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Capítulo 22.


Maratón 2/2.




❪ act one ― chapter twenty-two. ❫



────── ๑ ໒৩ ๑ ──────


LOS SIGUIENTES DÍAS NO FUERON muy diferentes a la noche de la fogata. Si bien había decidido no abandonar el hogar de los Uley, puesto que Joshua y Allison no merecían aquel desprecio por algo que había provocado Sam, pasaba más tiempo en Forks que en la Reserva. Únicamente se encontraba en el lugar que la vio crecer cuando le tocaba patrullar —pese a todo, como Jared y Paul no habían dicho nada, ella seguía en la manada— o por las noches, a la hora de dormir. Aprovechaba los ratos libres para terminar con la reforma del ático de la casa de Charlie, que había sido decorado por Esme Cullen —su suegra, como quien dice— y para estudiar, pasando tiempo así con Jasper, que la ayudaba aunque no lo necesitaba.

Y así siguió por un buen tiempo. Las emociones alteradas y sin ser gestionadas, el orgullo intacto sin tener intención de dar su brazo a torcer para hablar con Sam, y con una impotencia y rabia imposibles de controlar. Todo eso provocaba que le fuese complicado controlar sus cambios, teniendo muchas ganas casi siempre de convertirse en lobo, de modo que no tuviera que pensar en sus problemas personales. Odiaba sentirse así, mas, no pensaba doblegarse ante Samuel. Todavía recordaba ver la decepción en su mirada, era una de las cosas que más le había dolido en la vida, prácticamente equiparándolo con la pérdida de su mamá.

Sabía que los Uley imaginaban que algo ocurría entre ambos pero, siendo tan orgullosos, ninguno de los dos había cedido a contarlo. Si bien siempre se habían guardado todo para ellos, muchas veces también se lo terminaban contando. Quizás, en los últimos días, estudiando para los exámenes, Agatha se lo pensó. Quizás hablar con Allison ayudaría a gestionar ese cúmulo de emociones que se estaban llevando su cordura por el camino.

Así que eso hizo. Era una tarde lluviosa de mediados de marzo, habían pasado más de tres meses desde que les contó a los tres metamorfos sobre su alma gemela, cuando la joven de ascendencia rusa se estaba preparando para los exámenes parciales de matemáticas e historia del arte. En uno de sus descansos, cuando bajó a la cocina para merendar, Allison Uley ya la esperaba. Era como si estuvieran conectadas mentalmente.


—Tía Allison, no esperaba verte aquí —murmuró la adolescente, retirando unos platos que ya se habían secado para guardarlos en el armario—. ¿Necesitas algo? Estoy estudiando, pero puedo ayudar si hace falta —se hizo la que no sabía nada, sutilmente, ignorando todo.

— ¿Qué ocurre entre Sam y tú, cariño? —Preguntó, directamente, mirando a la joven—. Han pasado semanas, estáis distanciados. Cuéntame, ¿qué sucedió ahora?

—Nada importante, simplemente no tenemos el mismo punto de vista en una cosa... —mintió, ligeramente, rascándose la sien.

—Cuando mientes, te rascas la sien, Agatha —la riñó, sintiéndose una niña pequeña. Agatha resopló.

—Sabes que los lobos tenemos una impronta, ¿verdad? —empezó a explicarle, finalmente, una vez se sentó con unas tostadas, tenía intención de merendar y volver a estudiar luego—. Bien, yo no soy un metamorfo como ellos, sino que mi linaje, los Zorkin somos lobos diamante.

—Pensé que nunca nos lo contarías, siempre tan reservada, Aggie... —suspiró la mayor, negando con la cabeza—. No me lo digas, déjame adivinar. Los lobos diamante tienen una impronta y a su alma gemela, así que supondré que encontraste a una de las dos, ¿verdad?

— ¿Cómo lo supiste? —preguntó la menor, sorprendida, confirmándoselo.

—Y a tu hermano, no le ha gustado esa persona —terminó Allison, acertando.

La loba asintió, soltando un largo suspiro después.

—Es un Cullen, tía —musitó, ladeando una sonrisa—. Ya sé que es un vampiro y deberíamos ser enemigos naturales como siempre dijeron las leyendas que nos contabais de pequeños pero... me he enamorado. Todo el tiempo que no paso aquí, estoy con él y me gusta, me gusta esa sensación. Me gusta pasar tiempo con él, conocerle y que me conozca. Por primera vez en muchos años, siento que no molesto, que me quieren por ser quien soy. Él cuida de mí aunque yo no lo necesite, me trata tan bien. Al principio, tuve miedo. Es decir, la primera vez que sentí mariposas en el estómago pensé que me había sentado algo mal pero resultó ser que me enamoré. Y lo haría de nuevo.

—Ay, cariño. Yo siempre supe que serías especial, que serías esa persona que rompería con todas las reglas —murmuró la mayor, para después levantarse a abrazarla cuando vio que las lágrimas empezaban a salir de sus ojos—. No tienes que preocuparte, Sam entrará en razón en cualquier momento. Sabes lo testarudo que es, incluso tonto a veces. Salió a su padre en ese aspecto, desgraciadamente. Pero, Agatha, créeme cuando digo que todos te apoyamos en esto. Y en todas las decisiones que decidas.

—Pero... no sabes lo que duele estar así, tan distanciados como si fuéramos desconocidos. Solo quería que mi hermano me apoyase en esto. No elegí yo quien sería mi alma gemela, tampoco seré yo quien decida quién es mi impronta. Y a él, todo le valió mierda.

— ¡Lenguaje, señorita! —la riñó, provocando una carcajada en su pequeña.

— ¡Perdón! —Se disculpó, entre risas—. Pero es verdad... vi su mirada. La decepción. Me dolió como pocas cosas en esta vida, tita. Y sí, le extraño y odio estar así con él, mas, no es un delito estar enamorada de Jazz... ni tampoco voy a dejarlo pasar, cuando yo solo necesitaba a mi hermano. ¿Qué harías tú en mi posición?

—Seguramente actuaría como tú y me refugiaría en los estudios o en otras cosas —contestó, con total sinceridad—. Lo importante es que tú estés bien, que ambos lo estéis. Hablaré con él cuando Joshua y yo volvamos del viaje.


Asintió. Recordaba haber escuchado esa conversación durante la cena, probablemente durante la semana pasada. Sus tíos viajarían a Alaska, para visitar a unos conocidos y celebrar sus veinticinco años de casados. Eso era lo que le había llevado a pasar unos días en casa de Charlie, aprovechando que la reforma del ático había terminado y Esme ya la había avisado diciendo que los pocos muebles que escogió también habían llegado.

Allison Uley sabía que, en algún momento u otro, ambos arreglarían sus diferencias. Confiaba en que su hijo bajase del burro y viera las cosas desde otra perspectiva, así como también confiaba en que su niña accedería a arreglar las cosas si él daba el primer paso.

—Pasaré esos días en casa de Charlie, así también podré aprovechar el periodo de exámenes que se viene luego y todo eso —le comentó, una vez terminó de merendar—. No lidiaré con Samuel yo sola si no estáis aquí —gruñó, dejando a su tía negando con la cabeza.


Agatha no sabía que, a la par que pasaba unos días con su padre biológico e intentaba mantener esa relación cordial que estaban teniendo hasta el momento, llegaría Isabella para complicarle más la vida.



FIN DEL PRIMER ACTO.


* * 

n/a. llegas tarde al aviso, lo siento.

AAAAAAAAAAAAAH, se viene drama, llega twilight y con él muchas subtramas, se desarrolla más la relación paternofilial entre charlie y agatha, aparece isabella, aggie descubrirá más cosas y mucho más que ya veréis.


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