Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 49.


─┈ꗃ ▓▒ ❪ act three ― chapter two. ❫ ▒▓



────── ๑ ໒৩ ๑ ──────


EN EL FRÍO SUELO DEL salón, Agatha lloraba a mares, con la cabeza entre sus piernas. Que se hubiesen marchado no era lo que más le dolía, sino que lo hicieran sin siquiera despedirse. Y lo que más daño le hacía era que, precisamente, estaba sintiendo tanto el dolor de Edward como de Jasper en su interior, por lo que su propio dolor por el abandono había incrementado y se había triplicado.

El llanto cesó y dio lugar a los sollozos, que retumbaban por todo el lugar. No podía evitarlo. No podía evitar llorar, soltar todo el dolor que sentía en su interior, exteriorizarlo mediante las lágrimas que brotaban de sus ojos. Se pasó un buen rato así y, ni tan solo se dio cuenta de la hora que era cuando se calmó. La noche había caído y lo más probable es que hubiese sido hacía varias horas, puesto que la oscuridad del firmamento se había alzado, junto a las estrellas que deslumbraban casi tanto como la luna llena.

Se rio, irónicamente, puesto que normalmente decían que ella era el sol que iluminaba las vidas de sus seres queridos y ahora, precisamente, eran las propias estrellas quienes iluminaban su persona. Sabía que, como en tantas ocasiones anteriores, serían éstas las que la guiarían por el camino y la llevarían a un momento mejor en su vida. Mas, por el momento, solo se sentía abandonada en la casa donde había pasado grandes momentos.

Sin encender las luces y guiándose por sus instintos, la loba se alzó. Estiró las piernas y los brazos, que se le habían entumecido al haber estado tanto rato en la misma posición. Lo primero que vio fue la cocina. Recordaba cómo Esme siempre le preparaba los mejores platos. La matriarca del clan Cullen amaba que la loba probase todas sus recetas y, la verdad, la loba adoraba que cocinase para ella. Dirigió su paso hacia el primer piso, recordando las veces que Emmett y Alain la habían bajado sobre sus hombros, sobretodo cada vez que iban a jugar a béisbol. Una lágrima traicionera recorrió su mejilla, que directamente no se molestó en quitar. Empezó a llorar nuevamente, desconsolada y sin tener intención de parar. Quizá, en algún momento se quedaría seca y no caerían más lágrimas.

La primera puerta, prácticamente adyacente a las escaleras, era la de Alice. Se encontraba abierta, aun cuando la chica duende odiaba que la dejasen así. La pixie siempre cerraba la puerta, alegando que su inspiración para diseñar nuevas prendas se escapaba si permanecía abierta. Pasó su mano por el sofá, donde tantas veces se había sentado mientras escuchaba hablar, durante horas, a la Cullen. Alice siempre la usaba como conejito de indias; le enseñaba todo lo que hacía y, a los días, la usaba como modelo. Fue ahí donde encontró el primer sobre. La caligrafía de la pequeña duende fue vista cuando leyó su nombre.

Dejó atrás la alcoba de Alice para adentrarse a la de enfrente, que era el pequeño salón de videojuegos que compartían Alain y Emmett. La estantería llena de videojuegos seguía ahí, no se los habían llevado. Pero también dejaron todos los vinilos y el tocadiscos, el cual la loba adoraba. Alain le había comprado todos los vinilos de Queen, que eran los que siempre ponía cuando estaba en la casa. Y Emmett... su papá oso. Emmett también la había abandonado, a pesar que junto a Rosalie le habían prometido no hacerlo. Sobre los vinilos de Queen, que ella misma dejó apilados unas semanas atrás, encontró otro sobre. Esta vez, imaginó que era de uno de los dos varones.

Cerró la puerta de la habitación de jugar para dirigirse hacia la habitación de Rosalie. Incluso la rubia tenía una cama, para cuando Agatha sufría de esos dolores insufribles en sus días del mes, con los cólicos y los pinchazos que la menstruación le provocaba. Las sábanas de seda de color negro estaban perfectamente estiradas, no había arruga alguna. Todas las almohadas puestas correctamente, siguiendo el perfecto orden que ella misma les había obligado a seguir. El enorme armario que pertenecía a la Hale había sido vaciado y no había rastro de ninguna de las llaves de sus automóviles. Agatha suspiró, dejándose caer en la cama de la vampira. Ella la había apoyado en todo momento, jamás la presionó ni indagó cuando le contó su historia y sobre su abuso pero, en cambio, Rosalie la había abandonado a la primera de cambio. Y no sabía cómo sentirse al respecto, puesto que antes de su llegada, ni siquiera hubiese pensado en el mundo sobrenatural en el que vivía. Su mirada pasó por la habitación, hasta ver otro sobre en el escritorio. A diferencia de los dos anteriores, Rosalie también había dejado una caja. Una caja que, sorprendentemente, pesaba bastante. En otro momento no lo hubiese hecho, mas, en aquellos instantes se sentía muy apegada a los Cullen, por lo que no podía dejarla atrás.


― ¿Por qué? ¿Por qué irse sin avisar?

Susurraba mientras seguía caminando, entrando a la habitación de Edward. Se sentía una desconocida en ese lugar, pues pocas veces había entrado. Por no decir que nunca había estado en la habitación del lector de mentes. Entonces, simplemente cerró la puerta. Edward le había prometido un futuro los tres juntos, le había otorgado en el anillo que pertenecido a su madre como símbolo de promesa. Y, una vez más, se sintió decepcionada. No le sorprendía, ya que había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho, pero. . . esta vez, se había coronado. El Cullen más joven había roto su corazón. Y, por si fuera poco, también se sintió traicionada. Tantas palabras no significaron nada.

―Nunca debí creerte, Edward Cullen ―gruñó, enfadada.


Finalmente. Lo peor de lo peor. Era la única puerta cerrada. La habitación de Jasper. Un nudo se le formó en la garganta, impidiéndole hablar. Susurrar. Gritar. Ya no solo tenía el corazón roto, sino que también sintió cómo traicionaba su confianza. Como la hizo sentir como la mismísima mierda. Y lo peor de todo es que no podía odiarle, porque estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él. Tragó saliva y llevó su mano al picaporte, girándolo con delicadeza. Por unos instantes, sintió que el perfume varonil que usaba el sureño inundaba sus fosas nasales, como si el vampiro todavía estuviese ahí. Había cerrado los ojos, aspirando ese olor por última vez antes de olvidarlo pero, cuando los abrió, se sorprendió.

Ese olor no había sido porque se había mantenido retenido con la puerta cerrada, sino que Jasper Hale estaba de pie ahí, en medio de la habitación. Mirándola. 


* *

n/a. ¡sorpresa! no os imaginabais que Jasper seguiría ahí, ¿verdad? pues efectivamente, aunque no se quedará tampoco. sin embargo, soy una caja de sorpresas cuando estoy escribiendo, así que decidí darles un momento extra a la parejita. porque no quise complicar tanto la trama de agatha, que ya tendrá suficiente a lo largo del tercer acto.


VOTE | COMMENT | FOLLOW ME

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro