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IX

Agradecería mucho si en los comentarios me avisarais si hay algún error o algo mal escrito, ya que estoy utilizando una aplicación para reemplazar palabras para no copiar todo xD. Gracias.

*****

―¿Cuáles son las garantías mínimas?

Song Qian, a su lado, se recostó en la silla mientras acomodaba sus lentes en su rostro, moviendo un lápiz en su mano sobre la carpeta en tanto el Presidente del Gobierno chino, Ang Lee, arrugaba el ceño con molestia.

―¿Se tomó al menos la molestia de leer nuestro Petitorio? ―preguntó Song con burla en su voz.

El Presidente apretó sus labios, mirando al resto de su Gabinete reunido en la mesa, tensos e incómodos en el lugar.

―Las garantías mínimas ―repitió dirigiendo sus ojos a Lucas.

Lucas ladeó la cabeza.

―Señor Presidente ―dijo Jackson con voz suave―, la líder es Song Qian, no Lucas Wong, así que es a ella a quién debe dirigirse.

Ang Lee soltó un ruido de desprecio.

―No hablaré con omegas rebeldes y provocadores, así que no te dirijas a mí, maldita puta ―espetó el Presidente.

La ofensa no lo inmutó: no era lo peor que le habían dicho los alfas en su vida.

Perra. Zorra. Chupapollas. Puta. Siempre necesitado de una polla en su sucio agujero. Animal que sólo sirve para follar. Agujero útil sólo para satisfacer a un alfa.

Lucas soltó un gruñido de advertencia.

―Si lo vuelve a ofender, daremos esto por terminado ―espetó Lucas furioso.

Antes de que Ang pudiera decir algo, Song se le adelantó:

―Inmunidad para todos los alfas, betas y omegas que pertenecen al movimiento ―dijo con tono duro―. Libertad inmediata para los presos políticos, y betas y omegas condenados por defensa contra el ataque de un alfa, comenzando por Mark Wong, esposo de Lucas.

―Concedido y concedido ―cedió Ang furioso.

―No he terminado ―gruñó Song―. Al menos la mitad de su Ministerio tendrá que ser reemplazado por betas y omegas. La Cámara de Diputados y Senadores tendrá que poseer al menos la mitad de escaños para betas y omegas al igual que la presencia de betas y omegas en juicios.

―¡¿Qué?! ―el presidente enrojeció por la rabia―. ¡Están locos!

―Betas y omegas tendrán la misma libertad para poder acceder a los trabajos que deseen y estudiar las carreras que quieran sin distinción de su raza ―la voz de Song se iba tornando más y más exigente―. Voto para los omegas. Eliminación de escuelas sólo para omegas, betas y alfas. Eliminar del currículum escolar la clase de Principios Básicos para el Omega.

―¡Es inaceptable! ―gritó Ang.

―Y, por último, un proyecto de ley que apoye al omega marcado a la fuerza, violado y maltratado por un alfa, otorgándole los derechos y recursos para alejarse de su agresor y violador si así lo desea además de protección en caso de emergencia ―Song sonrió―. Esos son nuestros pisos mínimos, Presidente Ang.

Jackson admiraba como Song podía mantenerse tranquila, impasible e incluso indiferente cuando la sala estaba llena de alfas enfurecidos por sus palabras. Costaba todo su esfuerzo, al menos para él, no encogerse y buscar algún lugar donde esconderse de toda esa ira.

Lucas percibió su nerviosismo, porque le tomó la mano por debajo de la mesa a pesar de que su relación estuviera rota y destrozada.

―Podría ordenar asesinarlos con sólo una palabra ―espetó el Presidente enfurecido―. Podría simplemente imponerme ante ustedes dos, malditas zorras engreídas, y hacer que se arrodillen ante mí pidiendo perdón para luego hacer que todos aquí se las follen por su insolencia.

Un murmullo colectivo en señal de aprobación recorrió a los Ministros.

Song sonrió fríamente.

―Puede hacerlo ―concedió Song poniéndose de pie―, pero mis órdenes son que si mis omegas no reciben un mensaje cada diez minutos, pueden volar todo el edificio con ustedes incluidos ―Jackson le imitó, seguido de Lucas―. Los dejaremos para que discutan su posición.

La puerta se cerró detrás de Lucas, y Jackson, sólo entonces, pudo soltar el aire que estuvo conteniendo. Song lo miró, suavizando su expresión, para luego acercarse dándole un abrazo dulce y materno.

Song era dura, imponente y hermosa, sin embargo, a Jackson realmente le gustaba ser abrazado por ella porque se sentía, muchas veces, como si fuera una mamá para él. Jackson no podía relacionarlo porque nunca tuvo una figura materna en su vida, nunca nadie se preocupó por él cuando era sólo un niño, pero imaginaba que la sensación debía ser parecida.

―Lo hiciste bien, Wang Puppy ―le murmuró Song.

―No hice nada ―dijo Jackson en voz baja.

―Estuviste a mi lado ―Song levantó su rostro, sonriéndole―, eso ya es demasiado.

Cerró sus ojos un momento cuando le besó en la frente, suspirando.

―Fue mejor de lo que esperaba ―comentó Lucas―, creí que Ang se negaría a dejarte hablar.

Song se encogió de hombros, tranquila.

―No aceptarán, esto es sólo diplomacia barata ―contestó despectivamente―. Estos bastardos jamás aceptarán a menos que les esté apuntando con una pistola en la cabeza.

―Tal vez eso tienes que hacer ―sugirió Jackson―, me gustaría ver sus caras.

Song soltó una risa, encantada, mientras Lucas negaba con la cabeza aunque sonreía con diversión.

Sin embargo, cuando la puerta de la sala volvió a abrirse, sus expresiones se pusieron serias otra vez, y Jackson volvió a suspirar en su interior, preparándose para lo que iba a venir.
















*****

MinHo abrió sus ojos de golpe, aturdido, desorientado.

Había soñado otra vez con mamá.

—No llores, mi amor, por favor. Prometo que volveré por ti, lo juro, MinHonnie, pero tienes que quedarte un tiempo con papá, y cuando regrese, bebé... Te juro que iremos a comer todo el helado que quieras y te compraré todos los peluches del mundo, pero tienes que portarte bien.

Todo el helado que quisiera. Eso sonaba bien.

Cubrió su mano con su boca, ahogando el repentino sollozo que quiso escapar de sus labios, y se enderezó, notando entonces que el avión estaba descendiendo.

Descendiendo en China.

Su estómago se contrajo por la ansiedad, volteándose para observar a su padre dormir como una roca. Adelante suyo, HyunJin roncaba con la boca abierta mientras JeongIn jugaba con su consola portátil.

Antes de poder decir algo, la voz del piloto resonó en la cabina, diciendo que aterrizarían en diez minutos y que apagaran sus teléfonos móviles. Pudo escuchar como HyunJin se atragantaba con su saliva al ser despertado repentinamente, y sonrió por la diversión.

—Eres un idiota —murmuró JeongIn mientras HyunJin bebía agua—, siempre te atragantas, algún día morirás por eso, ¿lo sabes? Por supuesto que lo sabes, tonto, te lo he dicho miles de veces y aun así...

—Yo también te quiero, bebé —farfulló HyunJin.

Antes de seguir escuchando esa tonta pelea que la pareja estaba teniendo, observó cómo su papá le tendía un pañuelo, amodorrado, pero sin decir cosa alguna.

MinHo le miró con agradecimiento, quitando el rastro de lágrimas de su rostro, tomando aire mientras el avión aterrizaba y JeongIn seguía regañando a HyunJin.

Veinte minutos después estaban en tierra firme, arrastrando las maletas detrás suyo, abriéndose paso entre la multitud de personas. JaeBum, por supuesto, iba adelante pues era el que más se manejaba en chino y se encargaría de guiarlos por la ciudad.

Subieron a un taxi en silencio.

—Pedí sólo un cuarto para cuatro personas —dijo JaeBum desde el asiento delantero—, pensé primero en pedir dos cuartos, pero luego pensé que no quiero ver a ningún mocoso desnudo o follando por ahí, así que se aguantan.

JeongIn enrojeció, HyunJin tosió y MinHo quería hundirse en su asiento.

—Sí, tío amargado —murmuró JeongIn.

MinHo soltó una risa baja, girando su cabeza para comenzar a mirar por la ventana, sus ojos observando las calles vacías de Pekín, y tragó saliva cuando recordó la situación que estaba viviendo el país. Si ellos lograron entrar sin problema fue porque JaeBum movió sus contactos, aludiendo a que era un viaje de negocios, porque en cualquier otra situación, entrar habría sido mucho más difícil, por no decir imposible.

En especial ahora que el conflicto entre omegas, betas y alfas era tan visible e imposible de detener.

Se hundió en su asiento, pensando en que su mamá estaba metido en todo eso y que era, prácticamente, una especie de fugitivo de la ley por lo que encontrarlo no sería algo fácil.

El taxi se detuvo fuera de un hotel por lo que no tardaron en bajarse, su estómago gruñendo por el hambre, pero a MinHo eso poco le interesaba porque estaba más impaciente por comenzar a buscar a Jackson. Una vieja dirección estaba guardada en su bolsillo, una que le había enviado su mamá meses atrás cuando en una de sus muchas cartas le sugirió si quería ir a verlo, y se cruzó de brazos mientras su papá los registraba en el hotel.

HyunJin le sonrió, apoyando las manos en sus hombros para tratar de tranquilizarlo, y MinHo mordió su labio inferior.

JaeBum volvió, llevando la llave de la habitación, y subieron al ascensor.

—Dejaremos las maletas e iremos a comer algo —dijo su papá con tranquilidad—, veré qué logro averiguar.

MinHo le miró.

—No —contestó impaciente—, vamos enseguida, no quiero seguir esperando.

HyunJin y JeongIn se miraron, retrocediendo unos pasos en silencio.

El mayor miró a MinHo con una expresión en blanco.

—Dije que iremos a comer, MinHo —gruñó—, y luego yo me dedicaré a averiguar algunas cosas mientras ustedes tres vuelven acá a descansar.

Las puertas del ascensor se abrieron.

—¡No, no haremos eso! —dijo enfurecido MinHo—. ¡No puedes dejarme fuera de esto!

—Puedo, y lo haré —le espetó JaeBum—. Mierda, MinHo, entiendo que estés impaciente, pero Jackson es un rostro visible de este movimiento y encontrarlo no será fácil, ¿pretendes acaso que vayamos preguntando persona por persona si lo han visto?

—¡Si es necesario sí! —su padre soltó un bufido, abriendo la puerta de la habitación, caminando sin detenerse—. ¡Estás haciendo tiempo, eso es!

JeongIn y HyunJin se escabulleron al baño, sin querer quedar entremedio de la discusión.

JaeBum se giró lentamente, mirando a MinHo con ojos brillando por la rabia.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó tratando de conservar la calma.

MinHo hizo una mueca.

—Qué estás haciendo tiempo porque no quieres encontrarte con mamá —le dijo enfurecido—. ¿Creías que no iba a notarlo? ¡Tienes miedo! ¡Estás aterrado de encontrarte con mamá!

—Estás hablando estupideces —murmuró JaeBum.

—¡Deja de tratarme como un niño!

—¡Entonces deja de comportarte como uno!

—¡El único que se está comportando como un niño eres tú, papá! —MinHo dio un paso, cruzándose en su camino, y JaeBum le miró con una mirada rabiosa—. Deja de evitarlo, deja de huir y enfréntate a mamá de una vez, ¡lo único que estás haciendo es atrasarlo porque tienes miedo de... de...!

—¿De qué, MinHo? —gruñó JaeBum alejándose, caminando hacia la puerta.

—¡De que él ya no te quiera y esté con otro!

JaeBum se quedó quieto, su mano en el pomo de la puerta, y por un instante MinHo temió haberse pasado, haber dicho demasiado, pero ya era tarde para arrepentirse.

Su papá lo miró por sobre su hombro, su rostro en blanco.

—Te quedarás aquí con los otros mocosos, volveré cuando sepa algo —escupió JaeBum saliendo, cerrando con un portazo.

MinHo lanzó el florero más cercano contra la puerta recién cerrada, soltando un grito de molestia para luego apretar los puños, volteándose hacia las maletas y pateándolas de paso. Maldijo en voz baja, furioso, pero antes de poder golpear la pared, sintió un tirón en su hombro.

—Basta —espetó HyunJin—, asustas a JeongIn.

Tiró de su hombro, soltándose.

—¡No me importa! —le dijo observándolo.

HyunJin le devolvió la mirada, sin inmutarse ante su molestia, para luego volver a agarrarlo, empujándolo hacia una habitación. MinHo trató de resistirse, gruñendo, pero el mayor contestó de la misma forma, para después ser empujado contra la pared, HyunJin acercando su rostro.

—Cálmate —ordenó HyunJin con voz grave.

—¡¿Cómo quieres que lo haga?! —gritó MinHo—. ¡Mamá está ahí y no puedo ir a buscarlo porque al idiota de mi padre se le antojó!

—¡Qué te calmes, MinHo! —insistió HyunJin—. ¡Sabes que JeongIn es un omega y se asusta con los gritos!

—¡Me importa una mierda! —espetó MinHo—. ¡Si quiere que me calme, que traiga su jodido culo para acá!

No pudo decir otra cosa porque entonces HyunJin le cruzó el rostro con una bofetada.

Picor recorrió su mejilla, ardiendo, y sus ojos se movieron hasta chocar con la enojada mirada de HyunJin. Reparó, entonces, en sus palabras, y agudizó el oído, oyendo los sollozos asustados de JeongIn provenientes del baño.

Mordió su labio inferior.

—Yo...

—¿Tú qué? —murmuró HyunJin—. ¿No fue también la rabia y la ira lo que arruinó la relación de tus padres?

Enmudeció para luego bajar la vista, avergonzado.

La puerta del cuarto abrió y JeongIn entró con ojos lagrimosos caminando, titubeante, hacia la cama, subiéndose a ella y poniéndose en cuatro, boca abajo.

—Si lo harás, hazlo rápido —lloró JeongIn.

HyunJin miró a MinHo, impasible.

—Lo siento —dijo MinHo con la voz temblando—. JeongInie, lo siento. No quise... No quise ofenderte, de verdad —JeongIn se acurrucó contra la almohada, desplomándose como peso muerto—. HyunJin, no quise... —su garganta ardió—. Gracias por golpearme.

HyunJin lo agarró de las mejillas, levantando su rostro, inclinándose y dándole un beso en los labios, gruñendo en señal de afirmación. MinHo trató de seguirle el beso como pudo, de forma torpe y algo dulce, jadeando cuando el aire se acabó.

—¿Estás más calmado? —preguntó HyunJin separándose unos centímetros.

Asintió, abrazándolo por la cintura, enterrando su rostro en su pecho, y agradeció que HyunJin se quedara allí acariciándole el cabello, sin moverse, sólo sosteniéndolo.

—Soy un desastre —murmuró MinHo contra la ropa de HyunJin, olisqueando su olor envolvente y fuerte.

—No —HyunJin le besó la frente—, puedo entender que quieras encontrar a tío Hobi pronto, MinHo, es comprensible todo eso —suspiró, llamando su atención—. Mira, tío JaeBum dijo que saliéramos, ¿cierto? Pero ¿cuándo le hemos hecho caso?

—¿Nunca? —titubeó MinHo, quién siempre había obedecido a su papá en cualquier orden que daba.

HyunJin sonrió.

—Bueno, si te soy sincero... —el mayor se inclinó, frotando su nariz con la suya—, cuando eras un bebé, sólo le hacías caso a tío Hobi. Eras muy malcriado... y lo sigues siendo —los ojos de HyunJin brillaron—. Tal vez debería castigarte por eso.

Una ola de excitación recorrió su espina dorsal, sin embargo, se obligó a concentrarse en cualquier otra cosa menos en las imágenes que invadieron su cabeza, y recordó el papel en su bolsillo, una vieja carta que mamá le había enviado cuando cumplió catorce años, preguntándole si le gustaría visitarlo, si quería viajar a China para verlo.

No es obligación que vengas, MinMin, pero me encantaría verte aquí uno de estos días. ¿Por qué no vienes a verme en verano? Puedes quedarte todo el tiempo que desees, y aunque fueran sólo dos días, yo sería feliz con eso.

No respondas, ¡amaría verte de sorpresa! Me imagino llegando del trabajo, cansado y agotado, mientras tú me esperas sentado fuera del departamento. Sólo de pensarlo me pongo a sonreír, mi vida.

¿Te parece? Voy a dejarte mi dirección anotada al final, entonces, para que puedas sorprenderme si decides venir.

Y, al final, como lo había prometido, Jackson anotó su dirección.

Se había olvidado de decírselo a su papá, demasiado enojado y molesto por su actitud, pero ahora, si él insistía en tomarse su tiempo, tal vez MinHo debía tomar al toro por las astas y hacerlo a su manera.

Ya luego le pediría disculpas a papá.

Sonrió, tomando a HyunJin por el rostro, poniéndose de puntillas para darle otro beso en los labios dejándolo sorprendido.

—Tú, querido Jinnie, eres un poco adorable, ¿lo sabes? —le dijo antes de otro pico en su boca.

HyunJin parpadeó, su cara tornándose roja.

—Eso es lo que dicen las abuelitas antes de pellizcarme las mejillas —farfulló sonriendo.

MinHo enarcó una ceja.

—¿Qué mejillas? —ronroneó, deslizando ahora sus manos por el trasero de HyunJin dándole un apretón, causando que se sorprendiera y comenzara a reír.

—¿Por qué se dan amor entre ustedes y me dejan olvidado? —gimoteó JeongIn desde la cama.

Los dos alfas se voltearon, mirando al omega acurrucado contra el cojín, y MinHo soltó a HyunJin sintiéndose ligeramente culpable para después caminar hacia JeongIn, subiéndose sobre la cama y el cuerpo del omega.

JeongIn le miró, titubeante, y MinHo comenzó a dejarle el rostro lleno de besos, sus manos deslizándose por la cintura de JeongIn para hacerle cosquillas, sintiéndose mejor al ver la sonrisa enorme que decoró el rostro del omega producto de sus dedos acariciando su piel.

—Nunca pienses que tienes que someterte a mí —le dijo mirándolo a los ojos—, porque tú y yo somos iguales, JeongInnie.

JeongIn le devolvió la mirada, sus labios temblando, para luego asentir.

MinHo se inclinó, indeciso, pero JeongIn decidió dar el primer paso al elevar su rostro para darle un beso en la boca, sus labios suaves titubeando un segundo.

El alfa, sin embargo, lo tomó como su oportunidad para devorarle la boca con un gruñido bajo, causando que JeongIn gimiera, y se obligó a separarse para no terminar hecho un desastre.

Se puso de pie, observando de HyunJin a JeongIn para finalmente sonreír.

—Vamos —dijo, sintiéndose aliviado al ver las miradas determinadas de los otros dos chicos, porque sentía que podía llegar al fin del mundo si JeongIn y HyunJin estaban a su lado.















*****

Jackson apoyó su frente en la ventana del auto, suspirando relajado cuando dejaron atrás el Congreso donde se había llevado a cabo la reunión, y sintió la mirada de Lucas puesta en él. No le importó un poco: ahora estaba rodeado de gente en la que confiaba, sabiendo que no le harían daño alguno.

—Supongo que rechazaron los pisos mínimos —dijo Zhāng YìXìng, el beta designado como conductor, con una sonrisa irónica.

Song hizo un ruido de desprecio.

—La inmunidad y la libertad para los presos políticos no fue problema alguno —dijo Song amarrando su cabello—. Aceptó ceder un tercio de los escaños políticos a betas y omegas, pero ¿qué hacemos con eso? Seguirán siendo minoría en el Congreso. Aceptaron el voto para omegas, pero sólo para mayores de veintiún años, y sobre el proyecto de ley... —soltó un bufido—, dijo que lo iban a plantear, pero la comisión estaría dirigida por él, y eso... ¿cómo pretenden crear una ley en beneficio para los omegas si sólo alfas lo van a discutir?

—Eh, pero fue mejor de lo que pensábamos —dijo Lucas frotando su frente—, creí que se negarían a todo.

—Ang Lee es un dolor en el culo —se quejó Jackson—, sólo piensa en conservar su posición, todo lo demás le vale una mierda.

—Lenguaje, Jiaer —regañó Song como una madre.

Jackson hizo un puchero, suavizando su expresión.

—¿Podemos pasar a mi departamento? —pidió con tono dulce—. Necesito buscar algo de ropa, prometo no tardar más de cinco minutos.

Song lo miró por el espejo retrovisor, impasible, mientras YìXìng doblaba en una esquina.

—Si ocurre algo, recuerda que te dejaremos atrás —contestó Song tranquilamente.

Jackson asintió sin inmutarse porque sabía que, a veces, era necesario hacer sacrificios para poder lograr un objetivo mayor que beneficiara a todo el mundo.

Minutos después se detuvieron fuera de su edificio, pero antes de bajarse, el celular de Song comenzó a sonar.

La omega lo puso en altavoz.

—CaoLu —saludó Song.

—Tengo una buena y una mala noticia —dijo CaoLu con tono casual—, ¿cuál desean oír primero?

—La mala —suspiró Lucas.

—Los hombres de Ang los están siguiendo, así que métanse ahora en la intersección principal, estoy enviando otro vehículo para despistarlos pero tienen que moverse ya mismo —dijo CaoLu con aquel tono que no admitía réplica alguna.

Song maldijo en voz baja mientras Jackson volvía a hacer un puchero.

—Pero necesitaba ropa —se quejó, aunque sabía que no iría a buscarla porque la seguridad era lo primero.

—Iré yo más tarde por ella, Jiaer —contestó CaoLu riéndose—. Ahora, la buena noticia... Están detenidos, ¿no es así? No quiero que choquen por la impresión... Aunque supongo que Lucas no está conduciendo, ¿eh? La última vez casi chocamos contra un basurero–

—Lulu, concéntrate.

—¡Oh, cierto! —CaoLu se rió—. Bueno, Song, todo fue un éxito como habías previsto. El mundo entero estaba con los ojos puestos sobre la primera negociación, así que entrar fue fácil.

—¿De qué está hablando? —preguntó Lucas confundido.

Song se giró, sentada adelante, mirando a Lucas directamente a los ojos.

—De la extracción —dijo Song—. El otro día nos acusaste de haber olvidado a Mark, Lucas, así que ahora tienes la prueba de que no es así —Song sonrió con dulzura—. Le ordené a CaoLu para interrumpir en la cárcel de omegas y sacar de allí a los presos políticos y a los condenados por ataques alfas.

—¿Tú... qué...? —farfulló Jackson sorprendido mientras Lucas se atoraba con su saliva, incrédulo.

—Vámonos —murmuró Lucas, mirando a YìXìng con necesidad—. ¡Vámonos, por favor!

Song le hizo un gesto al beta para que acelerara, que obedeció segundos después con una mirada de firmeza.

—Mark ahora está siendo curado, Lucas, y está sano, lo prometo, él sólo quiere ver a JunHui —dijo CaoLu antes de cortar la llamada.

Lucas balbuceó unas palabras más, asintiendo, y Jackson le tomó la mano con una sonrisa, aunque una parte suya, esa parte horrible, que no mostraba ante nadie, esa parte podrida y destrozada, le murmuraba que JunHui y Lucas ya no lo necesitaban.

Que, otra vez, había vuelto a quedar solo y sin nadie que realmente le necesitara.
















*****

MinHo bajó del taxi a tropezones, mirando la dirección anotada en el papel, escuchando a HyunJin agradeciendo al taxista en un torpe chino que aprendió sin muchas ganas en el colegio, para luego mirar la entrada del edificio. La calle estaba algo vacía, comprensible por la situación del país, y miró de reojo a JeongIn que le tomó la mano para impedirle salir corriendo.

Miró su celular, titubeando si enviarle algún mensaje a JaeBum para avisarle dónde estaban, para luego sacudir su cabeza.

—Vamos —le dijo a JeongIn y HyunJin, éste último detrás de él con una expresión dulce.

Entraron al edificio, notando enseguida que no había ningún conserje detrás del mesón principal, pero lo agradecieron en el fondo porque preferían ahorrarse las explicaciones. La construcción se encontraba dentro de un término medio: ni demasiado lujosa ni tristemente pobre. Contaba con siete pisos, pero el departamento de Jackson era el 305, así que decidieron subir a pie.

Notaron también, cuando estuvieron en el segundo piso, que muchos departamentos estaban abandonados gracias a las puertas abiertas o destrozadas, y tragaron saliva, nerviosos.

No fue ninguna sorpresa ver que el departamento que su mamá había marcado como el suyo tenía la puerta rota, colgando sólo de una bisagra, así que MinHo mordió su labio inferior cuando entró seguido de HyunJin y Innie.

Percibió, a primera vista, que era pequeño: el comedor estaba unido a una cocina americana y un pasillo con tres puertas, adivinando que dos de ellas debían ser cuartos y la tercera el baño. Por otro lado, no estaba ordenado, notando que la policía estuvo allí por todo el desorden existente en el lugar; los cojines se hallaban esparcidos por el suelo junto con los libros, el suelo de la cocina estaba repleto de ollas y paños, las sillas estaban volteadas y los cajones destrozados.

Cuando entró, sin embargo, se quedó quieto.

Un olor familiar llegó a su nariz, un olor que reconoció pero había desaparecido de su mente.

Sus pies se movieron automáticamente, ignorando el susurro de HyunJin, y abrió la puerta del fondo del pasillo, entrando a un cuarto con el mismo aspecto del comedor en cuanto a orden. Sus ojos se movieron, posándose en una cama de dos plazas, y un gimoteo bajo escapó de sus labios, sin dudar en trepar sobre las sábanas para enterrar su rostro en la almohada.

Mamá, mamá, mamá..., murmuró su instinto, el olor suave, como pino y césped, inundando sus fosas nasales, su lado alfa gruñendo con felicidad al reconocer el toque.

La felicidad fue efímera: distinguió otro olor en la almohada del lado, y el resultado no le gustó demasiado.

Alfa.

Gruñó, furioso con esa inexistente presencia para alejar la almohada de Jackson, abrazándola contra su pecho mientras dejaba que el olor lo envolviera, como si esa simple cosa pudiera protegerlo de todo lo malo en el mundo.

Adivinó que, tal vez, cuando Jackson lo tenía en sus brazos, sí se sentía protegido del resto de las personas.

—MinHo, no llores.

Levantó la vista, chocando con el rostro preocupado de HyunJin, para volver a enterrar su cara en la almohada, limpiando de paso las lágrimas que no sintió caer.

—Estoy bien —dijo en voz baja—, me siento feliz.

Se puso de pie, comenzando a buscar superficialmente algo que llamara su atención, notando entonces una pequeña cosa que le hizo sentir miserable y triste: no había ninguna foto en el cuarto, no había algún artículo personal o algún objeto con significado allí. En sí, el cuarto era bastante frío y vacío, con la cama en el centro, dos veladores, dos armarios y un escritorio frente a la ventana. Cuando lo veía, no notaba la presencia de Jackson en él, no notaba que fuera un hogar.

—¿MinHo? —llamó JeongIn desde otro cuarto.

MinHo salió, entrando por la puerta de la derecha, y volvió a quedarse quieto, su boca abierta por la impresión.

Un cuarto de bebé.

¿Qué demonios...?

A diferencia del cuarto principal, esta habitación estaba pintada de un bonito color celeste cielo, con nubes blancas decorando cada tanto, una cuna blanca en una esquina y muchos peluches y juguetes por todos lados.

Su alfa gruñó otra vez cuando sintió el olor a bebé en el lugar, en la cuna, en los juguetes, en la ropa dentro de la cómoda, imaginando algo horrible, algo que dio vuelta su estómago.

¿Acaso Jackson había tenido otro bebé, con otro alfa?

Sus ojos observaron los dibujos pegados en la pared; un perrito sacando la lengua, un sol sonriente, una noche estrellada...

Y sobre la mesita pequeña, un dibujo a medio hacer, penosamente abandonado: unos columpios, un tobogán, y un niño en el centro, siendo llevado de la mano por una persona llamada PAPÁ y otra persona llamada MAMÁ, de cabello rojizo, como el cabello de Jackson.

Ira ardió en su interior porque Jackson nunca le habló de otro bebé en sus cartas, de otro alfa en todo lo que le enviaba.

—Hey, MinHo, no saques conclusiones —dijo JeongIn.

—¿Conclusiones? —murmuró con amargura—. ¿Qué puedo pensar con esto?

JeongIn abrió su boca para decir algo, sin embargo, enmudeció de pronto, girándose de golpe con una expresión de sorpresa.

MinHo escuchó una voz femenina hablando en chino.

Se obligó a tratar de entenderle, recordando cuando debía tomar clase de idiomas para poder manejar mejor la empresa.

—Sólo estamos... mirando —contestó HyunJin desde el pasillo con torpeza.

—¿Son ustedes dos? —preguntó la mujer con tono helado—. Al comedor, ahora.

JeongIn salió y MinHo se pegó a la pared detrás de la puerta para no ser visto, respirando aceleradamente. Agradeció que el aroma de HyunJin fuera lo bastante fuerte como para cubrir el suyo además de que feromonas nerviosas que soltaba JeongIn inundaron el aire también.

Se obligó a prestar más atención.

—¿Omega? —el tono de la mujer se volvió más amable—. ¿Estás aquí por obligación?

—No entiende —contestó HyunJin tragando saliva—. Es mi omega. No lo obligo.

MinHo asomó su rostro por la puerta, notando a la mujer omega de espaldas, delgada y bajita, su cabello tomado en una coleta desordenada.

Sus pelos se erizaron cuando observó el arma que sostenía, apuntando a HyunJin.

Se obligó a controlar su respiración.

—¿Qué están haciendo aquí? ¿Son espías del gobierno? —insistió la mujer con tono serio.

—No, no —JeongIn se apegó más a HyunJin, asustado, mientras el mayor trataba de explicarse—. Sólo... sólo...

MinHo se movió, empujando a la mujer a un lado, escuchando su grito de sorpresa, y HyunJin se movió empujando a JeongIn al suelo. MinHo forcejeó con la omega hasta que logró quitarle la pistola, retrocediendo cuando la mujer se enderezó, y se obligó a decir algo para calmar el ambiente tenso.

—Jackson. Buscó a Jackson —la mujer le miró sin entender—. Jackson. Lo estoy buscando.

Los labios de la omega se fruncieron en señal de no entender.

—No lo conozco.

MinHo pensó primero en decirle que no bromeara con él, porque esa era la casa de Jackson, sin embargo, un breve pensamiento cruzó su mente.

—Jiaer. Wang Jiaer, lo estoy buscando. Sé que lo conoces.

Comprensión lleno el rostro de CaoLu, pero le siguió mirando con desconfianza.

—Todo el mundo conoce a Jiaer.

MinHo apretó sus labios e hizo algo que nunca había hecho antes.

—¿Conoces a Jiaer, omega?

CaoLu se tensó ante el tono alfa que usó MinHo, y el alfa sintió como una sensación de poder grotesco recorrió su cuerpo, como si fuera mucho más grande que la omega frente a él, como si pudiera manejarla a su antojo.

—Sí —respondió CaoLu con tono monótono aunque ira iluminó sus ojos.

Tensó su mandíbula.

—Llévame con él.

La omega volvió a tensarse.

—MinHo —llamó su atención HyunJin—, ¿qué estás haciendo?

MinHo se volteó, mirando al alfa.

—Busco a Jackson —contestó con voz dura.

—No Jackson, es mamá —corrigió JeongIn arrugando el ceño—. ¿Qué estás pensando? ¡No puedes...! —el omega miró a la mujer, asustado—. ¡La estás obligando!

—¿Crees que esto me gusta? —preguntó MinHo con una mirada sombría—. Odio esto, pero haré lo necesario para encontrar a Jackson.

—Avísale a tío JaeBum —dijo HyunJin—. Dile que venga, no podemos ir nosotros...

—¡No! —MinHo los miró, rabiando—. Papá se enfurecerá si sabe y... y... —miró a CaoLu, que le observaba inexpresivamente—. Ella me llevará con Jackson. Si no quieren ir, está bien, pero yo iré y lo encontraré.

—¡Pero no así! —insistió JeongIn—. ¡Usar el tono alfa...! ¡Obligarla está mal!

—¡Si debo usarlo para encontrar a Jackson, entonces lo haré! —espetó MinHo.

HyunJin se interpuso entre JeongIn y MinHo debido a que notó que el omega parecía a punto de lanzarse para golpear al menor, queriendo calmar la evidente tensión en el aire. Se volteó hacia el alfa, que le observaba con decisión en los ojos, para luego girarse hacia JeongIn, suspirando.

—Iré con MinHo —le dijo HyunJin al omega—, tú vuelve al hotel y dile a tío JaeBum que–

—Vete a la mierda —soltó JeongIn—, iré con ustedes y no podrás impedírmelo a menos que me obligues —los ojos de JeongIn se estrecharon—. Y les prometo que si usan la voz alfa, les cortaré el pene a los dos.

Ninguno de los dos alfas dudó que fuera capaz de hacerlo.

MinHo se volteó hacia la omega, que seguía quieta, ocultando muy bien su miedo ante las dos presencias alfas en el lugar. Muy bien podían ser menores que ella, pero MinHo todavía sostenía el arma, y por sobre todo, la contenía con su voz alfa.

—Tú nombre —pidió MinHo.

—CaoLu —contestó la omega.

—Llévame con Jiaer —ordenó MinHo.

CaoLu apretó sus dientes, asintiendo, para después girarse y salir del departamento. Los tres chicos se miraron un instante, titubeantes, siguiendo a la mujer pasados unos segundos, y subieron al auto que la omega señaló.

Comenzó a conducir sin decir cosa alguna, así que MinHo sacó su celular, sin saber qué escribir enseguida, tomándose su tiempo para pensar en algún mensaje que no sonara tan mal y no enfureciera tanto a su padre, pero sabía que eso no iba a ocurrir.

Papá, fui a buscar a Jackson, tal vez no vuelva en la noche. Estoy bien, HyunJin y JeongIn están conmigo. Te aviso cualquier cosa.

Saltó cuando recibió una respuesta pasado un momento.

DE QUÉ MIERDA ESTÁS HABLANDO MINHO

El móvil comenzó a sonar.

—¿Es tío JaeBum? —gimoteó HyunJin realmente asustado.

—¡Córtale! —pidió JeongIn.

MinHo obedeció, marcando el botón rojo, sin embargo volvió a recibir una llamada enseguida, y mordió su labio inferior.

Su dedo tembló.

—¡No lo hagas! —insistió JeongIn—. Tío JaeBum va a estar enojado, MinHo, y puede... él puede...

—Es un alfa puro —recordó HyunJin—, y puede imponerse ante ti y obligarte a volver.

Jamás su padre le había hecho eso, el imponerse aprovechando su condición para obligarlo a hacer algo que no deseaba. Ante KyulKyung solía hacerlo, cuando ella enloquecía, pero ante su tía era omega, era algo que resultaba mucho más... más natural (aunque no lo hacía mejor). Sin embargo, JaeBum era también un alfa puro, y gracias a esa condición, podía imponerse sin problema alguno también ante otros alfas.

Nunca lo había visto haciéndolo, y definitivamente no quería que lo hiciera con él.

Así que cortó otra vez y decidió apagar su celular para no recibir más llamadas.

Ya aceptaría las consecuencias de sus decisiones en otro momento.

CaoLu condujo por cerca de media hora, estacionándose fuera de un edificio algo abandonado, y notaron que estaban lejos del centro de la ciudad, en una zona periférica pobre y un tanto vacía.

—Tenemos que caminar —dijo CaoLu con tranquilidad.

MinHo asintió, bajándose del auto seguido de sus amigos, metiendo las manos en sus bolsillos, y procedió a seguir a la mujer por las calles vacías del lugar, lleno de bares, y casas y edificios viejos.

Escuchó como HyunJin le murmuraba a JeongIn que estarían bien cuando ya llevaban más de diez minutos caminando, así que estuvo a punto de preguntarle a CaoLu cuánto quedaba cuando la mujer se detuvo frente a la entrada de un metro abandonado. Tragó saliva al notar que CaoLu pasó por debajo de las cintas amarillas prohibiendo el paso como si nada, sacando de su chaqueta una linterna, y apuro el paso para alcanzarla a pesar de sentir un poco de miedo.

Nunca le había gustado demasiado la oscuridad así como las alturas o los insectos, pero no era algo que hablara en voz alta porque no era normal que un alfa sintiera miedos tan irracionales.

Aunque sus dos acompañantes parecieron sentir su vacilación porque inmediatamente HyunJin tomó su mano derecha mientras JeongIn le imitaba con la izquierda.

La estación, por supuesto, estaba completamente vacía y abandonada, telas de araña, polvo y objetos abandonados esparcidos en el suelo. La linterna era la única luz que iluminaba el oscuro lugar, saltando los molinetes y bajando escaleras sin detenerse.

MinHo estuvo a punto de echarse hacia atrás cuando observó a CaoLu bajando a las vías del tren con cuidado, apuntando hacia el túnel oscuro y frío.

—¿Cuánto falta? —preguntó HyunJin titubeante.

CaoLu lo iluminó.

—Menos de un kilómetro.

Se obligó a bajar hacia las vías, tragando saliva por el terror de la absorbente e infinita oscuridad que parecía engullirlo, apretando las manos de HyunJin y JeongIn para sostenerse mientras seguían a la omega hacia el interior del túnel.

Estaba helado, demasiado helado, maldiciendo por no haber traído algo más abrigador, así que se apegó al cuerpo de HyunJin en tanto JeongIn se aferraba a su brazo mientras se introducían más y más en el lugar, sólo sus respiraciones oyéndose. La omega frente a él no parecía afectada por la situación, indiferente a sus jadeos y quejidos, y MinHo no pudo menos que admirarla por lo fría que lucía.

Incluso la admiró más aún cuando se detuvo de golpe, volteándose hacia ellos con una sonrisa dulce pero algo burlona.

—Coreanos, ¿uh? —dijo en un coreano chapucero pero entendible. Los tres se quedaron quietos—. Demasiado fácil, ¿no?

CaoLu apagó la linterna.

Segundos después, ocho pares de linternas se encendieron de golpe iluminándolos en un círculo cerrado, cegándolos un instante.

—¡Las armas abajo! —ordenó una fuerte voz.

MinHo obedeció porque no era idiota y no se arriesgaría a que alguien resultara herido.

Escuchó unos pasos, abriendo sus ojos con esfuerzo, notando que las personas que los rodeaban, iluminándolos, sostenían armas también. Pero la persona que caminaba estaba desarmada, un hombre alfa de cabello castaño y que había visto antes en televisión, acompañando a Jackson mientras eran entrevistados.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Lucas sorprendido—. Pero son unos niños, CaoLu...

—Estoy buscando a Jackson —soltó MinHo sin poder evitarlo, dando un paso para volver a quedarse quieto cuando las personas que lo rodeaban gritaron en señal de que se detuviera—. No somos... nosotros no...

Los ojos de Lucas lo observaron.

—¿Jackson? —preguntó—. No conocemos a ningún Jackson.

—Jiaer —insistió MinHo con su estómago apretado—. Tú lo...

Se quedó quieto cuando su nariz logró percibir el aroma de Lucas.

El mismo olor que estaba en la cama de Jackson. En la cama de su mamá. En la habitación de bebé.

Ni siquiera lo pensó, por supuesto: MinHo actuó sin control porque el aroma de mamá era conocido y el de Lucas no lo era, le era ajeno, y no sabía qué relación compartía con Jackson, pero mamá era de MinHo y si MinHo no lo aprobaba, entonces podía ponerse... malcriado, como solía decirle JaeBum.

Dejó salir un gruñido enojado y se lanzó hacia Lucas a pesar de ser más pequeño y delgado, pero no le importaba demasiado en ese entonces.

—¡MinMin! —gritó HyunJin.

Pero no lo escuchó, sólo quería golpear al alfa bajo él que estaba atónito, pero que fácilmente se defendió de la situación.

—¡No! —escuchó el grito de JeongIn.

Antes de poder darse cuenta, un golpe punzante apareció en su cabeza, derrumbándose sobre Lucas, y sus ojos se cerraron enviándolo a la más completa inconsciencia.

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