Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧⁠◝ 17

Jeongin apestaba a alfa.

Cuando Junhui lo vio entrar al salón donde iban a discutir los últimos planes, con sus mejillas coloreadas de rojo, la marca en su cuello brillando, el olor posesivo a su alrededor envolviéndolo, no pudo evitar apretar sus manos en puños, porque no era idiota y sabía lo que significaba.

Sabía que arregló las cosas con su alfa, que estaba feliz con su hijo revoloteando a su alrededor como una polilla, y que su amistad con él estaba arruinada.

CaoLu, a su lado, arrugó los labios.

—Contrólate —le dijo la mujer—, estás liberando hormona de rabia.

Junhui se forzó a soltar el aire que estaba conteniendo, molesto mientras se sentaba y trataba de evitar la mirada de Jeongin, que se sentó al lado de LuHan. Song entró al salón segundos después, con expresión algo demacrada por sus heridas todavía sanando, pero tan tranquila como siempre, y se sentó al lado de él. Le miró con una ceja enarcada.

Parecía decirle un ‹‹luego hablaremos›› con su mirada, y soltó un bufido por dentro.

—Mañana vamos a acabar con todos estos meses de lucha —dijo Song, en medio del silencio—, con todos estos años de batalla. Si las cosas salen bien, entonces dentro de unos días daremos inicio a una nueva nación donde los omegas y betas tengan el lugar que merecen en la sociedad, y no sólo un pequeño grupo salga beneficiado —hizo una pequeña pausa—. Van a morir personas, es algo que lo sabemos desde hace tiempo, y no quiero hablar sobre lo mucho que dolerán sus muertes, pero debemos usarlas para seguir adelante. No soy quién para hablar sobre el dolor y el sufrimiento, porque cada persona lo ha vivido de forma distinta, y tendremos un montón de sentimientos encontrados cuando llegue el momento de tomar decisiones que nos van a pesar más adelante. Lo único que puedo decir es que no podemos pretender seguir teniendo una actitud pacífica, pues no nos ha llevado para ningún lado, y que, si las conversaciones no han funcionado, ha llegado el momento de actuar.

Song sonrió con suavidad, volteándose hacia LuHan y haciéndole un gesto para darle la palabra.

—JunHui llegó con su grupo hace unas horas y JieQiong debería estar cerca también, según mis últimos informes —dijo LuHan—, contamos con un total de cincuenta mil personas que están capacitadas para manejar un arma. Una pequeña parte de la población si consideramos que Pekín tiene más de veinte millones de personas, pero aquí es donde debemos jugar con los números. Ang no cuenta con los militares a su lado, luego de que los mandara a reprimir los desórdenes en Chongqing y Shanghái, lo que terminó en un fracaso estrepitoso, por lo que ahora están diezmados y en un momento crítico. Tenemos que terminar esto antes de que puedan reaccionar, ¿entendido?

Hubo un murmullo de asentimiento colectivo entre todos, pendientes de lo que estaba hablando LuHan.

—QianKun está luchando por tomar el control en Tianjin, por lo que debemos estar con los ojos puestos en tres frentes —prosiguió LuHan—. Movilizaré a veinte mil hombres a las fronteras del sur y del oeste para impedir que tropas militares de otras partes entren a la ciudad, y también para impedir que... alfas escapen —dijo con cuidado—. Otros diez mil hombres estarán en la frontera con Tianjin en caso de emergencia, por si QianKun no puede hacerse con el poder pronto. El resto nos vamos a dividir para tomar los principales edificios de Pekín y sacar a Ang del poder.

Se giró hacia el mapa de la ciudad, que tenía marcado varios puntos, y señaló los ocho principales.

—Los tres más importantes son Zhongnanhai, el Gran Salón del Pueblo y la Plaza de Tiananmén, porque son los que enmarcan más el poder del Gobierno. Sabemos que Zhongnanhai es la sede central del Gobierno y donde se está ocultando Ang, por lo que Song, Renjun y yo nos vamos a dirigir ahí con el primer grupo. El Gran Salón del Pueblo es donde están los congresistas, así que HaoXi, Junhui y ZhouMi se dirigirán allí. La Plaza de Tiananmén es por donde va a movilizarse la policía y los militares en la ciudad, entonces CaoLu, YìXìng y JieQiong se harán cargo de ella —LuHan miró a los integrantes de los grupos principales con ojos duros—. Serán los grupos con más gente en sus filas debido a lo que implica, con mayor cantidad de armas y autos, ¿entendido?

"YukHei se hará cargo de tomar el Beijing Yintai Center y SiCheng del China World Tower, los rascacielos más grandes de la ciudad. Denjun se dirigirá al Templo del Cielo y MěiQí al Palacio de Verano, los lugares más simbólicos de Pekín. Por último, ChengXiao irá a la Sede de la Televisión Central de China para intervenir en los canales y evitar la propagación de información por parte del Gobierno —se quedó un momento pensando, su voz tornándose grave—. No hay lugar para perder. Si un grupo cae, todos estaremos jodidos, ¿está claro? —todos asintieron en silencio, y LuHan volvió a hablar—. Nada de disparar contra civiles a menos que sean peligrosos. Sólo atacaremos a uniformados, no queremos que la gente se volteé contra nosotros. Por otro lado, evitemos el caos y el desorden. Si lo permitimos, las cosas se volverán más difíciles para nosotros. ¿Alguna duda?

Hubo un momento de breve silencio y CaoLu levantó su mano, llamando la atención de todo el mundo.

—La voz alfa —dijo con expresión pensativa—, ¿cómo la vamos a enfrentar? Si un alfa nos ordena detenernos...

Junhui aclaró su garganta.

—Lo hablamos con LuHan, por eso un alfa irá de la mano en la dirección de las operaciones —contestó suavemente—. En caso de que un alfa se imponga, estamos autorizados para imponernos para evitar algún desastre.

Hubo unos segundos de murmullos bajos, pero Jeongin sabía que no había forma de rebatir ante las palabras de Junhui porque, en el fondo, tenía razón: si era necesario, iban a tener que imponerse pues luchaban en clara desventaja ante un alfa.

—Al salir, entregaremos una cantidad de armas y municiones —añadió Song, antes de que alguien más dijera otra cosa—, estamos bien dotados en ese sentido, pero tampoco se confíen demasiado. No sabemos cuánto poseen ellos y no podemos permitirnos perder esto —suspiró—. Saldremos a las ocho de la mañana, ¿entendido?

Todos asintieron tratando de lucir tranquilos y confiados, aunque ya se estaba empezando a sentir cierto aire de tensión con ansiedad.

Jeongin se puso de pie, suspirando, pero antes de poder moverse hacia la salida, fue detenido por un tirón en su brazo. Al girarse, se encontró con el rostro tranquilo de Junhui.

—In —dijo Junhui en voz baja—, quiero que hablemos, ¿es posible hacerlo?

El omega humedeció sus labios, una negativa instintiva asentándose como primera respuesta, pero trató de controlar sus impulsos. Terminó sacudiendo su cabeza en una señal positiva, despidiéndose del grupo para caminar detrás del alfa, forzándose a mantener la calma.

—Quería hablar hace mucho contigo —dijo Junhui en el pasillo—, pero tu cachorro parecía estar siempre detrás de ti.

Jeongin soltó una risa baja ante las palabras del alfa, sabiendo que tenía razón, ya que Yongbok estaba actuando todo sobreprotector y malcriado a su alrededor. Exigía su atención a pesar de que tuviera quince años, e incluso Chan estaba empezando a tener sus nervios crispados, pues el menor no le dejaba un momento a solas.

A Jeongin honestamente no le importaba. Estuvo catorce años sin su bebé, se perdió muchos momentos con Yongbok, y el chico podía actuar tan infantil y exigente como quisiera, porque él no iba a reprocharle nada (bueno, tal vez sí, pero no por ahora). Antes de reprocharlo iba a abrazarlo y conocer todo de él, lo más que pudiera, mimándole y apretando sus mejillas tan rechonchas y suavecitas.

—Aprovechemos entonces que no está aquí —dijo con calma.

Junhui suspiró, frotando su frente, y se apoyó en la pared mientras la gente a su alrededor se dispersaba, dejándoles solos. Las reuniones se estaban llevando a cabo en un sector alejado del palacio, por lo que sabía que no le iban a molestar mucho, ya que Yongbok y Chan tenían prohibido acercarse allí.

—No pretendía decirte nunca que te quería —dijo Junhui en medio del silencio—, era algo que planeaba llevarme a la tumba, porque no quería darle más importancia de la que realmente tiene. Porque sé que nunca me mirarás de esa forma.

Bajó la vista, apretando su mandíbula.

—Eras mi mejor amigo —dijo en voz baja—, mi único amigo aquí. Creí que podrías mantener los sentimientos alejados, que no le darías mayor importancia a nuestros revolcones porque, al fin y al cabo, amabas a Minghao.

—Pero él no estaba —contestó Junhui—, y eso suena peor y lo sé, pero no hay otra forma de explicarlo: él no estaba, apenas podía preocuparme de Chenle, y tú apareciste como un salvavidas —observó como el alfa levantaba su barbilla—. No eres el culpable, por supuesto, los dos tenemos la culpa de esto.

Lo fulminó con la mirada.

—¿Crees que no lo sé? —le dijo bruscamente—. Acostarme contigo fue uno de los peores errores que pude haber cometido, Junhui, lo tengo claro desde hace mucho.

Antes de poder moverse, el alfa lo agarró del brazo y tiró de él, su cuerpo chocando con el del otro, su omega revolviéndose por el temor.

Lo supo mantener a raya, a pesar de que quería correr lejos de allí.

—Suéltame —ordenó con calma, aunque quería alejarse del toque.

Junhui le dirigió una mirada herida, sin hacer caso.

—Soy tu amigo, antes no habrías reaccionado así —dijo Junhui en voz baja.

Jeongin le miró de reojo, todavía algo alterado y recordando la forma en la que reaccionaba antes, cuando apenas lo conocía: asustado de que le hiciera algo, de que quisiera algo más, de que tratara de obligarle a cosas que no deseaba.

—No podemos ser más amigos, Junhui —contestó, tratando de suavizar su voz y observando cómo la expresión del alfa cambiaba.

—¿Es por mis sentimientos? —preguntó con amargura—. Si es así, no tienes que preocuparte, entiendo que...

—Le hacemos daño a Minghao —le interrumpió, sacudiendo su cabeza—, lo sabes bien, Junhui, es tu omega después de todo.

—Minghao ya no me quiere —replicó Junhui—. Lo di todo por ti y aun así...

—Nunca te lo pedí —Jeongin tiró de su brazo, haciendo que lo soltara—. No pretendas hacerme sentir culpable por eso, porque yo sólo te ofrecí mi amistad, nada más. Nunca te di otras señales. Que lo hayas malinterpretado no es responsabilidad mía, Wen.

Junhui miró un instante al suelo y Jeongin podía notar que estaba luchando en su interior por decir algo que, de seguro, dejaría su orgullo por los suelos.

—Pensé que podrías quererme —dijo Junhui—, odiando a tu alfa, despreciado por Minghao... Los dos estábamos rotos y pensé que podrías quererme, aunque yo fuera un desastre, así como yo te quise.

Jeongin se crispó, sintiéndose enfermizo por el tono que estaba tomando la conversación, y se alejó unos centímetros.

—Lo siento, Junhui —dijo Jeongin—, pero Chan ha sido el único alfa que he elegido, y jamás podría arrepentirme por ello —hizo una pequeña pausa—. Arregla las cosas con Minghao, ¿está bien? A Chenle no le hace bien todo esto.

—Jeongin...

—No —insistió el omega—, esto no nos llevará a ningún lado, Junhui. Tú quieres algo que yo no soy capaz de darte.

Junhui no dijo cosa alguna cuando caminó lejos de allí, queriendo poner distancia para poder despejarse un poco y relajarse de alguna forma, porque no quería estar demasiado tenso las siguientes horas. No con lo que iba a pasar la próxima mañana.

Salió al patio donde todo el mundo estaba almorzando, conversando entre sí para sacar la tensión del aire, y comenzó a buscar a Chan.

Lo encontró sentado junto a Yongbok, Seungmin y Hyunjin, con los menores pareciendo discutir sobre algo, por lo que no dudó en acercarse hacia su alfa. Antes de poder llamarlo, Chan pareció notar su presencia y levantó su rostro, sonriéndole ampliamente al ver que salió de la reunión.

Le dio un beso en los labios, escuchando su gruñido de placer, y arcadas de los chicos.

—Te extrañé —dijo Chan sin vergüenza.

—Fueron un par de horas, tonto —contestó, sonriéndole.

Antes de que Chan pudiera decirle algo, Yongbok apareció metiéndose en medio de los dos, importándole poco el quejido de su papá.

—Yo también te eché de menos —dijo Yongbok con tono de pena, poniendo ojos de ciervo.

Jeongin sólo se rio, revolviéndole el cabello y frotando su mejilla contra el cabello de su hijo, dejando su olor en él.

—Ya me tienes aquí, bebé —respondió amorosamente.

Pudo escuchar los quejidos bajos de Chan por el trato distinto que le estaba dando, pero poco le importó.

Segundos después, se sentó en el suelo para comer, con Chan recostándose a su lado y Yongbok acomodándose en los brazos de Hyunjin, con Seungmin acurrucado contra los dos alfas.

—Entonces... —comenzó a decir Yongbok —, ¿qué pasará, mamá?

—Nada que te interese —respondió, observando como la expresión de Yongbok se tornaba enfurruñada—. Venga, no seas así, Bok. Quieres saber sólo para después lloriquearme que no vaya.

El menor soltó un bufido mientras Hyunjin y Seungmin se reían de él, sus carcajadas aumentando al ver el puchero en su rostro.

Jeongin miró a Chan cuando le tomó la mano, llamando su atención.

—¿Estarás en primera fila? —preguntó Chan con clara preocupación en su rostro.

Le dio un apretón.

—No tan así —contestó a regañadientes—. Estaré con el segundo grupo en una misión propia, con Junhui y ZhouMi.

—Bien —concedió Chan para después añadir con calma—, porque pienso acompañarte.

Se atragantó con el arroz que estaba tragando, en tanto Yongbok pestañeaba, sorprendido, las risas acabando.

—¿Qué? —balbuceó Jeongin—. No, Chan, no puedes...

—Necesito cuidarte de alguna forma —replicó Chan—. No te estoy pidiendo que dejes esto, que te enfoques sólo en mí y lo olvides todo, pero sí que me dejes estar a tu lado para poder sostenerte en caso de ser necesario —el alfa soltó un bufido, desviando la vista con algo de pena—. No podría soportar perderte otra vez, Jeonginnie. Si algo te llegara a pasar...

—No va a pasarme nada —contestó Jeongin, aunque sabía en el fondo que era una mentira, pues cualquier cosa podía ocurrirle. Observó la expresión de Chan, sus ojos suplicantes, y terminó suspirando—. Está bien, Chan, pero no te pongas gruñón y mandón, ¿está bien? O te patearé el culo.

Chan comenzó a reírse al escucharlo hablar así, aunque sabía que Jeongin no dudaría en hacer eso si se ponía pesado.

Yongbok, en cambio, fruncía el ceño y parecía estar siendo contenido por el abrazo de Hyunjin.

—Yo también quiero ir —dijo, llamando la atención de sus padres.

—Yongbok, no —contestó Seungmin, enderezándose.

El chico lo ignoró.

—Quiero ir con papá, acompañarte —insistió Yongbok—. Para cuidarte también...

—No —respondió Jeongin con voz dura, mientras Chan entornaba los ojos—. No hay forma alguna. Te quedarás acá con Seungmin y Hyunjin, y no vamos a discutir sobre ello.

—Pero...

—Tu madre ha hablado —agregó Chan, su tono helado—. Además, Seungmin estará en celo pronto, ¿y no querías pasarlo con él? —el mayor miró a su hijo a los ojos—. ¿Qué clase de alfa pretendes ser si piensas dejar a tu omega solo en su celo?

Yongbok miró a Seungmin, que le observaba con pena en sus ojos, para después enfocar su vista en el rostro serio de Hyunjin, con su mirada oscurecida en advertencia.

Mordió su labio inferior, viendo de nuevo a sus padres: a Jeongin recostado al lado de Chan, el alfa en estado alerta, protegiendo de forma innata a su mamá para que nada le pasara, y comprendió que, si bien podía comportarse exigente y malcriado con mamá, él iba a tener siempre a su papá para que le protegiera la espalda, le cuidara sin que se diera cuenta.

Y Yongbok también debía hacerlo, pero no con su mamá.

Soltó un bufido, cruzándose de brazos.

—Luego de eso —dijo con tono ligero—, me comprarás todos los helados que me debes, mamá.

Jeongin sonrió con orgullo, y sintió a Seungmin acurrucándose en sus brazos, importándole poco ser más grande que el alfa, liberando hormonas de felicidad.

—¿Quieres volver a ser esa bola rechoncha de un año? —soltó Chan.

Jeongin le dio un golpe en la cabeza.

Chan le cobró el golpe horas más tarde.

—Te aprovechas de mi buena voluntad —murmuró Chan contra su oído, sus pulgares acariciando la piel de su cintura, el sudor pegando sus cabellos.

—¿Bu-buena... voluntad...? Ah... —Jeongin se rio, sus manos sosteniéndose de los hombros de Chan—. Oh... A-ahí... Mmm...

—Sí, que... que ahora soy un alfa dominado por su omega... —se burló Chan, acomodándose entre las piernas desnudas de Jeongin, moviendo sus caderas para seguir penetrándolo con lentitud.

Jeongin recordaba haber terminado de cenar, despedirse de Yongbok mandándolo a dormir, y de pronto Chan lo arrastró a uno de los cuartos de celo, encerrándolos y besándolo. La ropa estorbaba de forma repentina, estaban desnudos, y Jeongin amaba la forma en la que Chan se deslizaba en su interior con tanta facilidad, su omega recibiéndolo como si Chan fuera una parte de su cuerpo.

Se rió al sentir los dientes de Chan mordisqueando la piel de su cuello, corriéndose en ambos pechos, el nudo del alfa formándose sin dificultad alguna.

—Te encanta —le dijo Jeongin, suspirando cuando sintió el semen en su ano—, que te domine...

—Lo amo —respondió Chan, comenzando a besar su rostro—, que seas tú mismo, que seas el omega que amo.

—¡Me... me estás dejando lleno de babas! —regañó Jeongin entre risas gracias a los continuos besos del alfa—. Ah... Chan... —el omega le tomó del rostro, depositando besos seguidos en sus labios—, te amo tanto...

—¿Más que a Yongbok? —bromeó Chan.

—No te creas tanto tampoco.

Chan formó un puchero al escucharlo hablar, aunque no se sentía ofendido por ello. Sabía que Jeongin sentía dos tipos de amor distinto por él y por Yongbok, y que sentirse celoso de aquello no valía la pena.

—Deberíamos dormir algo —dijo Jeongin en medio del silencio—, debemos madrugar y estamos aquí teniendo sexo...

—El sexo hace bien para la piel —contestó Chan, antes de alejarse con cuidado y saliendo de su interior lentamente—. Ahora te ves más reluciente.

Jeongin se enderezó, sintiendo el semen escurriendo por su entrada, sin ocultar su desnudez porque con Chan no lo sentía necesario. Antes se habría sentido avergonzado de su propio cuerpo, de las cicatrices e imperfecciones que lo cubrían, pero comprendió que despreciarse a sí mismo de esa forma sólo le hacía daño a él y lo volvía infeliz.

Y Chan no le miraba con asco, con desprecio, como si su cuerpo fuera horrible o repulsivo. Chan lo miraba con tanto amor que algo dentro de él se sentía feliz.

—Tú me haces más reluciente —dijo sonriendo, besándole repetidas veces en los labios y sonriéndose mutuamente.

—Me estás avergonzando —regañó Chan, dejando que los dedos del omega acariciaran su piel.

—Pobre de mi bebé —se burló Jeongin, antes de suspirar cuando el alfa estaba sobre él una vez más, adentrándose en su interior, moviéndose, besándolo, tocándolo...

A la mierda si luego andaba con sueño, Jeongin prefería que Chan le hiciera tocar mil veces el cielo a irse a dormir.

Yongbok despertó por el movimiento de Seungmin, dormido a su lado, y soltó un suspiro al sentirlo tan inquieto. Hyunjin, al otro lado, le hizo un gesto para que permaneciera en silencio, observando los movimientos erráticos de Seungmin.

El menor se puso de pie, pasando su mano por su cabello, y caminó hacia el pasillo para ir a los baños a tomar algo de agua, con Hyunjin siguiéndole.

—Siempre se pone un poco inquieto antes de sus celos —comentó Hyunjin, tomándole la mano.

Yongbok le miró, asintiendo en silencio y observando el cielo oscuro por las ventanas, el aire nocturno enviando pequeños escalofríos por su piel.

—Si Seungmin no estuviera marcado... —aventuró Yongbok, sus dedos jugueteando con la palma de la mano de Hyunjin—, ¿tú igual querrías que lo marcáramos los dos?

Hyunjin se acercó a él, pasando sus brazos por ambos costados de su cuerpo y mirándolo con una sonrisa algo juguetona en sus labios.

—Claro que sí —dijo el mayor—, es algo que siempre hablábamos cuando crecíamos —Hyunjin se inclinó, sus labios acariciando sus mejillas—. Íbamos a buscarte, a encontrarte, y a quererte mucho...

El menor giró su rostro, besando la boca de Hyunjin de forma sorpresiva, sus labios acariciándose entre sí en un toque suave y corto.

Al alejarse, humedeció su labio inferior.

—Y si yo hubiera sido omega —prosiguió Yongbok—, entonces, ¿me habrías marcado a Seungmin y a mí?

Las cosas se habrían complicado un montón en ese caso, ambos lo sabían bien, porque la marca sobre uno de ellos desaparecería si Hyunjin marcaba al otro.

Hyunjin sacudió su cabeza.

—No, habríamos tenido que conversarlo mucho antes de tomar una decisión así —dijo el alfa con voz grave—, además, tengo claro que tú y Seungmin no soy muy... generosos e inclinados a compartir.

—No es eso —se defendió Yongbok—, sólo nos gusta cuidar lo que es nuestro.

—Necesitan ayuda —afirmó Hyunjin, antes de romper a reír al ver el rostro amurrado de Yongbok—. No importa, en realidad. Los quiero así.

Yongbok le sonrió con burla antes de que Hyunjin le besara otra vez, ambos gruñendo mientras luchaban por el control del beso, devorándose con cada nueva presión, con cada nuevo toque, con cada...

—¿Chicos...?

Ambos se alejaron al escuchar el tono tembloroso de Seungmin, girándose para mirar al omega.

Seungmin estaba envuelto en la sábana, con el rostro colorado, su cabello desordenado y sus ojos dilatados.

El aire de pronto pareció cargarse con feromonas.

—¿Minnie? —preguntó Yongbok.

Seungmin soltó un gemido.

—Caliente —balbuceó—. Me... me si-siento... caliente...

—Oh, bebé —se apresuró a decir Hyunjin, caminando hacia él—, ¿entraste en celo?

El omega dejó salir otro jadeo, presionando su nariz contra las sábanas.

—Me... me du-duele todo... —lloriqueó Seungmin—. Alfa. Alfas. Los... los ne-necesito...

Hyunjin miró a Yongbok. Yongbok miró a Hyunjin. Ambos parecían no saber qué hacer.

Seungmin comenzó a llorar como un niño pequeño.

Los dos reaccionaron entonces, acercándose al lloroso omega para poder ayudarlo, y comenzaron a impregnarlo en su aroma, a envolverlo para que se calmara de alguna forma y dejara las lágrimas.

—Vamos a un cuarto —ofreció Yongbok, tratando de sonar relajado, aunque quería colapsar.

—Los quiero —insistió Seungmin, dejándose llevar por el menor.

—Nos tendrás, bebé —dijo Hyunjin, bajando la voz—, siempre nos tendrás a tu lado, mi amor.

—Pero ahora... —sollozó Seungmin, deteniéndose, con sus manos temblorosas yendo a su pantalón—, ahora, aquí...

Hyunjin se apresuró a detenerlo, agarrándolo de las muñecas, y Yongbok comenzó a empujarlo para obligarlo a caminar en dirección a los cuartos que habilitaron para el celo. Seungmin comenzó a forcejear para que le soltaran, gruñendo, arrugando su nariz y siseando en voz baja.

—¡Aquí! —exigió, enojado—. ¡Aquí, aquí, aquí!

—Seungmin, por favor... —pidió Yongbok detrás, su rostro tornándose colorado cuando unos guardias los miraron con curiosidad.

Seungmin infló sus mejillas y antes de que pudieran decirle otra cosa, pateó a Hyunjin en la espinilla.

—¡SEUNGMIN! —gritó Hyunjin, más sorprendido que adolorido, para luego arrugar el ceño—. ¡Bueno, eres un fastidio!

El omega chilló cuando Hyunjin lo agarró de la cintura, echándoselo a su hombro como un saco de papas.

—¡A-abajo! —chilló Seungmin, rompiendo a llorar otra vez—. ¡Malo! ¡Malo! ¡Te odio! ¡Bokkie!

Yongbok quería ocultarse, porque Seungmin lucía como un perro rabioso capaz de morderte si veía la oportunidad.

¿Así eran los celos en los omegas? Yongbok prefería morir solo.

Entraron al pasillo donde estaban los cuartos habilitados, y Yongbok se quedó quieto al percibir un rastro de feromonas conocidas.

Parpadeó, y sin pensarlo, abrió la puerta más cercana.

—¡OH, MIERDA, MAMÁ! —gritó, horrorizado y cerrando de golpe.

Hyunjin lo miró, tratando de controlar a un enfurecido Seungmin que le pegaba en la espalda.

—¿Acabas de ver a tus padres teniendo sexo? —preguntó con algo de burla resignada—. Yo los vi a los trece años.

—¿A tío Sung montando a tío Changbin? —farfulló Yongbok, abriendo otra puerta algo alejada y observando un cuarto vacío.

Hyunjin hizo un gesto extraño.

—A papá Bin montando a papá Sung —respondió.

Yongbok ya no quería seguir averiguando sobre eso, menos cuando la imagen de la espalda desnuda de su mamá seguía en su mente.

El alfa echó a Seungmin sobre la cama, el omega rebotando entre gemidos de odio, y Yongbok los miró, observando enseguida como Hyunjin comenzaba a quitarse el suéter que llevaba.

Oh dios, oh dios, oh dios...

—¡Yongbok!

Se volteó cuando vio a su mamá salir del cuarto recién cerrado con las mejillas coloradas, subiéndose los pantalones, su papá detrás con expresión de fastidio, y sintió deseos de tirarse por la ventana.

¿Eso podía ser más desastroso?

Seungmin empezó a sacarse los pantalones.

Bueno, sí.

—¿Qué está pasando? —preguntó Chan, enfurruñado antes de olisquear y fruncir el ceño—. Huele a...

—¡Celo! —soltó Yongbok, exasperado—. ¡Seungmin entró en celo y creo que quiero llorar!

Jeongin se asomó al cuarto.

—Hola, tío Jeongin —saludó Hyunjin, batallando con Seungmin para que el omega se quedara en la cama.

—¡Fu-fuera! —gruñó Seungmin, siseando hacia Jeongin—. ¡Mi... míos! ¡Mis... mis al-alfas! ¡Fuera!

El omega se alejó, saliendo de la visión de Seungmin que le gruñía tratando de lucir amenazador (pero fallando porque parecía un conejito queriendo atacarlo).

Jeongin miró a su hijo con expresión seria.

—¿Lo harás o no, Bok? —preguntó cuidadosamente.

Yongbok miró hacia el interior, hacia Hyunjin gruñéndole a Seungmin para que se calmara, pero Seungmin trataba de golpearlo con una almohada, y de alguna forma, sintió a su instinto alfa tirando hacia ellos.

—Sí —contestó con seguridad.

Jeongin se giró hacia Chan, y ambos sonrieron con orgullo.

—Nada de dejarlo preñado —comentó Chan, tomándole la mano a Jeongin.

—Y si dice que no, no insistas, ¿está bien? —agregó Jeongin, besándole la mejilla a Yongbok—. Seungmin podrá estar caliente, pero no es un muñeco.

—¡Papás!

—¡Yongbok!

Alcanzó a girarse para agarrar a Seungmin, que parecía querer lanzarse sobre Jeongin, gruñendo en señal de advertencia. El mayor, lejos de lucir intimidado, sonrió con algo de diversión.

—Mío —gruñó Seungmin, abrazando a Yongbok con posesión.

—¡Eres un monstruo! —regañó Hyunjin con un rasguño en su mejilla, pareciendo a punto de romper a llorar.

—Mío tú igual —espetó Seungmin.

Jeongin le sacó la lengua al omega.

—Será tuyo estos días —provocó Jeongin—, pero luego andará detrás de mí como un bebé pidiendo atención.

—¡Mamá! —farfulló Yongbok cuando Seungmin trató de soltarse.

Chan se llevó a Jeongin entre risas.

Hyunjin cerró la puerta del cuarto, quedando los tres en la habitación, y Yongbok acomodó a Seungmin en sus brazos, caminando hacia la cama.

—Son... son mi-míos... —sollozó Seungmin cuando fue dejado sobre las sábanas.

Hyunjin suspiró, sentándose al lado del chico, que se acurrucó contra él.

—Seungmin es un desastre en el celo —comentó Hyunjin, quitándose la playera, quedando sólo con los pantalones—. Tan celoso, tan exigente... Es un bebé gigante.

Yongbok observó al omega, que comenzó a balbucear en voz baja, sus ojos brillando y ansiosos.

Se enderezó.

—¿A quién quieres primero, Seung? —preguntó Yongbok, llamando la atención del chico.

Notó como las pupilas del omega se movían erráticamente.

—Pelea —exigió Seungmin—. Alfas. Control —Hyunjin dejó de moverse—. Los... los dos...

—Creo que quiere vernos pelear —dijo Hyunjin.

Yongbok miró al alfa, y sin poder evitarlo, soltó un gruñido. Hyunjin sonrió con salvaje diversión, devolviéndole el gruñido.

Seungmin gimoteó en excitación.

—Sí... —asintió Seungmin—, así...

—Oh dios —balbuceó Hyunjin con voz ahogada—, eres un fetichista, no puedo... ¡AH, YONGBOK!

Los dos alfas cayeron al suelo cuando el menor se lanzó sobre Hyunjin sin dudarlo un poco, ruido estrepitoso resonando en el cuarto. Seungmin soltó un jadeo de placer.

Hyunjin levantó su rostro, sus hombros siendo sostenidos por las manos de Yongbok, y enfocó sus ojos en la cara de Yongbok, que soltaba un gruñido, mostrando sus dientes.

—Quítate —ordenó Hyunjin en advertencia.

—No —espetó Yongbok—, a menos que aceptes ser mi delta hoy.

—¿Yo? —dijo Hyunjin con burla—. Estás loco, Yongbok. El delta serás tú.

Ambos se gruñeron amenazadoramente, sus ojos dilatándose, y Hyunjin comenzó a removerse para quitárselo de encima, peleando con quejidos.

Pronto, los dos rodaron por el suelo, tirándose mordiscos para doblegar al otro. Soltaban ruidos amenazadores mientras forcejeaban, queriendo tomar el control de la situación. Seungmin, sumido en su celo, observaba la escena sobre la cama sin lucir intimidado, lloriqueando para que uno de los dos tomara el control pronto.

Hyunjin quedó ahora sobre Yongbok, sus ojos dilatados y su nariz frotándose contra la mejilla del menor.

—¡A-abajo! —ordenó Yongbok, enfurecido.

—Delta —contestó Hyunjin—, serás el delta hoy.

Yongbok sintió a su alfa interior protestando en respuesta, y sacando fuerzas de quién sabe dónde, levantó su rodilla golpeando a Hyunjin en el estómago. El mayor soltó un grito, liberándolo del agarre, rodando otra vez entre gruñidos.

El menor quedó sobre Hyunjin una vez más.

—¡Ra-rápido! —protestó Seungmin, golpeando la almohada.

Yongbok le sonrió con superioridad a Hyunjin, que estaba furioso bajo él, jadeando y queriendo soltarse del agarre.

—¡Tramposo! —acusó Hyunjin.

—Todo vale —replicó Yongbok, gruñendo—. Muéstrame tu cuello, Hyunjin.

El mayor sintió un escalofrío en su espina dorsal cuando Yongbok habló con voz ronca y exigente, su voz impregnada en esencia alfa, demostrando con claridad que el chico muy bien podía no tener el cuerpo característico de uno, pero en actitud sí lo era.

Demandante. Exigente. Duro. Severo.

Hyunjin soltó un resoplido, echando su cuello hacia atrás, exponiendo su piel.

Yongbok sonrió, inclinándose, sacando sus dientes para morder, y–

Y de pronto estaba mirando el techo cuando Hyunjin lo empujó de golpe al sentir el agarre debilitándose, dando vuelta la situación. El alfa mayor se impuso con una facilidad sorprendente que lo hizo berrear como un bebé.

—¡No! ¡No es justo! —reclamó Yongbok.

—Sí lo es —contestó Hyunjin—. Tu cuello. Déjame morderlo.

Yongbok batalló unos segundos más, pero Hyunjin permaneció firme, sonriendo cuadradamente, con sus ojos burlones y provocadores. Terminó lloriqueando en protesta, desviando sus ojos y girando su rostro, mostrando la piel de su cuello.

Hyunjin se inclinó unos centímetros.

—¿Confías en mí? —preguntó Hyunjin con seriedad.

Soltó un bufido.

—Sí, idiota —respondió entre quejidos.

El mayor se rió al escucharlo hablar y antes de decirle que lo hiciera, los dientes de Hyunjin se enterraron en su cuello en una marca.

Y dolió como un demonio.

Chilló por el dolor, ardor recorriendo su piel mientras el chico se retiraba con una expresión culpable, y sentía como el aroma alfa a su alrededor se hacía más fuerte.

—¡Eres un monstruo! —dijo Yongbok con lágrimas en los ojos.

—¡Lo... lo siento, Bok! —Hyunjin parecía querer llorar también—. Venga, ¿por qué no...?

Hyunjin soltó un grito cuando una almohada llegó a su cabeza.

Los dos chicos en el suelo se enderezaron, mirando a un enojado Seungmin sobre la cama, desnudo ya (¿cuándo se quitó la ropa?) y sosteniendo otra almohada.

—Horribles —dijo Seungmin, antes de que sus ojos se llenaran con lágrimas—. Ustedes dos. Monstruos.

Hyunjin se puso de pie, ayudando a Yongbok a levantarse también, y pronto los alfas caminaron hacia el omega con rapidez antes de que se pusiera a llorar como condenado, hipando y sorbiendo por su nariz como un niño pequeño.

—No llores, bebé, ¿qué pasa? —preguntó Yongbok con preocupación, mientras Seungmin se recostaba en la cama.

—Caliente —gimió Seungmin—. Aquí. Los necesito.

—¿Dónde, cariño? —murmuró Hyunjin, subiéndose a la cama.

—A mí... a mí alrededor —pidió Seungmin—. Duele. Todo —se acurrucó contra Hyunjin, comenzando a frotar su cabeza contra el pecho del alfa—. Dormir.

—Pero... ¿no querías follar? —balbuceó Yongbok atónito, sobresaltándose cuando Seungmin lo agarró repentinamente del brazo.

—¡No! —gritó Seungmin—. ¡Dormir! ¡Dormir!

Yongbok miró a Hyunjin, que comenzó a sonreír con exasperada resignación, y entendió que ahora el omega mandaba, y si quería dormir, entonces debían hacerlo.

No le quedó nada más que quitarse los pantalones, subiendo a la cama y ubicándose detrás de Seungmin que ronroneó con gusto. Besó a Hyunjin antes de hacer lo mismo con el omega, ya más tranquilo y contento.

—Necesita acumular energía —susurró Hyunjin—, ya verás que mañana...

—¡Dormir! —insistió Seungmin, enfurecido.

Hyunjin decidió obedecer y Yongbok suspiró, sabiendo que las siguientes horas serían muy, muy divertidas.

Jeongin abrió sus ojos cuando alguien sacudió su hombro, y se encontró con la mirada de CaoLu, a un lado de él.

—Salimos en media hora —le dijo su amiga, antes de dirigirse hacia otras personas durmiendo.

El omega se revolvió en su lugar, frotando sus ojos y despertando de paso a Chan, acurrucado a su lado. El alfa lo miró un instante, desorientado, y le dio un beso en los labios.

—¿Seguro que quieres ir? —preguntó Jeongin, tranquilo—. No es tu lucha, y si prefieres quedarte...

—Quiero estar contigo —contestó Chan, enderezándose.

Jeongin le dio otro beso.

Fueron a lavarse la cara conversando en voz baja, sin querer bañarse porque sabían que iban a tardar más. No importaba demasiado ya que luego de hacer el amor se ducharon, así que no estaba tan sucios, y lo preferían así para alcanzar a comer algo.

El comedor ya estaba lleno de gente moviéndose de un lado hacia otro, y aunque su relación estuviera rota y tensa, Jeongin se acercó hacia Junhui, que estaba tendiendo armas a su grupo de gente.

—Iremos en primera fila —le dijo Junhui como si nada, porque ambos sabían que sus problemas personales no podían influir en esa situación—, así que ponte un chaleco antibalas, debemos evitar posibles desastres.

Jeongin no tardó en obedecer, aprovechando que Chan fue en busca del desayuno y volvió segundos después, con dos trozos de pan con jamón y queso, y café.

—Gracias, bebé —le murmuró Jeongin, dándole un pequeño beso.

Junhui soltó un ruido extraño.

—¿Tu alfa irá? —preguntó Junhui con evidente desagrado.

El omega suspiró.

—¿Algún problema? —replicó Chan fríamente.

Jeongin estaba tentado de darles un golpe a los dos, en especial cuando los escuchó gruñir, pero terminó metiéndose entre ambos con una mirada de enojo.

—Hacen eso otra vez y prometo cortarles las bolas —amenazó, provocando que se callaran inmediatamente—. Espero que no haya ningún problema entre los dos en esto, ¿está claro o debo explicárselos con manzanitas?

—No, I.N —murmuró Junhui.

—No, mi amor —susurró Chan.

—Bien —rodó los ojos—. Ahora vamos a despedirnos de Yongbok, regresamos en cinco minutos, Junhui.

El alfa le hizo un gesto con la mano en señal de comprensión, diciéndole que les iba a esperar afuera con el grupo de gente, y mientras desaYongsunban con rapidez se dirigieron hacia las habitaciones habilitadas para celo.

Tocaron la puerta con suavidad, sin saber realmente si estaban en condiciones para atender, pero los dos querían realmente despedirse de los menores.

La puerta se abrió un poco y Yongbok se asomó, su rostro iluminándose al ver a sus padres. Hizo un gesto, saliendo rápidamente del cuarto, vistiendo sólo una bata.

—Seungmin está durmiendo —dijo a modo de explicación antes de abrazar a su mamá—. Odio el celo, ¿por qué no pude ser beta?

Jeongin se rió, besándole el cabello e importándole poco al notar el olor a omega a su alrededor. Cerró sus ojos un instante, disfrutando de tenerlo entre sus brazos, deseando poder protegerlo con ese simple gesto de todo lo malo en el mundo.

Volveré, se prometió Jeongin en silencio, no me separaré más de ti.

—Sé un buen alfa, cariño —le dijo Jeongin alejándose, tomándolo de las mejillas—, lléname de orgullo, ¿bien?

—Sí, mamá —Yongbok sonrió—. Te amo.

—Yo también, Bokkie —Jeongin le besó un moflete sonoramente, alejándose y dando paso a Chan.

Yongbok se sorprendió cuando su papá también lo abrazó, y se permitió acurrucarse a su lado, recordando cuando era más pequeño, tenía pesadillas y su papá lo tomaba en brazos tratando de calmarlo, murmurándole que todo iba a estar bien, que mamá y él lo amaban mucho.

No podía entender porque decía esas cosas, pero ahora...

—No hagas ningún desastre —le dijo Chan con cariño—, y no seas malcriado.

—No soy malcriado —replicó Yongbok.

—Si vuelves a responderme, cuando regrese te empujaré por las escaleras accidentalmente —contestó Chan.

Jeongin le dio un golpe en el trasero, riéndose, y Yongbok bufó.

—Ya vayan —apuró Yongbok, no queriendo alargar la despedida, pues sentía que iba a llorar—, cuando regresen quiero mil helados.

Sus ojos estaban picando y su garganta se apretaba con cada nueva palabra, pero se obligó a que su voz no se quebrara, porque sabía que si rompía a llorar sus papás no lo dejarían nunca.

Pero no quería ver cómo ellos se iban, cómo podía existir la posibilidad de que todo acabara mal y... y...

Se obligó a concentrarse en el rostro de sus padres.

—Te amamos mucho, bebé —dijo Jeongin, tomando la mano de Chan y despidiéndose mientras retrocedían.

—Yo también los amo —contestó, tratando de sonreír.

Sólo cuando desaparecieron al doblar en la esquina se permitió apoyarse en la pared, tomando aire y frotando sus ojos con sus manos para despejar el rastro de lágrimas que pujaban por salir, tratando de creer que todo saldría bien.

Que todo iría maravillosa, perfectamente bien.

Realmente esperaba que Seungmin estuviera durmiendo, pero cuando se acostó, el omega se giró sobre la cama, su rostro colorado, ojos acusatorios sobre él, y lo agarró del brazo.

—Te fuiste —espetó Seungmin—. Desperté y no estabas.

Con calma, Yongbok se quitó la bata, quedando en ropa interior y notando de reojo que Hyunjin seguía durmiendo como una roca.

—Lo siento, bebé —se disculpó Yongbok, acostándose al lado de Seungmin.

El omega gruñó, enojado, comenzando a frotar su cabello contra el cuello del alfa.

—Hueles mal —murmuró Seungmin—. A otro omega. No gusta —sus ojos se pusieron llorosos—. ¿Otro omega?

—No, no cariño —suspiró Yongbok, dejando que el omega se refregara contra él a su propio placer—, era mi mamá. Tú eres mi único omega.

Seungmin levantó su cabeza, su cabello desordenado completamente, respirando un poco acelerado, y el chico se subió a horcajadas de él, sus piernas a ambos lados del estómago de Yongbok.

El alfa tomó aire, feromonas invadiendo sus fosas nasales, y mordió su labio inferior cuando notó humedad en la ropa interior de Seungmin.

—Márcame —exigió Seungmin, comenzando a balancearse y frotando su entrepierna contra el vientre de Yongbok—, aquí —apuntó a su lado izquierdo, donde no había ninguna marca—. Ahora.

Yongbok mordió su labio inferior, agarrándolo de la cintura para detenerlo, y giró su rostro, chocando de pronto con la despierta mirada de Hyunjin.

—Quítate la ropa interior, Seung —ordenó Hyunjin con voz grave, provocando que el omega gimiera—, deja que te admiremos.

Seungmin no tardó en obedecer, quitándose de encima, echando la única prenda que vestía a un lado y quedando completamente desnudo. Su pene ya estaba endurecido, goteando presemen por toda su longitud, y se acostó boca arriba, abriendo sus piernas y levantándolas, llevándolas a su pecho y mostrando su ano. Yongbok tragó saliva al verlo: rosado, apretado y húmedo por la autolubricación.

—Eres bonito —alabó Hyunjin con calma, aunque sus ojos brillaban por la excitación—¸ ¿no, Bok?

—Precioso —coincidió Yongbok, observando el rostro complacido de Seungmin por los halagos—. Precioso y sexy.

—Aquí —Seungmin llevó sus manos a sus nalgas, separándolas para darles una mejor vista—. Los quiero. Alfas, por favor...

—¿Qué quieres, bebé? —preguntó Hyunjin sin moverse.

Los ojos dilatados de Seungmin los observaron, pensativos, y cuando habló su voz era un temblor tímido y nervioso:

—A... a Alfa Yo-Yongbok preparándome... —humedeció sus labios, avergonzado—. A... a Alfa Hyunjin en mi... mi boca...

Oírlo hablar con títulos provocó una punzada de dolor y ansiedad en su pene endurecido, y Yongbok tragó saliva, mirando a Hyunjin. El mayor le hizo un gesto con la mano, quitándose la ropa interior, y Yongbok no tardó en imitarle, caminando y acomodándose entre las piernas del omega, que gimió al primer tacto.

—¿Mis dedos, mi boca, omega? —preguntó Yongbok con voz grave, sintiéndolo temblar.

—Por... por favor... —pidió Seungmin, desesperado.

Yongbok se inclinó mientras Hyunjin rodeaba la cama, quedando al otro lado, su pene en el rostro de Seungmin que mojó sus labios una vez más en señal de excitación.

El omega soltó un gemido sonoro cuando la lengua de Yongbok pasó por sobre su ano, probando la lubricación que seguía soltando, su ano apretándose por el deseo, y Yongbok agarró sus nalgas, separándolas para abrir un poco más su agujero brillante.

Hyunjin acarició el necesitado rostro de Seungmin con el glande de su pene, sonriendo al ver como quedaba húmedo por el presemen que estaba sintiendo, y soltó un gemido ronco cuando el omega movió su cabeza, sus labios cerrándose alrededor de su polla.

Yongbok dejó salir un gruñido, su lengua comenzando a follar el ano de Seungmin, sus dedos acariciando el borde de su entrada, y los sonidos que estaba soltando el omega no ayudaban mucho a su autocontrol.

—¿Te gusta así, bebé? —provocó Hyunjin entre gemidos, moviendo sus caderas para follar con mejor facilidad la boca del chico—. ¿Te gusta que te deseemos tanto, Seungminnie?

El chico separó el pene de sus labios, un hilo de saliva conectando el miembro con su boca, y lloriqueó cuando Yongbok metió un dedo en su interior, su lengua sin dejar de prepararlo.

—S-sí... —murmuró Seungmin, temblando—, más... Más, alfas...

Cuando a Yongbok le explicaron la unión alfa-omega, sabía que el omega lubricaba y autopreparaba con facilidad, su celo relajando su entrada, e incluso cuando solía ver porno, veía como el omega no necesitaba mucha preparación para ser follado.

Pero eso no significaba que no estaba sorprendido al ver como un segundo dedo entraba con facilidad en el ano de Seungmin, estirándose sin dificultad alguna, la lubricación humedeciendo su mano y facilitando el jugueteo.

Se enderezó, alejando su boca, pero sin dejar de mover sus dedos en el interior de Seungmin, observando al omega con la boca abierta y ojos llorosos, tan sumiso. Dejaba que Hyunjin llevara el ritmo de las estocadas, y la visión era demasiado caliente como para quedarse quieto.

Seungmin gimió cuando Yongbok agarró su pene y comenzó a chuparlo, agregando ahora un tercer dedo en su ano, acelerando el ritmo de las embestidas.

Así no duró mucho: la estimulación en su entrada, la boca de Yongbok subiendo y bajando alrededor de su sensible miembro, su garganta atragantándose con la polla de Hyunjin, fueron suficiente como para temblar sin control alguno y correrse entre jadeos y chillidos de placer.

Yongbok se alejó cuando Seungmin dejó de eyacular, el semen en su boca, y Hyunjin lo agarró del brazo, tirando de él y besándolo con posesión.

El omega gimió en necesidad al ver a los dos alfas compartiendo su semen en un beso sucio, obsceno y lascivo, su pene reaccionando una vez más.

Ambos tragaron al alejarse, el sabor espeso cayendo por su garganta, pero poco les importó porque estaban más caliente que nunca en ese instante.

—Fóllalo —ordenó Hyunjin entre jadeos.

—Sí, sí, sí... —concedió Seungmin, tomando a Yongbok de la mano, empujándolo en la cama.

Yongbok se sentía mareado, excitado y deseoso, dejándose manipular con facilidad por el omega, sometiéndose sin problema alguno con sólo una mirada de Hyunjin, y pensó fugazmente que se debía a su posición de delta en ese celo, a que su alfa sabía que había alguien superior a él ese día.

Cayó de espaldas entre las mantas, con Seungmin subiéndose sobre él, el omega comenzando a frotar su culo contra el pene del alfa.

—Mira —prosiguió Hyunjin, detrás de Seungmin—, mira como su ano te traga, Bok...

El omega elevó sus caderas, agarrando la base del miembro del menor, alineándolo contra su entrada, y comenzó a bajar con lentitud. Las paredes anales del chico envolvían su sensible miembro, cálidas y apretadas.

Yongbok gimió sonoramente por la sensación que estaba sintiendo, Seungmin jadeando al bajar sin dificultad alguna, su interior recibiéndolo con una increíble facilidad.

Se quedaron quietos un instante, tratando de recuperar el aire, y Yongbok chocó con los ojos de Hyunjin.

Muévete, pareció ordenar el alfa con su mirada, fóllalo, rómpelo.

Seungmin comenzó a saltar entre chillidos, su rostro ruborizado completamente, sus ojos lagrimeando por el placer y sus labios entreabiertos en ruidos adorables que soltaba. Yongbok decidió mover sus caderas también para poder follarlo, un chapucero ruido resonando en el cuarto.

—Pequeño conejito —gruñó Hyunjin, agarrando a Seungmin de la cintura, deteniéndolo—, ¿me podrás recibir a mí también?

Seungmin gimoteó, inclinándose, sus ojos enfocándose en la cara colorada de Yongbok, y sonrió temblorosamente antes de que los labios del chico se posaran contra su boca en un beso dulce y tierno, lento y pausado, ambos tomándose su tiempo para compartir ese momento.

Hyunjin, mientras tanto, separó las nalgas de Seungmin, viendo su ano siendo llenado por el pene de Yongbok. Se inclinó, comenzando a chupar a su alrededor queriendo excitarlo más aún, esperando que con aquello pudiera lubricar y así recibirlo con mayor facilidad.

El omega comenzó a soltar ruidos necesitados y de impaciencia, y Hyunjin sonrió con deseo al comenzar a empujar su dedo contra el ano de Seungmin, complacido al observar cómo penetraba con facilidad.

—Ra... rápido... —lloriqueó Seungmin, queriendo moverse otra vez, pero siendo impedido por Hyunjin.

—No seas impaciente, bebé —regañó Hyunjin antes de meter otro dedo.

—No queremos... ha-hacerte daño... —agregó Yongbok, gimiendo cuando los dedos de Hyunjin acariciaron su miembro.

Seungmin soltó un gruñido, comenzando a besar el rostro del menor.

Minutos después, Hyunjin sacó sus dedos, acomodando su miembro contra el ano de Seungmin, y empujó del omega hacia arriba, sacando la polla de Yongbok, dejando sólo la punta contra su entrada.

—Relájate... —pidió Hyunjin con voz suave—, toma aire, bebito...

Yongbok decidió distraer a Seungmin acariciando sus pezones, sus labios comenzando a besar su cuello, y escuchó los jadeos del omega cuando ambos comenzaron a entrar lentamente en su interior, sus penes uno junto al otro, sus bocas acariciando la piel desnuda del omega para distraerlo del leve dolor que comenzó a sentir.

—¿Va... va bien...? —preguntó Yongbok, tratando de no moverse mientras Seungmin bajaba con lentitud, haciendo pequeñas muecas en su rostro, excitado y caliente por lo apretado que se sentía ahora el ano del omega.

Pero no quería disfrutarlo, no completamente cuando Seungmin comenzó a sollozar.

—Tal vez deberíamos... detenernos... —ofreció Hyunjin, preocupado.

—¡No! —lloriqueó Seungmin—. ¡Si-sigan! ¡Be... bésenme...!

No fue necesario que Seungmin dijera algo más para que obedecieran.

Segundos después, ambos alfas terminaron de penetrarlo, quedándose quietos en su interior. Limpiaron el rostro de Seungmin, que sorbía por su nariz, dejándole un rastro de besos en todo su rostro y cuello.

—Estoy... estoy bien... —murmuró Seungmin—, pueden... pueden moverse...

—¿Seguro? —preguntó Hyunjin, desconfiado.

—Quizás sería mejor...

—¡No! ¡No! —gruñó Seungmin, enojado e interrumpiendo a Yongbok—. ¡No quiero! ¡Malos! ¡Alfas malos! ¡Alfas... AH!

Seungmin gritó cuando Hyunjin lo embistió.

—Entonces salta, Minnie —motivó el mayor—, comienza a saltar como el conejito sucio que eres.

No fue necesario que le dijeran algo más para que el omega se moviera.

Pronto el cuarto se llenó de gruñidos, gemidos y jadeos, olor de sudor, feromonas y sexo invadiendo el aire, murmullos resonando en el lugar, lloriqueos de necesidad y comentarios lascivos alabando al omega.

Seungmin no aguantó mucho en ese estado: tener dos pollas en su culo hacía que presionaran con facilidad su próstata, y comenzó a chillar cuando se corrió entre su pecho y el de Yongbok, su ano apretándose alrededor de los miembros, y los dos alfas se miraron de forma repentina.

Hyunjin sonrió, mostrando sus colmillos, inclinándose hacia el lado derecho donde su marca brillaba. Yongbok supo que le estaba cediendo el lado izquierdo, así que gruñó embistiendo una vez más antes de elevar su rostro, su boca posándose en la piel salada del omega.

Seungmin se corrió otra vez cuando los dos alfas enterraron sus colmillos en su cuello, placer y dolor recorriéndolo en un santiamén, un lazo formándose repentinamente entre los tres.

Sin embargo, el placer pronto se transformó en dolor cuando los chicos comenzaron a anudar en su interior.

—Du-duele... —lloriqueó, dejándose caer sobre el pecho de Yongbok, que gimoteaba de placer.

—Lo sé, bebé, lo sé... —concedió Hyunjin, eyaculando entre jadeos.

—¿Puedes... puedes aguantar? —preguntó Yongbok, besando el rostro del chico.

—Sí, sí, sí... —Seungmin sonrió, afiebrado—. Bebés... ¿Me darán bebés...?

—Todos los que quieras —respondió Hyunjin, besándole la espalda.

Eso pareció calmar al omega lo suficiente para dejar que besaran su rostro el resto del momento.

Minutos después el nudo terminó, y ambos alfas no tardaron en retirarse del interior de Seungmin, observando como el semen escurría por sus piernas.

El omega suspiró, feliz, comenzando a frotar su cara entre los dos alfas.

—Los quiero —suspiró, contento.

Yongbok acarició el cabello de Seungmin, sus ojos posándose en el rostro amoroso de Hyunjin, y contestó sin dudarlo:

—Yo también los quiero.

Y las cosas, por un instante, se sintieron bien.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro