Capítulo 40.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act two ― chapter eighteen. ❫ ▒▓
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EL CAMBIO DE CLIMA ERA algo que estaba por llegar, pues podía olerse en el ambiente como la lluvia estaba cerca. Más cerca de lo que pensaban.
Los Cullen aprovecharían la tormenta inmediata para jugar al béisbol, el deporte por excelencia que compartía toda la familia, y Agatha acudiría. No recordaba la última vez que jugaron pero, todavía no había manifestado su loba ni había entrado en fase. Y, desgraciadamente, no podría jugar tampoco en esta ocasión, porque no pensaba exponerse ante Isabella.
Estúpida y metomentodo. No la soportaba. Su chillona voz era irritable. Y su presencia, simplemente, era inaguantable.
Jasper y ella habían sido los primeros en llegar, acompañados de Alain. Sentada en una roca considerablemente grande, la fémina miraba a los dos primos cómo peleaban para ver cómo serían los equipos. Si pudiera jugar, elegiría a su pareja, por supuesto. Pero, quizá, haría piña con ambos, sabiendo lo buenos que eran jugando. Sus sentidos se agudizaron cuando empezó a llegarle una ventisca, siendo producida por algo que había sido lanzado, y de repente, alzó su diestra, girándose rápidamente. Atrapó la pelota de béisbol sin despeinarse.
— ¡Te quiero en mi equipo, osita! —gritó un Emmett muy eufórico, alcanzando al trío.
—Ella no va a jugar hoy —recordó Jazz, mientras el resto llegaban al claro del bosque, a excepción de la pareja—. Viene la humana, no queremos que ella sepa de su fuerza ni de su origen.
Besó la frente de su novia con delicadeza, escuchando resoplar a Emmett. Agatha sonrió, después miró a su papi y le guiñó el ojo. Eso significaba algo y es que le prometía que la próxima vez jugaría y lo haría en su equipo. Era una promesa.
A los pocos minutos, ya estaban todos ahí.
—Necesitamos un árbitro —Esme le sonrió a Bella, envolviéndola entre sus brazos.
—Ella cree que hacemos trampa —se carcajeó Emmett, yéndose hacia una de las bases más alejadas.
— ¿Emmett haciendo trampa, Esme? —se burló Agatha, colocándose la gorra que Jasper le había obsequiado unos meses atrás en el primer partido de béisbol que la llevó—. Si es quién mejor perder tiene —ironizó, haciendo reír a su suegra.
— ¡Escuché eso, osita! —exclamó, falsamente indignado, causando risas entre ambos.
— ¡Es tiempo! —gritó Alice, debido a que los truenos empezaban a escucharse retumbar.
Rosalie fue la primera en batear. Bateó la pelota con tanta fuerza como Agatha podía imaginarse, haciéndola adentrarse en las profundidades del bosque. Edward corrió hacia la pelota y antes que Rosalie pisara la última base, Esme alcanzó atraparla en el vuelo.
—Estás... fuera —tartamudeó Bella, encontrándose con la fulminante mirada de Rosalie, enfadada.
—WOAH, FUERA —festejó Emmett, por haber ganado—. Vamos, mi vida. ¡Es solo un juego! —alzó sus brazos en defensa cuando vio que, ahora, la mirada fulminante de la rubia estaba puesta en él.
La loba se levantó de la roca donde se había sentado, para abrazar a su mami. Dejó que Rosalie correspondiera el abrazo, sintiendo un leve escalofrío por la piel helada de la vampiresa. La mayor besó la frente de la morocha, sentándose ambas con la cabeza de Agatha apoyada en el hombro de la belleza vampírica.
El siguiente en batear fue Carlisle. Golpeó la pelota con más fuerza, incluso, que su hija y tanto Emmett como Edward trataron de atraparla colisionando entre ellos en el proceso. Fue el turno de Alain, que golpeó la pelota antes de salir corriendo por el campo. Emmett trató de atraparla saltando de árbol en árbol antes que se internara en las profundidades del bosque, mas, fracasó en el intento. Así pues, el sobrino del doctor Cullen acabó por hacer un home-run. Jasper era el siguiente. Con esa masculinidad y belleza que poseía, le guiñó el ojo a Agatha, que sonrió devolviéndole un beso. Emmett trepó uno de los árboles más altos cuando la pelota fue bateada, lanzándole la pelota de vuelta a Esme y así, el sureño quedó fuera.
La morocha se encogió de hombros, con un puchero en sus labios, y rodeó el cuerpo de su vampiro con sus piernas, envolviéndolas en la cintura ajena. Depositó un casto beso en sus labios, mordiendo el inferior en el proceso.
—No los vi... —jadeó Alice, provocando que todos se reunieran en la base principal—. Ya se iban, pero nos han oído.
Algunos de la familia no querían poner en peligro a Agatha que, a pesar de no ser humana, no sabían cómo los nómadas iban a reaccionar ante la presencia y el olor de la loba. Edward no tardó en colocar su gorra sobre la cabeza de Isabella, intentando cubrir su olor. Fracasando, nuevamente.
—Suéltate el pelo —gruñó el lector de mentes.
—Como si eso fuera a ayudar —bufó Rosalie, irónica—. Puedo olerla desde el otro lado del campo —y fue a colocarse delante de Agatha, que tenía a Jasper al otro lado.
Tres vampiros corrieron hacia ellos, Uno de cabellos rubios, otro de cabellos y tez oscura, y la última, siendo la única mujer, de cabellos pelirrojos como el fuego. La loba pudo ver entre los dos vampiros a la fémina, sorprendiéndose. Recordaba haberla visto en alguna parte. . . justo antes de viajar a Italia. Fue la que la ayudó a llegar, cuando no hubo taxis que llegasen al aeropuerto. Frunció el ceño pues, a pesar de haber sabido que era un vampiro —y de ojos rojos, por lo que se alimentaban de humanos, a diferencia de los Cullen que eran vegetarianos—, no había intentado hacer nada con ella.
—Creo que esto les pertenece —comentó el morocho, jugando con la pelota blanca en una de sus manos, con ese tono francés tan reconocible—. Soy Laurent. Ella es Victoria —asintió la fémina, sonriendo ladinamente, fijando su mirada en la loba, sorprendida—. Y este es James.
—Soy Carlisle, y esta es mi familia. Me temo que sus actividades de caza nos han podido causar algunos problemas —habló el patriarca—. Estos son Esme, Alice, Alain, Rosalie, Emmett, Jasper, Agatha, Bella y Edward.
—Oh, nos disculpamos. No nos dimos cuenta que este territorio ya había sido reclamado —se disculpó, con sinceridad, Laurent.
—Sí, mantenemos una residencia permanente cerca del bosque —asintió, el doctor, con nerviosismo.
— ¿En serio? —Se sorprendió el francés—. Entonces, ya no seremos un problema. Solo estamos de paso.
—Los humanos nos estaban persiguiendo, pero los dirigimos hacia el este —bromeó Victoria, todavía mirando a la loba. El líder del clan asintió.
Pasaron unos minutos conversando. James miró hacia la izquierda, donde Edward intentaba cubrir a Isabella. Aunque era más alto, no pudo evitar que una oleada de viento gélido moviera la melena castaña de la humana, lo que hizo que su presencia se hiciera toda una aventura para los nómadas.
—Trajeron a un aperitivo —Jame se acuclilló, dispuesto a saltar sobre Bella.
En el fondo, aunque la hiciera ver como la mala de la película, Agatha estaba deseando que lo hiciera. Ella ya avisó que traería problemas y, aun así, tanto Alice como Carlisle y Esme, decidieron ignorar sus palabras. Por supuesto que el idiota de Edward también pasó por alto lo que dijo, estando más ocupado en la sangre de la tua cantante que en la seguridad del resto de miembros del clan olímpico.
Entonces, Edward, Esme, Alice y Carlisle no dudaron en hacer frente para protegerla, mientras que Alain se posicionó junto a su mujer únicamente para que no se dejase llevar por los impulsos de los vampiros bebedores de sangre humana. En cambio, Emmett y Rosalie no se movieron, tampoco Jasper, que mantenía su mano apretada con la de su alma gemela.
—La chica está con nosotros, creo que es lo mejor es que se vayan —siseó Carlisle hacia los tres, aun si James seguía observando, con cierta diversión y maldad, a Edward Cullen.
"Adiós, ratoncito" se despidió la pelirroja, con una sonrisa diminuta, mirando a la morocha.
—Ella me ayudó —susurró Agatha en el oído de su novio—, cuando viajé a Italia. No había taxis y... me llevó corriendo, a velocidad vampírica. No es tan mala.
Después de esa tensión en el claro del bosque, los Cullen tuvieron que ingeniárselas para salvar la vida de Isabella que, una vez más, estaba complicando las cosas al clan olímpico. Por su parte, Agatha Zorkin se quedó en la Reserva. Ella vigilaría a su padre y le salvaría la vida, si hacía falta, sin saber que Esme y Rosalie se quedaron para ello también.
* *
n/a. agatha no se fue a salvar a isabella, lógicamente no es algo que vaya con ella. ¡y sorpresa! conoce a victoria, pero como no es algo muy importante no lo he metido. quizás lo añadiré en los extras, si os apetece leer sobre su encuentro (sería algo bonito, lo prometo).
¡quedan dos capítulos para terminar el acto! dos capítulos que vienen con mucha tranquilidad, corresponden al baile y al cumpleaños de aggie.
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