─┈ꗃ ▓▒ ❪ act three ― chapter twelve. ❫ ▒▓

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NO PODÍA NEGAR LO NERVIOSA y aterrada que estaba. Era demasiado tarde para transformarse en loba, pudiendo así defenderse con mayor facilidad del vampiro, por lo que estaba viendo el final de su vida. Y, encima, tenía que proteger a Isabella, pues no podría ver el dolor en el rostro de Charlie si no daba todo de sí misma para salvarle la vida. Al menos, ella no podría vivir con la culpa.

— ¿Qué haces aquí, Laurent? Se suponía que te ibas al norte, con los Denali —comentó, con sarcasmo, la loba.

—No esperaba veros aquí —respondió, ignorando a la morocha, acercándose a ambas chicas.

—Vivo en la Reserva, es lógico que esté aquí —gruñó. Isabella iba a hablar, pero le proporcionó un fuerte codazo en las costillas, seguido de un cállate muy enfadada.

—Hm, tienes razón —admitió el vampiro—. Aun así, no imaginaba... encontrar abandonado el hogar de los Cullen.

—Se fueron, ¿y qué? No es importante, son libres de irse —ironizó la loba. Dio unos pasos atrás, intentando ganar tiempo en lo que llegaban los lobos.

— ¿Vienen de visita a menudo? —preguntó, con indiferencia, dando otros tres pasos hacia ellas.

Agatha se mordió el labio inferior, pensando bien en sus mentiras. Eran una presa fácil, los chicos se estaban haciendo de rogar y sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal de arriba hasta abajo. Tenía una corazonada y sentía que algo malo estaba por ocurrir.

—De hecho, no mucho. Me dejaron al mando de la casa, por algo me dieron las llaves hace meses —sonrió, ladinamente, intentando mostrarse serena—. Es decir, también aparco siempre en su parking el coche que Carlisle y Esme me regalaron para mi cumpleaños.

Ganar tiempo no estaba siendo fácil y que Isabella se estuviera agarrando, con fuerza, a su brazo, no ayudaba en absoluto. Aborrecía ese contacto físico tan directo si no era de alguien cercano a ella, por lo que estaba incomoda. Aun así, prefería eso a que hablase y lo echase todo a perder.

—Aun si quieres y tanto insistes, hablaré con mi suegro —le dolió decir aquella palabra, pues su relación con la familia Cullen estaba muerta— y le diré que estuviste aquí. Toda la familia sigue bastante susceptible desde la cacería del sádico de James —exageró, blanqueando los ojos por un momento, para después hacer un ademán con su mano, restándole importancia.

Agudizó sus sentidos, había escuchado el crujir de las hojas secas del suelo, de las flores del prado ser pisadas con cautela. Había alguien más cerca de ahí y no, no se trataba de la manada, precisamente. Aquello había sido producido por un humano... u otro vampiro. La suave brisa le hizo llegar el olor, que discretamente olisqueó, ignorando la tediosa voz del vampiro francés. Ese olor... Victoria.

—Al final te encontró Victoria, ¿verdad? —Inquirió, arqueando una ceja—. Y no supo la verdad, de cómo huiste como un cobarde. No creo que esté muy feliz de escuchar esto, también se lo diré. Es... amiga mía, ¿sabías?

Con esas palabras, pareció hacer mella en él. Se retiró unos pasos y obligué a retroceder también a Isabella. Lo último que quería era tener más problemas, mas, parecía estar paralizada.

—De hecho... he venido aquí para hacerle un favor —puso mala cara, una mueca apareció en su rostro—. Esto no la va a hacer feliz.

— ¿Esto? —preguntaron a la vez, confundidas.

—Mataros —repuso.

La loba gruñó e Isabella, perdiendo la única oportunidad que tenía para que alguien la transformarse, retrocedió corriendo, torpemente, dejando a Agatha sola ahí. Huyó como la cobarde que es.

"Será cobarde, la muy desgraciada" pensó para sí misma.

—Imagino que para vengar a James —musitó, la morocha, soltando un suspiro—. Mataron a su compañero, lo veo justo. Pero yo, personalmente, no tengo nada que ver. Es decir, únicamente estuve en el partido de béisbol con mi pareja de ese entonces, ni siquiera tengo nada que ver con Edward.

Jugueteó, inconscientemente, con la gargantilla. Mucho decir que no tenía nada que ver con el lector de mentes pero el anillo de la progenitora biológica de éste seguía colgando de su cuello. Más mentirosa no podía ser.

—Me pidió que le allanara el terreno, por así decirlo. No me imaginaba que iba a ser tan fácil. Quizás se debe a que su plan estaba lleno de imperfecciones... por lo visto, no se va a producir la matanza que ella había imaginado.

Laurent se movió levemente, logrando que Agatha retrocediera a la vez. De nuevo, la loba escuchó como corrían desde la lejanía. Por fin habían llegado sus hermanos.

—Supongo que, de todos modos, se va a enfadar si acabo contigo... sé de vuestra amistad.

—Mata a Isabella si quieres, tampoco es que me importe —mintió la loba, aunque no del todo. Lo único que le preocupaba era su padre, no la humana insufrible que tanto detestaba.

—Me pillas en un mal momento, Agatha. No vine a este lugar para cumplir una misión para Victoria. Estaba de caza... estoy sediento.

Su corazón se aceleró, estaba viendo llegar su muerte y no necesitaba ser vidente como Alice.

—Luego le mentiré a Victoria, por supuesto, sólo para aplacarla. Pero si supieras todo lo que había planeado... de verdad que estarías agradecida. Primero iré a por ti, después hacia la humana.

Fue cuando sucedió todo. A sus espaldas e Isabella manteniéndose escondida entre los árboles, los metamorfos llegaron a su rescate. Pero no fueron los únicos. Victoria escuchó todo y estaba furiosa.

Furiosa con Laurent, por haberla traicionado dos veces e intentar hacerlo una tercera vez.

Furiosa con Isabella, por abandonar a su ratón en mitad del prado. Por ello, juró que la mataría. Por cobarde. Por huir.

A velocidad vampírica, la pelirroja alcanzó los lobos que alcanzaron al vampiro y a la loba. Agatha iba a entrar en fase, alcanzando altura pero a su vez, Laurent se tiró sobre ella, impidiéndola terminar de transformarse en una loba. A pesar que su olor se camuflaba bastante, supo que era una de ellos en pocos segundos. Y, entonces, la Zorkin sintió una punzada en su hombro, muy cerca de su cuello.

Los colmillos del varón se clavaron ahí, soltando la ponzoña. El veneno. Agatha cayó al suelo, gritando desesperada por el dolor. Creía que iba a morir.

Victoria apareció avanzando a los lobos que iban a vengarse por morder a su hermana. La pelirroja sorprendió a su viejo compañero de clan, arrancándole la cabeza sin pensarlo dos veces.

—Nunca, jamás, volverás a tocar a mi ratona —fue lo que dijo la vampiresa, antes de separar la cabeza del cuerpo, con esa sonrisa diabólica que tanto miedo daba.

* * 

n/a. ¡tacháaaaaan! aggie fue mordida por laurent, sorpresa. ¿qué créeis que pasará a partir de ahora? se vienen muchas cosas en el próximo acto, no os esperáis las alianzas que van a salir de aquí.

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