Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧⁠◝ Extra 1

Extra 1: La bicicleta.


Jeongin tenía cuatro meses de embarazo y un bonito vientre hinchado, cuando recordó algo que Yongbok le dijo muchas semanas atrás.

Su hijo mayor estaba terminando de hacer sus tareas en el instante en que tocó la puerta, y Yongbok levantó la vista de su cuaderno, sonriendo al ver a su mamá bajo el marco de ésta, luciendo tan bonito con ese vientre abultado.

―¿Pasa algo, mamá? ―preguntó, olisqueando las feromonas maternas.

―¿Estás muy ocupado? ―contestó Jeongin, entrando para sentarse en la cama.

―No, ¿quieres hacer algo? ―dijo Yongbok, su tono volviéndose alegre porque llevaba mucho sin algo de tiempo con su mamá. Entre estar con Seungmin y Hyunjin, y que su papá solía robarse a Jeongin...

No había que malinterpretarlo, tampoco: Yongbok estaba muy feliz de que sus padres pudieran recuperar todo ese tiempo perdido, y Jeongin se preocupaba un montón de él también. Los primeros días, mamá iba a dejarle y buscarle al colegio en el auto, esperándolo fuera y llamando por él como si tuviera cinco años, casi queriendo que Yongbok corriera a sus brazos. En esos instantes sentía sus mejillas coloreadas de rojo por la vergüenza, pero decidía no decirle nada porque no quería herir sus sentimientos, comprendiendo que era su instinto natural en ese instante.

Sólo que, las últimas semanas, fueron un poco ajetreadas para todos ellos, pues Jeongin tuvo que ir a hacerse exámenes a la clínica, Seungmin estuvo en celo, Chan debió cumplir con turnos de noche en el hospital... Sus tiempos con mamá se acortaron mucho.

―¡Mira lo que compré! ―saltó Jeongin, tomándole la mano, y Yongbok se dejó llevar por el adulto, preocupado de que no se esforzara demasiado por los meses en cinta que tenía. Sólo tenía cuatro meses, pero llevar tres bebés... Yongbok no sabía cómo lo hacía.

Jeongin salió de casa y Yongbok no tenía idea qué quería mostrarle mamá, menos cuando se dirigió al garaje.

Contempló, atónito, la bicicleta que tenía una cinta encima.

―¡TA-DA! ―gritó Jeongin con entusiasmo.

―¿Una bicicleta? ―balbuceó Yongbok, sorprendido todavía.

―¡Sí! ―su mamá parecía a punto de saltar, entusiasmado―. ¿No recuerdas que me dijiste que debía enseñarte a andar en bicicleta? ―continuó Jeongin―. ¡Lo recordé durante la semana! Entonces pensé que podríamos aprovechar que... ―el tono del mayor se fue apagando al notar el rostro en blanco de Yongbok―. No te gustó ―afirmó de pronto, tímido.

―¿Qué? ―Yongbok se sobresaltó―. No mamá, no pasa...

―Sólo pensé que... Oh, supongo que ya no quieres aprender a andar en bici ―prosiguió Jeongin, su rostro avergonzado, pareciendo encogerse un poco―, ya estás grande y esto no es tan útil, ¿cierto?

―¡No, de verdad que quiero! ―barboteó Yongbok, entrando en pánico porque no deseaba que él se sintiera mal―. Quedé sorprendido, no es nada más. No lo esperaba, mamá ―dio unos pasos y lo abrazó, olisqueando su cuello, contento con el olor materno―. Gracias, mami, eres el mejor.

―Mañana la probamos, ¿vale? ―respondió Jeongin, feliz.

A la hora de la cena, Yongbok aprovechó que mamá estaba en la cocina preparando la cena, para atajar a Chan luego de llegar del trabajo. Su papá le miró con extrañeza cuando le hizo unos gestos para hablar en voz baja.

―Necesito pedirte un favor ―dijo Yongbok, un poco urgido.

―Depende ―respondió Chan.

Yongbok refunfuñó.

―Mamá quiere que aprenda a andar en bicicleta ―comenzó a decir, viendo la mirada confundida de Chan.

―Pero sí sabes andar en bici ―contestó su papá.

―¡Sí, pero eso mamá no lo sabe! ―Yongbok parecía a punto de llorar―. No le digas que sé, ¿está bien? Por favor, papá.

―No puedo mentirle a mi bebé ―dijo Chan, algo ofendido por lo que le estaba pidiendo su hijo.

El menor puso una expresión astuta.

―Sí se entera de que sé, probablemente va a llorar por lo sensible que está y tendrás que hacerte cargo de eso, papá.

Chan puso ahora una expresión de horror, porque algo de razón Yongbok tenía: con el embarazo, Jeongin estaba demasiado sensible y llorón. Sólo dos semanas atrás, hizo un show porque Yongsun comentó que le faltaba un poco de aliño a la comida. La pobre niña tuvo que pedir perdón toda la tarde y Chan consolar al pobre omega.

Así que terminó aceptando, y como nadie en esa casa quería que Jeongin se pusiera triste, hasta Yongsun mintió que Yongbok no sabía andar en bicicleta.

Aunque el muchacho se dio cuenta de que quizás el plan no iba a salir muy bien cuando, al día siguiente, Jeongin volvió a entusiasmarse para que aprendiera, así que no le quedó más remedio que salir con él, observando la bicicleta casi con antipatía. Era muy bonita, de verdad, pero... pero las dos rueditas pequeñas, cada una a un costado de la rueda trasera, mataban su orgullo.

―Cuando te sientas preparado, entonces te las quito ―afirmó Jeongin.

Chan, más atrás, trataba de aguantar la risa al ver a su hijo de casi dieciséis años andando en esa bicicleta.

Sin embargo, Yongbok se dijo que lo valía. Se lo repitió mil veces al ver la sonrisa de felicidad que Jeongin tenía en su rostro, quizás pensando en un pequeño Yongbok de siete años aprendiendo a andar en bicicleta.

Para el final del día, le aseguró que podía andar sin las rueditas, aunque Jeongin no estaba tan seguro, con una mirada temerosa en su rostro de que pudiera hacerse daño. Yongbok finalmente le dijo que le sujetara el asiento y anduvieran lento para que así no se cayera, y Jeongin decidió ceder.

Chan finalmente grabó varios de esos momentos, asegurándole a Jeongin que era para que, cuando fueran más viejos, los vieran otra vez. Yongbok estaba seguro de que lo hacía para seguir riéndose de él en veinte años más.

Pero mamá estuvo feliz incluso al irse a acostar, pasando a arroparlo a la noche y dándole las gracias por eso.

El día siguiente, Yongbok decidió apurar un poco las cosas, y cerca de donde vivían ellos -su nuevo hogar, en una bonita parcela- había un pequeño monte. Yongbok sugirió que quizás debería lanzarse por ahí con la bicicleta y agarrar velocidad, sin embargo, Jeongin se negó al inicio, alegando que era demasiado peligroso y podía caerse.

Yongbok insistió tanto que su mamá terminó cediendo, aunque no sin antes ponerle un casco y rodilleras, por si acaso. El plan de Yongbok era aprender de forma repentina a andar en bicicleta luego de eso, para que así su mamá quedara contento con haberle enseñado. Y, afortunadamente, esta vez Chan no estaba para grabarlo.

Su mamá lo besó en las dos mejillas antes de ir a los pies del monte, para así esperarlo abajo, y Yongbok decidió empujarse por la pequeña colina, agarrando velocidad a medida que avanzaba.

―¡Wooooooaaaaaaaaaaaaaaah! ―chilló Yongbok.

Tristemente, para su propia desgracia, las cosas no salieron como él lo esperaba: no se dio cuenta de que, entremedio de todo el césped, había una enorme roca con la que su bicicleta se torció, cayendo de la bicicleta y rodando monte abajo.

―¡Yongbok! ―chilló Jeongin.

Terminó con su cabeza doliendo y sus codos raspados, su rostro cubierto de tierra y césped, con su cuerpo lleno de sufrimiento, pero no murió. Sería muy trágico haber muerto en un accidente de bicicleta, luego de haber vivido una revolución en China.

En su visión se asomó Jeongin repentinamente, su rostro lleno de preocupación y a punto de llorar.

―¿No te rompiste nada? ―preguntó con rapidez, sorbiendo por su nariz―. ¿Qué parte te duele, bebé? ¿Cuántos dedos tengo aquí? ―puso dos dedos en su visión, sin embargo, Yongbok no contestó inmediatamente―. ¿Sientes que te vas a morir? ¡Voy a llamar a tu padre para que te lleve al hospital, quizás te rompiste algo! ¡Sabía que ese idiota debía venir conmigo, pero prefirió dormir su siesta, debería separarme ahora mismo!

―Mami ―maulló Yongbok, adolorido―, mami...

―Sí, bebé, estoy aquí contigo, mami está aquí...

Jeongin le quitó el casco, verificando que no hubiera sangre por ningún lado, limpiándole el rostro y medio riéndose cuando Yongbok se sentó, sucio todavía, pero abrazándolo.

―Me duele ―lloriqueó Yongbok.

―Lo sé, lo sé, deja que te revise, cariño.

Terminaron descubriendo que sí se hizo una herida: en la pantorrilla había un pequeño corte, probablemente se lo hizo con alguna piedra, que en ese momento sangraba. Jeongin sacó, del bolsito que llevó, un pequeño botiquín que Yongbok observó algo sorprendido.

―Por si acaso ―se excusó Jeongin―, no sabía en qué podía acabar esto ―procedió a limpiar la herida y ponerle una vendita, todavía luciendo como si fuera a llorar.

―Mami ―dijo Yongbok inmediatamente―, está bien, no te preocupes. A cualquiera le puede pasar.

―Te dije que era peligroso ―regañó Jeongin, rompiendo a llorar sin poder evitarlo.

―Pero es preferible que me hubiera caído ahora y no cuando tenía siete años ―bromeó Yongbok―, ahí sí que habría muerto.

Jeongin medio rió, medio lloró, y Yongbok lo abrazó con más fuerza, sintiéndose pequeñito otra vez. Recordaba que, cuando era un niño, no le costó aprender a andar en bicicleta y se cayó un par de veces, siempre con Chan yendo a recogerlo para consolarlo. Pero no se sentía igual a esto. Ahora se sentía mucho mejor, teniendo a su mamá diciéndole palabras dulces.

―Santa mierda, Hobi, Yongbok ¿qué pasó?

Ambos se voltearon para ver a un sudoroso y atacado Chan, apenas respirando y tratando de tomar aire. Lucía como si hubiera salido corriendo, aunque probablemente fue así, su alfa percibiendo el llanto de su omega.

―¡Se cayó, idiota! ―gritó Jeongin, apretando a Yongbok más contra él, hasta el punto de sacarle un poco el aire―. ¡Te dije que vinieras, imbécil, pero tú querías dormir! ¡Quiero el divorcio, Chan!

―No estamos casados ―recordó Chan, indiferente a los reclamos de su omega, y revisó a Yongbok, bufando cuando vio que estaba bien―. Mira, no se rompió ningún hueso.

―¡Porque yo estaba aquí para atenderlo, pedazo de imbécil!

―No te alteres, hazlo por los bebés, mi amor ―pidió Chan.

―¡Lo llevarás en brazos a casa, ¿me oíste, Bang Chan?!

―Sí, sí...

Yongbok le sacó la lengua a su papá cuando éste, obligado, lo tuvo que llevar cargado en sus brazos, mientras su mamá empujaba la maltratada bicicleta.

Ese día, Yongbok concluyó que eso le pasó por mentirle a su mamá, así que se prometió que nunca más lo haría por el bien de su integridad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro