El Poder del Poderoso pt 2
"El perdedor de esta ronda es el participante Yoghi" reverberó en la mente de Yozo por unos instantes. Reggad no dejaba de mirar al joven con curiosidad: sabía que podía acusarlo en cualquier momento, pero no lo iba a hacer.
—Shamark, Yozo, sé que está de más decirlo, pero... quiero que lo den todo.
Shamark ni se inmutó. Y Yozo inspiró hondo antes de que el anunciante diera la señal de partida.
Y la dio.
En 5 segundos los tres ya iban por los 100 metros. "No sé qué sucede, pero no me estoy cansando", "ganar, ganar, ganar, ganar..." y "los jóvenes de hoy son prometedores sin duda" fueron los pensamientos del trío de participantes. 150 metros. Angroth hizo acelerar a Yozo al máximo, pero no fue suficiente. Reggad y Shamark estaban delante suyo, como una muralla impenetrable. Angroth gritó e hizo brillar más a Yozo, pero nada. 180 metros. No puedo acelerar, Yozo, no puedo, le dijo a su amigo. No estoy cansado, pero...
—Somos simplemente inferiores, Yozo.
—¡El participante Yozo es el perdedor de esta ronda!
El joven volvió a tomar el control. A diferencia del resto, a Yozo no le afectaban los sentimientos encontrados que suponía el haberlo dado todo y fallar. El chico miró al cielo de Blurora y se miró las manos detenidamente.
—Lo entiendo, Angroth. Gracias.
El Rey de Epistrán no podía creerlo. Dentro de sí de verdad creyó posible el milagro: destronar de una vez a Shamark Smut.
—¿Lo puedes creer, Nerissa? Un joven sin Euster logró quedar tercero en las carreras de Lady Bold. Fascinante.
Nerissa, que no le apartaba la vista a Shamark, respondió:
—Sigue siendo el tercer puesto. No es gran cosa.
—Bueno, ¿qué sabrás tú? Si ni sigues el deporte.
—Rey, Shamark ha hecho una participación impecable. Es el que está en mejores condiciones para la carrera final...
—Shamark va a ganar, eso ya lo sabíamos todos.
—¿Acaso esta carrera está amañada?
—No, no es exactamente eso. En realidad es un rumor, pero se dice que Shamark pactó una limitante para ser el hombre más rápido del mundo.
—O sea que hace trampa.
—No hay evidencia aun, pero algo está claro: mientras no se enfrente a Tískico, nadie lo considerará el mejor atleta del mundo. Mucho menos de la historia.
—¿Esa es su meta?
—Bueno, por lo que sé, en sus inicios ese era su objetivo. Y parece que no ha cambiado.
Nerissa suspiró.
—Perdón. No sabía que te gustaba tanto el atletismo.
El rey no dejó de mirar al estadio, y así se puso de pie.
—Tengo que hacer algo, cuando gane Shamark iré a felicitarlo de parte de la familia real. Ahí nos vemos.
Nerissa y Jaquenette se consternaron.
—Padre, ¿a dónde vas?
Pero el rey no respondió y, tras ponerse su abrigo de pieles, abandonó la zona exclusiva.
Mientras Yozo salía de la pista, Shamark y Reggad se disponían para la última carrera. Y comenzó. El final de las carreras de Lady Bold había llegado, y los gritos del público lo anunciaban claramente.
—¡La carrera final tomará lugar en breve! ¡Pero antes daremos información relevante para la conclusión del evento! ¡Por un lado se encuentra Shamark Smut, con 16 medallas de oro al hilo en distintas competiciones, entre ellas las dos últimas ediciones de Lady Bold, y con un promedio de 8.5 segundos por carrera en esta edición!
Todo el público se volvió loco. La gran mayoría había venido desde lejos para ver a su ídolo.
—¡Y por el otro lado se encuentra Reggad Reggs, actual campeón regional de velocistas senior y campeón mundial a la edad de 9 años, con un promedio de 8.4 segundos por carrera en esta edición de Lady Bold!
Las gradas se llenaron de aplausos, pues muchos sabían que Reggad estaba en la que podría ser su última gran competencia. Y muchos sabían que tenía las de perder, pues volvía de una lesión durante su entrenamiento y se enfrentaba al prodigio de Obroga.
Reggad tomó la delantera, no podía permitirse ser sobrepasado por Shamark, esa era parte de su estrategia: simular estar agotado y dejar ahorros importantes de energía para la carrera final. El hombre había entrenado todo un año para vencer a Shamark, y nada iba a arruinarlo. Sin embargo, el joven de dientes puntiagudos, llegado a los 100 metros agarró una gran bocanada de aire y le gritó a Reggad desde atrás:
—Te tomas esto muy en serio. Yo también quiero hacerlo.
Shamark comenzó a acelerar de manera escandalosa. Reggad sentía que lo perseguían e intentó acelerar el paso, pero había llegado a su límite. Y Shamark lo adelantó. Para los 190 metros, Shamark ya esperaba en la meta.
Entre jadeos, Reggad dijo:
—Felicidades, eres impresionante.
—Tú también —dijo sin inmutarse—. Sabía que eras rápido, pero quería conocerte personalmente.
Reggad sonrió. Hasta ese momento juraba que Shamark era un tipo petulante que se regodeaba al derrotar a otros velocistas de renombre. Pero supo que se iría feliz del estadio Le Saffire luego de confirmar que esa historia no era más que un mal rumor.
Mientras esperaban que todos los participantes se presentaran en la pista para celebrar a los primeros lugares, el padre de Shamark, Keoy Smut, miraba todo desde un asiento cualquiera en las gradas. Con una sonrisa de genuino orgullo, se ajustó su sombrero y se levantó para bajar y felicitar a su hijo. Pero cuando salió de las graderías, en el pasillo había una solitaria figura esperándolo: un hombre de mediana altura con un traje negro, ajustado, como el de un ninja.
Para faltarle el respeto y mostrar dominancia, Keoy dijo con voz ronca:
—No asustas a nadie, compañero.
—Te estaba esperando.
El ninja desapareció en el lapso de un parpadeo. Keoy miró a todas partes hasta que sintió una fuerte aura a sus espaldas, por lo que se alejó sin mirar, y logró esquivar un espadazo de que venía de lleno a su cabeza.
—¿Quién eres? —preguntó mientras se quitaba el sombrero y hacía aparecer su propia aura de color rojo.
Pero el ninja no respondió. Detrás de su máscara solo parecía estar analizando a su oponente.
—No tengo tiempo para estas estupideces —dijo Keoy mientras se llevaba la mano al pecho, simulando que no estaba muriendo de miedo.
—Eso no te va a salvar —dijo otra vez el hombre que ahora estaba nuevamente a sus espaldas.
"¿En qué momento...?", se preguntó Keoy, pero era demasiado tarde, el ninja le cortó el brazo de una sola vez, pero no pudo rematarlo. Keoy logró impulsarse con su aura y tomar distancia.
—¡Ayuda!
El ninja hizo aparecer su aura. Y de pronto Keoy dejó de gritar.
—Ese color...
—Tu muerte es parcialmente personal —dijo el misterioso hombre mientras le disparaba una ráfaga de su propia aura que lo envolvió y no lo soltó hasta su muerte—. Este es el destino de los usuarios de los collares milagrosos.
"¡Una foto con tu aura!" gritaba la gente a Shamark, que lucía la medalla de oro entregada por el rey.
—Sí que me aman —le dijo a Yozo.
—Me alegro, en serio, amigo —le respondió el peliverde.
—No hablas en serio —dijo Angroth.
Las autoridades de la AID tomaron los cheques gigantes y se dispusieron a entregarlos a los participantes del podio: los 100.000 toggies para Yozo Igirune; luego los 300.000 toggies para Reggad Reggs, y finalmente los 800.000 toggies para Shamark Smut.
—Papá y mamá van a estar contentos por ahora —rió mostrando los filosos dientes.
—Mi hija y mi esposa también —se unió Reggad.
—Bueno, con esto puedo mantener tranquilo al Sr. Morn, supongo —. Tragó saliva Yozo.
Los tres del podio se sacaron un par de fotos juntos y luego Shamark invitó al resto de participantes para sacarse una foto entre los 13. La mayoría puso una sonrisa gigante, el resto igual sonrió, pero en menor medida: entre ellos los hermanos y el androide Mikaela.
Cuando ya la gente dejaba el estadio, y los participantes ya eran invitados a abandonar las instalaciones también, Shamark se despidió de todo el mundo a todo pulmón.
—¡Gracias a todos! ¡Fue una experiencia muy grata!
Yozo ya se estaba retirando, cuando oyó la voz del rey que lo llamaba.
—¿Sí? ¿Qué sucede, señor rey?
—Estás cordialmente invitado a Vurthen, vamos a celebrar tu tercer lugar —dijo el rey, rodeado por su esposa, hija y guardaespaldas, Valk.
—No creo que pueda hacerlo, Su Majestad, le debo mucho dinero al Sr. Morn y tengo que conseguirlo primero.
—Puedes trabajar para mí, serías otro guardaespaldas, por ejemplo.
Valk miró a un lado.
—No creo que sea necesario. —Se oyó la voz de Morn desde lejos, entrando al césped del estadio.
—¡Sr. Morn! ¿Vino a verme? —dijo Yozo con una voz esperanzada, impropia de él.
—Sí, por supuesto. No pensaste que te dejaría a tu suerte en serio, ¿o sí?
—¿Y qué le impide a Yozo ser mi guardaespaldas?
—Él quiere convertirse en un médico brujo, como yo.
—¿Es verdad eso? —le preguntó a Yozo.
—Sí, quiero ser como mi tatarabuelo. —Y miró a Morn—. Pero aun tengo que saldar mi deuda, así que no veo mal trabajar para el rey.
Morn se llevó la mano a la cara.
—¿Acaso viste cuánto vale la Oxicodona?
—¿Cómo?
—¡Lo que te dije fue una mentira, tontito! Quería que repusieras la Oxicodona y ya está, lo de los millones de toggies era una exageración, una hipérbole, ¡nada más!
Yozo estaba muy confundido, no podía entender cómo alguien podía complicarse tanto la vida haciendo esas bromas.
—Como sea, todo se reduce a tu decisión, Yozo. Yo podría llevarte a Wriland, si lo deseas y aprenderías de los mejores. O puedes ir con Morn que... bueno, tiene salud.
—No tiente a la suerte, rey. Usted sabe que somos iguales.
El rey rió.
—No somos iguales. Tú solo eres un médico brujo que se cree la gran cosa por crear clones de sí mismo.
—Son copias.
—Es lo mismo.
Yozo miraba a ambos lados intermitentemente, siguiendo al interlocutor que hablaba en ese momento.
—Quizás todo lo debamos resolver con un duelo.
"No me conviene enfrentarme al rey", pensó Morn, pero de inmediato Gured, el demonio dentro de él, lo llamó gallina.
—Sí, quizás debamos.
—Ya basta —interrumpió Jaquenette—. Padre, ¿si quiera te has dado cuenta de que Lisa no está con nosotros ahora?
El rey espabiló: era cierto, no se había dado cuenta de la ausencia de su querida hija.
—¡Tienes razón!
El rey se acercó a Yozo y le entregó un collar.
—Es un regalo.
—Pero... ¿por qué?
—Tu madre es una de las dos personas que me han vencido en un uno contra uno, y tú... Puede que tú seas tan fuerte como ella.
—Vamos, Yozo —dijo Morn.
—Cuando nuestros caminos vuelvan a cruzarse, Igirune, quiero ver qué tanto puedes entregarle al país.
El rey despidió a Yozo mientras este se dirigía a la salida con Morn.
—¿Quiere que lo lleve de vuelta a casa?
—Así es, Valk, necesito buscar el collar con rastreador.
Valk hizo aparecer su aura amarilla y creó un portal al castillo en Vurthen.
—Supongo que es para el chico Igirune, pero ¿por qué no se asombra de ese tal Shamark?
—Porque conozco bien su secretito, y estoy así —dijo juntando dos dedos de una mano— de acusarlo frente a las autoridades de la AID.
El rey comenzó a buscar entre sus cosas en la habitación real.
—¿Qué secreto? ¿Una limitante?
—No, es peor. Un collar milagroso.
—No los conozco.
—Son collares malditos con la capacidad de hacer virtualmente todo a cambio de poco Euster. Básicamente es un arma de destrucción masiva que hasta un mono podría usar.
—Nunca oí de ellas.
—Son una leyenda para la mayoría de la gente, pero Keoy Smut, el padre de Shamark ha sido visto con un collar extrañamente similar a las descripciones de esos objetos malditos.
El rey encontró el collar dentro de un cofre de cosas olvidadas.
—¿Ese es el collar rastreador?
—Sí, en realidad es un collar milagroso, pero los demonios pueden rastrearlos con relativa facilidad.
El rey volteó. Valk dio un paso atrás.
—¿Y se lo va a dar así sin más?
—Necesito que ese chico sea aliado de la patria o de lo contrario... tendré que asegurar su eliminación.
—Me va a mandar a seguirlo entonces.
—No, para eso están las fuerzas de orden. Tú preocúpate de traer de vuelta a Lisa. Esa niña... no quiero perderla.
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