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Capítulo 71.


─┈ꗃ ▓▒ ❪ act four ― chapter eight. ❫ ▒▓



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LA MAÑANA SIGUIENTE A LA confesión de Alice y acordar con la familia que entrenarían para combatir contra los neófitos, Agatha se dirigió a la casa de Billy Black. Tenía que hablar con él antes de ir al entrenamiento, en el claro del bosque a mitad del camino de la Reserva y de la casa de la familia de vampiros vegetarianos.

Llamó a la puerta, que estaba abierta en realidad, con los nudillos, antes de adentrarse a la casa. Sabía que Billy estaría por ahí, pues Jacob la avisó antes de salir de casa hacía media hora. Y no se equivocaba, pues se encontraba en la cocina preparando té. La loba sonrió con ternura, depositando un beso en el hombro del mayor.

―Tío Billy ―saludó, con su sonrisa tan característica―. Quería comentarte algo, ¿tienes tiempo ahora?

―Claro que sí, Aggie. ¿Al salón?

La joven asintió y con rapidez alcanzó la tetera y otras dos tazas, para después seguirle hasta el salón. Dejó las dos tazas sobre la mesita del centro, llenándolas del té recién hecho. El humeante pero agradable olor inundó sus fosas nasales, siendo contrastado con la sangre que olía de su tío. Era llamativa, pero también soportable. Esa fue la razón por la que decidió beber de su té con rapidez, calmando la sed de sangre que por un momento quiso apoderarse de ella.

―Lo he estado pensando mucho, pero creo que deberíamos contarle sobre la manada y el consejo a Charlie ―murmuró, desviando la mirada por unos segundos―. Con todo eso de las desapariciones de Seattle y todo lo que ha ocurrido últimamente, creo que también podría ser un buen aliado, teniendo en cuenta que es el jefe de policías del pueblo. Es... es mi manera de mantenerle seguro, sin que el peligro aceche cada vez que sale de casa.

Billy alargó su brazo y acarició la mejilla de la menor, depositando una leve caricia ahí. Se sentía orgulloso de ella, por haber dejado atrás ese rencor con el que vivía y se alegraba que le viera como una figura paterna, aunque hubiese sido una ausente durante la mitad de su vida.

―Sí, lo hablaré con Sue y con Ateara, pero esta noche podría pasarse por aquí y contarle algunas de las cosas ―aceptó el hombre, a lo que correspondió con una sonrisa de agradecimiento―. Le llamaré en un rato, será bueno que te sinceres con él una vez le contemos la verdad.

―Le ocultaré algunas cosas pensando en su bien, tampoco quiero exponerle demasiado y que sea una presa fácil.

Se despidió, besó la mejilla de su tío y se fue, dejando atrás la reserva.


( . . . )


Agatha tardó un poco en llegar al sitio del entrenamiento, puesto que había pasado a cambiarse. Los pantalones cortos de gimnasia con un top deportivo y sus zapatillas negras, junto a una coleta en la que recogió toda su melena, era lo más adecuado para entrenar.

A velocidad vampírica se acercaba rápidamente al lugar de encuentro, viendo como Emmett volaba por los aires una y otra vez, estrellándose contra la tierra húmeda.

―No apostaré nunca por ti, papá oso ―bromeó la azabache, soltando una sonora carcajada.

― ¡Me ofendes, osita! ―exclamó el mencionado, soltando un bufido cual niño pequeño―. ¡Otra vez! ―exigió, acercándose a Jasper, retándole.

― ¿No crees que fue suficiente humillación para ti, hermano? ―se burló Alice, riendo.


A excepción de Edward, que lastimosamente fue el encargado de ir a buscar a Isabella en el Jeep de Emmett, toda la familia Cullen se encontraba en aquella parte del bosque, mientras esperaban a los metamorfos llegar. Agatha se acercó a las mujeres de la familia, a quienes saludó con emoción y diversión. Esperando a que llegasen todos, por fin escucharon el ruido del motor, deteniéndose en el prado.

Agatha resopló, todavía no entendía la razón por la que la humana estaba ahí con ellos. Ni siquiera la necesitaban, no era más que una distracción innecesaria cuando tampoco iba a luchar, lógicamente.

Y, a continuación, la manada también llegó. La híbrida compartió una mirada con el lector de mentes que entendió al momento. Por ello, se situó junto a la manada, al lado de Sam, a quien acarició el hocico y las orejas, depositando unas cosquillas ahí.

―No tienen la confianza suficiente para mostrarse en su forma humana ―tradujo Edward a su padre.

―Vinieron, es lo que importa. ¿Podéis traducir? ―preguntó, mirando a su hijo y a Agatha, sabiendo que recientemente había copiado el don de Edward sin querer―. Bienvenidos, Jasper tiene experiencia en neófitos. Él nos dirá cómo vencerlos.

Que su alma gemela supiera como combatir contra los neófitos era algo a lo que todavía no se había acostumbrado Agatha Zorkin. Si bien seguía dolida (aunque no tanto como antes, pues ambos chicos estaban haciendo méritos para ser perdonados), también se preocupaba por ambos. Y el hecho de no conocer las historias de cada uno, era algo que realmente le disgustaba. ¿Por qué no se sinceraban con ella? No iba a huir, ya sabía que estaba destinada a estar junto a ellos, toda la eternidad.

― ¿Se puede saber por qué nunca me escucháis cuando os cuento las cosas? ―lloriqueó, exageradamente, la híbrida, cruzándose de brazos falsamente indignada. Eso causó risas entre los Cullen, que ya conocían lo dramática que podía ser Agatha―. Quieren saber en qué son diferentes a ustedes.

―Son mucho más fuertes que un vampiro promedio porque todavía hay sangre humana en sus tejidos ―contestó Carlisle―. Los vampiros nunca son tan fuertes como en los primeros meses de vida. Y un ejército de neófitos no necesita tantos como un ejército humano, así como... como tampoco hay ejército humano que pueda con ellos.

Con esa explicación básica, Jasper había entrado en escena con su posado erguido en modo soldado. Llevó las manos a su espalda, manteniendo una postura recta y firme, haciéndole ver sumamente sexy.

"Demonios" gruñó la loba en sus pensamientos, así no podía resistirse a sus encantos ni hacerse la fuerte dándole negativas a cada vez que le preguntaba si le había perdonado o si todavía le quería.

―Las dos cosas más importantes que deben recordar son ―levantó el dedo índice de su diestra, para después indicarle que hiciera lo mismo en Sam, enseñándoles así a los lobos―. No permitan que los rodeen con sus brazos, los aplastarán sin dudarlo.

En consecuencia a eso, Agatha rodeó a Sam como pudo, todavía siendo demasiado grande para su constitución delgada, imitando el gesto que había descrito el Mayor.

―Y segundo ―alzó el dedo del medio, el corazón―. No vayan a intentar las maniobras conocidas, les estarán esperando. Es decir, por ejemplo, Emmett iría a por el más fuerte, pero eso sería demasiado evidente y una muerte casi segura. Entonces, Emmett tendría que ir hacia los más pequeños, dejando a Alice, por ejemplo, encargarse de los más grandes, pues siendo más diminuta, los movimientos también serán más ágiles.

Los lobos se miraron entre ellos, comprendiendo la explicación, y Agatha decidió unirse a los Cullen. Si ellos iban a entrenar, ella demostraría todo lo que aprendió durante las casi tres semanas que pasó en Volterra, entrenando con los vampiros de la guardia.

―Emmett ―habló de nuevo, mirando a su hermano, que sonrió burlonamente como si no hubiese sido humillado anteriormente―. No te contengas.

―No es mi naturaleza hacerlo ―se burló, divertido.

Y ahí, empezó la acción. Con el primer combate de muestra de Emmett y Jasper, después seguirían los demás.

Emmett corrió en dirección a su hermano e intentó hacerle retroceder cuando embistió contra él, más, Jasper mantuvo bien firmes sus pies contra el suelo que apenas lo movió unos centímetros. Agarró al rubio del brazo como segunda maniobra y lo tiró hacia atrás, haciendo que volase por los aires, pero cayó, nuevamente, de pie. Ninguno de los dos perdió ni un segundo y volvieron a correr hacia el otro. Emmett lanzó un golpe siendo esquivado por el exsoldado, antes de que le golpease en el pecho y le tirase al suelo.

―No perdáis nunca la concentración.

Carlisle y Edward fueron los siguientes. Si bien Edward no era muy bueno luchando, siempre podía ayudarse de su don, con el cual podía avanzarse a los movimientos de su oponente al leerle la mente. Sin embargo, Carlisle era un vampiro de dos cientos años más de los que tenía el menor de los Cullen y, por ende, más experiencia, por mucho que no apoyase la violencia.

Eddie, yo no salgo nunca con perdedores ―gritó la híbrida con diversión, haciendo que el cobrizo sonriera.

La lucha se alargó unos minutos más, pensando que Edward Cullen vencía a su padre adoptivo. Sin embargo, en una lucha como esa ―sin importar que fuese un entrenamiento― todo podía cambiar de un momento a otro.

―Una cosa más ―el de cabellos cobrizos miró a su hermano después de derribar a su padre―, nunca le des la espalda a tu enemigo ―añadió, a la par que Carlisle se levantaba con rapidez para derribar a su hijo.

―Maldición, Eddie. ¡Así no se puede! ―dramatizó la joven, negando con la cabeza―. Ve practicando, ya dije que no saldría con un perdedor.

La joven se apartó cuando éste iba a besarla, haciéndole la cobra.

―Te lo dije ―se burló, soltando una risita.


Después pasaron Rosalie y Esme, Alice y Alain. La lucha entre el matrimonio fue maravillosa. Alice siempre daba pasos elegantes, así como todas sus estrategias en combate, también usando su don para ver lo que haría su contrincante, hacían que parecieran una pareja de baile. A pesar de la brusquedad que Alain tenía, parecían ser dos polos opuestos que se entendían a la perfección.

―Agatha.

La híbrida frunció el ceño. Era su momento. Se quitó la sudadera, dejando ver su trabajado abdomen que ya tenía antes de ser mordida, tendiéndosela a Rosalie, que le silbó. Volvió a atar su larga melena en una coleta, evitando así que su pelo la molestase durante el entrenamiento, colocándose en posición de ataque nada más mirar fijamente a Jasper.

La híbrida notó como los nervios erizaban su piel. Seguía siendo una neófita, aun si era una híbrida de lobo y vampiro, pero seguía siendo más fuerte que él. Fácilmente podría lastimarle, incluso desahogarse por haberla dañado tanto, pero no podía... no se lo perdonaría nunca. Jasper tenía a su favor que conocía bastante bien sus movimientos.

Dejando un espacio para correr, rápidamente se desvió cuando Jasper la estampó contra el suelo, o intentó hacerlo. Fue a darle una patada solo para tenerlo de espaldas, más, el Mayor era más rápido y se mantenía de pie soltando golpes. Agatha desviaba cada uno antes de encajar una patada en su ingle, entrando de nuevo en modo de ataque. La fémina aprovechó su propio movimiento como si fuera el suyo propio para correr, deslizándose hacia el suelo y usando su pie derecho para golpearle en el tobillo, de modo que le hizo caer de rodillas al no esperarse esa táctica. Saltó sobre su espalda, envolviendo las piernas alrededor de su cuello, como si así pudiera ejercer una fuerza superior, antes de que empezase na balancearse por el suelo. Agatha extendió uno de sus brazos esperando a que se rindiera, pero lo único que logró, perdiendo la concentración por unos segundos, fue que la agarrase por la parte interior de una de sus rodillas, golpeándola con fuerza, lo que hizo que debilitase su agarre sobre él.

Volviéndose hacia atrás, se aseguró que no podía ver su parte trasera antes de agacharse de nuevo, atacándolo. No obstante, en esta ocasión sí estaba listo. Jasper golpeó su estómago. Los ojos de Agatha se tornaron de color ámbar, indicando que eran sus ojos lobunos, enfocándose en la mano que iba directa a su garganta, y se agachó, agarrándole también de la garganta para golpearlo con fuerza.

Jasper envolvió las piernas alrededor de la cintura de su alma gemela, que estaba luchando como si hubiese estado entrenada para ello desde siempre. Con ese movimiento, la derribó. Con un último respiro, la joven dio una fuerte patada al abdomen del varón, enviándole más lejos de lo que pensaba.


―Así es como se hace ―sonrió, con orgullo, acercándose a Jasper―. Gracias, Jazz. Ha sido un buen combate ―alargó su brazo, para que tomase su mano y se levantase. Después, depositó un beso en su sien, a lo que la morocha sonrió agradecida.




* *

n/a. ¡he vuelto! no sabéis las ganas que tenía de volver, pero a su vez también necesitaba un pequeño respiro después de la maratón de cinco capítulos que subí. 

además, la espera ha valido la pena. me siento orgullosa del resultado obtenido con este capítulo, me ha gustado mucho escribirlo. 

he pensado que voy a alargar un poco el cuarto acto, quiero meterle escenas entre agatha y edward y jasper, así como también ya tengo pensado un capítulo importante que será de vital importancia para el desarrollo del último acto. lo vamos viendo, eso sí.


POR CIERTO. tengo un fic de twilight x harry potter como un crossover cociéndose en el horno y listo para ser publicado. ya escribí casi todo el primer acto (me emocioné, lo sé). sin embargo, decidí subirlo cuando acabe con el acto cuatro y también, por lo menos, terminar el segundo acto de ARIES BLACK. no quiero subir más fics (así como tampoco volver a publicar los que tengo en borradores) hasta avanzar con los que ya tengo a medio publicar y escribir... me estresa ver tantos fics y que no estén completos, me da TOC.

Pero bueno, solo os lo comento por ahora, ahre. os dejaré con el hype, y únicamente diré que será una historia donde todos los hermanos cullen comparten a su compañera.

Próxima actualización: domingo, 28 de julio.


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