Capítulo 3.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter three. ❫ ▒▓
────── ๑ ໒৩ ๑ ──────
LOS ULEY, JUNTO A AGATHA, llegaron al único restaurante de Forks. Pedirían la comida para llevar y cenarían en casa, pues sabían que la niña necesitaba descansar y dejar de ser el centro de atención. Sin embargo, mientras los adultos salían del coche, Agatha también lo hizo. Necesitaba airearse, separarse del mundo por unos minutos y desahogarse, pero estando sola.
—Iré a los bancos —dijo, pero cuando vio a Sam con intención de acompañarla, añadió—. Sola. Solo unos minutos, hasta que tengamos la cena para llevar.
Una mirada de cachorro bastó para que Joshua Uley accediera a dejarla ir, mirando a su esposa, que le miraba desaprobatoriamente. Forks no era tan seguro como para dejarla sola, mucho menos en su estado. Así pues, Sam se vio obligado, por su padre, a acompañarlos al restaurante, muy a su pesar.
La joven castaña se alejó unos metros, tampoco mucho, hasta encontrar los bancos. El paraguas evitaba que se mojase por la lluvia, pero no le importó que su vestido negro se viese humedecido al sentarse en el banco. Dejó su vista al frente, dejando escapar un suspiro. Por fin estaba sola, aunque fuese por unos minutos.
Haber perdido a su madre a una edad tan temprana no era algo que hubiese imaginado unos años atrás. Incluso, ilusa de ella, pensó que vencería a la enfermedad y volvería a ser la misma de siempre. Pese a que perdió el cabello a consecuencia del tratamiento, Anastasia Zorkin siempre buscó lo mejor para su hija. Siempre conseguía sacarle una sonrisa en sus días más grises, conseguía hacerla reír hasta llorar cuando necesitaba una sesión de risoterapia. A pesar de estar mal, Anastasia lo dio todo para ver feliz a su pequeña lobita.
A pocos metros de la Zorkin, parte de los hermanos Cullen la veían. Edward, el telepático, logró escuchar sus pensamientos, comunicándoselos a los demás.
"Ella ha enterrado a su madre hoy" les dijo. Rosalie, que sentía cierta empatía con aquella joven, suspiró. Emmett podía jurar haber visto un puchero en su rostro, sorprendiéndole.
—Rose. ¡Rosalie! —gritó Edward, pero su hermana le ignoró—. ¿Dónde vas?
—A verla. ¿No ves que está mal, idiota? —rodó los ojos la rubia, ante lo evidente.
Y sin hacer caso a cualquier cosa que le dijera, emprendió camino hacia el banco donde estaba sentada, siendo seguida por su esposo, pues algo en aquella chica había cautivado también su curiosidad.
—No te asustes, solo pasábamos por aquí y te vimos... —murmuró la vampira, llamando la atención de Agatha—. ¿Estás bien?
—Sí —mintió, mordiéndose el labio—. No os preocupéis, solo necesitaba un poco de aire. He tenido unos días complicados.
La joven hablaba con mucha madurez, más de la que los dos vampiros pensaron. No se veía muy mayor y es que, sin conocerla, Rosalie sintió algo. Como si quisiera protegerla. Como si fuese una hermana menor a la que cuidar y proteger.
—Yo soy Rosalie —se presentó, ladeando una sonrisa—. Y él es Emmett, mi novio —mintió, ligeramente, pues no era tan mentira como lo hizo ver—. ¿Y tú eres...?
—Agatha —sonrió la castaña—. Agatha Zorkin, encantada.
—Es un placer, Agatha —comentó el varón, que no había dicho nada.
No obstante, la niña no estaba de humor y todavía podía verse el rastro de lágrimas secas en su pálido rostro, que se había visto demacrado en los últimos días, desde que su madre murió, sola, en el hospital. De un momento a otro y sin esperarlo, Rosalie abrazó a la humana. No entendía la razón, pero su sangre no la llamaba; no sentía la necesidad de querer clavar sus colmillos en su yugular y drenarla. Era como si aquella chica estuviese destinada a ser su pequeña protegida. Agatha, que necesitaba un abrazo sincero de alguien que no la juzgase, no dudó en corresponderlo. Fue entonces, cuando, nuevamente, las lágrimas volvieron a salir de sus ojos, empapando la chaqueta de la rubia. En otra ocasión, Rosalie Hale hubiese despotricado e insultado a la causante de aquello, pero ahora no importa.
—Gracias —agradeció—. Y lamento haber manchado tu chaqueta, Rose... Rosalie —corrigió, al darse cuenta de que la había llamado por un diminutivo y no por su nombre completo, sin tener la confianza suficiente para hacerlo.
* *
n/a. rosalie y emmett aparecieron en escena pero, mis amores, todavía no llega el momento del encuentro oficial con los cullen... quedan algunos capítulos más, además que se vienen cositas por el medio, que se irán desarrollando de a poquito a poquito.
VOTE | COMMENT | FOLLOW ME
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro