Capítulo 48.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act three ― chapter one. ❫ ▒▓
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AGATHA SE HABÍA PASADO PRÁCTICAMENTE la noche entera estudiando para el examen de química que tenía la mañana siguiente a tercera hora, antes del descanso. Pese a que su cabeza pedía un descanso y que sus ojos se iban cerrando a medida que las horas avanzaban, se mantuvo firme entre los ejercicios que había hecho durante el curso anterior y los apuntes que había pasado a limpio durante las dos primeras horas, tras encerrarse en su habitación después de cenar una ensalada y salmón a la plancha. También había estado en videollamada con Ángela, estudiando a la par algunos conceptos que ninguna de las dos tenía claros al cien por cien. Pero, mayoritariamente, había permanecido sola y en silencio.
Solo durmió un par de horas y eso fue visible en su rostro. Demacrado y con las ojeras bien marcadas, ni siquiera el mejor corrector que tenía en su posesión consiguió cubrirlas. A pesar que el día amaneció nublado y lloviendo, no vio a los Cullen en el Instituto, lo cual era extraño porque coincidía con alguno de ellos en casi todas las clases. Mas, dejó esos pensamientos a un lado y se centró en el examen, puesto que el profesor se lo había puesto en motivo de un repaso general del año anterior. Aquel sería su último año antes de ir a la universidad y es que, en pocos meses, se graduarían.
Esa era una de las razones por las que Aggie le dedicaba tanto tiempo a los estudios. Si bien su media ya era bastante alta, necesitaba destacar entre los estudiantes y obtener la matrícula, que la haría ganar puntos en cuanto mandase las inscripciones a las diversas universidades que ya tenía en mente.
Llegó la tercera hora cuando menos lo esperó y, junto a Ashley Prince, una chica pelirroja que iba a su mismo curso y estaba en las mismas clases que ella, entraron en el aula de química, justo detrás de Ángela. Agatha y Angie se miraron al sentarse, suspirando al unísono.
"Que sea lo que Dios quiera" susurró, para sí misma, en un tono casi inaudible.
( . . . )
Llegó a la Reserva media hora después de terminar la jornada lectiva del día. Después del examen, durante el descanso, intentó contactar a su novio, pero saltaba el buzón de voz. También sucedía lo mismo con Edward. Y con Rosalie.
¿Qué demonios pasaba con ellos? ¿Qué había pasado para que, de la noche a la llamada, estuvieran ignorándola? ¿Sería que Isabella finalmente había conseguido separarla de ellos con sus idioteces?
No, aquello era imposible porque habían coincidido en Química y se veía como alma en pena. No es que le importase, claro estaba, pero se veía más deprimente, pálida y ojerosa que de costumbre.
Aparcó delante de la casa de los Uley como siempre y entró, encontrándose a Emily sentada en el sofá. Ella sola, sin Sam ni los demás. Durante el tiempo que estuvo fuera de vacaciones, Sam le había contado sobre la imprimación a Emily, la razón de su ruptura con Leah y que la Young era su impronta. Ella se lo había perdido, le hubiese encantado estar ahí para ambos y ser su apoyo principal, pero también sabía, en el fondo, que era algo propio del vínculo de las dos improntas y era mejor que fuese privado. . . aunque luego lo vieran en la mente del alfa, tanto ella como los dos betas.
―Aggie, tengo que contarte algo... ―murmuró la Young, palmeando el sofá, a su lado―. Ven, siéntate.
― ¿Le ocurrió algo a Sam? ¿A los chicos? ¿A mis tíos? ―preguntó, ligeramente alterada, antes de sentarse―. ¿Qué ha pasado, Ems?
―Todos están bien, tranquila ―empezó a hablar, primero respondiendo a las preguntas de la loba―. No es sobre ellos...
―Dime, te prometo que no soy de cristal como se piensa Samuel.
―Esta mañana... cuando Jared terminaba su guardia, uno de ellos estaba en el límite del tratado. Le dio esto a Cameron ―prosiguió, dándole la carta que le habían dado al lobo―. Se han ido, han dejado Forks.
La cara de la loba se descompuso. Por eso sentía ese dolor tan intenso durante la noche, debía ser por el vínculo con Edward y Jasper, que estaban decidiendo irse. Las lágrimas no tardaron en empezar a brotar de sus ojos, empezando a llorar. Lo último que le faltaba era que la vieran débil. Sus emociones empezaron a acumularse, también, en su interior, notando como su loba interior quería salir. Entonces, evitando lastimar a su amiga, Agatha salió corriendo de la casa, dejando que su loba interior entrase en fase y corrió, corrió tan rápido como pudo a cuatro patas. Saltó el acantilado en el punto más estrecho, llegando al otro lado de la línea del tratado. Trotaba y trotaba, sus pensamientos podrían ser escuchados por los otros miembros de la manada, pero no le importó. Estaba convencida que los tres chicos también lo sabían, por lo que ignoró aquello, bloqueando su mente, y llegó a la casa de los Cullen.
En su forma humana, volviendo a su cuerpo sin importarle si iba desnuda tras entrar en fase, se dio cuenta que era verdad. Las luces estaban apagadas, no se olía el olor que desprendían cada uno de ellos y no se veía nada cerca de la casa. De debajo de una de las macetas, recordando que era la llave de las emergencias, tanteó con su mano hasta encontrar lo que buscaba. Esa llave que abría la puerta de entrada. Y así lo hizo; la introdujo en la rejilla y la giró, girando también el picaporte y, así, abriendo la puerta. Debieron marchar a primera hora, antes que nadie se despertase en el pueblo.
Se sentía vacía.
Se sentía traicionada por el amor de su vida.
Sentía el dolor que le provocaba estar lejos de su impronta.
Pero, sobre todo, se sentía sola. Sola en medio de una inmensa y vacía casa.
Con el corazón roto en mil pedazos.
Más, si Agatha pensaba que aquello era lo peor, es que no sabía lo que estaba por llegar.
* *
n/a. ¡estamos cerca de las 25K leídas y eso significa que se viene maratón de tres capítulos! cuando lleguemos, la prepararé y la subiré. Un capítulo por día, como siempre hago.
update nota: estamos por llegar a las 50K leídas, duplicando la meta anterior. Ay.
¡volviendo al fic! los cullen se fueron y en el próximo capítulo se desvela la razón por la que lo hicieron, y se viene una agatha muy diferente en los capítulos que siguen, pues ella es humana y sufre más de lo que parece, así como también saldrán a la luz alguna que otra subtrama (Ashley Prince, la bruja que presenté en el segundo acto) y más secretos que esconde la novela.
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