Capítulo 39.
n/a. HAY SMUT en la primera parte del capítulo. Si no queréis leerlo, podéis pasar a la segunda parte, después del separador.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act two ― chapter seventeen. ❫ ▒▓
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—ES VIERNES NOCHE... —MURMURÓ AGATHA, mientras terminaba de cenar lo que Esme le había preparado.
El resto de la familia se había ido a cazar. Solo quedaban Jasper y ella en la casa.
—Amor. . . —murmuró Jasper a su oído, detrás de ella, quién se había quitado la camisa—. Quiero besarte, besarte mucho.
— ¿Solo besarme? —Arqueó una ceja la loba, ladeando una sonrisa, a la par que se giró, rodeando el cuello de su pareja con sus brazos—. Conozco esa sonrisa, pícaro.
Ambos soltaron una sonora carcajada y subieron a la habitación de Jasper a velocidad vampírica. Agatha se tiró a la cama —la cuarta desde que ella pasaba más tiempo ahí que en casa—, cortando la poca distancia que quedaba entre ambos al unir sus sabrosos labios con los de su novio. Los besos no cesaron en un buen rato, tampoco las caricias, ni las palabras obscenas por parte de ambos. La intensidad y la pasión aumentaban a medida que pasaban los minutos, al igual que aquellos besos tímidos del principio, que empezaban a ser leves mordidas por parte del vampiro.
La temperatura subía. Y con ella, las ganas de follar.
—Soy toda tuya, Jazz —gruñó la fémina, entre gritos.
Ambos estaban sin ropa. No usaban protección porque, ¿qué podría ir mal? Era imposible que quedase embarazada, al fin y al cabo, los vampiros no podían procrear. Jasper besaba los pechos de su pareja con efusividad, mordiendo, de a veces, los duros mugrones de ésta. Siempre sin lastimarla, o al menos sin tener la intención de hacerlo.
Inmóvil bajo su peso, Agatha le permitió entrar en su interior.
"Oh, sí... me gusta."
Su peno duro y rígido la enloquecía como siempre, como otras tantas veces que habían hecho el amor. Sintió como buscaba refugio con desesperación dentro de ella. La ensarta hasta el fondo y Agatha jadeó, cuando bambolearon sus caderas.
— ¿Te gusta así? —preguntó el de Texas, con la voz ronca, tan metido en el momento que nada más importaba.
La loba asintió. Aunque el de cabellos rubios le exigió que hablase, por lo que respondió:
—Sí.
— ¿Seguimos?
Por esa vez, fijó su mirada en su alma gemela. Deseosa de más, estiró sus brazos, agarró su culo con firmeza y lo lanzó hacia ella. Sus ojos de color ámbar brillaban como si del mismo sol se tratase. Sonreía como pocas veces le había visto sonreír, y eso le encantaba. Agatha arqueó de placer.
Jasper no lo parecía, pero era poderoso y posesivo cuando se trataba de su pareja. Nadie podía negarlo, ni siquiera la propia Zorkin.
Su mirada, su cuerpo, su virilidad podían con ella. Y, entonces, perdida en los pensamientos hacia su amado, empezaron una serie de rápidas embestidas. Sentía su mirada ardiente y es que Agatha Zorkin acabó corriéndose por placer. Estaba tan húmeda... más que nunca en la vida.
Instantes después, bajó las piernas de su novia de sus hombros, dejándolas a ambos lados de sus piernas. No iba a terminar ahí, sino que el juego continuaba. Jasper Hale acabó cogiendo sus caderas, con sus pálidas y frías pero fuertes manos.
En ese momento, tan solo importaban ellos dos. Y nadie más. Ni el idiota de Edward, que prefería a su tua cantante. Agatha había mantenido los ojos cerrados por unos segundos, aspirando el suave aroma que el Hale desprendía.
—Mírame, mon amour —dijo.
Y abrió los ojos, sonriente, obedeciendo a su novio.
—Te amo, Jasper.
—Y yo te amo a ti, Agatha.
Tras ese corto intercambio de palabras, fue la loba quien tomó la iniciativa. A pesar del dolor en sus partes íntimas y en sus piernas, tiró del brazo de su novio y se encerraron en el baño. Aunque tenían intención de ducharse juntos después de ese sexo vampírico y salvaje, ambos sabían que el juego sexual, ese apetito sexual y de deseo todavía no había terminado.
Se enroscaron el uno en el otro frente al espejo en un beso lascivo. La humedad de sus labios, la aspereza de esa barba de cuatro días y el taco de su lengua al exigirle que abriese más la boca, provocaron que su sexo se hiciera miel. Jadeó, entregada, dejándose caer en sus brazos. Jasper la estrechó contra su cuerpo, aferró una de sus nalgas y medio un dedo entre ellas, solo separado de su ano por la caliente y oscura piel de la fémina, para empujarla contra su erección. Agatha, finalmente, aflojó sus manos, rendida.
Cuando ya estaba sin aliento, Jasper encerró su labio inferior y la mordió con fuerza. La joven de cabellos oscuros gimió al sentir el verdadero puñetazo en el coño, que se contrajo en un nudo de placer y dolor.
¿Quién iba a decir que Jasper Hale sería tan rudo?
Después, el vampiro deslizó los dientes hasta soltarlo, y lo dejó latiendo al mismo ritmo que el núcleo más candente de su cuerpo.
Unos cuantos besos más restaron para dar por concluida su noche de sexo, quizás la última que tendrían sin que nadie se metiera de por medio.
( . . . )
Sábado, finales de mayo. Casa Cullen, Forks.
Un agradable olor a pasta recién cocida inundó sus fosas nasales. Agatha estiró los brazos en la cama, aguantando un gemido de dolor. La noche anterior se había pasado con Jasper y ahora eran sus piernas las que dolían en demasía. . . y no quería ni imaginarse lo que sucedería a cuatro patas, en su forma lobuna.
Se vistió con una falda de volantes y un crop-top blanco, acompañado de una bonita chaqueta negra, que no dejaba ver lo de abajo. Se calzó con sus inseparables botines de tacón y bajó las escaleras, encontrándose con la familia Cullen cocinando. ¿Había dormido hasta tan tarde?
—Lo siento... —susurró, apenada, por haberse levantado tan tarde—. ¿Qué hora es?
—Justo a tiempo para la llegada de tu hermana —respondió Esme, con dulzura.
—Media hermana, solo tenemos al donador de esperma en común —corrigió, a regañadientes, cambiando su humor totalmente.
Nadie le había dicho que Isabella vendría a comer. Y eso le molestaba, en demasía. Se sentó de un salto en el mueble de la cocina, dándoles la espalda a los progenitores de los Cullen, mientras que con sus pies repiqueteaba contra la pared. Emmett estaba cerca de ella diciendo que era italiana, por lo que bufó.
—No digas tonterías, papá oso —rodó los ojos la loba—. No es italiana, solo es una insufrible humana.
Rosalie chocó la mano con ella; siendo la única que la entendía. Al menos, se tenían la una a la otra en esto, incluso Jasper y Emmett las apoyaban.
—Huele diferente —resopló la rubia.
Se escuchó como el motor del automóvil de Edward paraba y entraban a la casa. Agatha dio un salto, posicionándose junto a Jasper, que recién había llegado. Apretó la mano de éste, que después la abrazó por los hombros, depositando un beso en la cabeza de la loba. Sonrió ligeramente ante ese contacto físico, que le causó cosquillas.
—Preparamos comida italiana para ti, Isabella —habló Esme, con ese tono tan dulce que le encantaba.
—Ella es Esme, mi madre a efectos prácticos —la presentó, después señaló al patriarca—. Y Carlisle, mi padre.
Buongiorno. Molto bene.
A Agatha le dieron ganas de vomitar. Entre el mal acento que tenía y que ni siquiera se la entendía, seguía pensando en que arrancarle la cabeza de un bocado era la mejor solución a todos sus problemas.
—Nos diste otra razón para usar la cocina —habló el doctor, sonriendo—. Siempre cocinamos para Agatha —dirigió su mirada a la loba, que sonrió falsamente.
Isabella Swan ocultó las ganas de chillarle a su media hermana, porque siempre tenía que estar en medio de todo lo que ella quería. Empezó siendo una molestia cuando llegó, ni siquiera conocía su existencia y todo el mundo la ignoraba cuando la mayor estaba presente; la odiaba.
—Esperamos que tengas hambre —habló de nuevo Esme, rompiendo el hielo, porque se había dado cuenta de la tensión que había en el ambiente.
—Sí, mucha... —murmuró la Swan.
—Ya comió —dijo Edward, provocando un gran estruendo.
Rosalie rompió el bol en mil pedazos al hacer demasiada presión, se veía realmente enojada. Una ladina sonrisa se formó en los labios de Agatha, que estaba aguantándose las ganas de soltar una sonora carcajada. Amaba a Rosalie con toda su alma.
—Perfecto —ironizó la rubia, a la par que Emmett rodeó la cocina para acercarse a ella, intentando tranquilizarla.
—Como sé que ustedes no comen... —se excusó, aunque obviamente que se veía forzado.
—Es muy considerado de tu parte, querida —suavizó Esme, tan buena como siempre.
Edward le dirigió una mirada a Rosalie, con la que podría haber sido enterrada si las miradas matasen. Sin embargo, Agatha no pasó por alto ese gesto y, molesta con el vampiro, le lanzó un vaso de cristal que, con la fuerza ejercida, se rompió en añicos cuando rebotó en la frente de Edward Cullen. Sonrió falsamente, cruzándose de brazos. Ya no estaba molesta, ahora estaba cabreada.
— ¡Aggie! —hizo el intento de regañarla Emmett pero fracasó, pues acabó riéndose.
—Solo ignora a Rosalie, es lo que yo hago —le susurró Edward a Bella en el oído, en voz baja, como si el resto no pudiéramos escuchar.
"No puedes ser más imbécil, Eddie" se mofó en su mente la loba, sabiendo que podía escucharla. Después, añadió en sus pensamientos: "Muy amable y considerada estoy siendo, teniendo en cuenta la situación. Idiota."
—Sí, claro —espetó Rosalie, tan molesta como nunca la había visto—. Sigamos fingiendo que esto no es peligroso para todos nosotros.
—Yo... yo nunca le diría a nadie —se apresuró a decir.
Agatha soltó una carcajada.
— ¿Así como me lo dijiste a mí, sin saber si lo sabía? —Bramó la loba, cansada de la situación—. No creas que caerán en el cuento de la niña buena, Isabella. No sabes mantener un maldito secreto, porque a la primera de cambio ya estás diciéndolo a cualquiera.
Todos miraron incrédulos a la humana, sabiendo que Agatha no mentía. Sabían que era la persona más sincera del mundo y, realmente, se sorprendieron al escuchar sus palabras.
—Para que luego digan —se burló—. Jazz, Emmett, Rose. ¿Recuerdan la salida que teníamos pendiente? Podríamos ir hoy. ¡Alain y Alice se unirán más tarde!
Ignorando, nuevamente, a su hermana, Agatha fue la primera en alejarse del salón, dirigiéndose directamente hacia la salida. No aguantaba más la presencia de aquella chica y, por el bien de todos, los cuatro se fueron a una doble cita.
* *
n/a. no soy de escribir lemon/smut pero algo es algo, espero que os guste. es un pequeño regalo, después de tantos capítulos, para que veáis cómo me imagino yo el sexo vampírico y, también, podéis ver más sobre la relación de aggie y jasper.
¡isabella conoció a todos los cullen! oficialmente, quedan tres capítulos para terminar el acto, completamos el drama del segundo acto con lo que queda.
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