Capítulo 70.
Maratón 5/5.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act four ― chapter seven. ❫ ▒▓
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PORT ANGELES FUE EL LUGAR que vio a las futuras graduadas comprarse los mejores vestidos para la graduación. La humana Ángela Webber, la vampiresa Alice Cullen y la híbrida Agatha Zorkin, siendo acompañadas de Rosalie, quien parecía no tener que hacer ningún esfuerzo para soportar a Ángela, aun siendo una humana, se encontraban en una de las mejores tiendas de diseño de moda de la ciudad.
Agatha le había prometido a su amiga que sería su regalo de cumpleaños y, también, el agradecimiento por haberla ayudado a recuperar el ritmo de las últimas semanas, teniendo en cuenta que se vio obligada a dejar Forks atrás por un tiempo cuando ocurrió la tragedia de su vida.
Esa era la razón por la que tres de las cuatro mujeres estaban probándose vestidos que, después, serían retocados por los modistas que trabajaban en ese negocio y, finalmente, pasarían a buscar un día antes de la graduación. Que fue lo que hizo Agatha, precisamente, cuando las clases terminaron al mediodía.
Condujo hasta Port Ángeles y aprovechó para comer algo por ahí, sin darle mucha importancia porque tenía el estómago cerrado. En su mente repasaba el discurso que debía dar esa noche, como Valedictorian del Forks High School de ese año. Pasó por la tienda cuando terminó de comer en una pequeña cafetería y condujo de vuelta a Forks. Primero pasó por la casa de Ángela, haciendo entrega de su vestido.
―No es nada, Angie ―contestó, con esa dulzura que tanto la caracterizaba cuando estaba en compañía de la joven asiática―. ¿Al final Stanley y tú os arreglaréis juntas?
―Sí, vendrá aquí a casa y luego sus padres pasarán a buscarla para ir las dos familias juntas a la graduación ―susurró la contraria, tras coger con cuidado el vestido―. Muchas gracias, nunca podré pagarte lo suficiente por el vestido.
― ¡Dije que era un regalo! ―exclamó la loba, fingiendo enfadarse, para después soltar una risita―. De verdad, Angie. Tú has hecho mucho por mí desde que llegué al Instituto, jamás me juzgaste. Eres una muy buena amiga y me siento muy afortunada de tenerte a mi lado, en mi vida. Quiero que te veas preciosa hoy, más de lo que eres siempre. Y el vestido pareció hecho expresamente para ti. Disfruta de la graduación, te lo mereces más que nadie.
―Gracias, Aggie, por ser tan buena amiga ―musitó, para después darle un abrazo―. ¡Nos vemos después!
― ¡Adiós! ¡Adiós, enanos! ¡Portaos bien y la próxima vez os llevaré a comer un helado! ―se despidió de los hermanos menores de Ángela, que asomaban a través de la puerta del salón.
La puerta se cerró tras la despedida y pudo escuchar los gritos de emoción de los gemelos, eufóricos por lo que les había prometido. Zorkin sonrió ante aquello y deseó que nunca perdieran esa ilusión e inocencia que tenían. Condujo hasta su casa, donde Alice y Rosalie llegarían en un par de horas, para arreglarse. Ambas hermanas aseguraron que no querían arriesgarse que ni Edward ni Jasper vieran a la joven híbrida antes de tiempo.
( . . . )
La hora de la graduación había llegado. El salón de actos estaba lleno, no cabía ni una mosca. Se podía decir que parecían sardinas enlatadas en un espacio realmente reducido en comparación con las personas que había en el lugar.
Familias, la directiva del instituto, el claustro de profesores, otros trabajadores de la institución de enseñanza y los alumnos que se graduaban hoy. Cuando el director subió al escenario, se acercó al atril y llamó la atención de todos los presentes.
―Permítanme darles la bienvenida al acto de graduación ―habló el señor, antes de alzar la vista para mirar al frente―. Este año, la junta directiva junto al profesorado ha elegido a una estudiante en base a otros baremos para ser nombrada Valedictorian. Ha sido una alumna ejemplar, posiblemente la que ha tenido el mejor promedio en años, mostrando ser un ejemplo de esfuerzo y superación. Capitana del equipo de voleibol y una de las personas más entregadas a la institución. Con todos ustedes, la señorita Agatha Zorkin.
Sintiendo como el nerviosismo se apoderaba de ella por momentos, al escuchar su nombre en boca del director del instituto, intentó dejarlo todo atrás. Nadie sabía que ella había sido la elegida para dar el discurso. Muchos pensaron que sería Jessica Stanley pero no, estaban muy equivocados. Y Agatha lo había mantenido en secreto, siendo Alain Cullen el único que sabía el secreto que había guardado hasta el momento. Se levantó de su asiento, bajo la mirada atenta de los presentes, y alisó las leves arrugas de su hermoso vestido negro, luego subió al escenario, alzando levemente el volante de su largo vestido, evitando así tropezar.
* * *
* * *
Una vez quedó frente al atril, dejó un papel con el discurso escrito. Les regaló su mejor sonrisa, siendo la primera vez que muchos la veían, y empezó.
―La verdad es que no he sabido muy bien como plasmar mis palabras. No quería usar los clichés, que tanto de moda están en la sociedad en la que vivimos. Pero tampoco quería que fuese un discurso aburrido, donde todos me tirasen los birretes a la cabeza ―bromeó la joven, haciendo que algunos soltasen algunas risas―. Es por ello que, simplemente, me dejé llevar por lo que sentí al momento de escribirlo.
La joven de ojos oscuros buscó con la mirada a su alma gemela. También a su impronta. En esos momentos, a un paso de entrar a la universidad de sus sueños, se dio cuenta que no podía vivir sin ellos y se odiaba por eso. Pensaba en lo que estaba sucediendo a varios kilómetros de Forks y que podían llegar al pueblo... alguno podría morir y ella no se perdonaría nunca.
Los tres hicieron contacto visual y sonrieron.
Aclaró su garganta, para proseguir con el discurso.
―A los cinco años, nos preguntaron qué queríamos ser de mayores. Y contestábamos cosas como: astronauta, presidente o, en mi caso, reina. A los diez, volvieron a preguntárnoslo, y dijimos: estrella del rock, bailarín o, en mi caso, nadadora olímpica. Pero, ahora que somos mayores, quién sabe cuál sería una respuesta seria. A ver qué les parece esta: ¿quién demonios lo sabe? ―hizo una breve pausa, mirando a sus compañeros, los graduados. También pasó su oscura mirada por los familiares que les acompañaron esa noche. En su caso, estaban su padre, sus tíos Allison y Joshua, su hermano Sam, sus mejores amigos Paul y Jared, su tío Billy e incluso el resto de miembros de la manada―. No es momento de tomar decisiones rápidas. Más bien, todo lo contrario. Es momento de cometer errores, de subirse al tren equivocado y extraviarse. De enamorarse... mucho.
Volvió a dirigir su mirada hacia los Cullen que, al mencionar esas palabras, la miraron con fijación. Con admiración. Con amor.
―Es momento de licenciarse en filosofía porque, ¿quién puede terminar esa carrera? ―se burló, riendo―. De cambiar de idea y de volver a cambiar, porque no hay nada permanente. Somos humanos. Cometan todos los errores que puedan y, algún día, cuando nos pregunten lo que queremos ser. No tendremos que adivinarlo. Lo sabremos.
Dio por finalizado su discurso, sabiendo que había sido todo un éxito. Tanto adultos como jóvenes, familiares como graduados, profesorado y demás presentes rompieron a aplausos. Había dado en el clavo, sus palabras fueron las precisas y perfectas para ese momento. Se bajó del escenario tras agradecerles a los profesores y a la directiva por la oportunidad con un simple gesto, asintiendo con la cabeza, para irse a sentar junto a los demás.
Entonces, fue el turno del jefe de estudios, que junto al director, darían los diplomas. Alfabéticamente, los alumnos y alumnas empezaron a subir. Las fotografías no tardaron en hacerse presentes.
Tyler Crowley, Alain Cullen, Alice Cullen, Edward Cullen, Jasper Hale, Michael Newton, Jessica Stanley, Isabella Swan, Angela Webber, Eric Yorkie.
―Demos un fuerte aplauso a la matrícula de honor de este año, Agatha Zorkin-Swan.
Por primera vez, usó el apellido de su padre, sorprendiéndole. Limpió una lágrima traicionera que recorrió su mejilla y subió nuevamente los cuatro escalones que la separaban del escenario. Recogió su diploma, alzándolo con gracia en dirección a su padre, que era consolado por Billy Black. Bajó de nuevo y fue con su familia. Aunque primero se dejó abrazar por los Uley y saludó a la manada, después se acercó a Charlie Swan.
―Nunca he sido más feliz que hoy ―susurró en su oído su progenitor.
―Lo imaginé ―rio la joven, depositando un beso en la mejilla impropia.
( . . . )
La noche había caído y la casa de los Cullen había sido invadida por los graduados. Alice había decidido dar una fiesta y había invitado a todo el mundo, incluso algunos miembros de la manada estuvieron presentes. Embry, Jacob y Quil, para ser más exactos. Agatha bajaba las escaleras de la casa después de haberse cambiado. Ahora llevaba un vestido negro pero más corto que el de la graduación y de manga corta, con el abdomen en transparencias.
* * *
* * *
Había bailado con algunos de sus compañeros e incluso con Jessica, que la felicitó. Lógicamente, notó la envidia y un ligero tono de enfado por no haber sido ella la elegida; más, lo dejó pasar. Pero, tras un buen rato con su compañía, alejó la mirada de los recién graduados para dirigirla hacia las escaleras, donde visualizó a Alice bajando con una sonrisa. Imaginaba que todo había salido a la perfección. Sin embargo, detuvo sus pasos en seco, como si estuviese teniendo una visión.
―Ahora vuelvo, seguid disfrutando, chicos ―les avisó, antes de caminar hacia la Cullen, a una velocidad terriblemente rápida.
A pocos metros de ellos, Isabella Swan también lo vio y, sigilosamente aunque era torpe como nadie, la siguió.
― ¿Qué viste, Alice? ―le preguntó Agatha, preocupada.
La vampiresa con aspecto pixie fijó su mirada en la híbrida, luciendo abrumada y preocupada también.
―La decisión ha sido tomada ―confesó, logrando poner nerviosa a la loba.
― ¿Qué ocurre? ―preguntó Jacob, que acababa de llegar hasta ellas junto a Embry y Quil.
―No van a Seattle y tampoco nosotros, ¿verdad? ―se atrevió a preguntar Agatha, al darse cuenta de la mirada que le dio la vampira.
―Vienen hacia aquí ―negó, temblorosa.
Decidieron encaminarse hacia la tercera planta de la casa, lugar que estaba vacío y solo podían acceder los Cullen. Desgraciadamente, la insufrible humana también estaba ahí.
Agatha miró a Embry y, como si se hubiesen comunicado telepáticamente igual que en su forma lobuna, ambos soltaron una risa. Esa complicidad jamás había desaparecido.
―Jake, ponle la correa al Chihuahua, al menos así quizá no será tan torpe ―hablaron a la vez el dúo, haciendo reír a Rosalie por la ocurrencia.
Se reunieron alrededor de una mesa redonda, hasta que Alice empezó a hablar.
―Llegarán en cuatro días ―avisó la vampira de corte pixie, mientras era abrazada por Alain.
Edward rodeó los hombros de Agatha y la loba apoyó su cabeza en el pecho de él, sintiéndose más tranquila por las caricias que el varón le proporcionaba. Su mirada se fijó en los tres lobos, justo al frente de ella.
―Esto será una masacre ―aseguró Carlisle, con seriedad.
― ¿Quién lo planeó? ―preguntó Edward, tras depositar un beso en la sien de su impronta.
En mi visión no reconocí a nadie ―confesó, pero una imagen llegó a su mente de nuevo―. Tal vez a uno.
Agatha y Edward miraron a Alice. La híbrida, sin querer, había absorbido el don de la telepatía del Masen. Se tensaron al poder leer sus pensamientos y, entonces, la loba cayó. Su rostro se le hacía realmente conocido.
―Mi padre está trabajando en este caso, es Riley Biers ―comentó Agatha―. Sus padres llevan buscándolo desde hace más de un año. Pero él no pudo empezar esto, nadie de aquí le transformó.
―Quien quiera que sea, se mantiene alejado jugando con los puntos ciegos de mi visión ―respondió, con frustración, Alice.
―De cualquier forma, el ejército de neófitos viene y no somos los suficientes para defender la ciudad ―habló Jasper con seriedad, pero a la vez deseaba ser él quien estuviese abrazando a su compañera―. Buscan a Isabella y Agatha, aunque no sabemos la razón.
―El intruso que estuvo en casa de Charlie... fue entonces cuando cogió las prendas ―resopló, recordando como por culpa de eso su cita con Edward había sido anulada.
―Será una pelea muy fea.... Se perderán vidas.
―La manada peleará ―hablaron los cuatro lobos a la vez, tras mirarse de nuevo.
― ¡No! ―exclamó, hablando por primera vez, Bella―. Los pueden matar.
―No te estamos pidiendo permiso ―respondió, secamente, Jacob, soltándose del amarre que Isabella le había hecho.
―No seas egocéntrica, que seas la carnada no significa que seas importante ―bramó la Zorkin, cruzando los brazos sobre su pecho―. Es la seguridad del pueblo por la que la manada peleará, no creas que la razón eres tú. En cualquier caso, sería por mí. Aunque, por supuesto, yo no necesito protección ―con esa sonrisa cínica, la hizo callar nuevamente.
Jasper notó las emociones de la Swan, negando con la cabeza. La envidia, la ira, el enfado y la sed de venganza destacaban por encima de cualquier otra emoción.
― ¿Creéis que Sam accederá a un acuerdo? ―preguntó Carlisle.
―Hablaré con él nada más llegar a casa ―aseguró Jacob, sonriendo.
― ¿Jasper? ―preguntó a su hijo, que analizaba con la mirada a los miembros presentes de la manada.
―Aumentarán en número y los neófitos desconocen su existencia, por lo que será una ventaja para nosotros ―terminó por responder el sureño.
―Necesitaremos coordinarlo, entonces ―habló Esme, parada junto a su marido.
―Vamos a entrenar. Jasper sabe lo que se requiere para pelear con los neófitos ―Carlisle fijó su mirada en Jacob―. Pueden acompañarnos.
La charla se alargó unos minutos más y, después, los cuatro lobos salieron de la casa Cullen corriendo, transformándose en mitad del bosque para ir a hablar con el alfa. La mañana siguiente, los entrenamientos empezarían.
* *
n/a. último capítulo de la maratón y el más largo, pero la graduación está aquí. ¡y llegan los neófitos en dos/tres capítulos! todavía estoy pensando en meter algunas cosas de por medio, de modo que el acto sea un poco más largo de lo que pensé.... se me han ocurrido algunas ideas, por lo que no os sorprenda si el rumbo de eclipse da varios cambios respecto lo original.
como siempre, al terminar una maratón y más de cinco capítulos, voy a tomarme unos días de descanso para dedicarle tiempo a mis otros fics.
disfrutad mucho del capítulo y dadme ideas por los comentarios, siempre intento meterlas de modo coherente en la historia <33
Próxima actualización: miércoles, 24 de julio.
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