Capítulo 80.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act five ― chapter five. ❫ ▒▓
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YA A MITAD DE VIAJE HACIA tierras europeas, los Cullen y Agatha volaban en primera clase, consintiendo como siempre a la última. Teniendo en cuenta que Jasper Hale era el último vegetariano que se unió a la familia, no iban a jugársela a que perdiera el control, por mucho que hubiese mejorado en los últimos años.
La híbrida se encontraba en medio de sus dos novios, aunque les separaban un medio metro en sillón y sillón, aproximadamente. Una de las azafatas quedó sorprendida al ver la belleza de Edward, pasando por su lado tantas veces como le era posible, preguntándole siempre si necesitaba algo o quería algo para comer. En una de esas veces que fue pillada por la Zorkin, ésta no fue precisamente amable con esa chica.
—Le aconsejaría que dejase de coquetear con mi novio, si no quiere que eleve una queja a sus superiores y le abran un expediente por incomodar a los pasajeros —habló, con una sonrisa falsa en su rostro, pero dispuesta a hacerlo. Mucho había aguantado hasta el momento, pero su paciencia tenía ciertamente un límite—. Lárgate.
Escuchó la risa de Rosalie, quien estaba junto a Emmett unos asientos más adelante, como si quisiera decirle bien hecho, osita. No necesitaba escucharlo verbalmente para saberlo, puesto que la conocía como la palma de su mano.
Pasados unos minutos, finalmente, Agatha se durmió por un buen rato. Consiguió conciliar el sueño escuchando a Edward leerle uno de sus libros favoritos de la literatura universal. Pero no duró mucho, una hora antes de que el vuelo llegase a su destino, cuando el amanecer podía verse a través de las ventanas del avión, la futura estudiante de medicina se despertó agitada. Las pesadillas habían vuelto, pero más como si fuesen premoniciones. Y un mal presentimiento acechaba en su mente, una corazonada que le decía que lo peor estaba por venir. Sin embargo, no quiso preocupar a su familia, por lo que intentó serenarse antes de sentarse nuevamente en el sillón, fijando su mirada en Jasper, que parecía concentrado en el amanecer.
El olor a sangre inundó sus fosas nasales de un momento a otro. No era muy fuerte pero, sí lo suficiente para que fuese insoportable para alguien que luchaba contra el deseo de la sangre, como lo era su alma gemela. Instintivamente, Agatha se levantó con rapidez, incluso revelando que no era normal esa agilidad con lo que lo había hecho —pero nadie la vio, por suerte—, y no dudó en acercarse a su pareja, con una mueca en sus labios.
—Ven, vamos al baño... —susurró en su oído, una vez acarició la ahora corta melena de Jasper—. Yo también lo he olido, pero puedes con ello... eres más fuerte.
O eso quería creer, mejor dicho. Aun así, el sureño siguió a su pareja, tomándola de la mano y apretándola con ligera fuerza. Agatha no se lastimaría demasiado aunque le dolía el agarre, sabiendo que sanaría pronto pero no con tanta rapidez como lo haría un vampiro corriente. Y es que su condición tenía muchas cosas buenas, pero también malas. Y esa era una de ellas.
La pareja entró al baño, obligando a Jasper a sentarse sobre la tapa del váter, tras cerrar la puerta del compartimiento con el cierre de seguridad. Pronto aterrizarían, por lo que no tenían mucho tiempo para controlar a la bestia interna del vampiro de Jasper. Esa que luchaba más que nadie contra la sangre y el deseo de drenar a todo humano que se cruzaba con él.
—Céntrate en mi voz y en mí, mon amour —susurraba la fémina, dejando delicadas caricias en el rostro de su pareja, en un tono casi inaudible—. Pronto pasará ese dolor, esas ansias... pronto llegaremos a nuestro nuevo hogar.
Un nuevo hogar. Mientras seguía calmando a Jasper Hale, eso llegó a la mente de Agatha Zorkin. Aun cuando Edward y Jasper insistieron en que podrían vivir juntos, Aggie decidió no hacerlo. Eso era dar un paso muy grande en su relación, todavía estaban asentándola de nuevo, jugando a ese juego llamado amor que parecía irles bien. Pero, no por eso iba a perder su independencia y autonomía, ahora en una ciudad nueva. Quería ir paso a paso, sin apresurar los tiempos en la relación.
Por temor a un nuevo abandono, por miedo a salir herida emocionalmente, por no saber convivir con otras personas que no fuesen los Uley o la manada, como siempre había hecho. Si alguien se lo preguntaba, lógicamente que no había compartido sus sentimientos con nadie, por algo eran suyos y ella era una mujer bastante reservada en cuánto a sus temores se refería, o sentimientos y emociones en general.
—Estoy mejor... —susurró el vampiro, haciéndola volver a la realidad, cuando notó las emociones que destilaba su pareja. Emociones que verbalmente no había compartido con él ni con Edward, muy probablemente.
—Volvamos... en nada aterrizamos, creo.
La pareja salió pasados diez largos minutos, sin exagerar. Jasper volvía a tener esos ojos dorados tan característicos de la dieta animal que seguía el Clan Cullen, por lo que no iba a ser un peligro nuevamente exponerse a los humanos.
Por lo que escuchó mientras se mantenía aferrada a su cinturón, odiando los aterrizajes como las pocas veces que había viajado en avión, una mujer se había cortado el dedo. Nada importante, pero era una zona de fácil sangrado, entonces, no le sorprendió que el olor se magnificase por segundos. Aun así, fue una suerte que llegasen a Florencia sin ningún altercado.
* *
n/a. un nuevo capítulo, aparecí con una nueva actualización. Este acto no será tan largo como los otros, pues tengo las ideas bastante organizadas en mi mente y me temo que, como mucho, serán unos 13 o 14 capítulos. ¡Pero luego vendrá el epílogo!
Y los extras, por supuesto. Como ya sabéis, los extras son capítulos que no van incluidos en los actos porque pienso que son escenas de más y que merecen un poquito de protagonismo, pero no tanto como para ser metidas entre capítulo y capítulo, así como merecen tener su momento especial.
POR CIERTO. Mi nuevo fic de hp x twilight ya está publicado: ALETHEIA. Podéis encontrarlo en mi perfil, junto al resto de historias. Os adjunto la portada para que os enamoréis tanto como yo <33
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