Capítulo 26.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act two ― chapter four. ❫ ▒▓
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ISABELLA SWAN POV.
SE HABÍA PASADO LA NOCHE lloviendo. Ahora mismo, todavía chispeaba pero no molestaba en el camino. Se adentró a la pick-up, sintiéndose realmente cómoda dentro. Era bastante obvio que Charlie o Billy debían de haberlo limpiado ―incluso Jacob―, pero la tapicería marrón de los asientos aun olía tenuemente a tabaco, gasolina y, casualmente, a menta. El coche arrancó a la primera y suspiró aliviada. Isabella condujo hasta llegar al instituto, que fue fácil de localizar. El edificio se hallaba, como casi todo lo demás en el pueblo, cerca de la carretera principal. Se parecía a un conjunto de esas casas de intercambio en época de vacaciones construidas con ladrillos de color granate.
Decidió aparcar delante del primer edificio, pues ahí se encontraba la recepción. No tardó mucho en entrar, acercándose con rapidez al mostrador. Una señora de cabellos pelirrojos, gafas redondas y regordeta estaba sentada detrás de uno de los escritorios. Ésta alzó la vista.
― ¿Te puedo ayudar en algo?
―Soy Isabella Swan ―respondió, y la mujer supo quién era. Al fin tenía el protagonismo que merecía tras tantos años fuera.
Iba a ser el centro de todos los cotilleos. La hija de la caprichosa exmujer del jefe de policía al fin se dignaba a volver a casa.
―Aquí tienes el horario de tus clases y el plano de la escuela. Al terminar el día, vuelve aquí con el comprobante de la asistencia una vez finalicen las clases.
Sonrió ligeramente, para después volver a su coche. Los demás estudiantes empezaron a llegar, por lo que decidió unirse a la cola y condujo hasta el otro lado de la escuela, donde había el parking principal. Fue un alivio comprobar que casi todos los vehículos eran del mismo año, no destacaban tanto como en Phoenix.
Se encaminó hacia su primera clase, Literatura. El profesor, de nombre Mason, le entregó la lista con los autores que debía leer. La clase no fue complicada y cuando el timbró sonó, un chico se acercó desde un pupitre al otro lado del pasillo para hablar con ella. Era el primero que se le acercaba.
―Tú debes ser Isabella Swan, la nueva ―se entrometió, siendo amable.
―Solo Bella, por favor ―corrigió, ladeando una leve sonrisa ladina.
― ¿Qué clase tienes ahora? ―preguntó―. Yo soy Eric Yorkie, ojos y oídos del instituto. Si quieres un hombro al que llorar...
―Soy de las que lloran en silencio ―le interrumpió, con una mueca―. Pero, agradecería si pudieras decirme dónde se encuentra el aula de historia.
―Te acompaño, está en el edificio seis ―sonrió―. Me quedo en el cuatro, pero te mostraré el camino.
Tras la clase de historia, vino trigonometría. No le agradó, en absoluto, al profesor. Presentarse delante de la clase, avergonzada y prácticamente roja como un tomate. Para culminar la mañana, Español. Lastimosamente, reconoció un rostro: Agatha. Maldijo por lo bajo al entrar, a pesar que ella ni siquiera le había dirigido la mirada. Al terminar la clase, por fin llegó el receso.
―Angie, iré con Emmett ―le comentó a la chica con gafas―. Lleva a Isabella contigo, Charlie me pidió el favor de integrarla... pero, ni siquiera me agrada ―le susurró.
Pasó por su lado como si nada, sonriendo risueñamente antes de unirse a un chico fortachón. Casi salta sobre de él, efusivamente.
"¿Por qué mi odiosa hermana es tan popular y sociable?" se cuestionó. Eso no lo había sacado de su padre, tampoco era un hombre de muchas palabras. En ese aspecto, Isabella sí que había salido a él.
―Bella, hola ―saludó Ángela, por lo que había escuchado en clase al profesor―. ¿Quieres sentarte con nosotros en el comedor? Te presentaré a mis amigos.
―Claro, gracias ―agradecí.
Ambas se dirigieron hacia la cafetería para almorzar. Aunque su estómago seguía cerrado, por los nervios del primer día, optó por coger algo de fruta y un sándwich vegetal. Los amigos de Ángela, por lo visto, se sentaban en una de las mesas circulares más apartadas, la cual cosa la nueva agradeció internamente. En estos momentos, no quería ser el centro de atención. Se los presentó como sus amigos, pero olvidó los nombres al instante. Sinceramente, no se le daba demasiado bien recordar nombres y relacionarlos con los rostros. Una de esas personas, Jessica creía, parecía curiosa por saber sobre ella. El chico de Literatura la saludó también, recién llegado acompañado de otro chico, que se presentó como Mike Newton.
Mientras respondía alguna que otra pregunta sin prestar demasiada atención a la conversación, fue cuando entraron. Por la puerta que daba al campo de béisbol. Eran siete. Entre ellos, desgraciadamente, su nueva hermana.
― ¿Quiénes son? ―preguntó a Ángela, con curiosidad.
―Son los Cullen ―respondió Jessica, ahora realmente interesada en la conversación―. El más fuerte y grande es Emmett Cullen, que está saliendo con Rosalie Hale, la chica rubia ―señaló con la cabeza―. La chica castaña y bajita es Alice, ella es muy rara. Junto a ella, está Alain, su pareja. Dicen que es sobrino del doctor Cullen.
―Son guapos, sin duda ―confesó la castaña, todavía sorprendida por verles.
―La otra pareja está formada por Jasper Hale, el mellizo de Rosalie, y Agatha Zorkin. Ella empezó a juntarse con ellos prácticamente cuando llegó, al empezar el curso ―siguió parloteando, aunque a Bella no quería saber mucho sobre su supuesta hermana mayor, quizás esto le serviría para decírselo a Charlie en algún momento―. Los Cullen jamás se juntaban con nadie, hasta que llegó Agatha. Todos la adoran, no solo por ser la pareja de Jasper. Es como una hermana más, no exagero ―y entonces, su mirada se dirigió al último―. Él es Edward pero créeme, es inalcanzable. Nadie ha sobrepasado su coraza más que la propia Agatha. Hay rumores que dicen que anda con los dos, que tienen una relación poliamorosa. Otros que es su mejor amiga. No se sabe, en realidad, pero yo pienso que sí juega a dos bandas.
―Jess, sabes que Aggie no le gusta que cuentes su historia con ellos ―se metió Ángela, resoplando―. Y menos, si no es contado por ella. Lógico, en realidad, porque son sus cosas.
― ¿Qué más da? ―preguntó la Swan, con cierto cinismo―. Si es mi hermana ―lo soltó, sorprendiendo a Jessica, y a los dos chicos―. Medio hermana, en realidad. Una bastarda.
Lo que no sabía era que Agatha estaba, literalmente, detrás de ella. Escuchando todo. Ángela era su cómplice.
―Mejor una bastarda que hija de una manipuladora, controladora y egoísta como tu madre, hermanita ―se burló, susurrándole al oído. Isabella se estremeció, asustada―. Cuida tus palabras sobre mí, Isabella, porque yo no soy Charlie. Él podrá pedirme lo que sea pero, al final del día, soy yo la que decido qué hacer. Así que cuidado, también con tu mezquina mente, no quieres saber lo que ocurrirá si intentas o pretendes meterte en mi camino.
Saludó a Ángela con una sonrisa, alejándose junto a Rosalie. Ambas amigas se fueron riendo a carcajadas, dejándola en evidencia delante de sus nuevos amigos.
Estaba furiosa, huyó de la cafetería antes de seguir escuchando la conversación. Se vengaría de tal acto, lo juraba. No consentiría ser humillada de nuevo por ella, no delante de la gente.
Ni pasó desapercibida como había pensado, ni tampoco fue el centro de atención por algo bueno que no fuese ser la nueva.
* *
n/a. aquí seguimos, siendo fiel al horario de actualización. Por ahora, terminaron los POV de Bella, aunque no negaré que en unos capítulos más van a aparecer algunos más.
¿Qué os está pareciendo el rumbo que toma el fic? puedo avanzar que en el próximo capítulo, agatha y edward van a tener un encuentro más cercano, quiero desarrollar también su relación y que sea friends to lovers.
¡voy a preparar una maratón de dos capítulos para cuando YUANFEN llegue a los 10K leídos! (update: superamos los 40K).
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