mi llanto fue ruidoso, porque Yeonjun se removió de costado, pero no abrió los ojos ni se levantó. En cambio, sentí una mano suya recorrer mi estómago, luego mi pecho y quedarse ahí arrugando toda la tela del pecho que podía. Para ese punto ya estaba llorando en serio, asustado y frustrado por no entender que pasaba con esta hipofrenia.
——Shh, yo sé, yo sé ——susurró escondiendo su rostro en mis muslos, y sin quitar su mano de mi pecho agregó: ——Está llorando.
No sabía que me pasaba.
——¿Q-Quién está llorando?
Apretó con más fuerza la tela que cubría mi pecho, pero no dijo nada.
Yeonjun levantó la cabeza y se enderezó perezosamente con una sonrisa floja, pero sincera. Podías ver la sinceridad en sus ojos brillantes.
——Ven aquí, cariño.
Y me abrazó.
Quizás era porque el alcohol sacaba mi lado sensible, porque yo jamás había llorado de ese modo, y mucho menos de la nada.
Llorar en sus brazos creo que lo hizo peor, porque ya no podía detenerme.
En un momento, la migraña volvió a atacar, pero Yeonjun contrarrestó el dolor adicional, apegando nuestras frentes juntas y susurrándome con los ojos cerrados:
——No voy a renunciar a ti, Soobin. No lo haré.
Cuando desperté la mañana siguiente, estaba en la cama de Yeonjun. Él estaba a un costado, mirándome.
Con cansancio, me senté y froté mis ojos para despertar.
——Buenos días ——saludé sonriente con la voz adormitada.
——Buenas amor ——Se acercó a mí y me dio un pico ——, ¿dormiste bien?
——Sí... ——Me estiré un poco ——¿Cómo llegamos?
La verdad no recordaba nada más aparte de lo que les conté.
——No recuerdo ——rió ——. Pero es un alivio que llegáramos bien.
Asentí.
Luego recordé lo que había pasado la noche anterior.
Pensé que tenía que ser una broma.
——¿Qué pasa? ——cuestionó cuando vio mi cara asustada.
Corriendo casi, me paré y fui hasta el espejo de cuerpo completo que estaba a un costado de su cama. Me saqué el polo con el objetivo de comprobar si de verdad había sucedido.
Y sí, carajo, había un sol.
——¿Por qué esa cara? ——rió ——Buena elección, ¿no?
——¡Eso fue muy irresponsable! ——me quejé, pero bueno, no podía hacer nada ya.
——¡Pero es bonito!
——N-Nunca me gustaron los tatuajes... Es que... Yo... Ah, joder ——me rendí.
——Ayer te veías muy feliz.
——El alcohol hace maravillas.
——No me vengas a decir que no te divertiste, mentiroso.
Resoplé, enfadado conmigo mismo.
——Sí me divertí, pero, ¿sabes los problemas de salud que puede traer tatuarse sin haber consultado a un médico antes?
——Creo que ya no donas san-
——¡Es peligroso!
——Ay, ya cariño, don aburrido ——Se levantó y me siguió, ya detrás de mí, besó mi hombro haciéndome sentir más tranquilo ——. Iremos luego para que te quedes tranquilo, ¿de acuerdo? Ahora alístate para ir a la universidad.
¿Era lunes? Dios, estaba tan perdido en el tiempo.
>
Cuando llegamos al establecimiento, compramos dos cafés en la entrada antes de entrar a nuestro salón.
Tuve un deja vu.
Desde la ventana, por fuera del salón, podía ver a Heejin esperándome, sentada en mi sitio.
Sonreí porque no venía desde hace mucho tiempo, y extrañaba su presencia. Ella estaba jugando con un mechón de sus cabellos castaños.
——Por supuesto que tenías que estar pensando en esa perra.
——¿Q-Qué?
Nota:
Hay varias cosas que no cuadran, ¿lo notaron?
Para este punto no es secreto que algo está pasando.
¿Vieron la portada que me hizo mi bebé?
Es una pista.
Tengan linda semana ❤️
.
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