Capítulo 23.
─┈ꗃ ▓▒ ❪ act two ― chapter one. ❫ ▒▓
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CHARLIE SWAN, EL JEFE DE policía de Forks, llevaba hablando sobre Isabella toda la semana. Agatha, por su parte, empezaba a cansarse de escuchar hablar siempre de lo mismo. No toleraba a aquella chica, mucho menos a la madre de ésta. Y por no hablar de la poca gracia que le hacía saber que se mudaba a Forks.
La morocha se encontraba en su habitación. Se sentía orgullosa del resultado obtenido en sus exámenes, pero también en la reforma del ático. Esme era maravillosa en su trabajo y era innegable, sus consejos fueron los mejores a la hora de distribuir el sitio que había, además de la elección de los pocos muebles que decidió poner. Las paredes fueron pintadas de verde oscuro, de modo que le recordaba al frondoso bosque de la Reserva; una cama de matrimonio, un pequeño sillón de color gris; cuatro estantes de madera, en los cuales se encontraban algún que otro libro, jarrones de porcelana y plantas; y, finalmente, una mesita redonda de madera, de la misma tonalidad que los estantes. El ático era el lugar más luminoso de la casa, otorgándole tanta luz natural que se sentía como en casa. Grandes ventanales reinaban por gran parte del lugar, haciéndole creer que era el mejor lugar de ese sitio. Sin duda alguna, amaba el resultado final obtenido.
( con colores verdes y grises, pero el ático se vería algo así; a pesar de esto, podéis imaginarlo como más os guste :3 )
Por insistencia de Charlie, junto a la dueña del Caver Café, decoró la habitación de Isabella. Tonalidades blancas y moradas, siendo colores bastante neutros y adecuados para la personalidad que le contó sobre la adolescente. Aunque, si hubiese sido por ella, todo sería oscuro. Negro, como la misma muerte.
Terminó de lavar los dos platos que había ensuciado para comer pasadas las cuatro de la tarde, puesto que se había levantado tarde después de pasar una noche de películas en casa de los Cullen, donde Rosalie y ella hicieron maratón de Fast and Furious. Cualquier otra persona diría que el género romántico era el favorito de ambas, mas, era todo lo contrario. La noche sirvió para acercas posturas y hablar tanto como la voz de Agatha le permitió, obligándola a tomar una infusión de miel, tomillo y limón para recuperarla. Ambas eran tercas, eso era algo indudable, pero también se querían muchísimo. Como siempre decía la Zorkin, Rosalie era como su segunda madre. Esa madre joven, comprensible, mejor amiga y hermana. Sin exagerar, no se imaginaba una vida sin ella.
Escuchó el motor del viejo coche de su progenitor llegar, por lo que supo que había llegado con su media hermana. Respiró hondo, sin tener ganas de conversar con ella ni coincidir, y deseando que tanto Billy como Jacob llegasen pronto.
― ¡Agatha! ―exclamó Charlie, abriendo la puerta―. Estamos aquí, llegamos.
La loba rodó los ojos, hastiada, y caminó hacia la entrada, abandonando la cocina al instante. Esa noche no la pasaría ahí, pues Jasper insistió en dormir juntos, por lo que dejó algo de cena preparado por si tenían hambre.
―Charlie, hola ―saludó la morocha, llegando a la puerta―. Dejé la cena preparada, no dormiré aquí hoy.
Una sonrisa forzada, más falsa de la que nunca había mostrado, se dibujó en su moreno rostro, obligándose a sí misma a fingir felicidad para no causar dolor a su padre.
―Bella, ella es Agatha ―las presentó el varón―. Mi primogénita.
Ante aquel dramatismo absurdo, Agatha tan solo blanqueó los ojos y resopló.
―Diría que es un placer, pero estaría mintiendo ―se escudó en el sarcasmo, como era habitual en ella, para después mirar a Charlie―. Dormiré en casa de Jasper, ya vendré mañana a recoger mi coche.
Y con esas palabras, le faltó tiempo para subir al ático a por sus cosas. Quizás era exagerado, mas, se había montado una maleta para pasar la noche fuera, llevándose también el bolso de ir a clase y un par de cosas más, asegurándose de cerrar con llave el último piso de la casa. Prefería ser precavida y no dejar que nadie entrase en su lugar de culto, antes de ser invadido por aquella que decían que era su hermana.
Bajó de nuevo y se encontró con la llegada de los Black, automáticamente sonrió. La mayoría de los habitantes de la Reserva eran la razón de sus sonrisas más sinceras pero, de entre todos ellos, cuatro familias estaban por encima del resto: los Uley, los Lahote, los Black y los Clearwater.
― ¡Tío Billy! ―exclamó, entusiasmada, cambiando completamente su humor, acercándose a él―. Siempre es bueno verte.
―Cariño ―le saludó de vuelta el mayor, depositando un beso en la mejilla de su niña―. ¿Te llevamos a casa?
―No, gracias. Dormiré con mi pareja hoy ―sonrió, para después acercarse a Jacob―. Enano, tienes prohibido seguir creciendo.
― ¡Aggie! ―negó con la cabeza el adolescente, para después soltar una carcajada―. No es que yo crezca mucho, es que tú tienes el tamaño de un minion ―se burló.
―Tío, es malo conmigo ―dramatizó la morocha, entre risas―. Bueno, basta de charla. ¡Llego tarde! ―gritó, tras mirar la hora en su reloj de pulsera. A su vez, el motor del coche de Emmett, a quien había pedido que pasara a buscarla, se escuchó cerca―. ¡Adiós! Tienes cena en el horno, Charlie. Y recuerda que mañana Harry llevará pescaíto frito de Sue.
Agatha aceleró el paso hasta el otro lado de la calle, donde su cuñado había estacionado, bajo la atenta mirada de Isabella. No quería saber qué pasaba por la mente de aquella chica pero, de todos modos, estaba convencida que no era algo bueno.
* *
n/a. y aquí comienza el segundo acto, pronto empieza el drama poliamoroso kjdfbvhj y se viene POV de Bella en el próximo capítulo.
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